TENTATIVAS
DESDE
Y PARA LA PINTURA
DE
GUILLERMO PEYRÓ
ROGGEN
Antonio
Cabrera
1
Pintar
es hacer que la presencia alcance un rango superior al de la
narración.
2
Mirar,
observar, ver. Este es el orden pedagógico. Pero el
contemplador capta o entiende
o pregunta en medio de una experiencia desordenada. Ante un cuadro la
pedagogía
es miopía.
3
Tendemos
a pensar que la pintura añade mundo al mundo. No es
exactamente eso. Lo suyo es
una añadidura con retracción, con resta. Los
cuadros vienen al mundo a
corregirlo –su forma, tal vez, de completarlo-, y a hacerse a
un lado.
4
En
la frontera entre abstracción y figuración
arraiga un enigma alimentado por la
realidad y lo real, por la forma y la existencia.
5
Esto
tan extraño sucede delante del cuadro: vas hacia
él sin avanzar y vuelves hacia
ti, inmóvil, con noticias de él; el cuadro,
anclado, no te busca, no te espera.
6
El
ojo es boca. Mastica.
7
Si
me fijo en un detalle, apenas en unos pocos centímetros de
un cuadro, entonces
se producen ondas como de piedra en el agua.
8
Contemplar
lo pintado con atención, para contemplar la
atención de lo pintado.
9
Todos
los pasos que se dan ante un lienzo mientras se lo mira son pasos dados
fuera
del lienzo, pero dentro de su espacio.
10
Cada
vez que atendemos, fragmentamos.
11
En
el lado que tú estás no hay pintura, no lo
olvides. Mirar bien quizá no
consista en un llegar completo, pero ha de ser un salir.
12
Ese
dicho de supuesta hondura: “Cierra los ojos para
ver”. ¡Los ojos sólo son
abiertos!
13
En
la apreciación de la pintura se refugia la
extraña voluntad de percibir encima
de lo percibido, y así interminablemente.
14
Cuando
dejas de mirar un cuadro para ir a mirar otro, no te llevas nada, lo
dejas intacto.
15
La
pintura es una oda del color a sí mismo.
16
Las
ideas envidian a los colores.
17
Nunca
la geometría sola.
18
El
color salva a los elementos geométricos del desierto
cerebral. Puestos a su
cobijo o a su lado, los elementos geométricos dan frutos
invisibles. El pintor
pinta esos frutos.
19
Los
colores son los encargados de relativizar la luz, propensa al absoluto.
20
Color,
que es a la vez interrogación y respuesta.
21
El
color es lo menos íntimo que hay. El arte de la pintura debe
refutar esto.
22
La
atribución de fuerza meditativa al color lleva
explícito el reconocimiento de
que la luz piensa.
23
Cuando
una tonalidad de color única, más o menos
uniforme sobre la tela, captura la
mirada, puede decirse que la atrapa en el interior de una
afirmación.
24
No
por magia, sino por realidad pura, es como nos afectan los colores.
25
Los
colores formulan silogismos.
26
El
protagonismo de un único color es plural.
Monocromía: modo de producción complejo
y eficiente en la escasez.
27
Hacemos
juicios sobre el color, esto es, entramos hacia fuera.
28
Difuminación
aplicada al color: con luz, más niebla.
29
Evitar
la nitidez, y encontrarse así con lo que la luz esconde de
sí misma.
31
Píntese
el aire, porque la transparencia es una suposición.
32
Al
proponer una película cromática de igual
tonalidad que absorbe la coloración de
espacios o cosas, el pintor consigue acceder a un plano
lírico: algo que se
desconocía cristaliza ahora como desconocido.
33
Cuanto
más silencio acumula, más reverbera el cuadro en
la mirada, más la convoca. El
arte no es nunca cosa de sentidos solitarios.
34
Línea
de sombra en diagonal: melancolía.
35
El
silencio es el propósito secreto de la geometría.
Con la más simple, la de
paralelas y ángulos, la mudez más honda.
36
La
luz no suena, pero clama y reclama.
37
Esa
apatía fascinante de los rectángulos.
38
Estancias
sin anécdota, largas pulsaciones de sólo
oxígeno, sin sangre.
39
En
los escenarios de vida vacíos queda una resonancia visible.
Mírala dentro del
cuadro: es el color, su exactitud y su bruma.
40
El
hombre es el único ser que genera abandono en los espacios
que abandona.
41
Toda
ausencia tiene lugar.
42
Habitación
en la que flota a solas la ceniza de una luz quemada.
43
Los
recintos donde ya no respira nadie avanzan hacia la lejanía.
44
Espacios
Hopper.
Miramos estas
variaciones sin figuras desde una oscuridad vespertina, desde fuera,
con cierto
alivio, sin envidia de su hermoso resplandor inútil.
45
Líneas
rectas rojizas cruzándose, andamios que levanta la luz.
46
La
profundidad la da el énfasis de la superficie.
47
Allí
donde el tono varía suavemente y transita dentro de su
color, allí, la luz
salmodia.
48
Nunca
es tan paciente la mirada como cuando recae sobre un único
color: espera acto
en la potencia.
49
El
aire es horizontal.
50
El
eclipse.
Fondos aéreos que contienen
un fermento misterioso, un fermento de tierra.
51
Quien no
ha mirado nunca una pared por el mero hecho de mirarla
¿cómo puede saber que la
luz quiere explicarse?
