• Prosificación: Después fue Zodíaco cristalino a [un] glorioso pino, émulo vago del ardiente coche del Sol, este elemento [el mar, el agua], que había sido cuatro veces ciento [veces] dosel al día y tálamo a la noche cuando [el pino] halló la bisagra de fugitiva plata, aunque estrecha, abrazadora de un océano y otro, siempre uno, o bese las columnas o la escarlata tapete de la Aurora. Esta nave, pues, ahora, varada pende a la inmortal memoria en el húmedo templo de Neptuno con nombre de victoria.
  
  
• Observaciones: Ahora habla de la nave de Magallanes-Elcano [1519-1522] (el glorioso pino), que imitó al Sol dando la vuelta al mundo (por eso es un émulo vago [competidor en el movimiento] del coche del Sol). Puesto que el Sol se mueve por el Zodíaco a lo largo del año, el agua por la que se desplazó la nave fue para ella un Zodíaco cristalino. Esta agua, el mar, había sido cuatrocientas veces dosel al día y tálamo a la noche, o sea, el mar había tenido cuatrocientas veces al Sol bajo sí antes del amanecer y le había servido de cama otras tantas al anochecer. En definitiva, habían pasado cuatrocientos días de viaje cuando encontró el estrecho de Magallanes, una bisagra de agua que une el mar del Norte y el mar del Sur, haciendo que en realidad sean uno solo. Tanto si besa las columnas de Hércules en occidente como si besa la escarlata que sirve de tapete a la Aurora en oriente.
  

  Una vez más, aunque la nave se llamaba Victoria, en el verso 480 la palabra victoria no es su nombre. Afirma que su nombre da cuenta de la victoria que supuso su viaje. La nave Victoria estuvo varada en la huerta de las atarazanas del Rey, en Sevilla, como lo que podríamos considerar una pieza de museo. El húmedo templo de Neptuno hace referencia al recinto donde podía ser admirada para recuerdo de su hazaña (para la memoria inmortal, para ser recordada siempre).

El verso 470 es, sin duda, el más desafortunado de todo el poema. Contiene un anacoluto: dice "cuatro veces ciento" y debería decir "cuatro veces ciento veces", es decir, "cuatrocientas veces"; y además, para que cuadre la métrica, debe leerse "que cuátro véces hábia sído ciénto", lo cual resulta más que forzado. Aliquando dormitat bonus Homerus.