La primera descripción del hueso estribo

 

Pedro Jimeno, Dialogus de re medica..., Valentiae, J. Mey, 1549.

(Traducción de Luis García Ballester)

 

«Conviene que tengas presente que el cráneo, sede del cerebro y de los órganos de los sentidos como también del alma racional, consta de muchos huesos.

En la frente, y esto principalmente en las mujeres, solamente hay uno, en contra de la creencia vulgar y corriente.

En la nuca hay siempre uno; dos en la coronilla; junto a cada oreja uno escamoso, en el que se labra la cavidad destinada al órgano del oído, donde recientemente hemos encontrado tres huesecillos: dos, tras mucha observación, por mi maestro Andrés Vesalio, médico del emperador y hombre extraordinario, y el tercero —de poca importancia—por mí. Huesecillos que ni en sueños fueron imaginados por Galeno, lo cual, según opinión de mi queridísimo maestro, ya dije en otro tiempo, en contra de Galeno, en aquellas nuestras disputas públicas.

El tercer huesecillo fue encontrado por mí, con frecuencia, en los cráneos que constantemente tengo ocasión de ver disecados; después —en todos los que recientemente he disecado— lo he observado cuidadosamente.

Ese tercer huesecillo tiene la particularidad de que se esconde en la parte interna de la cavidad del órgano del oído, por donde mira al hueso malar y al músculo temporal, donde el hueso está agujereado con miras a la colocación del huesecillo, y donde en cierto modo se esconde y encubre.

Su forma nos parece semeja la letra delta (Δ) de los griegos, o bien un triángulo equilátero, cuyo vértice superior, donde los dos lados se unen, se espesa con una sustancia ósea muy tenue y forma un acetábulo, manifiesto, pero muy pequeño, al cual el pie algo mayor del huesecillo yunque (pues de los dos primeros, se diría que el uno se parece con bastante exactitud al martillo y el otro al yunque), se articula elegantemente como las enartrosis, en cierto sentido, y parece que en aquel pie se sostiene y apuntala»