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El 2 de mayo de 1808 estaba
previsto que saliera del palacio real de Madrid el infante
Francisco de Paula, pero el pueblo pensaba que Napoleón
tenía retenido a Fernando VII y que pensaba restaurar a
Carlos IV. Una multitud intentó impedir el viaje, y Murat
sacó un batallón para dispersarla. La
artillería disparó contra el gentío y esto
fue el detonante de un levantamiento popular. Los
madrileños lucharon contra los franceses por las calles de
la ciudad durante todo el día. El ejército
español permaneció pasivo, aunque algunos militares
desobedecieron las órdenes recibidas y se unieron a los
insurrectos, bajo la dirección de los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde, que murieron
antes de que acabara el día. Murat organizó una
sangrienta represión. El 3 de
mayo fueron fusilados varios cientos de españoles
que habían sido arrestados empuñando armas.
El 4 de mayo Fernando VII
comunicó a un enviado del gobierno de Madrid que se hallaba
sin libertad y autorizó la convocatoria de Cortes que
ejercieran la soberanía en su ausencia. El 5 de mayo llegaron a Bayona las
noticias sobre el levantamiento acaecido en Madrid tres
días atrás. Carlos IV responsabilizó a su
hijo de la tragedia y logró que accediera a firmar su
abdicación. Por su parte Godoy negoció a su vez la
abdicación de Carlos IV en favor de Napoleón. Las
llamadas abdicaciones
de Bayona fueron firmadas finalmente el 6 de mayo (sin que Fernando
conociera la abdicación de su padre). Ese mismo día
llegó a Madrid un decreto de Carlos IV por el que nombraba
a Murat su lugarteniente y lo autorizaba a gobernar en su nombre.
El 10 de mayo llegaron a Madrid
tanto la abdicación de Fernando VII como sus órdenes
de convocatoria de Cortes. Las autoridades hicieron caso omiso de
éstas y publicaron la abdicación de Fernando.
A medida que esta noticia se fue difundiendo por el país, se fueron produciendo de forma independiente un levantamiento tras otro. Se fueron organizando ejércitos y partidas de guerrilleros, milicianos y bandoleros. Había estallado la llamada Guerra de la Independencia Española. Así, en Valencia, el 23 de mayo una multitud reunida en la plaza a la que llegaba el correo recibía la noticia de las abdicaciones de Bayona. Desde hacía unos días circulaban pasquines por la ciudad con la décima siguiente:
La
valenciana arrogancia
siempre ha tenido por punto
no olvidarse de Sagunto
y acordarse de Numancia.
Franceses, idos a Francia,
dejadnos en nuestra ley,
que en tocando a Dios y al Rey,
a nuestras casas y hogares,
todos somos militares
y formamos una grey.
Tras unos minutos de tenso silencio, alguien gritó: Viva Fernando VII. Poco
después la muchedumbre recorría las calles gritando
Viva Fernando VII, muera
Napoleón. Entre los cabecillas de la revuelta
destacó Vicente
Doménech, conocido como El Palleter (por su oficio de vendedor de paja).
Ante la pasividad de las autoridades, los ciudadanos se hicieron
con el gobierno, declararon la guerra a Napoleón,
reconocieron a Fernando VII como rey de España y
organizaron un reclutamiento de tropas.
El 24 de mayo se produjo en
Zaragoza una revuelta similar. El 25
de mayo los zaragozanos, después de asaltar la
capitanía general y deponer a su titular, nombraron
gobernador de la ciudad y capitán general de Aragón
al brigadier José de
Palafox, que había escapado de Bayona
después de haber organizado infructuosamente un intento de
fuga del rey Fernando VII. Paulatinamente y de forma independiente
fueron surgiendo juntas
provinciales de gobierno en distintas ciudades
españolas. El conde de Floridablanca se puso al frente de
la Junta de Murcia.
El 31 de mayo fue Valladolid la que se declaró en rebeldía. El capitán general Gregorio García de la Cuesta decretó el alistamiento obligatorio de todos los varones entre 17 y 40 años, con los que formó un ejército improvisado. Poco después se rebeló Santander. El 2 de junio, el mariscal Jean-Baptiste Bessières, que tenía su cuartel general en Burgos, envió un ejército contra Santander bajo el mando del general Pierre Hugues Victoire Merle. El 3 de junio se publicó en la Gaceta de Madrid una proclama de Napoleón firmada nueve días atrás:
Napoleón, Emperador de los franceses, rey de Italia y protector de la Confederación del Rin, etc. etc. etc.
A todos los que las presentes vieren, salud.
Españoles: después de una larga agonía, vuestra nación iba a perecer. He visto vuestros males, y voy a remediarlos. Vuestra grandeza y vuestro poder hacen parte del mío.
Vuestros príncipes me han cedido todos sus derechos a la corona de las Españas. Yo no quiero reinar en vuestras provincias, pero quiero adquirir derechos eternos al amor y al reconocimiento de vuestra posteridad.
Vuestra monarquía es vieja: mi misión se dirige a renovarla. Mejoraré vuestras instituciones, y os haré gozar de los beneficios de una reforma, sin que experimentéis quebrantos, desórdenes ni convulsiones.
Españoles: he hecho convocar una asamblea general de las diputaciones de las provincias y de las ciudades. Yo mismo quiero saber vuestros deseos y vuestras necesidades.
Entonces depondré todos mis derechos y colocaré vuestra gloriosa corona sobre las sienes de otro Yo mismo, asegurándoos al mismo tiempo una constitución que concilie la santa y saludable autoridad del Soberano con las libertades y los privilegios del pueblo.
Españoles: acordaos de lo que han sido vuestros padres y mirad a lo que habéis llegado. No es vuestra culpa, sino del mal gobierno que os regía. Tened suma esperanza y confianza en las circunstancias actuales; pues Yo quiero que mi memoria llegue hasta vuestros últimos nietos, y que exclamen: Es el regenerador de nuestra patria.
