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LA INSURRECCIÓN GRIEGA II SIGUIENTE

En 1825 las conmociones que había provocado en Europa la revolución francesa y el subsiguiente imperio napoleónico estaban totalmente sofocadas. La principal huella que dejaron sobre el mapa fue la desaparición del Sacro Imperio Romano Germánico y una simplificación política de Alemania, así como la reunificación de los Países Bajos en un reino independiente. Por lo demás, la dinastía borbónica había sido restaurada en Francia, ahora en la persona del rey Carlos X, que se esforzaba por consolidar el absolutismo y borrar cualquier resto de la revolución. Ese mismo año se aprobó una ley que favorecía la formación de comunidades religiosas y que condenaba el sacrilegio con la pena de muerte. Otra ley establecía cuantiosas indemnizaciones para los franceses que habían tenido que emigrar durante la revolución y para aquellos a los que la república les había confiscado sus bienes.

Las grandes potencias: Austria, Prusia, Rusia, Gran Bretaña y Francia, se habían erigido en directoras de la política europea. El ideólogo de esta alianza era el príncipe von Metternich, hombre de confianza del emperador Francisco I de Austria, cuya máxima aspiración era preservar el orden establecido contra cualquier clase de oposición. Para su desgracia, el número y la naturaleza de "opositores" se multiplicaba año a año. Por una parte estaban los sectores nacionalistas que se oponían a las dominaciones extranjeras, como era el caso de Bohemia y Hungría, bajo dominio austriaco, Polonia y Finlandia, bajo dominio ruso, Grecia y los principados balcánicos, bajo dominio otomano, etc. Los nacionalistas italianos iban más allá de oponerse al dominio austriaco sobre la Toscana y aspiraban a dotar a Italia de unidad política. Igualmente había nacionalistas alemanes que deseaban una Alemania unida, y vacilaban ante Prusia, a la que consideraban capaz de llevar a cabo la unificación, pero de cuyo autoritarismo recelaban al mismo tiempo. En los Países Bajos también había fuerzas nacionalistas latentes, ya que la convivencia del sur católico y de lengua francesa con el norte protestante y de lengua neerlandesa era muy precaria.

Por otro lado estaban los sectores liberales, deseosos de regímenes constitucionales que limitaran la autoridad gubernamental y reconocieran los derechos fundamentales de los individuos. El liberalismo era influyente en Francia y muchos otros países europeos. En España había sido derrotado recientemente y en Portugal todavía contaba con el amparo del rey Juan VI.

Por último, en los países más desarrollados, fundamentalmente Gran Bretaña y Francia, había un tercer grupo de descontentos con los regímenes establecidos. Eran pensadores socialistas, que denunciaban los estragos que la revolución industrial estaba produciendo entre las clases más humildes y diseñaban modelos alternativos de sociedades ideales que difícilmente podrían llevarse a la práctica y, aun si se diera el caso, serían dudosamente sostenibles. Entre sus primeros representantes se encuentra el británico Robert Owen, que había pasado la primera década del siglo dirigiendo una manufactura de algodón según criterios que procuraban más el bienestar de los trabajadores que la búsqueda de los máximos beneficios posibles. Después pasó a imaginar comunidades de trabajadores que, según él, debían constar de unas doce mil personas que vivirían en un mismo edificio de planta cuadrada con cocinas y comedores comunes. Cada familia tendría sus habitaciones privadas y cuidaría de sus hijos hasta los tres años, edad a partir de la cual debían ser entregados a la comunidad, aunque podrían verlos durante las comidas y otros momentos establecidos para ello. El pensamiento de Owen fue evolucionando desde sus primeras obras, como Una nueva visión de la sociedad, ensayos sobre la formación del carácter humano, bastante conservadoras, hasta las más recientes, como Una explicación de la causa de la desolación que impregna las partes civilizadas del mundo. Finalmente, Owen decidió llevar a la práctica su utopía, y para ello emigró a los Estados Unidos, donde compró una propiedad llamada New Harmony en el Estado de Indiana a una sociedad religiosa que había decidido trasladarse a Pennsylvania.

