- Observaciones: El copete es
el pelo de la frente (copetazo es aumentativo); testuzo es lo mismo que
testuz, la nuca; y bozo es el vello del labio superior en los
jóvenes.
Góngora describe estas tres partes más las mejillas con
cuatro
tipos de seda: la pelusa es el que tiene más pelo (Píramo
tenía el flequillo poblado); en cambio, la nuca la tenía
afeitada (el tafetán tiene menos pelo). Así, resulta que
Píramo lleva el pelo como era costumbre en la España de
Góngora.
En las mejillas todavía no le había brotado la barba (el
raso es liso, sin pelo) y el bozo era poco velludo (con poco vello, o
bien
[un] poco de terciopelo, pues velludo era sinónimo de
terciopelo).
Notemos el valor de la construcción condicional: si su testuzo
es
tafetán, entonces su gran copete es pelusa, porque en la frente
tiene mucho más pelo que en la nuca.
Espadas negras eran las espadas sin punta ni filo usadas en esgrima.
Una
estocada de puño es la estocada que se da cuando el oponente
está
cerca y que no requiere mover el cuerpo, sino sólo extender el
brazo.
Cuando se da una estocada en estas condiciones y con una espada negra,
ésta se dobla, y adopta la forma de las cejas negras de
Píramo
(si la espada no es negra el rival muere). Rufo significa
rufián,
sus cejas son como las de un rufián, pero dulces, es decir, le
dan
el aspecto de un rufián simpático, de un pícaro.
La construcción de la última cuarteta es: Con su [de
Píramo]
herramienta al uso, Cupido quiso encarnar en Píramo un chuzo, el
mejor de su armería. La estructura sintáctica es la misma
que la de "Con su protagonista, el autor quiso retratar en la novela un
donjuan, el más famoso de todos". En nuestro caso: al hacer la
herramienta
al uso [para tal uso, que no se especifica, pero se sobrentiende,
siendo
Cupido quien la hace], Cupido quiso hacer una lanza de carne, la mejor
de su armería.
Comentarios:
Observemos cómo Góngora ha usado tanto las
cejas de Tisbe como las de Píramo para describir
simbólicamente
la psicología de los protagonistas: las cejas de Tisbe
simbolizaban
el suave yugo que imponía a sus admiradores, al tiempo que no
eran
como el arco iris, es decir, no propiciaban el cese de los llantos. Las
cejas de Píramo son como espadas negras dobladas por una
estocada
de puño, lo que simboliza un ataque inesperado y a la vez
inofensivo,
es decir, las pillerías de un pícaro.