• Paul Ehrlich (1854-1915)
  • Über den jetzigen Stand der Chemotherapie, Berichte der deutschen chemischen
    Gesellshaft, 42, 17-47 (1909). Traducción castellana por J. M. López Piñero
La quimioterapia etiológica
"La diferencia entre farmacotoxicología y terapéutica experimental es bastante clara, ya que la primera se ocupa principalmente de estudios en animales normales, mientras la segunda realiza predominantemente sus investigaciones con animales que padecen una enfermedad. Ambas son disciplinas fundamentales e indispensables. La anatomía normal y la patología se han independizado en la actualidad para beneficio de la ciencia. La misma separación es probablemente necesaria en el caso de la farmacología y la terapéutica experimental, puesto que las condiciones para una labor realmente fructífera son tan diferentes en
uno y otro campo que una sola persona no puede dominarlos por com-pleto. No hace falta decir que tienen el mismo origen y muchos temas en común. Ambas se ocupan del problema de la acción tóxica, que a su vez plantea el de la célula y su biología. No puedo ocultarles que, sobre todo en este contexto, la venerable farmacología está en deuda con la
nueva disciplina, que ha desarrollado la teoría de que la distribución desempeña un importante papel en la acción de un medicamento durante varias décadas en las que tal punto de vista era ignorado por la farmacología y la toxicología.
La idea de que los medicamentos sólo actúan sobre las estructuras somáticas en las que se acumulan es muy antigua, remontándose a las primeras epocas de la medicina. No obstante, es un principio que care-ce de utilidad si no es verificado y sirve de base para ulteriores investigaciones.
Me interesé por este tema cuando trabajaba sobre colorantes vitales administrados por inyección. Resulta fácil comprobar macroscópica y microscópicamente la distribución de estas sustancias, que varía considerablemente de acuerdo con su estructura química. De particular interés son los hallazgos que se obtienen con el azul de metileno, que posee una afinidad específica por las fibras nerviosas vivas. Como consecuencia de la misma, la distribución del colorante puede ser correctamente seguida hasta las más finas ramificaciones nerviosas en un fragmento de tejido que haya sido extirpado recientemente. Lo mismo puede realizarse en el animal vivo. Por ejemplo, los parásitos que atacan la vejiga de la rana y que succionan allí sangre pueden teñirse inyectando a la rana. Los parásitos así obtenidos aparecen al microscopio como gusanillos dotados de movimientos circulares y con los nervios y músculos coloreados de azul... El rojo neutro, a diferencia del azul de metileno, tiñe los llamados gránulos en casi todas las células del organismo, mientras que el azul de pirrol, formado por la condensación de tetrametildiaminobenzofenona y pirrol tiñe únicamente los gránulos de un solo tipo celular, tal como ha demostrado el Prof. E. Goldmann. Cualquiera que haya visto la gran belleza que caracteriza las tinciones vitales y la discriminación que se consigue con ellas queda convencido, sin necesidad de otras pruebas, de que la distribución de las sustancias en los más finos elementos estructurales es el rasgo distintivo de las investigaciones farmacológicas.
He clasificado los colorantes en neurotrópicos, lipotrópicos y politrópicos, según donde se acumulan en el organismo vivo, es decir, en el sistema nervioso, el tejido adiposo, etc. Una sustancia sólo puede producir un efecto terapéutico determinado si posee el tipo de afinidad adecuado. Para conseguir un efecto sobre el cerebro hay que utilizar una sustancia neurotrópica, mientras que para actuar sobre los parásitos es necesaria una parasitotrópica...
La tarea específica que la terapéutica experimental debe acometer en primer término es encontrar la forma de curar las enfermedades infecciosas provocadas experimentalmente. Es cierto que la inmunización activa y pasiva, que debemos a Koch y Behring, es una poderosa arma que ha sido ya utilizada con éxito en el tratamiento de muchas enfermedades, y que será cada vez de mayor importancia en el futuro. La característica más destacada de la seroterapia es que los agentes protectores son productos somáticos que ejercen una acción parasitotrópica selectiva y que carecen de acción organotrópica. En este caso disponemos de lo que podíamos llamar «balas mágicas», que hacen blanco en el organismo patógeno extraño al cuerpo pero que carecen de efecto sobre este último y sus células. Por ello es evidente que, en los casos adecuados, la administración de sueros es superior a cualquier forma de tratamiento. Sabemos, sin embargo, que en una serie de enfermedades infecciosas, especialmente las causadas por protozoos, la seroterapía no es practicable o significa una gran pérdida de tiempo. A esta categoría pertenece el paludismo, las diferentes formas de tripanosomiasis y, probablemente, también un grupo de infecciones producidas por espirilos. Todas estas estas enfermedades tienen que ser tratatadas con sustancias químicas, es decir, que la quimioterapia ha de sustituir a la seroterapia.
Las sustancias quimioterápicas son venenos que no solamente atacan al parásito, sino que también afectan y perjudican al organismo. Hay agentes que ejercen al mismo tiempo una acción parasitotrópica y otra organotrópica y resulta imposible predecir el resultado de un ensayo terapéutico con ellos. Por ejemplo, es sabido que cuando R. Koch intentó curar con sublimado de mercurio animales infectados, encontró que las dosis más elevadas que era posible administrar carecían de todo efecto sobre los parásitos y mataban, en cambio, al animal. En este caso, la actividad organotrópica era tan superior a la parasitotrópica que esta última no era factible obtenerla in vivo.
Para que se desarrolle con éxito la quimioterapia debemos buscar sustancias que posean una elevada afinidad y una gran potencia letal en relación con los parásitos, pero que tengan una baja toxicidad para para el organismo, de forma que resulte posible matar los parásitos sin dañar al cuerpo de modo importante. Deseamos atacar a los parásitos lo más selectivamente posible. En otras palabras, deseamos aprender a apuntar y a apuntar en un sentido químico. La forma de conseguirlo es sintetizar por medios químicos tantos derivados como sea posible de las sustancias apropiadas".
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