c o m u n i c a c i ó n
Sociedad de Redes
“Nuevo periodismo/Periodismo digital “ 
La construcción del presente
José Manuel Gironés
info@union-web.com

La revolución del conocimiento (en la sociedad de la información) ha producido una inflexión profunda en nuestro modo de “construir el presente” y en el modo de entenderlo.

Al hombre le costó aproximadamente un millón de años separar del suelo sus patas delanteras y convertirse en bípedo, pero está resuelto de modo insuficiente. Hoy gastamos los pies como palancas –para el acelerador, el freno y el embrague- pero seguimos teniendo dedos en las extremidades inferiores que ni nos sirven para tocar la guitarra ni para trepar por los árboles. 
Sin embargo, ese “bicho raro de la evolución de las especies” (el llamado bípedo implume) ya es capaz de volar a su antojo –con un ligero parapente y un motorcillo rotax de dos o cuatro tiempos, impulsando un simple ventilador- parece más capacitado para transformar la realidad que para llegar a comprenderla. 

El corazón de un hombre y el de una gacela, como cuenta bellamente Jacob Bronowsky, se parecen mucho. Son máquinas (músculos) de idéntico funcionamiento. Hace un millón de años (y muchos menos) hombre y gacela hubieran salido despavoridos ante la detonación de un disparo. Hoy, el hombre y la gacela siguen rindiendo la misma velocidad, bombeando, para el mismo peso, una cantidad similar de sangre, quemando azúcares en sus músculos. La diferencia por tanto no está ahí. La diferencia, vista en los Mundiales de Sevilla, está en que el hombre corre en círculo y vuelve al punto de partida (donde se provocó el disparo del juez de salida en pista) mientras la gacela sigue huyendo despavorida sin entender absolutamente nada.

LA CULTURA ES HORIZONTE
El hombre, en ese millón de años, ha construido su escenario, ha forjado el presente. En este proceso la duración histórica y prehistórica del deporte es casi irrelevante (desde la primera Olimpiada en el 776 antes de Cristo). Ya para entonces Homero escribía poemas de insuperable emoción y belleza y los marineros de Egina traían a Europa las primeras monedas acuñadas en plata. 

La economía, como el deporte, no ha cumplido aún su tercer milenio. Tampoco podemos remontarnos más allá de unos 4000 años antes de Cristo, en los precedentes de la vida política, porque política viene de polis que es ciudad y las más remotas de cuantas han existido –Jericó y Ugarit, por ejemplo- no son tan viejas. Esos lentos procesos dieron al hombre (con la ayuda de la escritura y del cálculo) estabilidad suficiente para que el horizonte de sus expectativas fuera el de “un presente construido” un “presente distinto del pasado” y susceptible de ser “heredado”. En solo cien años –desde Max Planck, que ahora se cumple su centenario, hasta hoy- el hombre ha modificado de manera radical el ritmo en la “construcción de su presente” de su “horizonte visto”. Ha penetrado algunas claves de la realidad física en la que se desenvuelve y ha sido capaz de verificar las teorías con hechos (Hiroshima, Nagasaki, Chernobyl y, anteayer, Tokaimura) y todo parece presagiar que el objeto de los inminentes progresos científicos no se referirán al medio exterior ni a las gacelas, sino al hombre mismo. 

Las diversas civilizaciones tecnológicas (del bronce, del hierro, de la máquina de vapor, del átomo) han venido superpuestas a culturas específicas diferentes. La cultura sumeria, la cultura egipcia, la cultura azteca, con independencia de su grado o nivel de civilización, corresponden a una situación de estabilidad o equilibrio entre la propia identidad y el horizonte o círculo de expectativas (weltanschauung, decía Ortega con los alemanes) que comparten de manera global los miembros de una determinada sociedad que viven el presente heredado o construido por ellos mismos. 

SOCIEDAD DE REDES
Hoy ese presente que estamos construyendo es el de la Sociedad de Redes. La sociedad conectada (wired society) Y aquí ya las cosas no van a ser lo mismo. La visión del mundo o lo que Watzlawick y otros estudiosos llaman la “construcción del presente” ha sido un fenómeno esencialmente periodístico. En Grecia el periodismo era comunicación viva y directa en la Asamblea. En la sociedad actual el periodismo es la comunicación mediática, pero la construcción de nuestro presente/horizonte funciona básicamente de la misma manera. Hasta hoy. 

Ya no quedan tasai-manubos en Filipinas (los últimos hombres de la edad de piedra) ni gentes aisladas en el Amazonas. Todos llevan taparrabos de tela sintética tipo “todo a cien”, todos tienen transistor (aunque nadie les repone las pilas) y saben –lo crean o no- que el hombre ha pisado la Luna.

La Sociedad de redes y la eclosión mediática producen un modo de percepción del mundo presente que da la vuelta a la tradicional “construcción de la realidad” desde la experiencia. “Mira mamá, una vaca, ¡como en la tele!” grita la hija pequeña de mi amiga Consuelo Álvarez de Toledo en la trasera del coche, y su madre, criada en el ambiente natural de una vaquería en el Bierzo, estalla en sollozos al recordar su propia experiencia infantil. Y mientras lo dice una cámara fija puesta en red (una web-cam) capta a la niña que ya no conoce mas vacas que las de la tele. 
Pero la construcción del presente se está produciendo sin revisar aún viejos postulados y paradigmas, que siguen difundidos por el viejo periodismo: por ejemplo, el de la desigualdad de la riqueza, el del malthusianismo como peligro, y otros. 
La población del mundo alcanza la redonda cifra de 6000 millones de habitantes. O sea, que un Jumbo del tamaño de la provincia de Valencia (10.000 km cuadrados) daría cabida a toda la población del mundo y tendría aún libre la tercera parte de sus plazas. 
Las redes permiten la plena y total telepresencia y la inmediata verificación de la información. ¡¡Pero están pidiendo a voces un radical cambio de actitud respecto a la vigencia de los viejos postulados y paradigmas!! 

