m o n o g r á f i c o |
Ramas de hierro caduco se interpusieron entre nosotros
entre tu beso y el mio |
Me encontraba en Madrid, en el otoño del año 1997, para llevar a cabo mi primer trabajo como profesional tras licenciarme. Me disponía a comer junto a compañeros de profesión. Estábamos sentados en la mesa de un restaurante y en la mesa contigua a la nuestra, casualmente, se encontraba Santiago Carrillo. El hombre para el que trabajaba en aquel momento se levantó, se dirigió hacia Carrillo y lo saludo con unas palabras que no olvido: “Gracias por existir, gracias por haber hecho que la Historia sea así “. Carrillo con gran educación se levantó y le ofreció unas palabras de gratitud. Fue un momento entrañable y lleno de sentimiento difícil de borrar.
Han tenido que pasar tres años desde aquel momento para tenerlo sentado a mi lado y poder compartir unos minutos de su compañía y percibir el aliento de un sabio (este país tiende a menospreciar a las personas mayores que, paradójicamente, a pesar de estar en un estado mejorable de salud y ser unos consejeros estupendos, se les suele condenar al destierro). Carrillo sigue manteniendo esa figura de caballero clásico que difícilmente pierde la compostura y disfruta en tertulias con sus amigos intelectuales tomando un refrigerio en algún café con carácter. Así es como lo encuentro y así es como atiende a mis preguntas.
Es inevitable, a pesar de que la entrevista la tengo enfocada hacia otro tema, que me hable de su trascendente papel en la transición española cuando han pasado ya veinticinco años de aquel pasaje histórico. “La transición española tuvo un carácter muy singular. Era un momento en que la internacionalización de la economía y la creación de grandes agrupamientos como la Comunidad Europea hacían ver a la burguesía española que la dictadura había sido un obstáculo para la defensa de sus intereses. Intérpretes de ese cambio fueron también los reformistas del franquismo, quienes presentaban una singularidad y es que su jefe político era el actual Rey de España Juan Carlos I. Si el Rey no hubiese jugado el papel de aperturista de la política española, probablemente, ese movimiento reformista hubiera sido más lento en desarrollarse. Por ese motivo, al ser Juan Carlos de Borbón el líder en España, no se plantea la cuestión de proclamar una República. Por eso los republicanos de toda la vida aceptamos la Monarquía Constitucional porque si no la aceptábamos no hubiera habido cambio y nadie quería repetir una guerra civil. También porque en esa época las diferencias entre una República y una Monarquía Constitucional no eran radicales como en siglos anteriores pues, el capitalismo, iba unificando los sistemas políticos en toda Europa”.
A este punto de la conversación en el que hace referencia a la globalización y sincronía de los modos de operar de los países tanto en materia política como económica, social o cultural, no puedo evitar preguntarle si piensa que las ideologías han tocado a su fin y, por tanto, las democracias se ven amenazadas. “Si, cierto, las ideologías están en crisis, pero no olvidemos que el neoliberalismo es una ideología. Yo sigo siendo comunista y aunque la Unión Soviética se haya hundido el ideal comunista sigue estando vivo y recuperará su fuerza, no con las formas que ha tenido hasta ahora, pero si quizá con formas nuevas, más flexibles, más amplias. Pero la idea de la igualdad y la supresión de la explotación del hambre por el hambre sigo siendo una idea tan fundamental como lo fue a principios de siglo XX. La Democracia está amenazada por las nuevas formas de capitalismo ya que muchas decisiones se toman por poderes sin ninguna participación popular. En muchas ocasiones la voluntad popular se olvida y ésto no es bueno “.
Por consiguiente, intuyo que con esta explicación lo que quiere
decir es que alguna otra ideología podría tomar el relevo
o quitarle preponderancia a ésta. Lo único que hace falta
para que ésto ocurra es una mayor movilización social organizada
para que exista un equilibrio entre las necesidades básicas que
un ciudadano debe percibir en una sociedad demócrata. Así,
se arrebataría poder al deshumanizado sistema capitalista que desea
favorecer rápidamente a unos pocos con el consecuente perjuicio
de amenazar la subsistencia de los más desprotegidos. “La elección
de Kent, el Rojo, para gobernar la alcaldía de Londres, indica que
las ciudadanos empiezan a darse cuenta de que el gran problema de hoy es
la necesidad de contraatacar y hacer retroceder lo que es el modo liberal
“.
Cambiemos de tema y hablemos de los nacionalismos si le parece. A pesar
de que vivimos en un momento de fusión en todos los aspectos vemos
que cada vez resurgen con mayor intensidad los movimientos nacionalistas.
¿Por qué cree usted que ocurre este fenómeno de fisión
dentro de este panorama de mundialización? “La crisis de la izquierda
juega un papel importante en la elevación de esos movimientos nacionalistas.
Si la izquierda en Europa no atravesara este período de crisis habría
menos nacionalismos. Hay una gran confusión en la gente por el ascenso
del neoliberalismo después de la caída del comunismo”.
Podríamos decir entonces que la exaltación de los orígenes, la identidad, la mitificación de la historia y el uso compartido de valores similares no bastan para forjar una nación. ¿Cree que los políticos utilizan un medio fácil para movilizar a la opinión pública?
“Si eso se hace democráticamente es legítimo. Siempre que se pueda debatir y criticar su ideas dentro de unas reglas no hay mayor problema. Esto no quiere decir que sea nacionalista y menos nacionalista españolista. Se pueden defender políticas nacionalistas pero no a tiros. Recordemos que el partido nacionalista vasco, por poner un ejemplo bien conocido por todos, tiene más de cien años de historia y durante muchos años no han cometido la barbarie de defender sus ideales mediante el terror. Ha luchado en el terreno de las libertades y ha sido aliado de los antifranquistas en la lucha contra la Dictadura. Un nacionalismo así es legítimo, lo que hacen ahora con pistola en mano, no”.
Ya que menciona el tema Vasco me gustaría tener su opinión y saber como ve actualmente este conflicto. “El PNV ha caído en la trampa que le ha tendido ETA y ha comenzado una lucha competitiva por la hegemonía en el movimiento independentista. Hay que tener en cuenta que una buena parte del pueblo vasco se manifiesta contra el fascismo que vive en sus calles. Lo que ocurre actualmente en Euskadi se parece a lo que hacía el nacional-socialismo en los años treinta en Alemania o lo que hacían en los años veinte los camisas negras en Italia. Pero, seria un error condenar al nacionalismo vasco global pues los problemas de Euskadi no se resuelven solo por los que no son nacionalistas... hay que luchar para que se manifiesten en el campo democrático. No acepto que el nacionalismo sea perverso per se. No creo que sea una ideología perversa per se. En cambio, sí es perverso el terrorismo y la falta de respeto a la democracia. En euskadi hay que diferenciar el grano de la paja. Hay que pensar que tiene solución si una parte tan importante del nacionalismo vasco se manifiesta contra la violencia”.
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