Tres años atrás, un pensador francés llamado Charles Fourier había publicado su Tratado de la asociación doméstica-agrícola, en la que expone su propia utopía, basada en el concepto de falansterio, un género de comunidad rural integrada por unas mil o dos mil personas sujetas a unas normas que determinaban con minucioso detalle todos los aspectos relacionados con el trabajo y la convivencia. Pero los principales socialistas franceses de la época eran los discípulos del recientemente fallecido Claude de Saint-Simon. Dos de ellos, Olinde Rodrigues y Barthélemy Prosper Enfantin fundaron ese año el periódico Le Producteur, destinado a difundir la doctrina que pronto sería conocida como "saintsimonismo".

Pero quienes más fama tenían de conspiradores, cierta unas veces y falsa otras, eran los masones. El Papa León XII condenó severamente la masonería en su constitución Quo graviora mala.

En su cruzada contra todo movimiento contra el orden establecido, Metternich no dudó incluso en apoyar militarmente al imperio Otomano (tradicional enemigo de Austria) contra la revolución griega. La única gran potencia que disentía oficialmente de sus planteamientos era Gran Bretaña, cuya política exterior estaba en manos del ministro George Canning. La desestabilización que Napoleón había causado en España había propiciado la insurrección de sus colonias americanas y, aunque España no había reconocido su independencia, lo cierto era que a la sazón sólo dominaba las islas de Cuba y Puerto Rico, y Gran Bretaña había sabido mover los hilos para que los jóvenes estados latinoamericanos estuvieran todos endeudados con ella y dispuestos a concederle toda suerte de privilegios comerciales. Tras muerte del zar Alejandro I, Canning consideró que era el momento de llevar a Rusia a posiciones más próximas a las británicas sobre el tratamiento que convenía dar a la rebelión griega, que, al igual que las rebeliones americanas, también estaba siendo financiada y apoyada extraoficialmente por Gran Bretaña. Por ello envió inmediatamente al duque de Wellington a entrevistarse con el nuevo zar Nicolás I.

Las ex colonias españolas demostraban día a día una ineptitud política poco menos que perfecta. Todo proyecto democrático era pervertido antes incluso de ver la luz, las elecciones se amañaban, gobernantes elegidos democráticamente se convertían en dictadores o eran depuestos por las armas, congresos y parlamentos eran coaccionados o disueltos por la fuerza, las constituciones se sucedían unas a otras, las disputas entre los políticos terminaban en enfrentamientos armados, intereses estrechos de miras se anteponían a los intereses nacionales entre discursos patrioteros,  cada región recelaba de las vecinas y a duras penas soportaba una unidad política de una extensión media, ... Recordemos su historia como estados independientes:

Simón Bolívar había convocado para el año próximo un congreso en Panamá, con la intención de organizar todas las ex colonias españolas en una única federación, pero  no hacía falta esperar el curso de los acontecimientos para pronosticar un rotundo fracaso. Él mismo había analizado con acierto en varias ocasiones la escasa —si no nula— capacidad de las sociedades hispanoamericanas en su presente estado para adoptar un sistema político democrático, y mucho menos a gran escala.

Esta ineptitud política de las ex colonias españolas hace brillar más si cabe la admirable historia de las ex colonias británicas, es decir, los Estados Unidos de América. Aunque entre los estadounidenses existían desde un principio grandes diferencias económicas, religiosas, culturales y hasta de orden ético (el conflicto entre esclavistas y abolicionistas), la moderación, la tolerancia y, en suma, la sabiduría de que hicieron gala en todo momento les permitió formar un gran Estado Federal en el que nadie se sentía en desventaja. La labor de sus políticos fue admirable, en tanto en cuanto, con independencia de la mayor o menor fortuna de sus convicciones y de las decisiones que tomaron, mantuvieron sus disputas estrictamente en el plano político sin cuestionar en ningún momento la legalidad democrática establecida, y si alguno intentó alguna vez lo contrario, no consiguió sino su propia ruina y descrédito. Actualmente estaban gobernados por su sexto presidente, John Quincy Adams. Las elecciones presidenciales y al Congreso se habían sucedido puntual y regularmente desde que se aprobó la Constitución, y era inimaginable que un presidente fuera obligado a dimitir por la fuerza, o que no se respetaran sus decisiones, o que a un congresista electo se le cuestionara su legitimidad, o cualquiera de los sucesos que cotidianamente sucedían al sur de las fronteras estadounidenses.

