m o n o g r á f i c o e s c e n a

Rafael Yzuzkiza

LOST, PERDIDOS EN NY


Me llama Norberto y me pide que cuente algo sobre la experiencia de rodar en digital el largometraje: Lost, Perdidos en NY. Me comenta que explique los cambios y mutaciones que va a suponer rodar en vídeo una película de cine; el cambio que esta nueva forma de producir cine supone en dinero, número de personas involucradas, tipo de proyectos... Me nombra una palabra que ya he oído en alguna entrevista que nos han hecho recientemente: la “democratización” del cine, a partir de trabajar con todas estas herramientas tecnológicas mucho más económicas...
Bien, si os parece vamos a hablar de ello, pero primero nos sumergiremos en la aventura del proyecto. Creo que se atribuye a Lu Sin el pensamiento de que “el objetivo supremo del viajero es ignorar donde va”... pues, por ahí comienza nuestro proyecto, nuestra historia.
Llevo más de la mitad de mi vida trabajando como actor y otra buena parte de ella escribiendo guiones de largometrajes para ser llevados a la pantalla grande. En la primavera del 99 cansado de esperar que mis “películas en papel” se llevasen a cabo decidí irme a Nueva York durante el verano.
No quería desaprovechar  ese precioso tiempo sin hacer algo referente a mi profesión. No sabía qué pero enseguida me vino a la cabeza la idea de rodar un documental sobre esos seres -artistas algunos de ellos- que un día deciden irse allí a vivir una experiencia importante.
 

Cuando todo me cautiva ignoro
si alguna cosa me seduce

Así que comencé a escribir sobre ellos.
Curiosamente había oído hablar de una cámara extraordinaria de Canon que grababa en digital y cuyo coste era muy pequeño, ridículo comparado a las "betacanes" -cámaras de vídeo profesionales-. Acudí a la tienda del rastro madrileño donde me he hecho con pequeños equipos de edición y montaje y les propuse un canje: mi pequeño estudio de edición por la cámara.
Hecho. El guión sobre el documental iba marchando.

Le comenté a William McGrath mis proyectos y me dijo que contase con él. William es el profesional que más sabe de multimedia probablemente de este país y con él había trabajado en un estudio de comunicación durante un tiempo (Syntax, Equipo de Comunicación Interactiva). Me echó una mano con el guión y al enterarse de la cámara que había conseguido me dijo que “la película” la montaríamos en un ordenador personal Macintosh. A mí me pareció bien pero tenía mis dudas.
Por mi cabeza pasaban todos los problemas que da el vídeo en los ordenadores -yo mismo los sufrí cuando trabajé con William montando vídeos por ordenador y para cd-roms- ... pero mi confianza en William era total.

Después de un trabajo exhaustivo y acelerado -el verano se acercaba- dimos por concluido el guión, me fuí a New York y contacté con varios de los actores que deseaba para trabajar en la película. Allí mismo intenté conseguir mecenas para la película. Al tratarse sobre todo de actores el proyecto por sí mismo se transfiguraba poco a poco de documental en película. Todos aquellos con los que contacté adoraron la idea y el proyecto: actores y artistas que viven, han vivido o han intentado vivir en NY, y que bajo la máscara de un personaje inventado sinceran muchos de sus sentires y experiencias. El último objetivo era “jugar”: to play en inglés que coincide con “interpretar” también en ese idioma. Perfecto.

Perfecto pero nadie me daba un duro. Algunos prometieron su intercesión desde su privilegiado puesto al mando de grandes instituciones, o empresas. Pero nada. En España, a la vuelta, lo mismo. Iba y venía a cien por hora por la ciudad de Madrid a lomos de mi motocicleta, entrevistas para allá o para acá tratando de conseguir el dinero -poco, muy pocos millones, por supuesto todo el mundo cobrando- para desarrollar la película sobre esos seres que podríamos ser cualquiera de nosotros.

¿Quién no ha soñado con vivir en New York? La película trataba sobre un sueño hecho realidad y sus consecuencias. Promesas, palmadas en la espalda, felicitaciones, pero Julio llegando y los actores desde New York preguntando si las fechas de rodaje que les habíamos dado eran las correctas: porque en Agosto todo el mundo se mueve, trabajos, vacaciones, viajes inesperados, vueltas a España... Al fin la mano benefactora de unos empresarios aragoneses consiguieron que volásemos a NY para rodar un film totalmente inesperado - solo tres días antes de que nuestro avión saliera para allá-. Y NY, ...  a partir de allí os podéis imaginar: la magia de una ciudad irreal, las miles de horas de rodaje, un horno viviente llamado asfalto o focos de iluminación en los interiores abrasadores con el aire acondicionado quitado para evitar su ruido en nuestras grabaciones,...

