a r t e s p l
á s t i c a s
![]() Quiénes son los jueces en el Arte |
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La percepción del arte es algo que proviene fundamentalmente de los sentidos. Los sentidos son los que van a decir a nuestro cerebro si nos gusta algo o no. “Gustar o no gustar, ésta es la cuestión”. Pero.... ¿Por que nos guste algo quiere decir que sea arte?. No, no y rotundamente no. El arte bajo mi punto de vista es el perfecto equilibrio entre técnica y gusto, entre profesionalidad y sentidos. Cuando falla una de estas dos variables ya deja de ser arte en sí mismo. La cuestión es si hace falta que venga una persona a decir que algo es bello, cuando es bello por sí mismo. Esto causa la sensación de que todos somos ciegos y hay unos pocos que tengan el don divino de la visión. Desde luego ciertas personas y sobretodo aquellos relacionados con los medios de comunicación tienen la obligación de subrayar aquello que realmente vale la pena dentro del mundo del arte. Tienen que cumplir con su profesión y en ciertos momentos decir.: “atención señoras y señores.: Esto vale la pena”. Entonces, el primer planteamiento en cierta forma parte de un punto de vista absurdo. Realmente resulta imposible personalizar el juicio del arte en una o varias personas. Podría alguien permitirse el lujo de decir.: ”esto sí y esto no”, “esto es arte y esto no”. La respuesta a la cuestión con que iniciábamos estas breves líneas la podemos poner en mayúsculas y en negrita.: “EL JUEZ DEL ARTE ES EL PUBLICO”. Tampoco se puede relacionar directamente el verbo “gustar” con el verbo “comprar”. Lo artístico a veces no es comercial. Cometer el error de sentenciar que solo gusta el artista que vende, es una “profunda metedura de pata”. El artista que vende es aquel al que el “público” le ha reconocido por dos veces que le gusta, una por los sentidos y otra por la técnica y todo ello a la vez valorado en pesetas (dentro de poco en euros). Pero me vuelvo a preguntar otra cosa, ¿El arte tiene precio?.
En mi caso poner precio a mi obra es complejo ya que lo que he expresado
durante más de treinta años de profesión en mis cuadros
son parte de mis sentimientos, parte de mis sueños. ¿Los
sentimientos y los sueños tienen precio?.
Trasladando este ejemplo a otra actividad artística fundamental como lo es la música, cuando escuchamos una canción en una emisora de radio, la mayor parte de las veces después de escucharla nos interesamos por el nombre del artista. El camino correcto es el de conocer la obra y después al artista. Casi siempre los comentaristas deportivos antes se han dedicado al deporte. Trasladamos pues, la misma situación a estos jueces del arte.: “los críticos de arte han sido anteriormente artistas o solamente se han nutrido de libros y visitar salas de exposiciones”. El crítico de arte ideal es el que tenga parte de las dos cosas; conocimientos y práctica. Cuando la crítica habla mal de la obra de algún artísta esto crea un efecto “boomerang” sobre los espectadores que hace que el público le pique más la curiosidad y acuda a verlo por sí mismo. Esto ocurre sobretodo con aquellos artistas que tienen una trayectoria de bastantes años. Cuando en Estados Unidos prohíben un video-clip por escandaloso lo que provoca en el público Europeo es mayor interés. ¿Por qué muchas veces se tiene en cuenta la opinión de la crítica? Normalmente la persona receptora o lectora de esa crítica la utiliza como criterio para poder tener algo que decir frente a alguien que tenga la visión de primera mano. Cuantas veces hemos leído una crítica de una película de cine y con algún conocido que ya la ha visto le hemos rebatido ciertas cosas que ha comentado, con solo haber leído unas cuantas líneas en una cartelera o en un periódico. Eso sirve solo a corto plazo, lo importante es tener siempre la información por nosotros mismos. “¿Quién estaba antes?, el huevo o la gallina”. En las Cuevas de Altamira tenemos la solución. En este caso lo primero fue la pintura y después la crítica ya que el lenguaje y la escritura, la historia ha demostrado que han sido posteriores. Entonces, primero el arte y luego los jueces. Sin arte ¿habrían jueces del arte?. Para un artísta la peor crítica es la autocrítica. Esta autocrítica es la que no te deja dormir por las noches y te hace dar vueltas en la cama. Es la que te despierta el subconsciente y te hace preguntarte.: ¿Qué dirá la gente este año?, ¿Gustará mi obra?, ¿Tenía que haber puesto estos marcos?, etc, etc. Desde mi experiencia creo que no existe ninguna “mano negra” que desde un despacho haga que un artista llegue a lo más alto o pase desapercibido durante toda su vida. Dicen que los comienzos del bailarín Antonio Canales pasaron por una primera época muy dura en las estaciones de metro pero al final se ha demostrado la valía de este artísta. El problema sobretodo para los jóvenes artistas que tienen talento es esa primera oportunidad, esa primera sala de exposiciones donde colgar su obra, esa primera obra de teatro, ese primer papel secundario en una película de un director importante, en resumen, en términos taurinos.: “la alternativa”. En estos momentos si que valen las palabras de un crítico más que cuando elogia a un conocido artista. La crítica debe existir. Enriquece el propio arte. Convierten
los sentimientos y determinadas sensaciones en palabras. La crítica
“sana” debe ser hermana del arte. La crítica le sirve al público
neófito a saber encasillar a determinado artista en una escuela
o en un determinado estilo.
En música ocurre algo muy parecido. Escuchas una canción en la primera etapa de un cantante y siempre se dice.: “Esto es pop, o soul, o rap”, al cabo del tiempo, el público dice.: “Esta canción es de Julio Iglesias, o de Sinatra”. La crítica ha de acompañar al artista a lo largo de su carrera, ya que la mayor parte de las veces cumple el rol de informador de la sociedad, dando a conocer los cambios de estilo, técnica, nuevas experiencias y evolución de los artistas. Recapitulando, el buen juez del arte debe apreciar dos aspectos fundamentales a la hora de emitir su veredicto. Por una parte, debe escuchar lo que le dicen los sentidos, debe expresar con palabras simplemente lo que siente en el momento que se pone delante de un cuadro. Creo que todo el mundo hasta aquí está capacitado para emitir un juicio ya que hasta la persona más insensible al arte es capaz de decir si le gusta o no le gusta. La segunda parte es un poco más complicada ya que mucha gente ya no puede entrar en esta apreciación. Estoy haciendo referencia al veredicto desde el punto de vista técnico. El público puede apreciar parte de esa técnica ya que la laboriosidad es fácil de apreciar. Pero el crítico especializado si que puede tener más criterios de valoración en cuanto a la técnica. Puede analizar mezclas de color, pinceladas, trazos, perspectivas, etc, etc. En términos empresariales alguien dijo.: “El jefe es el cliente”, en este caso al artista le nace su estilo y no piensa la mayor parte de las veces en hacer un “producto” en base a las necesidades del público. Este lema solo le vale al artista comercial cien por cien. |
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