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"No obstante la oposición de los médicos del siglo décimo séptimo; y la famosa sentencia del parlamento que proscribió el emético, a pesar de los chistosos sarcarmos de Guy-Patin, la utilidad de las preparaciones antimoniales ha sido reconocida mucho tiempo hace, y felizmente por esta vez la preocupación se ha sometido a la experiencia.
Esperamos que lo mismo sucederá con las nuevas sustancias que la química y la fisiología, de común acuerdo, nos señalan como unos medicamentos preciosos; la repugnancia que muchos prácticos ilustrados tienen en usarlos desaparecerá pronto en vista de los resultados de la experiencia, que hacen apreciar cada día más sus ventajas.
Entre las varias causas que han retardado los progresos de la materia médica, es necesario contar la imposibilidad en que se hallaba el análisis química de aislar los diferentes elementos que componen los medicamentos. Pero aunque se hubiera podido hacer este análisis como en la actualidad, la persuasión en que estaba y en la que se hallan todavía algunas personas, de que los medicamentos obran de distinto modo sobre hombres que sobre animales, habría impedido el conocerse las propiedades de estos distintos principios. Sin embargo, esta opinión es muy equivocada; porque quince años de experimentos de todas clases hechos en nuestro laboratorio, y en los enfermos que hemos visitado, nos ponen en estado de asegurar que los medicamentos y los venenos obran del mismo modo en los hombres que en los animales. Mi certeza en esta materia es tal, que no tengo el menor temor de experimentar en mí mismo las sustancias de cuya benignidad hemos podido asegurarnos en nuestras tentativas sobre los animales; pero no aconsejamos a nadie que haga la prueba en sentido inverso.
Esta es la marcha que hemos seguido y por la cual hemos llegado a señalar las propiedades fisiológicas y las virtudes medicinales de la mayor parte de las sustancias reunidas en este Formulario.
Son ya bastante numerosas y obras eficazmente en cortas dosis: están exentas de todo principio que pudiera ocultar o impedir su acción; sus efectos son ciertos y bien caracterizados, y no pueden desconocerse, pues se han estudiado sobre los animales igualmente que sobre el hombre sano y enfermo. Siendo conocidas sus propiedades químicas, y perfectamente determinado el medio de conseguirlas, no hay que temer variación alguna en su fuerza o en su modo de obrar. En fin, cada una de estas sustancias es un medicamento sencillo y enérgico, y el tiempo decidirá definitivamente acerca de las ventajas o las inconvenientes que presenten...". |
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