El 4 de junio el mariscal
Moncey salió de Madrid al frente de un ejército para
tomar Valencia, el 5 de junio
Bessieres envió al general Antoine Charles Louis de Lasalle desde Burgos para
apaciguar Valladolid, y el 6 de junio
Lefèbvre salió de Pamplona para tomar Zaragoza. En
Andalucía también se habían producido
sublevaciones. La flota francesa estaba retenida en Cádiz y
el general Dupont había sido enviado desde Madrid para
liberarla. Sin embargo, a su paso por la localidad castellana de Valdepeñas, los vecinos
le impidieron entrar en la ciudad para aprovisionarse. Ante la
imposibilidad de abrirse paso, el último recurso de los
franceses fue ir incendiando la ciudad casa por casa, pero esto no
amilanó a los lugareños, hasta que finalmente se
llegó a un acuerdo: los franceses no atravesarían la
ciudad y, en compensación, recibirían
aprovisionamiento para un día. En la localidad vecina de Manzanares, al llegar la
noticia del incendio de Valdepeñas, los vecinos decidieron
asaltar un hospital francés. En Cataluña, unos 2.000
soldados españoles y milicianos derrotaron en Bruch a un ejército
francés de unos 3.800 hombres que había salido de
Barcelona.
Ese mismo día Napoleón nombró rey de
España a su hermano, el actual rey José I de
Nápoles. Éste se enteró de la decisión
al llegar a Bayona el 7 de junio.
Mientras tanto, a los franceses se les permitía entrar
desarmados en Valdepeñas a recoger sus cadáveres y
otro contingente saqueaba durante todo el día la ciudad de
Manzanares.
El 8 de junio Dupont
saqueó Córdoba y recibió la noticia de que la
flota francesa de Cádiz se había rendido, así
como que la Junta de Gobierno de Sevilla estaba organizando un
ejército para hacerle frente.
Ese mismo día el rey Federico I de Würtemberg
casó a su heredero Guillermo
con Carolina Augusta,
hija del rey Maximiliano I José de Baviera. El matrimonio
fue una maniobra política para evitar unos planes
matrimoniales alternativos que tenía pensados
Napoleón. Después de la boda, Carolina le dijo a su
marido: Somos víctimas
de la política, y vivieron separados en el
palacio, sin consumar nunca su matrimonio.
El 10 de junio José I
de Nápoles aceptó convertirse en José I de
España.
El mariscal Bessières decidió que la
sublevación de Valladolid era prioritaria, pues
podría romper las comunicaciones de Burgos con Francia,
así que decidió ocuparse personalmente del asunto y
ordenó a los generales Merle y Lassalle que se unieran a su
ejército, cosa que hicieron en Dueñas el 11 de
junio para entrar en Palencia. El 12 de junio se enfrentó al ejército
de García de la Cuesta en Cabezón
de Pisuerga, cerca de Valladolid. El ejército de
reclutas españoles no tuvo nada que hacer en un combate
abierto contra un ejército profesional que casi lo
duplicaba en número. Tras la batalla, los franceses
ocuparon Valladolid y poco después entraban en Santander.
García de la Cuesta se reunió con Joaquín Blake, militar
español de origen irlandés que dirigía un
ejército reclutado en Galicia. Entre ambos se propusieron
reconquistar Valladolid y la atacaron el 14 de junio con más de 21.000 milicianos y
mercenarios sin apenas experiencia. Por su parte, Bessières
había reunido un ejército de 14.000 soldados
regulares, con el que avanzó hacia el ejército
español y lo encontró en Medina de Rioseco, donde
obtuvo una victoria aplastante.
Ese mismo día un ejército francés
volvió al Bruch, pero fue nuevamente derrotado. En su
retirada saquearon el Bruch y otras localidades que encontraron a
su paso. A raíz de este suceso se formó la leyenda
del Niño del Tambor,
según la cual un pequeño pastor puso en fuga a un
ejército francés multiplicando con los ecos de las
montañas el sonido de su tambor, hasta hacer creer al
enemigo que estaba rodeado por todo un ejército emboscado.
El 15 de junio Lefèbvre
atacó Zaragoza, pero se encontró con una inusitada
resistencia por parte de la población. Palafox y sus
principales colaboradores abandonaron la ciudad, decisión
que ha dado mucho que hablar desde entonces.
El 19 de junio los suecos
trataron de expulsar a los rusos de la ciudad de Turku, pero fueron rechazados
por éstos en la batalla de Lemo.
El 21 de junio Alemdar Mustafá Pachá,
un general otomano gobernador de una ciudad en Bulgaria,
llegó a Estambul al frente de un ejército de 15.000
hombres dispuesto a restaurar al sultán Selim III.
El 23 de junio, tras haber
reclutado algunos soldados, Palafox sostuvo una escaramuza contra
los franceses en Épila.
El 24 de junio los suecos
derrotaron a los rusos en la batalla de Nykarleby. Sin embargo, el 25 de junio el ejército ruso en retirada se
encontró con otro ejército sueco en Vaasa y
logró una victoria frente a él.
El 28 de junio Moncey estaba a
las puertas de Valencia. Tras tres horas de bombardeo, se
inició el ataque de la infantería. Tras varios
intentos, al ponerse el sol los franceses tuvieron que retirarse
ante la inminente llegada de un ejército español.
El 30 de junio estaba
redactada la Constitución prometida por Napoleón a
los españoles. Seguía las líneas generales de
las constituciones otorgadas a otros Estados, aunque sorprende su
artículo primero: La
religión Católica, Apostólica y Romana, en
España y en todas las posesiones españolas,
será la religión del Rey y de la Nación y
no se permitirá ninguna otra.
El 2 de julio Palafox
regresaba a Zaragoza con algunos refuerzos. Llegó justo a
tiempo, pues ese mismo día los franceses lanzaron un nuevo
ataque contra la ciudad. Durante dicho ataque cobró fama
una mujer llamada Agustina
Zaragoza, más conocida como Agustina de Aragón. Los
defensores de una de las puertas de la ciudad habían
caído muertos o heridos por la artillería enemiga y
los franceses se disponían a entrar en la ciudad por dicha
puerta. Sin embargo, Agustina, que formaba parte de un grupo de
mujeres que atendía a los heridos, logró disparar un
cañón sobre los franceses que se acercaban y
éstos, temiendo una emboscada, se retiraron, lo que dio
tiempo a los zaragozanos a reforzar la posición. Ante este
segundo fracaso, Lefèbvre replanteó su estrategia y
se dispuso a asediar la ciudad.
El 7 de julio el rey
José I de España juró la Constitución.
El 8 de julio Richard
Trevithick presentó en Londres la primera locomotora
dedicada al transporte de viajeros, a la que llamó Catch-me who can
(atrápeme quien pueda). El vehículo se movía
por una vía férrea circular rodeada de una
empalizada y alcanzaba los 19 km/h. Sin embargo, Trevithick no
logró atraer inversores para explotar comercialmente su
invento, porque la vías férrea no resistía
bien el peso de la locomotora y no tardó en quedar
inutilizable.
