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EL ASCENSO DE MACEDONIA
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En 370 fue asesinado Jasón de Feres. Parece ser que Jasón planeaba convertir a Tesalia en la mayor potencia griega, pero con su muerte Tesalia perdió la oportunidad. El gobierno pasó a manos de su sobrino Alejandro, pero éste era un hombre cruel que perdió el apoyo de las demás tribus tesalias. También murió el rey Amintas III de Macedonia, que fue sucedido por su hijo Alejandro II. Macedonia trató de imponerse sobre la decadente Tesalia, y así durante un tiempo los dos Alejandros estuvieron en guerra.

Entre tanto Tebas seguía triturando a Esparta. Epaminondas liberó a Mesenia. En 369 los mesenios fundaron la ciudad de Mesene alrededor de la fortaleza del monte Ítome, donde tiempo atrás resistieron los ilotas. Esparta se vio reducida únicamente a Laconia. En este momento Alejandro II de Macedonia pidió ayuda a Tebas contra los tesalios. Tebas envió un ejército al norte al mando de Pelópidas, quien firmó un tratado con el rey macedonio. Esto dio un respiro a Esparta. Además, Atenas se inquietó con el ascenso de Tebas y se puso de parte de Esparta. También Siracusa envió tropas y con esta ayuda el rey Agesilao II pudo defender Laconia de dos intentos de invasión por parte de Tebas.

En 368 Dionisio de Siracusa se vio en condiciones de resarcirse de la derrota que once años atrás había sufrido frente a Cartago. Marchó de nuevo hacia el oeste y sitió la nueva plaza fuerte cartaginesa: Lilibeo. Sin embargo no pudo tomarla y, en su lugar, tuvo que contemplar desde la costa una batalla naval en la que su flota fue destruida. Mientras tanto, el rey Alejandro II de Macedonia fue asesinado por Ptolomeo de Aloros, un cortesano que se proclamó tutor del hermano de su víctima, ahora convertido en el nuevo rey Perdicas III, y asumió la regencia. Esto deshizo el acuerdo entre Macedonia y Tebas, por lo que en 367 Pelópidas volvió a su ciudad. Sin embargo, como medida de precaución para evitar que Tebas pudiera verse amenazada por Macedonia, se llevó como rehenes a algunos nobles, entre ellos Filipo, el tercer hijo de Amintas III.

Ese mismo año murió Dionisio de Siracusa. Tras la última derrota ante Cartago su imperio estaba desmoronándose. No obstante, parece ser que tuvo una alegría. Dionisio era aficionado a la poesía y a menudo enviaba sus trabajos a los muchos certámenes que se celebraban en Grecia. Había llegado a ganar ocasionalmente un tercer y hasta un segundo premio, pero nunca el primero, hasta este año, en que logró el primer premio con su poema dramático "El rescate de Héctor". Se cuenta que tras conocer la noticia organizó un gran banquete que le hizo enfermar y le condujo a la muerte.

Dionisio fue sucedido por su hijo, llamado Dionisio el Joven. Tenía entonces veinticuatro años y no mucha experiencia, pero se dejó aconsejar por su tío Dion y por el historiador Filisto. Dion había pasado varios años en la Academia de Platón, y convenció a su sobrino para que llamara de nuevo al filósofo a la corte de Siracusa. Platón accedió. Tal vez tuviera la esperanza de que el nuevo tirano podría poner en práctica sus teorías políticas, que esencialmente consistían en una férrea dictadura de los sabios. Dionisio se sintió impresionado por el maestro, y empezó a estudiar matemáticas. Filisto esperó a que el joven se cansara de los teoremas y luego empezó a sugerirle que su tío trataba de distraerle con Platón para hacerse con el gobierno de la ciudad. Finalmente Dionisio exilió a Dion y Platón optó por volver a su Academia en Atenas, adonde acudió también Dion.

