La enseñanza
del sordomudo por el método oral puro
Faustino Barberá Martí
El año 1891 pude, al efecto,
observar por vez primera, en la Institution nationale des sourds-muets,
de Paris, la técnica de su aplicación y los resultados
que allí obtenían con su empleo. La presentación
de los niños no pudo ser más satisfactoria: con
talante sosegado, su lectura labial era pronta, su voz clara,
su fisonomía natural, al hablar no movían las manos
y el estado de instrucción era bueno: resultado en el
que ve, desde luego, el conocedor de estos alumnos, la meta,
la aspiración a donde convergen, y han convergido siempre
las miras de los institutores.
Pero aún desconfié de esta observación en
el renombrado Instituto, porque tan brillante éxito podía
ser hijo de condiciones especiales de aquellos alumnos, o de
la habilidad de sus maestros, y esta consideración me
impidió todavía el darme por convencido de la excelencia
del método, y me obligó, a esperar observaciones
personales más decisivas, que pensaba realizar en las
propias escuelas italianas, en las que con más entusiasmo
le preconizaban y mayor pureza le tenían adoptado.
¡Quizás en lo que yo creía aplicación
severa de la lógica a la investigación de la verdad,
hubiera más bien exceso de cariño al método
mixto, con el cual había simpatizado, a puro oir su apología
de boca de muchos maestros españoles! Pero sin que yo
pueda hoy, precisar el móvil de aquellas dudas, si que
podré
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atestiguar estos hechos, con
la misma seguridad que puedo responder, de que nunca cejé
en el intento de ver claro en el asunto, y de formarme una opinión
cimentada en los hechos.
En tal estado las cosas, fue acicate de este mi deseo, el discreto
y elocuente discurso leído por el Sr. Granell y Forcadell,
profesor del Colegio Nacional de Madrid, en la distribución
solemne de premios a los alumnos, realizada el día 23
de junio de 1893. Dicho escrito dice, tratando de los maestros
españoles de la palabra, "lo que a mi entender hace
falta, es, un verdadero guía que los dirija y que se busque
un método verdaderamente racional y práctico",
y hablando de mejoras en la enseñanza de aquel centro,
indica la necesidad que había de que "fueran al extranjero
uno o varios profesores a estudiar los progresos que se habían
hecho, para que luego se implantaran en el Colegio. Con todo
ello, continua, daríamos un gran paso y responderíamos
al adelanto moderno que tan exigente es en materia de educación".
Estas excitaciones del profesor madrileño, repito, fueron
acicate y razón poderosa, para que, lo que yo miraba hasta
entonces como curiosidad científica personal, tomase luego
el carácter de misión patriótica, y para
que me creyera en cierto modo, obligado a dar un objetivo más
amplio a mi escrutadora expedición. Así es, como
tras observar durante la primavera última en los Institutos
de sordomudos de Nápoles, Florencia, Sena, Verona, Milán,
Turín, Génova, y aún en los de Roma, en
donde harto se me dificultó por la asistencia a los actos
del XI Congreso Médico Internacional, como representante
del Instituto Médico Valenciano; tras de encontrar en
estos centros, la confirmación práctica, experimental,
palpable, evidente, de cuanto había leído en las
obras de Tarra y de otros pedagogos distinguidos, encomiadores
del método oral puro; tras de ver por mis propios ojos,
lo que los detractores negaban, y por consiguiente, tras de haber
alcanzado un convencimiento pleno de la eficacia, y de su superioridad
sobre el método mixto: he creído muy oportuno,
he creido casi un deber patriótico, intentar la propaganda
entre los maestros españoles, escribiendo un pequeño
libro que dé a conocer, cuáles son los principios
que actualmente informan la instrucción y la educación
del sordomudo en Italia, y en las naciones más adelantadas
del mundo, cuáles son los fundamentos del método
oral puro, con tanto entusiasmo aclamado por los 254 maestros
reunidos en el indicado Primer Congreso Internacional de educadores
de sordomudos, y cuáles son los procedimientos utilizables
al aplicar aquellos principos al estudio del habla española...
Faustino Barberá, La
enseñanza del sordomudo por el método oral puro,
Valencia, Manuel Alufre, 1895, pp.XIV-XIX.
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