Una aventura para todos. Unos pequeños españoles desarrollando una película en el país del cine es lo suficientemente estimulante como para embarcarse a ciegas. Así lo entendieron todos. españoles, norteamericanos, colombianos, mejicanos, brasileños y japoneses que trabajaron juntos en una experiencia única. Dormir, dormíamos poco, la verdad, pero el cosquilleo de estar rodando una película original, con un gran sentido del humor y unas interpretaciones extraordinarias, te compensaban. Un gran material de imagen y sonido en nuestras manos.

Treinta horas de vídeo y más de veinte de sonido se iban apilando para pasar a la antesala del matadero: la edición/el montaje.
Cuando has partido de un guión solvente y potente. Has rodado con un gran equipo humano y técnico. Has conseguido que los actores afinen sus personajes y has planteado la escena en varios de los escenarios urbanos más sugerentes del planeta: “lo tienes”. Es entonces que, bajo la ayuda interminable del equipo de producción con Manuel Santa Cruz y Carmen Gullón a la cabeza, William y yo nos encerramos durante más de cuatro meses en su estudio, mañana tarde y noches, para reflexionar la historia y encontrar ese difícil punto que se llama: “Redondo”, la historia contada sin rechineos, sin estridencias, sin excesivos altibajos, la historia redonda y ... así quedó Lost. Una película original que huye de los tópicos y busca su propia expresión. Espero que os interese que os llegue desde cualquiera de sus distintos prismas, porque no olvidéis a Lu Sin y su frase “el objetivo supremo del viajero es ignorar donde va”.

Entrevista por Norberto M. Ibáñez

¿Piensas que es la mayor oportunidad en la historia del cine para poder comenzar a descentralizar tanto poder acumulado en la industria cinematográfica norteamericana? ¿Es probable que la gran industria tenga que adaptarse a los tiempos y "democratizarse" o por contra con las nuevas armas tecnológicas podréis poco a poco derribar sus murallas?

Es una oportunidad indudable para que los artistas y comunicadores puedan abordar proyectos con más facilidad debido a que bajarán mucho los precios. Pero, por otro lado, ten en cuenta que los proyectos de cine necesitan un cine para poder enseñar y verse, y eso de momento no cambia. El cine es un mundo reducido, a pesar de las apariencias, con muchísima competencia, muy desequilibrada, con valores seguros, compañías y empresas que copan parte del mercado con "sus productos", sean estos de la calidad e interés que sean. Por otro lado el cine español está en inferioridad de condiciones en nuestro propio país con el de fuera de nuestras fronteras y no nos olvidemos que lo importante para vender una película es poder comunicarla a las personas.
Eso supone mucho dinero y contactos con los medios  -promoción- y ese mundo es también complejo y tiene poco que ver con el mundo concreto de hacer una película más o menos barata, mejor o peor en su acabado... No sé si me explico. Las murallas no están tanto en lo que cuesta un proyecto como en si puedes entregarlo al público o no.  Y esa dificultad no sé si cuadra mucho con un comportamiento más democrático del cine...
 

Si la película que habéis realizado la hubiéseis producido al modo clásico y convencional ¿cuánto dinero, en tanto por ciento, os hubiese supuesto de más. Es decir cuanto os habéis ahorrado en llevar a cabo el proyecto de modo digital? Puede ser una pregunta indiscreta pero ese pragmatismo es lo que puede impulsar a un joven creador a lanzarse a la calle y proponer una historia tan válida como la que propone cualquier cineasta de prestigio.

Sabes lo que sucede: que los conceptos son distintos desde el. En cine se trabaja 3 a 1, ó 5 a 1 y poco más. ¿Qué significa esto? Que el material de cine, el celuloide de 35 ó 16 mm, es muy caro. Pero además el revelado de ese material es prohibitivo (solo piensa lo caro que es revelar un rollo de fotografías en un laboratorio bueno que traten el material con esmero y le saquen a las imágenes los matices que perseguiste cuando disparaste tu cámara) ... y por lo tanto de la toma que se rueda -la película se divide en secuencias y cada una de estas tiene varios planos que se consiguen con una o varias tomas  para contar la acción y la historia-.
Las tomas las componen material en metros que significan -corridos- segundos, minutos.  Pues si trabajas 5 a 1,significa que tu presupuesto te permite, por término medio rodar cinco tomas buenas distintas para tu elección final en el montaje. Es decir, poder positivar -en el revelado- cinco posibilidades que ahondarán en beneficio de poder matizar en el resultado final: en una está mejor la interpretación del actor, en otra la luz era la idónea, en otra hubo una atmósfera en conjunto que te viene muy bien para aportar a la secuencia tal elemento o tal otro... en definitiva, más herramientas para acabar bien tu historia, y en el montaje no tienes más que lo que tienes...  ¿Qué pasa? Que nosotros en vídeo digital hemos rodado, casi 20 a 1... eso no significa que hiciéramos veinte tomas de cada plano, pero sí que podíamos contar con mucho margen para trabajar sin presiones y como pacientes cazadores esperar con la escopeta a punto hasta conseguir nuestra ave. (Ej:  un actor tarda en concentrarse desde que arranca la cámara, nosotros no cortamos y aunque corra el material de vídeo podemos permitir que aquel tenga tiempo para alcanzar el momento deseado; o bien estamos rodando en la calle y los paseantes, el ruido los agentes externos nos dificultan a la hora de conseguir lo que queremos: pues hacemos  de cazadores y nos aliamos con el santo Job. Las cintas de vídeo digital no cuestan a penas dinero y además no hay que revelar el material.

