Susana Valls Camps
SOBRE EL CONSUMISMO
De los variados y múltiples temas tratados en clase he de decir que uno de los que más me ha interesado es el tema del consumismo. Este tema me ha parecido muy interesante puesto que sinceramente yo me considero una consumidora más, y es que realmente los medios de comunicación nos incitan en cada momento y lugar a consumir, parece que si no consumes estás de cierta manera excluido del sistema.
Te presentan como un bicho raro y nunca mejor dicho porque sin ir más lejos, en el anuncio televisivo de ONO, los que no pertenecen a esta compañía aparecen como bichos, si, si, unos bichos que se avergüenzan de serlo porque se sienten diferentes a los demás, a los que sí pertenecen a ONO, se sienten excluidos.
Actualmente nos bombardean con anuncios en cualquier lugar y a cualquier hora, la televisión es el medio principal pero no el único. Podemos encontrar anuncios en las revistas, periódicos, en nuestros buzones, en Internet, en los autobuses, en la radio, en las pancartas de las carreteras, con mensajes a móviles, en camisetas, gorras, sudaderas… e incluso en la playa, tumbados tranquilamente, y entonces aparece la típica avioneta con la pancarta del lugar de ocio más famoso del momento o con el helado que más apetece ese verano. ¡¡¡Es realmente estresante!!!
Y claro, al final la gente como somos “débiles” y realmente en el fondo unos consumistas empedernidos, pues esa noche acudimos al centro de ocio más famoso o nos tomamos el deseado helado.
La verdad es que nadie escapa a las grandes redes del consumismo y es verdaderamente increíble porque una vez en un cursillo de la Cruz Roja me quedé impresionada al ver que en una zona africana de verdadera miseria había entre el hambre y las enfermedades un chiringuito de Coca-Cola!!!, ¿quién se lo puede creer?,pues es patético pero cierto.
Y ahora con el boom de los teléfonos móviles: que si el mío tiene colores, pues el mío hace fotos, pues anda que el mío tiene Internet!!! ¿Y qué? Al fin y al cabo son teléfonos y hace veinte años nadie tenía y todos vivían igual de felices o incluso más porque no eran esclavos de su teléfono y ahora si. Yo también lo soy, lo reconozco, pero es que nos incitan a serlo, pero cada uno es libre de hacer lo que quiera… es muy complicado!
Dejando a un lado el teléfono, el consumismo por excelencia se centra en los automóviles. El que no tiene coche es un marginado, no goza de esa sensación de libertad, de autonomía, de superioridad que nos quieren hacer creer las empresas del automóvil. ¡El coche sirve simplemente para desplazarse! Y lo vuelvo a confesar, también soy víctima del coche. ¿Qué puedo hacer? Aunque yo no tuviese móvil, ni coche ni fuera al lugar de ocio, el mundo seguiría igual (¿o no?). Tal vez ese es nuestro problema, que nos dejamos engañar porque realmente creemos o queremos creer que no tenemos en nuestras manos el poder de cambiar el mundo. No sé si lo tendremos pero ante todo podríamos pensar, antes de cambiar al móvil de último modelo; que en esos momentos están muriendo cientos de niños, que escapan del consumismo para caer directamente a las manos de la muerte por falta de alimentos, agua e higiene. Supongo que es bueno pensar en esto de vez en cuando aunque a los cinco minutos sigamos con nuestra vida consumista.