En Roma los plebeyos lograron finalmente la igualdad de derechos frente a los patricios. Parece ser que en el proceso fue decisiva la influencia de Camilo, que logró que se aprobaran las leyes Licinio-Sextianas (llamadas así por los dos cónsules de ese año). Estas leyes establecían que los plebeyos podían acceder al consulado, y un tiempo después se estableció la costumbre de que al menos uno de los dos cónsules fuera de familia plebeya. Además, se imponían límites a la cantidad de tierra que podía pertenecer a un solo hombre, de modo que los patricios dejaron de presionar a los agricultores plebeyos para quedarse con sus tierras. Desde entonces las leyes y los decretos fueron promulgados con las siglas SPQR (Senatus PopulusQue Romanus, el Senado y el Pueblo Romano), como signo de que el Senado y el Pueblo actuaban conjuntamente. A partir de este momento Roma inició una vertiginosa recuperación que la convertiría en poco tiempo en una de las potencias de Italia. Camilo murió en 365.

Ese mismo año el joven rey Perdicas III de Macedonia pudo hacer que asesinaran a su tutor, el que tres años antes asesinara a su hermano. Acto seguido restableció los tratados con Tebas y así Pelópidas dirigió una expedición contra Tesalia, pero fue capturado y mantenido prisionero durante varios meses, hasta que otra expedición dirigida por Epaminondas pudo liberarlo. En 364 Filipo, el hermano de Perdicas III regresó a Macedonia, Pelópidas partió de nuevo hacia Tesalia y se enfrentó a Alejandro en Cinoscéfalos, al norte de Feres. Los tebanos ganaron, pero Pelópidas murió en la batalla. Alejandro perdió toda influencia más allá de la propia Feres. Desde entonces se dedicó a la piratería.

En 362 Epaminondas atacó a Esparta por cuarta vez. El viejo rey Agesilao II se mostró dispuesto a defender la ciudad hasta la muerte, pero Epaminondas debió de pensar que una derrota definitiva de Esparta podría unir a las demás potencias griegas contra Tebas, así que se las arregló para evitar el combate directo y en su lugar llevó el combate a la ciudad de Mantinea, donde se enfrentó a las tropas aliadas de Esparta y Atenas. Los griegos seguían sin saber cómo hacer frente a la falange, y Epaminondas logró nuevamente una victoria total, excepto por el hecho de que una jabalina le alcanzó y le mató. Con la muerte de Epaminondas y Pelópidas se inició la decadencia de Tebas.

En 361 el estado chino de Qin pasó a manos del duque Xiao. Nombró consejero a Shang Yang, que había ocupado un cargo menor como funcionario en el reino vecino de Wei. Shang Yang impulsó un sistema de recompensas y multas que llevó a la mayor parte de la población a adoptar oficios productivos. Fue la primera de una serie de medidas que reforzarían espectacularmente la posición de Qin frente a los demás estados.

En 360 murió Nectanebo I, rey de un Egipto floreciente, y fue sucedido por su hijo Teos. El Imperio Persa seguía siendo una amenaza, y el nuevo rey decidió poner su ejército en manos de un general griego. Eligió nada menos que a Agesilao II de Esparta. El viejo rey no tenía nada que hacer ya en su extenuada ciudad y se vio obligado a ofrecer sus servicios como mercenario a cambio de una paga. Sin embargo, Teos se sintió decepcionado cuando vio a aquel anciano cojo y marchito, así que no le dio el mando supremo de su ejército, sino que le confió únicamente las tropas griegas. Mandó llamar al ateniense Cabrias y lo puso al mando de su flota.

Teos consideró que estaba en condiciones de atacar a Persia, y así sus tropas penetraron en Siria. No obstante surgieron disputas entre atenienses, espartanos y egipcios, por lo que el proyecto abortó. Por otra parte, un pariente de Teos reclamó el trono y trató de que Agesilao matara al rey. Éste se negó, pero Teos se vio obligado a huir a Persia, y el pretendiente al trono lo ocupó con el nombre de Nectanebo II. Agesilao decidió volver a Esparta, pero murió en el viaje. Fue sucedido por su hijo Arquidamo III.

