a r t e s p l
á s t i c a s
![]() Marisa González
magonzal@lared.es |
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La autora del siguiente texto es una de las artistas pioneras en introducir en España la Electrografía y el Network de Sistemas Generativos. Ya en 1984 presentó junto a Sonia Sheridan por vez primera en
Europa (en el Museo de Arte Moderno de París) una exposición
con el sistema de vídeo ordenador Lumena con Paleta Digital.
Los artistas contemporáneos, como investigadores de nuevos lenguajes, han incorporado a su expresión artística los avances tecnológicos de la comunicación utilizando las herramientas que la ciencia y la tecnología han aportado a la sociedad. Esta apropiación ha generado un cambio sustancial en la expresión artística y su concepción. Vinculada siempre al Arte Tecnológico desde sus comienzos, en el terreno de la creación, la revisión que voy a hacer va a ser desde la experiencia con una visión de nuestra realidad tecnológica, nuestras posibilidades y nuestras limitaciones. Las Nuevas Tecnologías han influido, modificado, y revolucionado
los métodos de trabajo y los criterios en todas las profesiones.
Los individuos permanecemos aislados físicamente ante un ordenador
en jornadas extensísimas, pero conectados virtualmente con la comunidad
especifica global de cada profesión. El sujeto contemporáneo
sufre una desubicuidad sintomática. Si esta nueva era mediática
ha cambiado nuestros métodos y estructuras de trabajo radicalmente,
es todavía un cambio funcional, somos una generación que
aún pensamos en analógico con recursos digitales. Es necesario
una reubicación del sujeto, reorganización del conocimiento
y del territorio. A nivel especifico en el campo de las Bellas Artes, partimos
de una generación que responde al grupo de usuarios que han aprendido
los nuevos lenguajes atraídos por la necesidad de aplicar nuevas
herramientas para proyectos concretos en su creación , o bien la
curiosidad de conocer que posibilidades ofrecen los nuevos lenguajes de
nuestro tiempo. En la mayoría de las disciplinas, la revolución
digital ha desterrado las técnicas tradicionales, por considerarlas
obsoletas. No sucede lo mismo en las Bellas Artes. En las Artes Plásticas,
estos nuevos lenguajes no han desterrado las técnicas tradicionales
de expresión, ni lo harán. Los nuevos lenguajes de expresión
plástica son reconocidos e incorporados como un lenguaje más
a la pluralidad de medios de expresión que caracteriza el ecléctico
arte de fin de siglo.
Las nuevas tecnologías han cambiado y subvertido algunos parámetros del arte. El Net Art o los CdRom interactivos y la Infografía, han perdido el aura tradicional. El concepto de obra única ha desaparecido, la autoría plantea problemas adicionales de derechos de autor. Existen en las prácticas artísticas síntomas de cambio de paradigma. Los poderes que controlan el sector contemporáneo del mercado del arte, solo algunos, están dispuestos y abiertos a asimilar los trabajos realizados con estos nuevos medios, pero se encuentran con problemas adicionales a la hora de evaluar o comercializar una obra visual. Para evaluar una obra de arte, no se puede aplicar los mismos parámetros tradicionales, ni por el contrario valorarla únicamente por su complejidad técnica. Se están investigando nuevos lenguajes generados por estos nuevos medios, pero es indudable que lo importante es el concepto, el lenguaje individual del artista y los contenidos. Los escritores, científicos, investigadores, aprenden un procesador de textos o un programa específico y ya tienen la herramienta lista para la aplicación destinada, con el tiempo, solamente necesitan la actualización pertinente. Los artistas visuales nos encontramos con un problema adicional que no lo tienen las demás profesiones, los métodos de trabajo también se han visto afectados. El artista visual que ha decidido incorporarse al lenguaje digital,
se encuentra con un amplio espectro de herramientas multimedia que debe
aprender, no uno, sino un sinfín de programas y aplicaciones, casi
siempre deficientes por ser piratas, porque el coste de cada uno es superior
al propio equipamiento, ya de por sí infinitamente más caro,
potente y complejo por los diferentes periféricos incorporados para
poder desarrollar el lenguaje de la imagen. Las posibilidades de expresión
son ilimitadas y requieren unos conocimientos y puesta al día,tanto
de información como también de sus aplicaciones. En la red,
en el Net Art, es necesario cada vez más conocimientos de los nuevos
lenguajes y nuevos programas que se van sucediendo. La difusión
hipotética de una obra lanzada a la red es de millones de posibles
visitantes. El trabajo en la red cambia cada mes. Es necesario soluciones
técnicas que no podemos, nosotros a nivel individual, resolver.