El 11 de julio los franceses
construyeron un puente sobre el río Ebro para rodear
completamente la ciudad de Zaragoza. Una vez cruzado el río
tomaron la pequeña parte de la ciudad situada en la otra
orilla.
El 14 de julio los suecos
derrotaron a los rusos en Lapua.
Mientras tanto, un ejército español se
proponía cruzar el Guadalquivir por Mengíbar,
población ocupada por un ejército francés de
2.000 hombres. Los españoles pusieron en fuga a la
caballería francesa. Los franceses tuvieron que evacuar
Mengíbar, pero pidieron refuerzos. El 15 de julio atacaron los españoles
dirigidos por el gobernador de Málaga, el suizo Teororo Reding, pero el ataque
fue interrumpido ante la llegada de los refuerzos franceses.
Éstos se retiraron a Bailén.
Mientras tanto el general Francisco
Javier
Castaños dirigía un ejército de
12.000 hombres con el que pretendía atacar a Dupont en Andújar. La noche del 18 de julio éste
abandonó la población y se dirigió
también hacia Bailén. En la madrugada del 19 de julio entabló combate
con un destacamento español. A lo largo del día
ambas partes fueron recibiendo refuerzos. Los españoles
sumaron más de 27.000 hombres, entre soldados regulares y
milicianos, mientras que los franceses eran algo más de
21.000. Al final del día los españoles obtuvieron
una rotunda victoria. Más de 17.000 soldados franceses
fueron capturados y, aunque en las capitulaciones se les
garantizó el retorno a Francia, al final fueron deportados
a la isla de Cabrera, en
las Baleares, que fue toda ella una prisión mientras
duró la guerra.
El 20 de julio el rey
José I entraba en Madrid, y el 25
de julio fue proclamado rey en la capital
española. Sin embargo, al recibir la noticia de la batalla
de Bailén abandonó Madrid y se instaló en
Burgos.
El sultán otomano Mustafá IV ordenó el
asesinato de su tío Selim III, así como el del
príncipe Mahmut,
su hermano menor, para convertirse en el único miembro de
la familia real y frustrar los planes de Mustafá
Pachá. Selim fue asesinado la noche del 28 de julio, pero Mahmut se
salvó gracias a que unos sirvientes lo escondieron.
En los últimos meses también se habían
producido revueltas en Portugal. El 30
de julio el general Louis
Henri Loison realizó una matanza de hombres
mujeres y niños en la ciudad de Évora. Los
británicos entraron en conversaciones con la resistencia
portuguesa y convinieron en enviar un ejército de apoyo.
El 1 de agosto Napoleón
nombró rey de Nápoles a su cuñado Joachim
Murat, ahora Joaquín I
de Nápoles.
El 4 de agosto los franceses
iniciaron un nuevo ataque contra Zaragoza, precedido por un
intenso bombardeo de tres días. Los franceses lograron
entrar en la ciudad y la saquearon, pero al final fueron repelidos
de nuevo. Una salida de Palafox logró traer refuerzos y
víveres.
El 5 de agosto sir Arthur
Wellesley desembarcó en la bahía de Vagos, en Portugal, en la
desembocadura del río Mondego,
y se puso al mando de las tropas británicas en Portugal.
Llegó a reunir unos 14.000 soldados británicos a los
que se unieron más de un millar de portugueses.
El 8 de agosto los asediados
en zaragoza hicieron una salida y rompieron el cerco.
El 10 de agosto los suecos
derrotaron nuevamente a los rusos en Kauhajoki.
En la noche del 13 de agosto
los franceses abandonaron el asedio de Zaragoza y fueron
perseguidos hasta Navarra.
El 17 de agosto los suecos
derrotaron a los rusos en la batalla de Alavus.
Ese mismo día el ejército de Wellesley
encontró en Roliça
a un ejército francés cuatro veces inferior en
número, y al que derrotó atacándolo por ambos
flancos.
El 21 de agosto, en Buenos
Aires, el virrey Santiago de Liniers instó a jurar lealtad
al rey Fernando VII y rechazó una embajada enviada por
José I.
Mientras tanto el ejército de Wellesley era atacado por el
del general Junot cerca de Vimeiro.
Esta vez los franceses contaban con 14.000 hombres, pero los
británicos habían recibido nuevos refuerzos y su
número superaba los 20.000. Wellesley obtuvo una nueva
victoria y, además, pudo cortar la retirada al enemigo, con
lo que todo el ejército francés quedó a su
merced y Junot se vio obligado a firmar una capitulación.
No obstante, el 22 de agosto
Wellesley fue depuesto del mando en favor de sir Harry Burrand, que a su vez,
al día siguiente fue sucedido por sir Hew Dairymple, el gobernador
de Gibraltar. Los tres negociaron la rendición de los
franceses, que fue concluida el 30 de
agosto, y se conoce como el convenio de Sintra. Sin embargo, Wellesley
se negó a firmarla por considerarla excesivamente generosa.
En efecto, los franceses fueron devueltos a Francia por mar junto
con su equipamiento y bienes, obtenidos principalmente del pillaje
de ciudades portuguesas.
Rusia envió refuerzos a Finlandia y llegó a reunir
55.000 hombres. Gracias a su superioridad numérica
empezó a obtener victorias sucesivas sobre los suecos: el 1 de septiembre en Kuortane, y el 2 de septiembre en Salmi.
La familia real portuguesa seguía en Brasil. El
príncipe heredero, Juan, estaba casado con Carlota Joaquina
de Borbón, hermana de Fernando VII, y el 11 de septiembre diversas
autoridades del virreinato del río de la Plata, entre ellas
el virrey Liniers y el gobernador de Montevideo, Francisco Javier de Elío,
recibieron una carta firmada por Carlota en la que argumentaba que
el legítimo rey de España era su padre, Carlos IV y
que, dado que tanto él como su heredero Fernando estaban
retenidos en Francia, le correspondía a ella, Carlota,
ejercer la regencia en España, y que por ello había
pedido la protección de su marido, Juan, para conservar los
derechos de su familia en la América Española. El
virrey contestó inmediatamente que el rey legítimo
de España era Fernando VII, no Carlos IV, y que su
autoridad ya estaba representada por la Junta de Sevilla (la única de las juntas
provinciales que se comunicaba con las colonias americanas). No
obstante, la opinión pública se dividió en
dos sectores, los carlotistas,
entre los que se encontraban Manuel
Belgrano, que
aspiraban a pactar con Carlota una monarquía
constitucional, y los juntistas,
como Juan José Castelli
o Martín de
Álzaga, que aspiraban a expulsar al virrey y
constituir una Junta de Gobierno similar a las que había en
España. Los recelos sobre quién era el representante
legítimo del rey aumentaron cuando el gobernador
Elío cuestionó la legitimidad del virrey Liniers,
debido a su origen francés, que lo hacía sospechoso
de colaborar con José I.
