(1621)

Guarda corderos, zagala,
zagala, no guardes fe;
que quien te hizo pastora
no te excusó de mujer.
4

Tortolilla gemidora,
depuesto el casto desdén,
tálamo hizo segundo
los ramos de aquel ciprés.
24

Sacude preciosos yugos,
coyundas de oro no den,
sino cordones de lana,
al suelto cabello ley.
44
La pureza del armiño,
que tan celebrada es,
vístela con el pellico
y desnúdala con él.
8

No para una abeja sola
sus hojas guarda el clavel:
beben otras el aljófar
que borda su rosicler.
28

Mal hayas tú si constante
mirares al sol, y quien
tan águila fuere en esto,
dos veces mal haya y tres.
48
Deja a las piedras lo firme,
advirtiendo que tal vez,
a pesar de su dureza,
obedecen al cincel.
12

El cristal de aquel arroyo,
undosamente fïel,
niega al ausente su imagen
hasta que lo vuelve a ver.
32

Mal hayas tú si imitares,
en lasciva candidez,
las aves de la deidad
que primero espuma fue.
52
Resiste al viento la encina,
mas con el villano pie;
que con las hojas corteses,
a cualquier céfiro cree.
16

La inconstancia al fin da plumas
al hijo de Venus, que
poblando dellas sus alas,
viste sus flechas también.
36

Solicitando prolija
la ingratitud de un doncel,
ninfa de las selvas ya
vocal sombra vino a ser.
56
Aquella hermosa vid
que abrazada al olmo ves,
parte pámpanos discreta
con el vecino laurel.
20

No pues tu libre albedrío
lo tiranice interés,
ni amor que de singular
tenga más que de infïel.
40

Si quieres pues, zagaleja,
de tu hermosura crüel
dar entera voz al valle,
desprecia mi parecer.
60

Notas:

v. 2: Fe es fidelidad.
v. 3: Que Dios, al hacerte pastora, no hizo que dejaras de ser mujer. (La mujer es voluble por naturaleza.)
v. 5: La piel del armiño se usaba en peletería. Le dice que se vista con la pureza de la piel del armiño, pero que cuando se quite el pellico abandone también su pureza, que no se conserve pura.
v. 13: El pie de la encina es firme como los villanos, sus hojas son volubles como los cortesanos.
v. 17: Antiguamente era costumbre hacer que las vides treparan sobre los olmos, y la forma en que éstas se abrazaban al árbol es una metáfora clásica para el abrazo de unos amantes. "Parte" es "comparte".
v. 29: El arroyo olvida a quien se refleja en él hasta que vuelve.
v. 33: La inconstancia hace voluble al Amor.
v. 37: No te mantengas fiel ni por interés ni por amor (en el que predomine el querer a un solo hombre frente a la infidelidad).
v. 41: Que tu pelo no se sujete por yugos de oro, sino por cordones de lana.
v. 45: Se creía que las águilas podían mirar directamente al sol.
v. 49: Los cisnes, aves de Venus, nacida de la espuma del mar.
v. 53: Eco, buscando el amor de Narciso, terminó convertida en eco.
v. 57: Si quieres dar al valle, no medias voces, como Eco, sino tu voz entera, es decir, si quieres llenar los valles con tus lamentos, no sigas mi consejo.