En 359 Filipo, el hermano del rey Perdicas III de Macedonia, se casó con Olimpia, sobrina del rey de Épiro (tras la muerte de Dionisio de Siracusa los molosos habían recuperado el gobierno del país). Ese mismo año murió Perdicas III en una de las muchas escaramuzas que se veía obligado a mantener para proteger su reino de los bárbaros del norte. El trono fue ocupado por su hijo Amintas IV, pero era menor de edad. Macedonia tenía enemigos en todas direcciones, así que no podía permitirse un gobierno débil. Filipo fue nombrado regente, con tan sólo veintiún años. Fue una sabia decisión. En su estancia en Tebas había aprendido mucho de Epaminondas. Atacó en todas direcciones: primero contra los peonios (al norte), luego contra los ilirios (al oeste). En 358 había puesto fin a las incursiones fronterizas. Las relaciones con Épiro eran buenas, gracias a su matrimonio. De hecho fue Filipo quien puso en el trono de Épiro a su cuñado, Alejandro I. Entonces se fijó en el este, en la Calcídica, donde Olinto dirigía una confederación que competía con Atenas. Filipo supo intervenir en las continuas disputas entre Olinto y Atenas ayudando a una o a otra parte pero siempre en beneficio propio. Su mayor logro fue apoderarse de Anfípolis. Cuando Olinto y Atenas empezaron a darse cuenta de que estaban jugando con ellas, Filipo usó de la diplomacia y las mantuvo en calma. Luego amplió y reforzó una ciudad situada a unos cien kilómetros de Anfípolis y la rebautizó como Filipos. Cerca había valiosas minas de oro cuyos rendimientos supo aprovechar.

Entre tanto murió el anciano rey persa Artajerjes II, y fue sucedido por su hijo Artajerjes III. El cambio de rey provocó las convulsiones acostumbradas. Uno de los que más ávidamente había estado esperando la muerte del rey era Mausolo, el sátrapa de Caria, que en los últimos años había estado preparándose para algo grande y ahora le llegaba el momento de poner en práctica sus planes. Su primer paso fue intrigar en las islas mayores del Egeo hasta persuadirlas para que se rebelaran contra Atenas. En 357 Atenas envió una flota, pero fue derrotada y sus generales fueron destituidos. Ese mismo año murió Alejandro de Feres.

En 356 Filipo de Macedonia tuvo un hijo, al que llamó Alejandro. Tal vez esto le llevó a la conclusión de que su posición como regente no era la más adecuada. Por ello hizo deponer a Amintas IV y se convirtió en Filipo II de Macedonia. Por aquel entonces el ejército de Macedonia era sin duda el mejor preparado de toda Grecia. La caballería había sido siempre parte importante del ejército macedónico. Además, Filipo adoptó las ideas de Ifícrates y entrenó a numerosos peltastas y honderos. Además perfeccionó la falange tebana. En lugar de concebirla como un mero ariete humano, la hizo menos densa y con más capacidad de maniobra. Los hombres de la retaguardia hacían reposar sus largas lanzas sobre los hombros de los soldados siguientes, pero en cualquier momento las podían desplegar en cualquier dirección. Así surgió la falange macedónica, que durante mucho tiempo iba a ser la más perfecta arma de guerra del mundo civilizado.

Ese mismo año, el grandioso templo de Artemisa en Éfeso fue consumido por el fuego. Resultó ser un incendio provocado. Cuando se capturó al culpable y se le preguntó por qué lo había hecho, respondió que para que su nombre perdurara en la historia (tal vez no sea cierto, hoy en día no faltan desequilibrados que se atribuyen falsamente asesinatos y otros delitos impactantes para conseguir celebridad). El individuo fue ejecutado y se acordó que su nombre fuese borrado de todos los testimonios y jamás fuera pronunciado para frustrar su propósito, pero lo cierto es que se conoce el presunto tarado: se llamaba Eróstrato.

En 355 el general ateniense Cares desembarcó en Asia y no tuvo dificultad en imponerse sobre las tropas persas de Mausolo, pero Atenas no quería conflictos en Asia. Ya no tenía aspiraciones coloniales y aprovechó su ventaja para firmar una paz generosa con el sátrapa. Admitió la independencia de las islas del Egeo y las abandonó a su suerte. Así se disolvió para siempre la confederación ateniense. Este año murió Jenofonte.