El 13 de septiembre los suecos
derrotaron a los rusos en la batalla de Jutas. Sin embargo el 14
de septiembre el grueso del ejército ruso
derrotó al danés en la sangrienta batalla de Oravais.
El 20 de septiembre Castelli
escribió una carta a la infanta Carlota ofreciéndole
su apoyo para instaurar una monarquía constitucional en el
virreinato del Río de la Plata, pero Carlota rechazó
la oferta, pues ella aspiraba a una monarquía absoluta.
El 21 de septiembre se
constituyó en Montevideo una Junta similar a las que se
habían constituido en España, bajo la presidencia
del gobernador Elío, que no reconocía la autoridad
del virrey Liniers.
El 22 de septiembre, tras haber
pasado por Burgos y Miranda de Ebro, el rey José I de
España fijó su cuartel general en Vitoria.
El 25 de septiembre las juntas
provinciales enviaron representantes a Aranjuez donde formaron una
Junta Suprema Central de
35 miembros que se arrogó el poder del Estado en ausencia
del rey Fernando VII. Como presidente fue elegido el conde de
Floridablanca. Entre los representantes de Asturias estaba
Jovellanos, que había rechazado un ministerio en el
gobierno de José I.
El 27 de septiembre,
Napoleón se reunió nuevamente en Erfurt con el zar
Alejandro I, con el fin de reforzar la alianza que ambos
habían acordado en Tilsit y tener así las manos
libres para intervenir en España. La reunión se
convirtió en un gran congreso al que acudieron numerosas
personalidades europeas.
El 4 de octubre, el rey
Joaquín I de Nápoles envió un ejército
a tomar la isla de Capri,
que estaba en poder del rey Fernando I de las Dos Sicilias.
El 14 de octubre
concluyó el congreso de Erfurt. Se firmó un acuerdo
de catorce puntos en el que se invitaba a Gran Bretaña a
abandonar la guerra contra Francia y se reconocía la
soberanía rusa sobre Finlandia.
El 17 de octubre la isla de
Capri se rindió ante el rey de Nápoles.
El 26 de octubre
estalló una revuelta de los hispanohablantes de la parte
occidental de Haití, que querían que la isla
volviera a la soberanía española. Estaban dirigidos
por Juan Sánchez
Ramírez. El 29 de
octubre los rebeldes recibieron refuerzos
españoles desde Puerto Rico.
El 31 de octubre el general
Lefèbvre condujo un ejército francés contra
el ejército de Blake. El encuentro tuvo lugar en Durango, y el resultado fue
que, a causa de algunos errores tácticos del
francés, Blake pudo escapar con su ejército
relativamente indemne.
El 3 de noviembre Juan
Sánchez Ramírez distribuyó armas entre sus
seguidores y trató de organizarlos militarmente.
El 5 de noviembre Blake
tendió una emboscada en Valmaseda
a un ejército francés dirigido por Claude-Victor Perrin. De los
13.000 hombres que lo integraban, 300 resultaron muertos y otros
tantos fueron hechos prisioneros.
David presentó en Paris su monumental pintura La consagración de
Napoleón. El emperador lo instó a
introducir ciertos cambios en la obra: uno fue incluir a su madre,
que no había asistido a la ceremonia, y otro poner al Papa
en actitud de darle su bendición, pues David lo
había pintado en actitud pasiva. Napoleón le dijo: No lo hice venir de tan lejos para
que no hiciera nada.
El 7 de noviembre Juan
Sánchez Ramírez se enfrentó a los franceses
en la batalla de Palo Hincado.
La arenga que dirigió a sus hombres antes del combate
terminó con las palabras: Pena de la vida al que volviere la cara atrás,
pena de la vida al tambor que tocare retirada, y pena de la vida
al oficial que lo mandare aunque sea yo mismo. Tras lo
cual gritó ¡Viva
Fernando VII! El resultado fue una victoria decisiva que
devolvió a España la soberanía sobre la mitad
occidental de La Española, que recuperó el nombre de
Santo Domingo, mientras que el nombre de Haití se
restringió a la mitad oriental.
Dado que sus generales no lograban controlar la situación
en España Napoleón decidió ocuparse
personalmente de la campaña. Tras una estancia en Vitoria,
en la corte de su hermano, marchó con él hacia
Madrid. El 10 de noviembre,
cuando se acercaba a Burgos, el ejército francés se
encontró con la vanguardia de un ejército
español que provenía de Extremadura con
intención de ocupar la ciudad. Los franceses atacaron y los
españoles tuvieron que replegarse hacia Gamoral. Allí
acudió el resto del ejército español, pero
Napoleón no tuvo dificultad en obtener una victoria, tras
la cual instaló en Burgos su cuartel general.
El general Victor quería recuperarse de la
humillación sufrida en Valmaseda, y ese mismo día
atacó a Blake en Espinosa.
Los españoles resistieron durante todo el día, pero
Perrin reanudó el ataque el 11
de noviembre y se hizo con la victoria. Los
españoles perdieron 3.000 hombres y 30 cañones.
El 12 de noviembre
Napoleón concedió el perdón y la
amnistía general a todos los españoles que, en el
plazo de un mes a partir de su entrada en Madrid, depusieran las
armas y renunciaran a toda alianza con los británicos.
Después marchó hacia Madrid dejando a José I
en Burgos. El nuevo rey trató de apoyarse en los ilustrados
españoles, aunque consiguió menos partidarios de los
que hubiera necesitado. Los que consideraron que un gobierno
ilustrado bajo tutela francesa era preferible al absolutismo de
Fernando VII fueron conocidos como afrancesados y se encontraron con el desprecio
de sus compatriotas. El mismo monarca fue objeto de toda clase de
burlas, y fue conocido como Pepe
Botella, en alusión a un presunto alcoholismo sin
fundamento alguno. Entre las medidas más notables que
adoptó José I se encuentra la abolición de la
Santa Inquisición.
El 15 de noviembre
Mustafá Pachá depuso al sultán otomano
Mustafá IV y dio el trono a su hermano Mahmut II, que esa misma noche
ordenó la ejecución de su predecesor. Sin embargo,
ese mismo día un millar de jenízaros rodearon la
casa de Mustafá Pachá y lo asesinaron.
