De un caminante enfermo que se enamoró donde fue hospedado (1594)

Descaminado, enfermo, peregrino,
en tenebrosa noche, con pie incierto,
la confusión pisando del desierto,
voces en vano dio, pasos sin tino.
Repetido latir, si no vecino,
distinto oyó de can siempre despierto,
y en pastoral albergue mal cubierto
piedad halló, si no halló camino.
Salió el Sol y, entre armiños escondida,
soñolienda beldad con dulce saña
salteó al no bien sano pasajero.
Pagará el hospedaje con la vida;
más le valiera errar en la montaña
que morir de la suerte que yo muero.

Notas:

El segundo cuarteto dice que el peregrino oyó el ladrar repetido de un perro siempre despierto, bien claro aunque no estuviera cercano. En el primer terceto "armiños" hace referencia a una prenda hecha con piel de armiño. Saltear es asaltar.