Caso clínico: Epitelioma
Caso clínico de la clínica oftálmica del Hospital provincial de Valencia correspondiente al año 1896: epitelioma, En: Tomás Blanco Bandebrande, El año 1896 en la Clínica Oftálmica del Hospital Provincial de Valencia, Valencia, Imp. de Ferrandis, 1897, pp.16-18.
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«El caso positivamente interesante que voy a relatar, cerrará esta crónica en lo que a conjuntiva hace referencia. En 9 de Octubre, ingresó en la enfermería de mujeres la llamada Rosario, A., de 42 años de edad; sin antecedente alguno de familia de importancia para su dolencia.
Presentaba hacia el radio ínfero-interno del ojo izquierdo, y láxamente implantado sobre el globo, sin interesar el limbo querático, aunque muy próximo a él, un tumorcito del tamaño de una avellana mediana, de color vinoso, redondeado, como puede verse en la adjunta fotografía, pediculado con ancho pedículo, lo que me hizo temer estuviese interesado el globo del ojo por la producción.
La movilidad del ojo sólo quedaba ligeramente dificultada en la aducción por imposibilidad material de completarse este movimiento. Las demás funciones del ojo normales, la visión entre ellas.
La superficie del tumor ligeramente abollada, escoriada en su parte más prominente. No hay infarto ganglionar apreciable en ninguna región de las relacionadas con el aparato de la visión.
El tumor se ha desarrollado en el espacio de año y medio próximamente, habiendo comenzado por una manchita abultada formando un grano, según la enferma relata y nunca doloroso ni hemorrágico. En realidad el tumorcito sólo ha molestado a la enferma por su volumen y por su emplazamiento, constituyendo en sus últimos tiempos un obstáculo a la oclusión palpebral y dando lugar por ello a fenómenos de irritación conjuntival, que junto con el alarmante tamaño alcanzado por la producción, han sido la causa que ha impulsado a la enferma a venir a consultarme.
Con respecto a la naturaleza histológica del tumor, no me fue posible formar juicio, si bien creí desde los primeros momentos se trataba de un tumor maligno, opinión fundada en su aspecto, forma, color, y en su rápido crecimiento, sobre todo en sus últimos tiempos.
Decidí extirparle, advirtiendo a la enferma la posible necesidad de enuclear el ojo interesado que estuviese, lo que sólo durante la operación podía determinar con seguridad.
En 11 de Octubre procedí a la operación, que comencé con anestesia general por si la enucleación se hacía precisa.
Encontré el tumorcito poco adherente al globo, pues al completar la sección de la conjuntiva alrededor del pedículo sólo algunas travículas de conjuntivo laxo quedaron por seccionar. Puede, pues, conservar íntegro el ojo, terminando la operación con los lavados antisépticos de costumbre y la aplicación de apósito.
No hice sutura conjuntival por dos razones, en primer lugar, por la mucha tracción que hubiera debido ejercer sobre la mucosa con los puntos, lo que hubiera seccionado en los bordes, y en segundo lugar, porque prefería asistir a la cicatrización del fondo de la herida y tratar a tiempo la repululación, si por desgracia la hubiese, aunque no me parecía próximo este peligro, pues la extirpación había sido completa.
Nada de particular ocurrió en el curso de la cicatrización, y la enferma pudo ser dada de alta el 18, a los siete días de operada, sin más que la inyección conjuntival, propia de estos casos, alrededor de la solución de continuidad casi cicatrizada ya por completo.
El análisis micrográfico del tumor demostró su naturaleza epitelial, a epitelio cilíndrico; tumores sumamente raros desarrollados en este punto, lo que da a la observación un grande interés clínico, por lo que le he concedido también mayor espacio del que suelo emplear en cada caso particular que describo».