El 18 de noviembre
Napoleón puso al mariscal Lannes al frente de un
ejército de 30.000 infantes y 5.000 jinetes para que
acabara con el ejército del general Castaños.
Por esas fechas el ejército ruso controlaba ya toda
Finlandia. El 19 de noviembre
se firmó la convención de Olkijoki, por la que el Suecia se
comprometía a evacuar su ejército de Finlandia.
El general Castaños se encontraba en Tudela, Navarra, y, al
enterarse del avance francés, pidió a Palafox que le
enviara refuerzos desde Aragón y empezó a parapetar
a sus hombres en una línea que seguía el río
Quelles, un afluente del
Ebro. Las tropas aragonesas se dispusieron junto a la orilla del
Ebro opuesta a donde se encontraba Castaños. Palafox
consideraba que los planes de Castaños eran suicidas, y que
era mejor que fuera éste quien cruzara el Ebro.
Castaños insistió en la urgencia de recibir
refuerzos y, finalmente, Palafox se reunió con él en
Tudela el 21 de noviembre. El 22 de noviembre se celebró un
consejo de guerra en el que los generales españoles no
pudieron ponerse de acuerdo. Palafox insistía en que era
mejor retirarse a Zaragoza y defender Aragón, a lo que
Castaños replicó furioso: ¡España,
hay que defender a España! A medianoche
llegó la noticia de que los franceses estaban al caer.
Castaños llamó cobarde a Palafox y se intercambiaron
toda clase de insultos. Finalmente Palafox accedió a dar la
orden para que sus tropas cruzaran el Ebro. La discusión
sobre si presentaban batalla o se retiraban continuó hasta
que la interrumpieron los cañones enemigos. Ya no
había elección. Lannes no tardó en hacerse
cargo de la falta de coordinación y de previsión del
ejército español, y supo aprovecharla. Con
mínimas bajas logró una victoria que dejó
4.000 muertos y 3.000 prisioneros en el bando contrario.
El 30 de noviembre un
ejército de unos 9.000 hombres bajo el mando del general Benito de San Juan
trató de cortar el paso a Napoleón en el puerto de
montaña de Somosierra,
pero el emperador logró dispersarlos con una carga de
caballería para proseguir su camino y el 4 de diciembre entró
finalmente en Madrid.
El presidente Thomas Jefferson decidió que no se
presentaría a un tercer mandato. El hecho de que Whasington
en su día hubiera hecho lo mismo empezó a sentar la
tradición de que ningún presidente de los Estados
Unidos se propusiera como candidato a una tercera
reelección, si bien esto no lo exigía la
Constitución. Los republicanos demócratas eleigieron
como candidato a James Madison, mientras que Clinton fue propuesto
de nuevo para la vicepresidencia. Los federalistas propusieron a
los mismos candidatos que en las elecciones precedentes: Pinkney y
King. Las elecciones se celebraron el 7
de diciembre y los republicanos demócratas
obtuvieron una nueva victoria, aunque por un margen más
estrecho, con lo que James Madison se convirtió en el
cuarto presidente de los Estados Unidos.
Prusia no estaba en condiciones de pagar a Francia las
compensaciones estipuladas en Tilsit, y esto sirvió de
excusa para que los ejércitos franceses permanecieran en su
territorio. Unos meses atrás, espías franceses
habían interceptado una carta del barón Heinrich Friedrich Karl vom und zum
Stein, el principal ministro del rey Federico Guillermo
III de Prusia, en la que afirmaba que en breve Prusia
estaría lista para un levantamiento contra la
ocupación francesa similar al que se estaba produciendo en
España. Tras haber empleado distintos modos de
presión hacia él mismo y hacia el rey, el 16 de diciembre Napoleón
declaró abiertamente que Stein era enemigo de Francia y de
la Confederación del Rin, y decretó el embargo de
todas sus propiedades. Pese a ello, Prusia seguía
introduciendo reformas y mejoras, tanto sociales como militares.
El propio Stein era el responsable de una ley que daba un plazo de
tres años para la abolición de la servidumbre en
Prusia.
Ese mismo día abrió sus sesiones en Sevilla la
Junta Suprema, que había tenido que dejar Aranjuez tras la
entrada de Napoleón en Madrid.
Un ejército briánico había desembarcado en
España bajo el mando de sir John Moore. La noche del 20 de diciembre un destacamento británico
avanzó hacia Sahagún,
ocupada por los franceses, pero fue detectada a tiempo y los
franceses huyeron. El 21 de diciembre
se produjo un choque entre las caballerías británica
y francesa que terminó con un descalabro de la
compañía francesa. Sin embargo, Moore recibió
noticias de la proximidad de un gran ejército
francés y tuvo que emprender una penosa huida hacia
Galicia. Ese mismo día los franceses pusieron a Zaragoza
nuevamente bajo asedio. Esta vez estaba al frente el mariscal
Lannes, con 35.000 infantes y 2.000 jinetes. El 22 de diciembre volvieron a
construir un puente sobre el Ebro (el que habían construido
durante el asedio anterior lo habían destruido al
retirarse).
El rey Pomare II de Tahití se vio obligado a refugiarse en la isla de Moorea tras un ataque del gobernante de la isla de Huahine.
Ese mismo día se celebró en Viena un concierto
benéfico dirigido por Beethoven y cuyo programa
consistió en nueve obras inéditas del compositor. Se
trataba de un concierto de despedida, pues Beethoven había
recibido una oferta del rey Jerónimo de Westfalia, hermano
de Napoleón, para trasladarse a su corte. En el programa
destacaban las sinfonías
quinta y sexta (la
sinfonía pastoral), que, aunque fueron acogidas
con frialdad, con el tiempo se convertirían en dos hitos de
la música sinfónica. Al parecer, Beethoven
había planeado terminar su sinfonía pastoral con un coro que cantara
un himno de acción de gracias, pero al final
desestimó la revolucionaria idea de introducir un coro en
una sinfonía y dejó el himno a la orquesta sola.
Ese año Beethoven había preparado una nueva
versión de su ópera Fidelio para su estreno en Praga. Era ya la
tercera versión y, en cada una de ellas había
modificado la obertura. Las tres variantes de la obertura
compuestas hasta entonces son las que hoy se conocen como
oberturas de Leonora (el
nombre de la protagonista de la ópera, que adopta el falso
nombre de Fidelio),
aunque al parecer su numeración habitual no coincide con la
cronológica: La obertura del estreno fue la conocida como Leonora II, a la que
siguió Leonora III
y ahora Leonora I.
