Esta exposición única, que estuvo del 20 de enero al 19 de marzo de 2006 en las salas Thesaurus y Martínez Guerricabeitia del Centro Cultural la nave, permitió ver, por primera vez en España, después de su presentación a la Fundación Canal de Madrid, la obra completa sobre papel de Keith Haring, un artista emblemático de la década de los 80 que convirtió sus creaciones en iconos de la sociedad contemporánea. A través de más de 200 trabajos, entre litografías, serigrafías y grabados, se muestra el colorido universo creado por Haring, en que sus conocidísimas figuras de apariencia infantil se convierten en símbolos para abordar temas tan universales como el amor, la amistad, la dolencia o la muerte.

El artista americano, muerto en 1990 a los 31 años a causa del Sida, era hijo del arte pop y como tal creció entre cómicos y dibujos animados, entre los fluorescentes y fosforescentes de la cultura de masas. Así, toda su creación nació con un marcado propósito de difusión rápida y utilización universal. A lo largo de sus diez años de carrera, Haring plasmó con reiteración, en litografías, serigrafías, estampados en relevo y aguafuertes, sus figuras estridentes formadas por trazos y laberintos. Para ilustrar sus corrosivos mensajes creó símbolos que representaban la violencia, el dinero, el sexo, el sida, la religión y el racismo. Símbolos que todavía hoy ilustran y documentan bien claramente los acontecimientos de aquel tiempo.

El estilo lineal de Haring es todavía hoy aplicable, y cada vez más, como estilo de comunicación de nuestros días, para plasmar el grito mercantilista de los centros de las grandes ciudades en pósteres, escaparates, camisetas… Haring procedía de un ámbito ilegal de creadores de imágenes, que surgieron en los centros urbanos al margen del arte y de los intereses comerciales, y que utilizaban el espacio público para plasmar, con su simbología, aspectos clave de la vida cotidiana. Haring creó un lenguaje claro y comprensible mediante iconos que representaban las tendencias de la sociedad de una forma cognitivamente genial. Algunos lo ven como el iniciador del arte del graffiti. Dibujaba monitores y billetes de dólar sonrientes en un verde venenoso, o coros atravesados y tenazas punzantes negras simbolizando el horror del sida. Todo se mezclaba, y sus iconos se convirtieron en un expresivo lenguaje intelectual.

Haring siempre se sintió fascinado por las diversas técnicas de impresión, por las diferentes posibilidades de reproducción. A lo largo de su carrera hizo más de 60 ediciones diferentes en papel, tanto sueltas como agrupadas. Esta exposición 'Obra completa sobre papel' abarca desde 1982 hasta 1990 y representa la totalidad de su obra gráfica. Es una visión retrospectiva de su creatividad y de su actividad, y de la representación artística que, sin perder vigencia en nuestros días, representó fenómenos de impacto social en otra época. La incesante actualidad de la obra reside también en el hecho que los temas que aborda y sus mensajes son universales, como también lo son la dolencia y la muerte. Sin embargo, una de sus fortalezas consiste a ser capaz de inducir a la meditación, sin por eso caer en los efectos de un estilo moralizador. Los temas y la inspiración los encuentra en los graffitis de las grandes ciudades: «Los dibujos del metro me abrieron los ojos para entender esta manera diferente de ver el arte: el arte como una cosa capaz de impactar en las masas y que consiga movilizarlas».

Esta exposición es única en su género, puesto que es la única colección completa en el mundo de la obra impresa del artista. Documenta la obra de Haring en su totalidad y es, de alguna manera, una visión retrospectiva.

'Obra completa sobre papel' consta de un total de 215 trabajos que documentan el desarrollo artístico de Haring, desde que empieza a dibujar a los 17 «Blueprint Drawings», en los cuales la artista muestra el mundo de imágenes característico de toda su obra: escenas de fuerza y de amenaza, de sexualidad y de histerismo religioso se relacionan conscientemente expresando una interactividad inmediata.

La exposición ofrece una visión global del lenguaje iconográfico de Haring, formada por bebés, perros, ángeles y figuras de Batman, y su multicromia expresiva está rodeada de una aureola de impacto. «Icons» («Iconos») es como los denomina, y en realidad son imágenes de santos al servicio de la idolatría del espíritu de su tiempo. Además, la exposición nos permite ver una impactante guerra de imágenes enfrentada a textos del escritor modernista William S. Burroughs, en las series «Apocalypse» («Apocalipsis») y «The Valley» («El valle»). También hay unas interesantes colaboraciones con Andy Warhol en la serie «Andy Mouse».

Los dibujos «Pop Shops» («Tiendas pop») ocupan un gran espacio en la obra gráfica de Haring. Eran los motivos que Haring vendía en sus tiendas de Nueva York y Tokyo. Pop significaba para Haring el enfrentamiento directo y sin perjuicios de los símbolos, los colores y los ídolos forjados en el día a día mediante la publicidad, los mass media y la vida cotidiana en la calle. De los ingresos procedentes de las licencias que generaban la venta de sus chapas, sus camisetas, sus pósteres, etc., todavía se destina, hoy en día, un porcentaje a la investigación sobre el sida.