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El I2SysBio investiga el uso de partículas defectuosas que “sabotean” el virus de la COVID-19

  • Unidad de Cultura Científica y de la Innovación
  • 3 febrero de 2021
Santiago Elena.

Un proyecto del Instituto de Biología Integrativa de Sistemas liderado por el investigador Santiago Elena está desarrollando un tratamiento contra la COVID-19 basado en las “partículas de interferencia defectuosas” (DIP), fragmentos provenientes del mismo virus, las cuales se replican en el interior de las células y dificultan la propagación del virus hasta el punto de poder eliminar su capacidad de replicarse.

El proyecto CoV2TIP propone un método antiviral que implica el uso de los mismos mecanismos de replicación viral, los cuales se vuelven en contra del virus en el momento que entran en acción unas partículas defectuosas que el mismo virus genera y que interfieren en la acción del patógeno.

La investigación, liderada por el profesor Santiago Elena, está financiada por el CSIC, el cual participa conjuntamente con la Universitat de València, y busca aplicar estos conocimientos para combatir la actual epidemia de la COVID-19.

“Esto es algo que se sabe desde la mitad del siglo XX que existen, en otros virus; en el de la gripe, el de la polio, el de la rabia, en todos los virus de ARN, incluidos los coronavirus. Nuestro objetivo, entonces, es saber cuántas existen, de estas defectivas, en cuanto se acumulan en pacientes, y después buscar si hay un efecto sobre la replicación del virus”, declaró Santiago Elena.

Primero, explica el investigador, se está trabajando en una selección y caracterización de estas partículas que interfieren en la acción del virus, y la siguiente fase será la de la optimización de esta función de interferencia que darán lugar a las llamadas partículas terapéuticas (TIP).

Estas partículas, explica Elena, son fragmentos de material genético que se originan de manera accidental durante el proceso de replicación del virus, pero que tienen la capacidad de volver a ser replicados. Las partículas compiten con el “virus completo” y dificultan su acción hasta el punto de impedir su propagación.

Los fragmentos pueden ser “encapsulados” y tomar la forma del virus, por lo que pueden salir y actuar por sí mismas, pero a diferencia del virus, estas partículas no pueden replicarse, por ejemplo, si entran en una célula solas, por lo que son inofensivas. Si estas partículas, sin embargo, entran junto con el virus completo, podrán “parasitar” el virus para que replique estas partículas inofensivas a costa del virus.

Al encapsularse, explica Santiago Elena, les permite tomar una función inmunitaria, ya que el cuerpo reconoce estas partículas y activa la creación de anticuerpos, lo que convierte estas partículas interferentes en una especie de “vacuna viva que puede evolucionar”.