Recientemente, los Estados Unidos habían "redondeado" sus fronteras presionando a España para que les cediera Florida. Así dominaban toda la costa Este desde Canadá hasta México, y el territorio ocupado se extendía paulatina y sistemáticamente hacia el oeste. Otro rasgo notable es que los nuevos territorios ocupados no pasaban a convertirse en colonias supeditadas a una metrópoli oriental, sino que eran admitidos en la Unión como nuevos Estados con idénticos derechos a los Estados fundadores tan pronto como estaban en condiciones de hacerlo.

En los últimos años se había producido una penetración hacia México. En efecto, el territorio de Texas tenía una población muy escasa, y los pobladores mexicanos sufrían con frecuencia los ataques de tribus indias. El gobernador español de México no disponía de medios para protegerlos, y consideró que si el número de habitantes aumentaba, éstos podrían defenderse por sí mismos, por lo que inició una política de fomento de la inmigración a Texas, tanto de mexicanos como de extranjeros. Entre los interesados por esta política estuvo un empresario estadounidense arruinado llamado Moses Austin, que cuatro años atrás había obtenido una carta del gobernador de México que le autorizaba a llevar trescientas familias estadounidenses a Texas, en calidad de colonos. Austin murió en Misuri poco después de recibir la concesión, pero su hijo Stephen Fuller Austin, que ahora tenía treinta y dos años, decidió, no sin vacilaciones, llevar adelante el proyecto de su padre. No lo tuvo fácil, pues fue entonces cuando México se independizó y el joven Austin tuvo que tratar con distintas administraciones sucesivas que se contradecían mutuamente: Agustín de Iturbide había dado su visto bueno, pero, tras su abdicación, cuando las trescientas familias de colonos ya estaban en Texas, el permiso le fue denegado. Sin embargo, cuando México adoptó la estructura federal, el Estado de Texas decidió autorizar su proyecto. Esto sucedió el año anterior, y ahora "the Old Three Hundred" ocupaban legalmente una porción de Texas a cambio de un pago periódico al estado mexicano. Austin tenía autoridad civil y militar sobre sus colonos.

Los Estados Unidos estaban avanzando rápidamente en materia de tecnología. Un abogado e inventor de Nueva Jersey llamado John Stevens, después de haber diseñado varios barcos de vapor, construyó la primera locomotora de vapor estadounidense, que dedicó al transporte de pasajeros en su Estado. Stevens colaboró en la redacción de la ley de patentes estadounidense. El marqués de La Fayette estaba realizando una gira por los Estados Unidos. Durante su estancia en Washington posó para un cuadro encargado por la ciudad de Nueva York. El pintor que recibió el encargo se llamaba Samuel Morse y tenía entonces treinta y cuatro años. Mientras trabajaba en ello, llegó un mensajero a caballo con una nota de su padre que decía: Tu querida esposa está convaleciente. Morse dejó el cuadro sin terminar y marchó inmediatamente a su casa en New Haven (Connecticut), pero cuando llegó su esposa ya había sido enterrada. Obsesionado por la idea de que si el mensaje le hubiera llegado dos días antes hubiera podido despedirse de su esposa, empezó a interesarse por la posibilidad de encontrar una forma de enviar rápidamente mensajes a larga distancia.

Gran Bretaña y los Países Bajos seguían rivalizando (y también Francia, aunque en menor medida) por extender su influencia en el Lejano Oriente. Gran Bretaña estaba consolidando su presencia en Australia desde Nueva Gales del Sur, que ese año extendió sus fronteras hacia el oeste, hasta el meridiano 129º. Además, Tasmania se convirtió en una colonia independiente de Nueva Gales del Sur con el nombre de Tierra de van Diemens. Los neerlandeses tuvieron problemas en Java. Diponegoro, príncipe de Yogyakarta, inició una guerra sangrienta contra el dominio neerlandés basada en emboscadas y ataques por sorpresa.

