Métodos de adquirir conocimientos en Terapéutica

 

Métodos de adquirir conocimientos en Terapéutica, En: Amalio Gimeno Cabañas, Tratado elemental de Terapéutica, materia médica y arte de recetar, 2 vols., Valencia, Librería de Pascual Aguilar, 1877-80, vol. 1, pp.47-67.

«I. Ideología terapéutica.- Además de las ciencias que sirven de base a la Terapéutica, además de los anteriores medios que han suministrado y continuan suministrándose materiales de acrecentamiento, tenemos que ocuparnos ahora de los procedimientos lógicos que le sirven para adquirir, valorar, ordenar y presentar los hechos cuya noción posee.

Estos procedimientos son; el empirismo, la observación y la experiencia.

II. El empirismo. Es tan antiguo como la Medicina y la ha acompañado constantemente en su desarrollo.... Se limitan simplemente a observar y a coleccionar fenómenos, agrupándolos según sus fases y naturaleza, y de esta colección de fenómenos deducían aplicaciones a lo que entonces no era más que arte de curar.

Le bastaba saber que en veinte, ciento o mil enfermedades de igual carácter, había seido de feliz éxito el uso de un remedio, para valerse de él en todos los casos análogos...

En nuestros tiempos el criterio más común es el criterio empírico, y la verdad es, que, por más que sea doloroso confesarlo, en muchas ocasiones es el único criterio aceptable. Usar un medicamento porque el tiempo ha enseñado que cura una enfermedad, sin detenerse en averuguaciones acerca de su manera de obrar, es lo que está sucediendo todos los días en la práctica.

Los progresos del saber van reduciendo los límites de este empirismo necesario, y el “desideratum” de la Terapéutica es llegar prontamente al día en que, descubierta claramente la acción de los remdios, sepa el médico darse razón de por qué se vale de ellos y cómo los hace obrar...

El procedimiento empírico hay, pues, que aceptarlo como un mal irremediable por ahora, pero conviene no abandonarse en sus brazos y no dejar de trabajar en su contra. El mejor día para la Terapéutica, repetimos, será aquel en que al tratar una enfermedad usemos éste o el otro agente, no porque el tiempo haya demostrado que es bueno, sino porque nos demos ya cuenta y razón de la manera que tiene de influenciar al organismo.

III. Observación.- Realmente, entendiendo por observación la operación intelectual por cuyo medio fijamos nuestras facultades intelectuales en los objetos y en los fenómenos exteriores perceptibles con nuestros sentidos para darnos exacta cuenta de ellos, debemos decir que nació con el hombre y que ha sido siempre su más poderoso recurso de estudio.

A la observación deben los empíricos lo único bueno que resulta de sus trabajos, y a la observación se debe también el que no se haya perdido el rastro de la Medicina científica en las oscuras épocas de decadencia por las que ha pasado a través de la historia.

Todo buen médico debe ser buen observador y todo buen observador debe reunir tres cualidades principalísimas: 1ª Integridad de los sentidos corporales. 2ª Ejercicio normal de las facultades de la inteligencia. 3ª Espíritu de observación.

La integridad de los sentidos es tan precisa al médico, que sin ella no es posible el ejercicio perfecto de su profesión. Cada sentido, en orden de su categoría o de su importancia, desempeña su papel en la observación, puesto que la función sensorial es un acto sin el cual no es posible observar. Los sentidos de la vista, del oído y del tacto, son realmente los más necesarios, sin creer por esto que no lo sean del todo los del gusto y olfato.

Por medio de los sentios hacemos llegar a los centros nerviosos, para que allí se perciban , las impresiones de los hechos exteriores. Por medio de los sentidos apreciamos en Terapéutica, los caracteres de los agentes curativos, los fenómenos que producen en el organismo cuando con él se ponen en contacto y, por consiguiente, los cambios que en este aparecen y las modificaciones que en él se efectúan, lo mismo en estado de salud que en el de enfermedad...

Para observar bien, es preciso, después de transmitida la impresión del objeto exterior a los centros nervioso, que estos trabajen desempeñando los actos propios de su funcionalismo, sin traba alguna que los embarace. Se necesita, pues, que el observador se halle libre de preocupaciones y de ideas “a priori” que inclinen su espíritu hacia soluciones preparadas instintiva o involuntariamente de antemano; el juicio ha de estar sereno, tranquilo e independiente y no ha de gravitar sobre él el peso de razonamiento extraños al objeto.

Será, pues, condición precisa para que la función intelectual sea perfecta, que exista serenidad de juicio y despreocupación. Añadiendo a esto que la tranquilidad de ánimo influye mucho en dichas cualidades y haciendo constar que para que la observación sea fructífera debe exigirse una atención detenida y minuciosa, completamos el concepto sobre este particular.

En cuanto al espíritu de observación debe entenderse, como dice Chomel, “una especie de inclinación natural del juiocio a examinar atentamente los objetos y la facultad de comprender y apreciar con prontitud sus relaciones y diferencias”...

