e s c e n a


 Rafael Alvarez “El Brujo”
LA AGITACION NO ESTA EN LAS
FORMAS SINO EN LOS CONTENIDOS

por Norberto M. Ibáñez


Sus palabras bien medidas transmiten seguridad. Sus reflexiones serenas reflejan la pureza de una profesión que vive con delicadeza. Consciente del mundo que le rodea logra contagiar su sensibilidad y apreciación por la busqueda del "ser" para huir del "parecer". Actor fiel a la esencia, a lo más puro de las cosas. Cómico que recorre mundo, conoce, aprende y analiza desde lo más íntimo del ser humano, desde sus sentimientos más sinceros, para luego transferir a su público. Sin cosméticos, sin maquillajes, así se muestra ante mis preguntas, con una limpieza meritoria en los tiempos que corren. Intérprete astuto, inteligente, bien querido por el público y sus compañeros de la escena, mantiene una imagen pública poco cuidada; El Brujo no atiende, ni presta atención de eso que llaman "fama" ya que narcotiza y ayuda a desatender la verdad en el trabajo.
 
Necio, aprende que el mozo de un ciego un punto ha de saber más que el diablo.

1.- ¿Es cierto que el teatro está en una crisis permanente en los últimos tiempos?
La crisis teatral de la que se habla desde hace algún tiempo, desde mi punto de vista, no existe como tal ya que el número de espectadores que acuden al teatro está aumentando día a día. En cambio, sí hablarÍa de una crisis en el sentido positivo, en el sentido de que algo está entrando en un período de turbulencias y de agitación a través de las cuáles se desarrolla un proceso que acaba con algo viejo y da lugar al nacimiento de algo nuevo. Esa crisis, a mi modo de ver, se está produciendo a todos los niveles, no sólo en el teatro sino también en la literatura, el arte, el cine...; y son aspectos, son síntomas, son reflejos de una crisis profunda que se está produciendo además a un nivel vertiginoso. Están ocurriendo cambios muy intensos constantemente, por eso cuando se habla de teatro visual, teatro de vuelta a la palabra, teatro donde predomina la escenografía, la luz, las composiciones escénicas, las proyecciones, los montajes con un aspecto estético visual o por contra montajes que abundan en la austeridad de la puesta en escena..., pienso no nos lleva a ninguna parte ya que sólo son aspectos puramente formales, es decir la verdadera agitación no está en la forma sino en el contenido interior, en el espíritu. Da igual el aspecto formal, ya que éste no es indicador más que de la cáscara de las cosas. Donde realmente se está agitando la crisis es en el interior del ser humano y, según mi propio criterio, creo que se está produciendo una transformación no sólo de las ideas sino también de los patrones donde las ideas se forjan. Eso que Salvador Paniker llama "un cambio de paradigma”,  un cambio de concepción a nivel global. El otro día, y para poner un ejemplo de lo que quiero decir, veía un reportaje sobre la fauna donde se ven las costumbres de los animales y se relatan las aventuras y trabajos que desarrollan determinadas personas con el medio ambiente recuperando especies en Alaska, en Kenia... Para mí lo más importante de ese fenómeno social, no es tanto el hecho de que dediquen su vida a la regeneración de una especie que está a punto de extinguirse, como el síntoma de que algo está cambiando profundamente en la sensibilidad, en la mente humana. El hecho es un anécdota, lo importante es que a través de ese anécdota se ve que hay un cambio intenso en la mentalidad hacia las formas vivas, hacia las especies, hacia la vida que nos rodea. El capitalismo salvaje, el consumismo, la dureza, el estrés que vivimos está forjando un verdadero cambio, y el teatro lo está reflejando profundamente y lo va a reflejar todavía más. Éstas mutaciones no perviven en la superficie de las cosas, ni en las formas , ni en la palabra, ni en la imagen... eso pertenece a lo adjetivo y no a lo sustantivo, pertenece al mundo de la moda que cambia la cáscara para que el interior permanezca igual. 