El 25 de diciembre, en medio
de una tormenta de nieve, un ejército español bajo
el mando del general Francisco
Javier Venegas se enfrentó en Tarancón a un
ejército francés al que hizo retroceder hasta Ocaña. Entonces
intervino el mariscal Victor, que obligó a Venegas a
retroceder hasta Uclés.
El convenio de Sintra decepcionó al gobierno
británico y Wellesley, Burrand y Dairymple fueron juzgados
por un consejo de guerra que dictó sentencia el 27 de diciembre. Los tres generales
fueron absueltos, pero sólo se permitió a Wellesley
retomar el mando de tropas. Más tarde, el presidente de la
comisión declararía que Dairymple era "un viejo senil, con diferencia el
más incapaz de todos los hombres que he visto al mando de
un ejército. Todo su comportamiento anterior y posterior
demostró que no era más que un insensato".
El 30 de diciembre
murió el conde de Floridablanca, a los setenta años
de edad.
Diversos países europeos habían tratado en vano de
entablar relaciones comerciales con Japón. Ese año
una fragata británica llegó al puerto de Nagasaki y
pidió agua y suministros. Ante la negativa, amenazó
con cañonear los barcos japoneses y chinos que había
en el puerto. El oficial al mando pidió refuerzos pero,
como éstos se retrasaban, terminó cediendo a las
amenazas. Después se hizo el harakiri.
Legendre publicó la segunda edición de su Teoría de Números,
en la que incluye la demostración de Gauss de la ley de reciprocidad
cuadrática que él había presentado
inicialmente con una prueba incompleta. La nueva edición
contenía también una conjetura sobre el valor
aproximado del número de primos menores que un
número dado, conjetura que Gauss afirmó más
tarde conocer ya desde hacía tiempo, si bien la primera
referencia conocida es la de Legendre.
John Dalton publicó su Nuevo
sistema
de filosofía química, en el que
exponía su teoría atómica. En ella
presentó la primera tabla de pesos atómicos, que
contenía seis elementos: hidrógeno, oxígeno,
nitrógeno, carbono, azufre y fósforo. Daltón
desarrolló su propia notación simbólica para
representar visualmente la estructura atómica de las
sustancias compuestas.
Thomas Young realizó importantes contribuciones a la
anatomía en sus lecciones sobre las Funciones del corazón y las
arterias.
El británico Davy y el francés Gay-Lussac, mientras
trabajaban sobre la obtención de potasio y sodio,
obtuvieron boro con un
50% de pureza, aunque no identificaron la sustancia como un
elemento químico. El magnesio ya había sido
descubierto por el químico Joseph Black, pero Davy lo
obtuvo ese año en estado puro por primera vez por
electrólisis de una mezcla de la magnesia y óxido de
mercurio. Luego Davy descubrió el calcio por electrólisis de un amalgama de
mercurio y cal. Similarmente, el químico Carl Scheele
había estudiado unas piedras que, tras ser expuestas a la
luz, conservaban el brillo durante años, y había
apuntado que debían de contener un elemento químico
desconocido. Lavoisier estudió la sustancia que
tenía esta propiedad y la llamó barita, pero fue Davy el
primero en extraer de ella el bario,
y reconocer en él un nuevo elemento químico.
Similarmente, era conocido un mineral llamado estroncianita, porque
había sido descubierto en las minas de plomo de Strontian (en Escocia) del que
se sabía que debía contener un nuevo elemento
químico, y nuevamente fue Davy el primero en extraer de
ella el estroncio.
Goethe publicó la primera parte de su Fausto.
El escultor Antonio Canova causó revuelo en Paris cuando
presentó su Venus
victrix, para la que había tomado como modelo a
Paulina Bonaparte, la hermana de Napoleón, que
aparecía con el pecho desnudo.
El 1 de enero de 1809
Martín de Álzaga llevó a cabo un intento de
destituir a Santiago de Liniers de su cargo de virrey del
Río de la Plata. Sin embargo, Liniers contó con el
apoyo de las milicias criollas, que dispersaron a los sublevados.
Los organizadores de la revuelta fueron desterrados, aunque
terminaron acogidos por Francisco Javier de Elío, el
gobernador de Montevideo.
Puesto que Francia apoyaba ahora a Rusia contra el Imperio
Otomano, el 5 de enero el
sultán Mahmut II firmó con Gran Bretaña el tratado de los Dardanelos,
por el que los británicos ofrecían ayuda a los
turcos contra los franceses a cambio de algunos privilegios
comerciales.
Ese mismo día, temiendo por su seguridad, el baron vom
Stein huyó de Berlin hasta alcanzar la frontera con
Bohemia.
El 12 de enero el general
Venegas había reunido en Uclés un ejército de
unos 17.000 hombres con los que se dispuso a enfrentarse
nuevamente a los franceses. El 13 de
enero entabló combate contra el ejército
del mariscal Victor, pero fue arrollado y tuvo que huir con apenas
3.000 hombres, perseguido por Victor. Los franceses saquearon
brutalmente Uclés.
El 15 de enero los franceses
tomaban el último de los fortines exteriores a la muralla
de Zaragoza, pero los zaragozanos resistían obligando a los
franceses a volar las casas una a una, por lo que su avance era
muy lento. Lannes escribió lo siguiente en una carta a
Napoleón:
Jamás he visto encarnizamiento igual al que muestran nuestros enemigos en la defensa de esta plaza. Las mujeres se dejan matar delante de la brecha. Es preciso organizar un asalto por cada casa. El sitio de Zaragoza no se parece en nada a nuestras anteriores guerras. Es una guerra que horroriza. La ciudad arde en estos momentos por cuatro puntos distintos, y llueven sobre ella las bombas a centenares, pero nada basta para intimidar a sus defensores ... ¡Qué guerra! ¡Qué hombres! Un asedio en cada calle, una mina bajo cada casa. ¡Verse obligado a matar a tantos valientes, o mejor a tantos furiosos! Esto es terrible. La victoria da pena.
El 16 de enero el
ejército británico de John Moore se enfrentó
en La Coruña a un ejército francés bajo las
órdenes del mariscal Nicolas
Jean-de-Dieu Soult. Moore murió alcanzado por una
bala de cañón. Los británicos huyeron a sus
barcos, por lo que los franceses consiguieron la victoria, aunque
sus pérdidas habían sido más numerosas que
las británicas.
