1.3.3.1
NÚMEROS CURRENS EN EL LIBRE ACCESO
Lo suscrito se aplica
tanto a los documentos bajo la sigla M como a los documentos
que van sin sigla alguna de tipología documental.
Número
currens de monografía
Se les dotará en la
base de datos de tres dígitos para poder ordenarlos
hasta el 999 (a continuación de cada notación de la CDU
o tres letras de punto de acceso que les precede)
Cuando una notación
exceda de los tres dígitos (porque en dicha notación se han introducido
gran cantidad de ejemplares) asociados a ella, los técnicos de la base
de datos –previa adición de un cero decimal- nos autorizarán a meter
cuatro dígitos; pero esto se irá haciendo notación a notación. Lo
que sí que está calro es que en absoluto conviene normalizar para estas signaturas mayores cantidades
a secuenciar.
Subcurrens
o número currens de volumen de monografía
Se les dotará de
dos dígitos en la base de datos para poder ordenarlos
hasta el 99 (siempre a continuación del número currens del
volumen) Van separados del currens por un guión.
Sirven para ordenar
entre sí los volúmenes de las monografías en varios volúmenes
tengan o no tengan título distintivo .
Hay que tener muy en
cuenta que, excepto en la sala de referencia o despachos, donde a veces
puede convenir agrupar una serie de consulta (y, aún así, dicha serie
sólo lleva número de obra y no se le añade el de volumen),
a las series de periodicidad indeterminada
(es decir, no publicaciones periódicas) no se las agrupa mediante el
subcurrens.
Los subcurrens
o currens de volumen tienen su razón de ser en que interesa
a los usuarios tener agrupadas las obras en volúmenes, y no dispersas
como hasta ahora según la materia de cada volumen.
Aunque cataloguemos volumen a volumen,
éstos los agrupamos físicamente mediante este segundo nivel.
En este segundo
nivel la secuencia numérica será siempre correlativa y sin otras
subdivisiones, traduciendo a números arábigos las divisiones romanas,
alfabéticas, etc. Dicha secuencia reflejará la primera secuencia que
la editorial ha concebido para dividir la obra, incluso aunque se
repita (en este momento, el número asignado cumple las
funciones del número de obra en
las salas de Referencia, es decir, que de cualquier otra subdivisión
informa el lomo del libro)
Por ejemplo,
habrá volúmenes designados editorialmente T.II , vols.1 y.2, T.II
vols.3 y 4, etc. que en el subcurrens serán el 02
para ambos volúmenes. Y habrá volúmenes designados Tomo
I y II (que es el primer vol.umen) y Tomo III (que es el
segundo volumen) y T.IV a VI (que es el tercer volumen)
que habrá que designarlos en el subcurrens como 01, 03, 04
respectivamente, aunque dé la impresión de que la obra está incompleta.
El problema radica
en la dificultad que tenemos en dar orden a obras en volúmenes de mucha
complejidad en su secuencia y de las cuales, en muchos casos, sólo
tenemos pocos volúmenes. Reflejar la que ha puesto en primer lugar
la editorial nos asegura el acierto a costa de la imprecisión. Cuando,
a pesar de todo, la secuencia no esté clara habrá que consultar
fuentes externas
Cómo dotar de número
currens de volumen o subcurrens
a un volumen suelto de una monografía en volúmenes
cuyo puesto lo está ocupando un ejemplar de la misma o distinta edición.
Siempre hay que volver
a la base de datos, al fichero de títulos,
ver las informaciones de copia
de dicha obra en las distintas ediciones de la misma editorial,
ver dónde puede ocupar su sitio y luego ir al fichero topográfico
para descartar que
otro volumen ya esté ocupando el lugar (aunque sea de otra edición
y año) Si así fuese, hay que dotarlo de nueva secuencia que,
a su vez, agrupe (o no, porque ya no hay más volúmenes en la biblioteca)
nuevas entradas de volúmenes de la obra. Puede ser engorroso sobre
todo para obras muy repetidas pero no hay más remedio que hacerlo si
queremos ser precisos al formar la colección.
.
Cómo distinguir
en el documento la numeración de volumen de monografía del número
de volumen de serie a la hora de asignarle
la signatura currens de volumen o
subcurrens
Está claro que un
documento puede ser dos cosas a la vez, es decir, pertenecer a una serie
numerado con un número, y a una monografía numerado con otro,
pero aquí sólo tenemos en cuenta este segundo número, el de volumen
de monografía, ya que las series nunca las reflejamos en el tejuelo.
Formalmente, las monografías suelen llevar la numeración de volumen
en portada después del título propio de la obra general, seguido del
título –distintivo o no- del volumen. Pero incluso en el caso de
que cataloguemos la obra según el modelo B de obras en volúmenes
de la base de datos (es decir, poniendo el título propio
como si fuera de serie,), hemos de ubicar los volúmenes todos juntos.
Ahora bien, hay
una excepción: cuando pisemos terreno fronterizo, como el de las
series más o menos largas o del tipo Obras completas de...
y el de aquellas relativamente cortas con la coletilla bajo la
dirección de, que siendo series hay voluntad clara de cerrarlas
en un período determinado, hemos de considerarlas también como monografías
en volúmenes y también poner éstos todos juntos con el
consiguiente subcurrens.