52
¡Ah,
las ventanas ajenas!
53
Las
fachadas existen por la tarde.
54
Sin
muros ni paredes las sombras no hubieran adquirido tanto prestigio. Y
viceversa.
55
Ventanas
hacia dentro.
56
La
poesía de estas ventanas pintadas reside en su quietud, lógica pero
inconcebible.
57
Lo
estático no se cansa de mí.
58
Cada
segundo se yergue ante la luz estricta y la entorpece. Sé
que hay tiempo porque
hay sombras.
59
El
que ve sombra ve más.
60
La
misericordia física de la luz se llama sombra.
61
Agradezcamos
a las persianas su naturaleza intelectual y benévola. Ellas
matizan la
imposición del mundo y filtran, anulándolo, su
veneno de ser.
62
Pintar
la luz que entra en una habitación ¿es
elegía o elogio?
63
Cuando
el sol entra en nuestra casa y se pega a la pared de un cuarto,
tamizado o
pleno, es bueno corresponderle con una reverencia mental.
64
Pensemos
en los ángulos más a menudo.
65
Las
aristas, con filos que esplenden, con nidos de penumbra.
66
En
los rincones mueren cosas. Entre ellas, las rectas y la claridad.
67
Que
un poco de sombra conviva con luz. Que algo de luz manche o toque la
sombra.
Estos son, además de mínimos morales,
mínimos estéticos necesarios que
inconscientemente
esperamos cada vez.
68
La
pura luz presenta siempre una conducta salvaje, desatada. Los pintores
tratan
con luz impura, crean belleza contra la voluntad de la luz.
69
Uno de los
más sorprendentes poderes del color consiste en hacer que la
luz se olvide de
su velocidad.
70
5 a.m. Al mirar el reloj no
podemos ni imaginar la energía que gobernamos, pues diciendo
una hora concreta
paralizamos la luz.
71
En
la textura lograda del resplandor hay dos efectos poéticos:
uno, visible, es el
reparto de la materia y los matices pictóricos; el otro, que
se percibe
presente aunque invisible, la hilatura de realidad cubierta al ser
iluminada.
72
Desde
dentro de un coche el mundo se hace naturalmente externo, ya no finge.
73
El
marco de la ventanilla, incluso con el cristal bajado, separa siempre.
Es así
como el automóvil crea distancia, aunque lo usemos para
superarla.
74
En
lo visto al pasar hay pruebas de que la realidad no nos necesita.
75
Una
abrumadora cantidad de cosas existentes, la inmensa mayoría
de ellas, se nos
presenta en los segundos planos. Casi nada está muy cerca.
76
Si
un árbol se deslíe en la luz, echa
raíces en ella.
77
Wise
One.
Geometría esquemática y
densa, red para apresar espacio inane: algo fugaz, indiferente, un
ciego pájaro
de nada.
78
El
gris es un rumor inacabable.
79
Los
ojos buscan en el gris como en ningún otro color.
80
El
gris: su súplica, su desdén.
81
De
los espacios reconocibles pero despojados, reducidos a color y
geometría,
pintar la musculatura de su vacío.
82
Dado
que está, la luz no cae:
recae, va a
parar, se queda, continúa.
83
La
pintura, cuando se ocupa de cosas inertes, las vuelve inertes de nuevo,
las resucita.
84
Del
color cabe esperar su vibración, su incertidumbre,
equivalente a su verdad.
85
Antes
que esconder, la difuminación desvela por medio de una
minuciosidad nueva.
86
La
pupila disfruta con lo preciso y con lo vago. No es un
órgano del todo
cristalino.
87
Como
la música, la pintura tiene también su tempo,
y la mejor se mueve siempre en la gama rítmica de la
lentitud.
88
Sí,
un cuadro puede ser lento. Y debe serlo, fluyendo desde él
mismo hacia él
mismo.
89
Cuadro,
fondo para esfera de reloj.
90
Pincel quisiera derrotar a Instante.
91
El
color actúa como esqueleto externo de la verdad de un
cuadro. Los buenos
degustadores acaban aprendiendo que, además, es
también toda la carne.
92
El
aire no monologa nunca. La luz tampoco. Su conversación
procede del origen, lo
ocupa todo, aunque los ojos no siempre la atienden. Los pintores
hubieron de
desarrollar ese oído.
93
Desde
el punto de vista de la nutrición espiritual, la pintura
ofrece pasta de luz, un alimento
artificial,
sintético, de aparente asimilación inmediata.
Menos indicado para los nervios
que para el pensamiento, proporciona a éste ciertos difusos
estados saludables.
94
Cuadro
como flor: del color exhala el aroma, desde la geometría
crece el tallo.
95
En
la pintura –igual si se la crea que si se la contempla- se
refugia esta
perversión: nadie se conforma con ver.
96
Te
dicen: “Aprópiate del cuadro, que forme parte de
ti por impregnación o análisis”. Una ingenuidad, una
equivocación. Vale
más que se mantenga distante en tu interior.
97
Sois
tres: hay una capa de aire entre el cuadro y tú.
98
El
cuadro no respira: toma aliento y lo retiene. Lo retiene.
99
Delante
de un cuadro, todo pensamiento sobre él se comporta como una
pompa de jabón.
100
“-Hazme
callar”, termina pidiéndole la mente al ojo.