IV. Experiencia.- Esta es unapalabra dmitida por todos y mal comprendida y empleada por la mayor parte.

Antes de definirla es preciso decir lo que es experimento.

Según las ideas modernas, cuando uno se limita a preciar sencillamente los fenómenos ya espontáneos, ya provocados, no hace más que una observación; pero cuando estudia hechos que se separan del tipo natural por operaciones practicadas intencionalmente con una idea “a priori”, hace experimento y el acto se llama experimentación.

Es decir, que el observador puede desempeñar un papel activo o pasivo, generalmente pasivo, según las circunstancias. (Esta pasividad claro que es convencional, pues en uno y otro caso trabaja la inteligencia). El papel del experimentador es siempre activo. Este último tiene iniciativa en todas ocasiones; el primero puede o no tenerla.

Tiene razón Claude Bernard cuando asegura que no es del todo verdad lo que dice Cuvier: “el observador escucha a la Naturaleza; el experimentador la interroga y la obliga a responder”, porque muchas veces el observador puede también interrogarla...

Habrá, pues, una observación pasiva y otra activa; siendo siempre activa la experimentación.

Bien se echa de ver que es muy difícil señalar el límite que separa la observación activa de la experimentación. C. Bernard a pesar de sus esfuerzos en esta materia, en cuya exposición tiene más autoridad que nadie, no ha podido conseguirlo por completo.

Hay algunos que creen que no debe llamarse observación en terapéutica más que cuando se refiera al enfermo, y experimentación al acto de provocar ciertos fenómenos en el sano o en los animales. Tal cosa no puede admitirse, porque lo mismo se observa y experimenta en uno que en otro caso.

La experimentación terapéutica se realiza de la misma manera en la clínica que en el laboratorio, y la única diferencia que la separa, y no siempre, de la observación activa, es que va guiada de una idea a priori” que necesitamos ver confirmada con ayuda del criterio experimental.

En el lenguaje científico vulgar, los médicos suelen confundir la una con la otra.

Nosotros entendemos por experimentación terapéutica todo lo que tenga por objeto provocar voluntariamente en el hombre, en los animales, y en los tejidos orgánicos, fenómenos que nos den a conocer los efectos de los agentes curativos, con una idea concebida de antemano por medio de la cual dirigimos la operación...

Después de todas las anteriores consideraciones, fácil es definir experiencia, que no es más que el caudal de conocimiento que resulta de cierto número de observaciones de experimentos...

V. Valor de la experimentación y de la estadística.- Mucho se discute en estos tiempos sobre el valor de la experimentación; sin embargo, todos la conceden mayor o menor importancia, ninguno se la niega.

Apoyada en la fisiológica y patológica, la experimentación terapéutica es de una utilidad incalculable para la ciencia y para el arte. Para la ciencia porque la está enriqueciendo continuamente con sus descubrimientos y la permite de esta manera ensanchar la base de sus verdades generales: para el arte, porque perfeccionándose este con el adelanto de la ciencia, cuenta cada día cn nuevos medios y procedimientos para poder tratar con éxito las enfermedades.

Lo importante que se ha de tener presente al valorar la experimentación en Terapéutica, es que el que experimenta reúna todas las condiciones necesarias a un buen experimentador. Estas condiciones son: 1º Todas las que deben adornar a un observador concienzudo; (nos hemos ocupado de ellas). 2º El conocimiento de la enfermedad y del enfermo, si el experimento se hace en éste. 3º El del hombre sano, el del animal, aparato, órgano o ejido si no se hace en el enfermo. 4º El de la sustancia o agente curativo que se va a ensayar. 5º La apreciación exacta de todas las circunstancias que rodean al sujeto u objeto y al lugar de la experimentación.

Reuniendo estas condiciones, el médico puede servirse sin temor de la experimentación lo mismo en la clínica que en el laboratorio, y los datos que ésta le proporcione serán casi siempre más valioso que los del rutinario empirismo de las antiguas escuelas...

Cuatro palabras respecto a la estadística, para acabar. La estadística terapéutica es un procedimiento por el cual coleccionamos y presentamos reducidos a números los resultados de la observación y de la experimentación. Consiste en establecer una proporción entre los casos que un agente curativo produce ciertos fenómenos y aquellos en que no los produce; es una comparación entre fenómenos positivos y fenómenos negativos, si así pueden llamarse. Por ejemplo; si tratamos de recoger y coleccionar los casos en que la sífilis se cura en cierto periodo por los mercuriales, veremos que pueden citarse 90 afirmativos de 100 casos observados; habrá, pues, una proporción de 90 por q00, es decir, 90 casos positivos y 10 negativos.

La estadística es de una utilidad inmensa y cada día va siendo de mayor aplicación a la Terapéutica, a pesar de que tiene mayores inconvenientes, si cabe, que la experimentación.

Siendo un resultado de la experiencia, o sea de la observación y de la experimentación, la estadística puede servir también de base a la misma experiencia y ser un gran elemento de progreso para la Terapéutica.

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