2.- En tus montajes apuestas por los clásicos, ¿no te interesan las obras actuales?
Los cambios se tienen que producir en la conciencia sobre el valor que tiene el teatro para ayudar a ese cambio que está a todos los niveles produciéndose ¿Pero cuál es el papel del teatro en ese cambio? pienso que ante esta interrogación es donde la gente joven tiene el gran desafío y donde las nuevas generaciones tienen que descubrir su puesto, su sitio y el trabajo que hacer. Todo el teatro es un elemento vivo un espectáculo que fluye con el tiempo vivo con la presencia directa que da vida el aliento y la presencia de un actor. Si se enfrenta ante un texto clásico o ante un texto contemporáneo es lo de menos, lo importante es el hecho teatral. El hecho teatral siempre es contemporáneo. Aunque se represente el poema de "Gilgamés" que tiene 6.000 años o Peter Brook haga el "Mahabarata" que es una epopeya que tiene 4.000 años es teatro evidentemente actual y probablemente más actual que un bodevil de un autor actual. Da igual de quien sea, lo importante es la circunstancia del teatro pues, el teatro siempre es moderno, nunca es clásico, no tiene importancia que se seleccione un texto u otro, simplemente depende de que se escoja un vehículo u otro más adecuado a lo que se quiere decir, al objetivo que se quiere servir.

3.- ¿Cuál es la apuesta del futuro en la interpretación, el naturalismo o el textualismo?
Responder a preguntas en el sentido de si la interpretación va a seguir métodos naturalistas o textualistas no es razonable, ya que en realidad estos términos son nombres para los manuales y códigos de iniciación para empezar a hablar del tema. En realidad no existe ni el realismo ni el naturalismo pues, son adjetivos que definen más o menos formas, detalles. Lo importante es la conciencia desde la que trabaja un actor, eso es lo que irradia el teatro, algo que genera energía emocional con un gran valor transformador. Esa energía se ramifica desde una postura, desde una conciencia; da igual que se haga falsescamente o que se haga a través del género realista, lo importante es el lugar profundo del cual surge el impulso creador.
 

Se está produciendo una transformación no sólo de las ideas sino también de los patrones donde las ideas se forjan

4.- ¿Un actor debe ser más intuitivo que academicista?
Creo en la intuición del actor, pero cierto es que esa intuición se puede desarrollar a través de un aprendizaje que te puede proporcionar una escuela, por lo tanto los términos intuición y enseñanza no son antagónicos sino complementarios como la disciplina y la libertad creadora tampoco son posturas contrapuestas. Creo en una escuela que fomente la preparación para el combate en el que puede espontáneamente surgir la intuición o la inspiración, en una escuela que prepara el terreno, que desarrolla técnica y que ayuda a que la intuición tenga lugar.
El lugar donde se operan los verdaderos cambios no es en el mundo de las formas sino en el mundo que la forma oculta, el mundo que se revela a través de la forma. Si tiene algo que decir la forma adecuada aparece porque la forma es el servidor de un determinado proyecto.

5. Se buscan soluciones para el teatro pero curiosamente la obra El hombre de la Mancha ha sido más taquillera que la película española más comercial.
El teatro hace más taquilla que el cine español en su conjunto, lo que ocurre es que en general no estamos bien informados. El problema es que como valor el teatro no representa todavía, aparentemente, lo que representa el cine. El cine, como imagen social, se valora más por los medios de comunicación porque pertenece más a ese mundo de las formas, de la moda, de la fama, de lo que se vende momentáneamente, por eso parece que el cine vende más, pero si se observan las estadísticas queda patente que la gente está acudiendo más masivamente al teatro que al cine, al menos en el caso español. Eso significa que un sector importante de la sociedad empieza a tratar de ir a otro lugar diferente del lugar al que nos quieren llevar a a través de la manipulación de los medios de comunicación, del consumo de la cultura teledirigida, de la moda, de la imposición.
 

El teatro hace más taquilla que el cine español en su conjunto, lo que ocurre es que en general no estamos bien informados.