Dion, el tío de Dionisio el Joven, logró regresar a Siracusa, echó a su sobrino y se hizo con el poder. Gobernó tan despóticamente como sus predecesores, pero no pudo impedir que Siracusa continuara su declive.

Por otra parte, Fócida se apoderó una vez más de Delfos, en un nuevo intento de dominar la ciudad sagrada que tiempo atrás fuera suya. Empezó así la Tercera Guerra Sacra. Tebas marchó contra Fócida, y en 354 logró una victoria, aunque no definitiva. Fócida liberó Delos y decidió expandirse a costa de Tesalia.

Entre tanto, las ciudades del Lacio fueron obligadas a incorporarse a una nueva Liga Latina de la que Roma era el líder incuestionable. Al mismo tiempo, la parte meridional de Etruria reconocía la soberanía romana, con lo que Roma dominaba un territorio de unos 7.500 kilómetros cuadrados en el centro de Italia.

Los Tesalios, amenazados por Fócida, decidieron pedir ayuda a Filipo II de Macedonia. Por aquel entonces el rey había logrado apoderarse de la última posesión ateniense en el norte. Los focenses le hicieron frente, pero finalmente, en 353 Filipo II venció y se apoderó de toda Tesalia. Los griegos vieron entonces que Macedonia se estaba convirtiendo en una seria amenaza, así que Esparta, Atenas y otras ciudades se aliaron con Fócida. No obstante Esparta se desvió del interés común y trató de apoderarse de Megalópolis, antigua posesión suya, así que Atenas retrocedió para impedirlo y el frente contra Filipo II se rompió.

Ese mismo año Mausolo se anexionó la isla de Rodas, pero murió poco después, con lo que Caria perdió todo protagonismo. No obstante, Mausolo es más recordado por su muerte que por su vida. Su viuda, Artemisa, decidió erigirle un magnífico monumento funerario en Halicarnaso. Estaba adornado con gigantescas estatuas del matrimonio, con frisos esculpidos a su alrededor. Fue llamado el Mausoleo, y su fama fue tal que hoy en día se sigue llamando mausoleo a todo monumento funerario.

También fue asesinado Dion, el tirano de Siracusa. Tras un periodo de confusión, Dionisio el Joven logró recuperar el poder que su tío le había arrebatado. Siracusa fue gobernada con más crueldad e ineficiencia que nunca.

En 352 Filipo II se dirigió a Tracia y dominó las rutas por las que Atenas se aprovisionaba desde sus colonias en el mar Negro. Esto causó la alarma en Atenas. Una de las voces más elocuentes que denunciaron la amenaza macedonia fue la de Demóstenes. Tendría entonces unos treinta y dos años. Su infancia debió de ser difícil, pues su padre murió poco después de su nacimiento y un pariente huyó con la fortuna familiar. Se cuentan muchas anécdotas sobre su juventud, como que se afeitaba sólo la mitad de la cara para obligarse a permanecer alejado de la gente, estudiando. También se cuenta que superó un problema de pronunciación hablando frente al mar con piedras en la boca. El caso es que terminó convirtiéndose en uno de los oradores griegos más famosos.

Demóstenes pronunció su Primera Filípica, tratando de convencer a los atenienses de que le declararan la guerra a Filipo II, pero no tuvo éxito. Parte del pueblo no creía ya que la ciudad pudiera embarcarse con éxito en tales aventuras, e incluso otra parte no veía a Filipo II como una amenaza, sino como un griego poderoso capaz de unificar definitivamente a Grecia. Entre los partidarios de Filipo II estaban Isócrates y Esquines, también famoso por su oratoria.

En 351 Artajerjes III estuvo dispuesto para invadir Egipto, pero fue rechazado gracias en gran parte a los mercenarios griegos. El rey persa tuvo que retirarse, pues Siria se rebeló y cada vez había más piratas griegos causando disturbios en el imperio.

La caída de Esparta
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