Mientras se encontraba en Astorga,
Napoleón recibió noticias de que Austria se estaba
rearmando, así como que se había descubierto una
conspiración contra él en París. Por ello, el
19 de enero cruzó la
frontera francesa dejando al mariscal Soult al mando de las
operaciones militares en España. Parece ser que una
sociedad masónica de republicanos opuestos a la dictadura
napoleónica había estado conspirando contra el
emperador, pero una delación permitió detener a 56
personas, entre ellas Claude
François de Malet, a quien, dos años
atrás, el virrey de Italia, a la sazón Eugène
de Beauharnais, el hijastro de Napoleón, ya lo había
hecho arrestar cuando Malet era gobernador de Roma por hacer
propaganda republicana. Apenas fue puesto en libertad
empezó a fraguar la conspiración. Napoleón
ordenó que fuera encarcelado de nuevo.
El 26 de enero un
ejército francés entró en Alcañiz, aplastando la
resistencia de sus 4.000 habitantes, que habían organizado
un ejército de milicianos.
El 11 de febrero Robert Fulton
patentó su diseño de barco de vapor y
construyó muchos otros que resultaron económicamente
rentables.
El 21 de febrero
capituló Zaragoza. La ciudad estaba totalmente destruida y
se calcula que, de los 55.000 habitantes que tenía antes de
los asedios franceses, sobrevivieron unos 12.000.
Dos escuadras británicas estaban bloqueando los puertos de
Lorient e Île d'Aix, en la costa
atlántica francesa, cuando el 23
de febrero acudió una flota francesa para poner
fin al bloqueo. Ambas flotas se encontraron en Les Sables d'Olone y, tras un
intenso bombardeo, los barcos británicos se marcharon
dejando a los barcos franceses inutilizados.
El 25 de febrero un
ejército francés derrotó en Valls al ejército
español del general Reding, que murió en el combate.
El 29 de febrero un
ejército francés se propuso tomar el castillo de Montjuïc, en Barcelona,
defendido por el general Mariano
Álvarez de Castro. Pese a sus reticencias a
entregar el fuerte, recibió órdenes de hacerlo del
capitán general de Cataluña. Álvarez de
Castro cumplió las órdenes, pero inmediatamente
dejó su cargo para unirse a los rebeldes españoles.
Pronto le fue asignado el mando del ejército español
en Cataluña y se le nombró gobernador de Gerona.
El 1 de marzo Beethoven
recibió un documento firmado por varios de sus mecenas que
le garantizaban una sustanciosa renta a condición de que
fijara su residencia en Viena o en cualquier otra ciudad del
Imperio Austríaco, así que finalmente rechazó
la oferta del rey de Westfalia y permaneció en Viena.
La Ley de Prohibición dictada por el presidente Jefferson
estaba perjudicando seriamente la economía de los Estados
Unidos, y daba cada vez más popularidad a los Federalistas.
Por ello, tres días antes de abandonar el cargo,
decidió atenuarla para facilitarle las cosas a su sucesor.
Mantuvo la prohibición de comerciar con Gran Bretaña
y Francia, pero se permitió el comercio con cualquier otro
país. El 4 de marzo
tomó posesión de su cargo el presidente James
Madison, que inició las gestiones para llegar a un acuerdo
diplomático con Gran Bretaña.
El 12 de marzo Gran
Bretaña firmó un tratado con Persia por el que
ésta se comprometía a expulsar a los franceses de su
territorio.
El 13 de marzo el
ejército ruso se lanzó a cruzar a pie el mar
Báltico helado para alcanzar desde Finlandia la costa
Sueca. La invasión rusa de Finlandia había hecho
cundir el descontento de los suecos hacia su rey, hasta el punto
de que, ese mismo día, Gustavo IV Adolfo y su familia
fueron arrestados en el castillo de Estocolmo por órdenes
del general Carl Johan
Adlercreutz. El mariscal Bernadotte tenía
órdenes de Napoleón de atacar a Suecia, pero al
enterarse del derrocamiento del monarca sueco, suspendió
las operaciones a la espera de un cambio de actitud de Suecia
respecto a Francia, ya que la hostilidad que había mostrado
hasta entonces era atribuible principalmente a la
animadversión personal del rey. Esta decisión le
granjeó el respeto de los suecos, pero disgustó a
Napoleón, que ya tenía de antemano una pobre
impresión de su capacidad como general: había
permanecido inactivo en Austerlitz y en Auerstaed, y había
llegado tarde a Eylau.
El 17 de marzo los rusos
ocupaban las islas Aland,
situadas en el Báltico, entre las costas sueca y finesa.
El 19 de marzo los rusos
alcanzaron la costa sueca a 70 kilómetros de Estocolmo.
Entonces los suecos pidieron una tregua y los rusos se retiraron
de nuevo a las islas Aland.
El mariscal Soult inició una segunda invasión a
Portugal. El 20 de marzo
derrotó a un ejército portugués en Braga. Se calcula que los
portugueses tuvieron unos 4.000 muertos, frente a unos 40 por
parte francesa.
Otros dos ejércitos rusos habían entrado en Suecia
hasta rodear el ejército sueco, que capituló el 25 de marzo.
El 28 de marzo el
ejército del mariscal Claude-Victor Perrin derrotó
en Medellín a un
ejército español dirigido por el general Gregorio
García de la Cuesta. Aunque ambos generales desplegaron sus
fuerzas de forma poco habitual, García de la Cuesta
cometió muchas imprudencias y errores, mientras que Victor
demostró una gran habilidad. El resultado fue una
aplastante victoria francesa. Las bajas españolas
ascendieron a 8.000 muertos y heridos, mientras que 2.000 hombres
fueron hechos prisioneros. Además, esta victoria
abrió a los franceses la conquista del sur de
España.
Mientras tanto, Soult obtenía una nueva victoria en
Portugal, esta vez en Porto,
contra un ejército que le duplicaba en número.
El 29 de marzo el rey Gustavo
IV Adolfo de Suecia, en arresto domiciliario, abdicó en su
hijo Gustavo, de 10
años.
El 31 de marzo el zar
Alejandro I se puso al frente de las operaciones en Finlandia y,
aunque no anuló la tregua, destituyó del mando al
general que la había firmado y ordenó reiniciar las
hostilidades.
Viendo que Napoleón tenía cada vez más
dificultades en España, el emperador Francisco I de Austria
constituyó con Gran Bretaña una quinta coalición y el
6 de abril declaró la
guerra al reino de Italia. El virrey de Italia, Eugène de
Beauharnais, replegó sus tropas tras el río Tagliamento, y después
sobre el Livenza. El 10 de abril unos 140.000
austríacos invadieron el reino de Baviera.