6. ¿Cuál es tu solución para que el teatro siga existiendo con fuerza en el siguiente milenio?
 El teatro tiene que ver con lo que es más sencillo, más elemental y en el fondo más esencial. El cine tiene que ver con la idolatría, con algo que adormece, algo que sirve para hacer más esclavas a las gentes, porque todo el que no es famoso, quien no es Antonio Banderas es un frustrado; es al menos lo que tratan de vendernos para que todos los frustrados compren el producto último de fama. En cambio, el teatro no vende tanto la idolatría. El teatro conecta más con un mundo interior, con un mundo espiritual y más revolucionario en el sentido de transformador.
Cierto que el siglo XXI será el siglo de la tecnología, de la imagen, de la informática, pero ésta es la revolución que surge como cuando a un niño rico le regalan muchos juguetes electrónicos y se hastía, se aburre y los rompe al día siguiente. Pienso que se está produciendo el fenómeno del hastío en el terreno de la tecnología porque aunque son instrumentos, que ciertamente tienen un valor importantísimo, están fuera de lugar pues los usamos de forma totalmente incoherente. Creo que es necesario democratizar ésta, ponerla en su sitio y que el espíritu del hombre no sea dominado por la tecnología. Es urgente que se le tome la medida y su uso correcto. A priori, aunque pueda parecer extraño, el teatro no es incompatible con la tecnología, por el contrario puede ser una válvula de escape de gran ayuda para el ciudadano. Ahora la gente valora más que antes lo rural, el medio ambiente... porque la cultura tecnológica requiere un complemento artesanal para equilibrar. Por tanto, en esta línea de acción el teatro tiene una labor importantísima en la era tecnológica. 
Hay gente que está estudiando cual será la función que desempeñará el teatro. A pesar de sus indagaciones pienso que está aún por descubrir y que se anticipan a algo que tiene que llegar sólo, sin vaticinios. A veces, se incurre en un grave error cuando para hacer un teatro moderno se utilizan proyecciones, ordenadores y luces complicadísimas. Eso no es hacer un teatro moderno porque eso es una revolución en el mundo de la forma más superficial y que además no aporta nada. La aportación está en un examen profundo de cual es el papel del teatro en la era tecnológica y de qué aportará el teatro al hombre de esa era, algo que le renueve energéticamente y le alivie de la tensión que produce el nuevo milenio. En ese sentido, uno de los grandes creadores de este siglo que es Peter Brook en su último trabajo "Je suis un phenomen" (Soy un fenómeno) realiza una indagación sobre el papel del teatro en esta era y precisamente el teatro que hace es absolutamente sencillo casi artesanal y que enlaza casi con la cultura étnica y con cosas que sirven de contrapunto a eso.

7. ¿Qué rescatarías del siglo XX del mundo de la escena?
Desde mi particular opinión, lo más importante de este siglo XX es que el teatro no es un medio a través del cual se cuenta una historia, ni la historia en sí, sino el hecho de que personas se reúnen para que alguien les cuente una historia. La leyenda sobre la historia, la leyenda sobre la leyenda, es decir, no tanto que una obra determinada cuente una cosa u otra como que las personas se reúnan entorno al fuego para oir historias a otros que van allí a disponer su tiempo en una época que no hay tiempo para que alguien les cuente algo. La evolución viene sóla no se fuerza ni se provoca uno va encontrándose con los pasos a medida de que estos son necesarios. Cual es el paso inmediato a dar no lo sabremos hasta que no conectemos con la necesidad. Las soluciones están en el presente, conectar con la vida que nos rodea, pienso que es un entrenamiento que provee el teatro y desarrollar ese aspecto del ser humano de fondo, de valorar el instante. En el presente está toda la magia de la creación. La maravilla del teatro es que celebra la magia del presente, cuando hay un momento brillante en el teatro compartido es inigualable, se rasga un velo y aparece una realidad luminosa y radiante que renueva completamente al espectador, eso se ha llamado catarsis o purificación y si la gente conectara más con eso y los actores supiéramos hacerlo, no habría tantas drogas, porque el éxtasis que se busca a través de las drogas y las adicciones se busca porque la vida que llevamos es estresante, el gran desgaste, la gran presión de la sociedad de la información incita a la gente a acudir a las drogas, al alcohol; el fin de semana hay que liberarse como sea, angustiosamente, haciendo a la gente más compulsiva. El teatro tendría que ser consciente de eso y encontrar el camino que lleve a través de la práctica artesanal al corazón de ese misterio. Unir la parte artesanal práctica con las grandes preguntas es el espacio que debe ocupar el teatro. Porque si es sólo el espacio de las grandes preguntas es el espacio de la filosofía y si son solamente las cosas artesanales e inmediatas es el terreno de la alfarería pero cuando se unen esos dos polos puede aparecer el espacio donde surja un teatro verdadero.

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