m o n o g r á f i c o |
Los hombres van a pie con sus armas relucientes
por el sombrío pesar de quimeras ausentes. |
Mario Benedetti nació en Paso de los Toros, Uruguay, en 1920 y se educó en un colegio alemán. Tras finalizar sus estudios trabajó como taquígrafo, vendedor, cajero, contable, funcionario público y periodista. Escritor comprometido con la libertad, tuvo que abandonar el Uruguay en 1973 por sinrazones políticas; desde entonces ha residido sucesivamente en Argentina, Perú, Cuba y España. Autor de numerosos textos literarios: novelas, relatos, cuentos, poesía, ensayos, letras de canciones, teatro, artículos periodísticos y crítica literaria. En la actualidad alterna su residencia entre las ciudades de Madrid y Montevideo. Entre sus obras más señaladas figuran La Tregua, 1960, Primavera con una esquina rota, 1982, La borra del café, 1993 y Poemas en la oficina.
De su ingente producción literaria destaca la narrativa en la cual presenta a los personajes de la clase media uruguaya que reflejan sus esperanzas y frustraciones en un ámbito urbano concreto. Uno de los temas pulsados por el escritor es el papel del exiliado y como puede afectar este reintegrarse al lugar del cual tuvo que escapar tras la vivencia en otras sociedades. La construcción de una vida que ha quedado forjada con andamios es mostrada mediante un inteligente humor, punzante ironía y conmovedora ternura. El autor despierta las emociones humanas buscando directamente la complicidad del receptor de sus distintas obras. Para Benedetti la riqueza de la vida se halla en el poso que dejan los recuerdos y las personas a quienes amamos. Estos recuerdos se materializan en una prosa casi transparente y en una sentida poesía, planteando abiertamente su compromiso con los exiliados de la memoria y con los restos de la memoria.
Durante su reciente visita a Valencia el escritor concedió una rueda de prensa en la que contestó a las diferentes preguntas de los periodistas y en la que también estuvo presente Contrastes. Así sobre la valoración de la actual situación latinoamericana y el papel de los intelectuales afirmó: “Está ha cambiado, las invasiones militares han sido sustituidas por la invasión económica, es una situación distinta pero no mejor. Tras la época de las torturas físicas se ha pasado a otro tipo de tortura la económica motivada por el enorme abismo que existe entre las clases pudientes y las humildes. El intelectual no tiene un arma en las manos pero puede hacer un arte comprometido con una fuerte crítica al poder. Hoy en día hay una gran presión de los Estados Unidos en materia económica, sobre todo en la zona del Pacífico, mientras que en el Atlántico la situación es un poco mejor. El problema de los desaparecidos ha desembocado en la constitución de organizaciones populares, no obstante se han producido ciertos cambios y gestos positivos en Uruguay, así el nuevo presidente ha entablado relaciones más fluidas con la oposición”.
Para Benedetti la poesía social se encuentra en un momento en el cual “la convalecencia del compromiso ha dado paso a una nueva actitud alejada de cierto panfletarismo del pasado. Antes que nada es poesía por lo tanto una mala poesía o canción de compromiso se vuelve contra el mismo mensaje”. Acerca de la juventud añadió que “se ha llevado a cabo la globalización de la hipocresía. El imperio ha ideado el modo de neutralizar a los jóvenes mediante la frivolidad de las letras del rock y en un cierto momento se dan cuenta de cómo son utilizados. Así se produce un acercamiento a la poesía y a la canción que dice cosas puesto que se han dado cuenta de la trampa”. Para el escritor los tres grandes nombres de la historia son los de Jesús, Freud y Marx pero sus mensajes han sido desvirtuados por la ofensiva de los medios. “Estos tienen cosas a favor y cosas en contra, por una parte tienen algo de mágico e irreal pero también muestran lo terrible y verdadero en el momento justo en que acontece. Hoy en día no es tan fácil engañar a los jóvenes.”
Con respecto del futuro de la literatura americana señala que cada generación propone un nuevo lenguaje que recoge las influencias de la anterior para lograr uno particular. “Los talentosos escritores del novecientos, como Quiroga y otros, influyeron en mi generación; se aprende de los anteriores pero también se descarta, de ese modo uno empieza a adquirir su propio lenguaje y adquiere su propia identidad”.
Uno de los temas a los que concede gran importancia es al de la traducción, el escritor y poeta ha sido traducido a veintitrés idiomas, la antología de sus textos se ha publicado en alemán, sueco e italiano. Sensible al trabajo a veces poco valorado del traductor Benedetti escribió en la dedicatoria de La borra del café lo siguiente: “A mis traductores, que han tenido la paciencia y el arte de reconstruir el habla y los silencios de mis montevideanos en más de veinte lenguas”. Para el escritor es más difícil traducir la poesía que la prosa debido al ritmo de la misma y señala que esta conversión poética debe ser de gran calidad. Con respecto a la prosa opina que “al haber escrito fundamentalmente sobre la clase media, tengo la convicción que esta es una clase que se parece mucho de un país a otro. Un libro sobre los personajes de la clase media rioplatense se entiende perfectamente por un lector de la misma situación en cualquier otro país del mundo”. Mario Benedetti tiene la convicción que la gran mayoría de sus lectores pertenecen a la clase media urbana, pero a la vez señala que las palabras no son propiedad de nadie.
“De todas maneras siempre hay una aproximación y recreación en la traducción pues hacer una fotocopia en otro idioma es algo imposible. En cierta ocasión un notable y riguroso traductor inglés me consultó la frase de una de mis novelas, que decía palomita blanca seguida por dos palabras, de la cual no acababa de comprender el sentido. Había realizado una intensa búsqueda por antiguos diccionarios y el resultado fue una curiosa y divertida frase que traducida literalmente hacía referencia al Espíritu Santo unido a una mención al término prostituta. Cuando el traductor me contaba el proceso, antes de las correcciones finales, y le expliqué el significado de las palabras que hacían referencia al título de un tango este quería darse con la cabeza contra las paredes.”
Verdaderamente una buena traducción es algo más que la suma de palabras y de sus significados a un idioma distinto al que son pensadas y escritas por vez primera. Existen también códigos mentales diferentes que sobrepasan los límites del lenguaje creando una barrera que el traductor debe saber superar. Afortunadamente el viejo adagio de traduttore traditore ha perdido vigencia y hoy la especialización por temas y autores ayuda al lector a la comprensión total del texto como forjador de imágenes visuales. La fuerza del mensaje de Mario Benedetti llega a nosotros con la ventaja de compartir un idioma común, pero la compleja sencillez de sus pensamientos se transmite también a través de sus palabras a todos los posibles lectores del planeta buscando ese espacio común llamado esperanza.
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