Es necesario la formación de pequeños colectivos en los que
cada uno se especializa o dirige sus conocimientos hacia la programación
o el diseño. La proliferación de centros privados de diseño
gráfico convierte a los técnicos en posibles artistas net,
pero ésto es un espejismo. Hay un exceso de técnicos con
conocimientos y recursos superficiales, de resultados inmediatos y efectistas,
pero con una falta de ideas y lenguajes propios, porque se han homogeneizando
los recursos técnicos. Existen innovadores sí, pero la rápida
difusión, favorece el consumo de imágenes de inmediato. Hoy
cualquiera que en un año haya aprendido el uso de las herramientas
ya se considera capaz porque controla la máquina y el programa,
pero le falta el concepto. La democratización del arte no conlleva
a que “todo sea arte”. Es necesario el lenguaje de la creación,
la investigación y el conocimiento para no inventar lo ya inventado,
ni reproducir lo ya realizado.
Sobre el Net art y las espectativas creadas. El “navegar” en la red
en busca de nuevas propuestas, de los trabajos artísticos de net-art
se ha convertido en una experiencia lúdica, pero terriblemente lenta.
Los trabajos de net-art hay que realizarlos a tan baja resolución
para que puedan viajar fluidamente, que apenas se puede incorporar imagen.
Es una paradoja que para navegar por la llamada “instant media” se requiere
unas dosis de paciencia ilimitada. Por un lado llevamos años hablando
de las autopistas de la información, pero también llevamos
tiempo diciendo que la red está aún en la edad de piedra,
para justificar cuando nos encontramos con dificultades de transmisión,
cortes continuos, saturación de línea. Sin embargo, las expectativas
y horizontes, son infinitas. Lo que hoy es una dificultad, mañana
pasa a no serlo para surgir otro objetivo mayor u otra necesidad mayor
con una dificultad superior. Se ha convertido en un reto ascendente, inalcanzable,
incontrolable e impredecible pero por otro lado fascinante. Las nuevas
generaciones de artistas multimedia, con conocimientos muy extensos de
los nuevos medios, están inmersos en una presión constante
de puesta al día en unas materias que están en constante
evolución y desarrollo y que les requiere infinidad de horas de
permanente y vertiginosa actualización, con un coste de equipamientos
muy alto. Ésto no ocurre en ninguna otra profesión. En esta
carrera tecnológica hay un único beneficiado, es el productor
de la máquina, porque el usuario después de realizar una
gran inversión, se encuentra con que el equipo le ha quedado caduco
de inmediato y se convierte en “el cliente cautivo”. Hay una batalla capitalista
por el control del mercado, y por consiguiente por el control del conocimiento.