En la noche del 11 de abril
los británicos lanzaron un ataque contra una flota francesa
en Île d'Aix enviando contra ella una treintena de viejos
barcos ardiendo. Los franceses habían observado los
preparativos y habían tenido tiempo de tomar algunas
medidas, entre ellas la construcción de una larga
empalizada que detuviera los barcos no tripulados. No obstante, la
operación fue un éxito, y al día siguiente
sólo quedaban dos barcos franceses, que fueron objeto de un
segundo ataque.
Por otro lado, los británicos invadieron las islas
jónicas y expulsaron de ellas a los franceses, excepto de
Corfú, donde el general François-Xavier
Donzelot se había hecho fuerte. La
república Septinsular fue rebautizada como República
de las Islas Jónicas.
El 15 de abril Beauharnais, en
contra del consejo de su estado mayor, ordena defender Sacile, de modo que unos
36.000 soldados franco-italianos se enfrentaron a un
ejército de unos 40.000 austríacos. Aunque ambos
bandos actuaron torpemente, el resultado final fue una victoria
austríaca.
Mientras tanto, en España, la Junta Suprema Central
sacó adelante una propuesta de convocatoria de Cortes para
la elaboración de una constitución.
El 19 de abril los franceses
derrotaron a los austríacos en la batalla de Teugn-Hausen, en Baviera,
mientras Józef Antoni
Poniatowski, el ministro de la guerra del Gran Ducado de
Varsovia, derrotaba en Raszyn
a otro ejército austríaco que lo duplicaba en
número.
El 20 de abril Napoleón
en persona se puso al frente de un ejército coaligado de
Francia, Baviera y Würtemberg y derrotó en Abensberg al ejército
austríaco, que huyó perseguido por los franceses
bajo las órdenes del mariscal Lannes. El 21
de abril se vieron forzados a combatir de nuevo y
resistieron hasta que llegó Napoleón, momento en el
cual no vieron mejor opción que rendirse. Los franceses
hicieron más de seis mil prisioneros. El 22 de abril Napoleón obtuvo
una nueva victoria ante los austríacos en Eckmühl. El 23 de abril Napoleón
derrotó nuevamente a los austríacos en Ratisbona. En
la batalla resultó herido de bala en un talón. No
fue nada grave, pero fue la única herida que sufrió
en una batalla. Los austríacos tuvieron que retirarse hasta
Bohemia, dejando abierto a los franceses el camino hacia Viena.
Arthur Wellesley volvió a Portugal al frente de un
ejército británico de 20.000 hombres.
El ejército francés penetró en Austria y el
3 de mayo 22.000 franceses bajo
el mando de André Masséna derrotaron en Ebersberg a un
ejército de 40.000 austríacos.
Ese mismo día, el derrocado rey afgano Mahmud Sha
derrocó a su vez a su hermano Shuja Sha, que marchó
exiliado a la India.
El 6 de mayo un
ejército francés se dispuso a asediar Gerona, y
Álvarez de Castro se dispuso a defenderla.
En Italia, el 7 de mayo
Beauharnais derrotó a los austríacos en la batalla
de la Piave.
El 10 de mayo el parlamento
sueco, controlado por militares, decidió que no sólo
el rey Gustavo IV Adolfo había perdido el derecho a la
corona, sino también su familia, con lo que el
príncipe Gustavo no fue reconocido como nuevo monarca.
El 13 de mayo Napoleón
entró en Viena. El bombardeo que precedió a su
entrada aterrorizó a Beethoven, que, temiendo que el
estruendo de los cañones agravara su sordera, se
escondió en el sótano de la casa de su hermano
tapándose los oídos con almohadas. El 17 de mayo Napoleón
emitió dos decretos por los que censuraba a los papas por
el uso perverso que habían hecho de la donación de Carlomagno
(su augusto predecesor) y declaraba que los territorios que
estaban bajo jurisdicción papal se anexionaban al Imperio
Francés.
Tras su entrada en Viena, Napoleón había exigido la rendición al emperador Francisco I. Sin embargo, el ejército austríaco se había replegado tras el Danubio de forma organizada y todavía estaba en condiciones de presentar batalla, así que Francisco I rehusó la paz. Napoleón se dispuso a cruzar el Danubio, y eligió hacerlo la noche del 19 de mayo pasando por la isla de Lobau. El plan de los austríacos era atacar a los franceses cuando sólo una parte de su ejército hubiera cruzado el río, pero Napoleón había previsto esta idea y la tuvo presente en su estrategia. El 20 de mayo controlaba la isla y se disponía a tender puentes para cruzar hasta la otra orilla del río, ante la atenta mirada de los austríacos.
Mientras tanto un ejército español llegaba a Alcañiz bajo el mando
del general Joaquín Blake con el propósito de
retomar Zaragoza. Los franceses huyeron de Alcañiz sin
presentar batalla.
Los otomanos consiguieron una victoria sobre un ejército servio dirigido por Stevan Sindelic en la batalla del monte Cegar, aunque no fue nada para sentirse orgulloso, porque los servios contaban con menos de 3.000 hombres y los turcos eran cerca de 10.000. Los turcos erigieron una torre en Nis con los cráneos de los soldados servios muertos durante la batalla, con el de Sindelic en lo más alto. La llamaron La torre de los cráneos.
El 21 de mayo unos 95.800
austríacos atacaron a los franceses cuando apenas 27.000 de
ellos habían cruzado el Danubio y estaban en condiciones de
combatir. Los franceses resistieron pese a su inferioridad
numérica al tiempo que aseguraban que la retaguardia
seguía cruzando el río. El 22 de mayo unos 66.000 franceses estaban
dispuestos para el combate. Sin embargo, los austríacos
supieron sacar partido de su ventaja y cortaron los puentes sobre
el Danubio mediante barcazas pesadas soltadas a la deriva. En ese
momento Napoleón suspendió el ataque y empezó
a organizar la retirada. Reunió sus ejércitos en la
isla de Lobau a la espera de refuerzos. Fue la primera derrota
importante que sufría el emperador de los franceses.
En España, un ejército francés llegó a Alcañiz proveniente de Zaragoza y el 23 de mayo se libró la batalla de Alcañiz, que duró siete horas, hasta la una de la tarde. Desde ese momento, ambos bandos mantuvieron sus posiciones hasta que los franceses se retiraron en silencio durante la noche.
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