¿QUIÉN VIGILA A LOS VIGILANTES? 
Nada impide que los organismos democráticos pongan al servicio de la trasparencia las posibilidades de internet. Vidal Beneyto reclama una web-cam en cada Parlamento (empezando por el Parlamento Europeo) para que la ciudadanía pudiera constatar en tiempo real el absentismo de los políticos. ¿Qué supondría que cada vez que el escaño apareciera vacío un rótulo recordara que el eurodiputado ausente cobra lo mismo que veinte obreros en el tajo con su salario mínimo?
El tema de la Democracia conectada no estriba en la prontitud del voto electrónico sino en la posibilidad del seguimiento electrónico del gasto, del trabajo, de la presencia, de las realizaciones etc. La telebasura no es cuestión de cantidad, consiste únicamente en la trivialidad y banalidad de contenidos. En la sobresaturación de redundancia por encima de la novedad en las dosificaciones de la actualidad. 

La impunidad se bate en retirada. La ONU va a ser la gran muñidora de la convergencia social que se concentra en internet. El abuso indiscriminado no será tolerado largo tiempo. Pero los flujos de nivelación (el mejor precio y las mejores condiciones proveedor-usuario) se impondrán sin que las modas impliquen más que ciertas pasajeras distorsiones. Ser rico a costa de que otros sean pobres es solo un estadio intermedio de la Sociedad de redes. Ninguna población como conjunto será tonta largamente, ni podrá ser virtualmente mas joven que las poblaciones del tercer mundo que las circundan.
La entropía y la complejidad generarán perturbaciones a toda utopía simplista, y no solo por las barreras nacionales o lingüísticas que están en severa cuarentena, sino porque el horizonte humano de una nueva Cultura global implica la armonización de horizontes y aspiraciones partículares ¿Cuánta gente es infeliz o desgraciada? ¿Cómo va a jugar la Sociedad de Redes en esta cuestión final? 

COMPARTIR SIN DEPREDAR
La economía de los depredadores (los flujos de capital financiero y especulativo internacional) principalmente (esa que tiene recortada la soberanía de los pequeños países y hasta de los grandes) sigue basándose en el concepto de que un bolsillo se llena cuando otro se vacía y que si alguien en Bolsa se está haciendo rico es porque otros en el mismo lugar se están empobreciendo. 

La vieja primitiva economía de la estátera y el dracma de plata (de Egina, Atenas, Siracusa o Marsella) consolidaba la riqueza de la posesión física. Alguien que requisaba (empobrecía) a sus enemigos incrementaba su propio tesoro. Y los llegó a haber fabulosos. Así en Marsella se descubrió un tesoro de dracmas de Massalia “que manaba como una fuente” y con el que se llenaron las alforjas de “una larga reata de caballerías”. El derecho romano de propiedad es tan explícito que consiente la destrucción del bien poseído. El amo de un esclavo, si quiere lo mata. “La maté, porque era mía”: puro derecho romano llegado hasta las riberas del tango. Eso es un viejo oxidado dogma. 

La revolución capital de la Sociedad de redes, de la llamada revolución digital, es que se puede compartir sin depredar. Si tienes un libro en la estantería o una orza llena de monedas de plata, y alguien se las lleva, te queda en la estantería el hueco –la ausencia- de dicho libro o de la orza. Sin embargo, si el libro es digital –un cd-rom, un fichero en internet- y alguien se lo lleva (lo copia) el dueño de un libro –digital- no lo pierde, sigue teniéndolo en la estantería.

Según Manuel Castells el trabajo mental reemplazará al esfuerzo físico sin que la dinámica capitalista abandone sus postulados básicos de aprovechamiento de la plusvalía ajena. Los empleadores más aventajados, las clases o categorías sociales y empresariales mejor situadas, los poderes constituidos en aquellos lugares en que se modernicen las estructuras de dominio, incluso los políticos dominantes, en su etapa de dominio alternante en el poder, no renunciarán a explotar a otros. O sea, que los “joderes” seguirán jodiendo. 

Urge pues consolidar la respuesta liberadora de los menos aventajados. Desaparecido el principio de escasez en los bienes intangibles que nutren la felicidad humana, es un disparate que se consoliden las estructuras de dominio y explotación. La red os hará libres.

Siempre que la red se mantenga esencialmente neutral. La red, precisamente, suministra los principales recursos para el desenmascaramiento del abuso, de la explotación y/o de la tiranía. 

EUROPA PARAISO
Los datos serán información o ruido, la información se volverá conocimiento o basura, el conocimiento mudará en sabiduría o será estúpido y la sabiduría nos llevará a la felicidad, si es auténtica. Pero hay que ponerse a ello. Empezando por Europa, sin dejarnos sobrepasar, vigilando, como dice Vidal Beneyto, y logrando encajar adecuadamente nuestras identidades diferenciadas.

Con los alemanes fabricando coches, los ingleses como policías, los franceses cocinando, los italianos recitando y los españoles haciendo el amor, Europa sería casi el himno a la alegría cantado a coro. Pero si en el trance de “construir nuestro horizonte” concebimos la Sociedad de redes en términos depredadores y oportunistas, veremos al final a los ingleses cocinando (roast beef de vaca loca), a los griegos ocupados de la limpieza, (con el cerdo huyendo de la pocilga)  a los suecos haciendo el amor (a 37 grados bajo cero) y a los alemanes, otra vez de policías.

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