Una vez repasado la actual situación, pasamos a ver qué y cómo podemos los artistas realizar trabajos específicos para la red con los nuevos medios. El vertiginoso crecimiento del arte en la red, aun débil debido a las limitaciones propias que todos conocemos, pero consciente de que hay unas potentísimas vías abiertas, permite que los trabajos en la red se expanden por todo el mundo, pero el llegar a ellos requiere aún mucha paciencia y tiempo. Si hipotéticamente un trabajo en la red puede ser visto por millones de usuarios, si no está bien articulado, y canalizado, lo más probable es que esa pag.web sea apenas visitada. Aun así, existen muchos artistas y pequeños grupos que desarrollan; su potencial a pequeñísima escala y presupuesto, con equipos precarios y limitados, haciendo no lo que quieren sino lo que pueden. Los trabajos multimedia son de un coste muy elevado. Los artistas que estamos utilizando las herramientas de hoy nos encontramos con la dificultad de encontrar centros que faciliten primero la investigación y luego la producción de los trabajos. Nuestro sistema de conocimiento está basado en la especialización, pero la separación tradicional de las diferentes disciplinas artísticas obstaculiza el trabajo en equipo y conlleva a un retroceso que evidencia la necesidad de unir las multidisciplinas basadas en una estructura tecnológica. La industria que crea la tecnología , y la comercia, debería estar más sensible a su papel como difusor y generador en el desarrollo tecnológico, y facilitar y favorecer la investigación, ofreciendo los recursos de que dispone , para que los artistas tengan acceso a sus instalaciones. Se exige una interacción multidisciplinar en la cultura contemporánea. Apoyada en los avances tecnológicos se ha creado la necesidad de colaboración entre artistas y técnicos en las múltiples disciplinas, para lo que sería necesario crear espacios de investigación multidisciplinares, donde se pueda realizar la producción y post-producción. El gran salto cualitativo, el gran cambio social de la revolución digital se produce en las nuevas generaciones que están creciendo y desarrollándose inmersos ya en el lenguaje digital y en la red, vivida ésta, no con un criterio elitista, sino divulgativo y popular. Así como para nuestra generación el ordenador ha sido una herramienta a nuestra disposición para una utilidad concreta, las nuevas generaciones crecen con esta herramienta y los lenguajes intrínsecos a ellos, pero aprendidos en el entorno ocio, o sin ninguna finalidad aún. ¿Que aplicación, que uso van a hacer?. Cuando las primeras generaciones que están creciendo informatizadas sólo se conectan para hacer “chats” con sus amigos, la mayoría de las veces son conversaciones vacías o buscando sexo. El problema está en el uso que se hace. Saben manejar las herramientas, conocen el lenguaje digital, pero no saben aplicarlas a contenidos. Nos preguntamos ¿interacción o simple zapeo? Para estas nuevas generaciones el único contacto real que van a tener en su ocio, son los ambientes de luz y sonido de las discotecas techno, como sujetos pasivos y de consumo, o los juegos interactivos. Por el contrario, es necesario crear espacios, talleres, centros de la juventud donde los jóvenes puedan volcar sus facilidades con la tech, con la que han estado familiarizados y tengan acceso a crear su propia música o sus propias imágenes, para que los jóvenes tengan donde acudir para aprender, investigar y producir. La penetración popular de las nuevas tecnologías, es el gran reto de las nuevas generaciones. Las iniciativas privadas están organizándose y creando núcleos de trabajo en la sociedad conectada. Los debates y congresos proliferan. Se cuestiona el papel de la red telemática en el desarrollo del arte y la cultura y las polémicas cuestiones en torno a la verdadera interactividad. Los artistas podemos lanzar nuestros trabajos a la red para ser percibidos en ámbitos virtuales. El contexto desaparece, pero son ya muchos los artistas que estamos
nadando no en un rio siguiendo la corriente, sino navegando en el espacio,
a contracorriente, con diferentes rumbos y naves intentando encontrar nuestro
espacio en este nuevo mundo virtual. Pero la sociedad contemporánea
debe permanecer en estado de alerta ante la única ley que domina,
la del “dios Mercado” en aras del nuevo amo de la sociedad contemporánea
“El Progreso”. La sociedad avanza en una sola dirección y se van
perdiendo en el camino potenciales absorbidos, o eliminados por esta ley
de la libre competencia.v
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