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Menos en renunciar tardó la encina 350
el estranjero errante,
que en reclinarse el menos fatigado
sobre la grana que se viste fina
su bella amada, deponiendo amante
en las vestidas rosas su cuidado.
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Saludólos a todos cortésmente
y, admirado no menos
de los serranos que correspondido,
las sombras solicita de unas peñas.

Comentarios:

Recordemos que el peregrino había permanecido escondido porque hubiera sido embarazoso si lo hubieran encontrado sólo con las mujeres.

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