No sé si he sido muy pesado tratando de explicar con imágenes y ejemplos ésto pero ... luego está la luz. El tratamiento es distinto y mi experiencia me dice que se gasta mucho más tiempo en iluminar un set, un escenario natural o no, para una cámara de cine que para vídeo. Y tiempo en esta profesión es dinero: sesiones de actores que suelen cobrar por día, de técnicos, dietas, alquiler de lugares .... Luego hay un gasto añadido que hace que tu presupuesto de rodar en vídeo suba algunos millones. La película final para pasarla por un cine hay que tenerla en celuloide porque los proyectores de los cines solo están autorizados a trabajar con ese material. Así que hay que realizar el “transfer” en una empresa especializada que convierte cada fotograma de la cinta de video (un segundo en vídeo tiene 25 fotogramas) en un fotograma de celuloide, cine (un segundo en cine tiene 24 fotogramas). Y ésto es un coste que hoy día mientras no hayan cines digitales no se puede evitar.

Todo suena muy bien pero ¿hay alguna carencia con respecto al nivel de calidad de las producciones clásicas o es equiparable al 100%?

Mira, las estéticas de la imagen son distintas. Es una cuestión que se refiere a la plástica a los tonos de los colores, a como se interpreta la luz. Son distintas. El único ejemplo explicativo que se me ocurre es un cuadro pintado con colores plásticos al lado de otro al óleo. ¿Cuál es la diferencia? Son materiales de composición distinta que crean una impresión en el ojo avisado diferente.
Otro tema es el concepto definición de imagen, que tiene que ver con nitidez, claridad, profundidad de luces y colores, cantidad de tonos. El cine tiene más, bastante más definición que el vídeo digital standar.
Solo el vídeo "de alta definición" que se graba con diferentes equipos es equiparable al cine en ese apartado.
La pregunta sería ¿Es necesario rodar o grabar siempre con la mayor definición y calidad?... mi respuesta es otra pregunta: ¿Todas las historias exigen el color o algunas se deben grabar, rodar en blanco y negro? ¿Es básico contar con "estrellas" de cine o se debe emplear otro tipo de actores para determinados protagonistas? Y por último, la historia como un cuadro, una novela exige siempre un formato o te pide que adaptes unas determinadas herramientas en pos de la estética y la ética o el concepto de lo contado en sí? ...  Qué cada cual saque sus conclusiones. Lo que sí está claro es que lo mejor en materiales, es siempre lo más caro y también las circunstancias económicas de cada proyecto no son siempre las mejores.

Por tanto, es posible hacer cine equiparable al de Hollywood con una cámara digital, un ordenador Macintosh y mucho talento. Cuánto supone eso en pesetas (quitando el talento claro)?

Claro que es posible. Pero la pregunta no se si esta correctamente formulada. ¿Porqué hacer cine como el de Hollywood? Para eso está Hollywood. Muy pobre me parecería hacer lo que otros hacen solo porque cuesta menos dinero. Se puede, claro. Con un buen productor, un distribuidor y el dinero suficiente para traerte a las estrellas que venden...
Pero, sabes, el problema de Hollywood no es el tipo de material que utilizan para rodar sino el sistema en sí: el entramado guión comercial, estrella de moda, aditivos morbosos o simpáticos para el público y toda la cadena de comunicación -bestial-, toda la promoción para crear el deseo de ver esa historia comercial como si algo para el público importantísimo ¡No te la pierdas!... luego, estamos hablando de cosas distintas, me parece a mí. No hay que llevarse a engaño.

Sobre todo si tienes talento, capacidad de trabajo, y algo interesante que contar. Otra cosa es querer hacerse rico, famoso e imprescindible para el mundo.  Esto último tiene más que ver, desde mi punto de vista, con el sistema Hollywood.
 

Cada uno tiene que tratar de averiguar quién es y qué desea ser y hacer. Ideas claras.
 

Se qué tu corazón, que rebosa
viejos amores sin raíz
abriga bajo se pecho
el orgullo del condenado
Imágenes artículo


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