Por otra parte, los británicos se interesaron en la región del mundo menos explorada a la sazón: el interior de África. Mientras sus costas estaban bien cartografiadas, de su interior se sabía muy poco. Las primeras exploraciones se concentraron en determinar el curso y el nacimiento de sus ríos más importantes. A principios de siglo el escocés Mungo Park había muerto a consecuencia de un ataque indígena mientras exploraba el curso del río Níger. Ahora, otro explorador enviado por el gobierno británico, Hugh Clapperton, regresaba de un nuevo viaje de exploración del Níger que había durado tres años y durante el cual se convirtió en el primer europeo que contempló el lago Chad. A finales de año empezó a remontar de nuevo el Níger en una segunda expedición.

Japón mantenía tenazmente su política de aislamiento. El shogun ordenó la destrucción de todo barco extranjero que fondeara en un puerto japonés. La situación era similar en China, salvo por que los británicos comerciaban en un barrio de Cantón, donde cambiaban algodón y opio procedentes de la India por té y seda. Además, el puerto de Macao era una colonia portuguesa.

El 1 de enero de 1826 las Provincias Unidas del Río de la Plata declararon la guerra a Brasil en respuesta a la declaración recíproca que el país vecino había promulgado a finales del año anterior.

El 5 de enero Mehmet Alí empezó a preparar un cuarto asedio a Missolonghi.

A finales del año anterior los birmanos habían hecho una oferta de paz a los británicos. Éstos impusieron sus condiciones y no se tardó en firmar un acuerdo, pero éste debía ser ratificado por el rey birmano y los británicos sospechaban que no tenía intención de hacerlo. Por ello el 19 de enero reanudaron sus ataques y no tardaron en recibir una nueva oferta de paz. Los británicos desconfiaron y continuaron la guerra.

El 23 de enero, tras poco más de un año de resistencia, se rindió el último contingente español que resistía en el Callao, en Perú. Sólo quedaban 326 soldados de los 2.800 iniciales, y la mayoría de los civiles refugiados en la ciudad había fallecido también.

El 30 de enero el embajador estadounidense en España pidió a Washington Irving que se reuniera con él porque el gobierno español había hecho pública una serie de manuscritos sobre la conquista de América. Irving se dirigió a Madrid muy interesado.

El 8 de febrero el Congreso General de las Provincias Unidas del Río de la Plata aprobó una nueva Constitución que ponía a la nación bajo el gobierno de un Presidente elegido cada cinco años por las juntas provinciales. Como primer presidente se designó a Bernardino Rivadavia. Éste confió la dirección de la guerra contra Brasil a Carlos María de Alvear, que cruzó el río Uruguay y obligó a replegarse a los portugueses, tras lo cual obtuvo las victorias de Bacacay y Orubú. 

El 18 de febrero los egipcios estaban en condiciones de incomunicar Missolonghi e iniciaron un bombardeo bajo la dirección de Ibrahim Bajá. En cuatro días, cuarenta cañones dispararon unos 8.000 proyectiles sobre la ciudad. Sin embargo, un intento de tomarla a finales de més no tuvo éxito.

El 24 de febrero se firmó el tratado de Yandabo, que puso fin a la guerra anglo-birmana. Los británicos obtuvieron una indemnización que dejó al tesoro birmano en bancarrota, así como el control sobre un extenso territorio que incluía Assam y Manipur, y que fue anexionado a la colonia británica de la India, además de numerosos privilegios políticos y comerciales. La depresión económica en la que cayó Birmania se agravaba por el hecho de que prácticamente una generación entera había muerto en la guerra.

Con la mayor parte del Peloponeso en manos egipcias, la revolución griega estaba al borde del colapso, pero entonces la política europea dio un giro decisivo. El muy católico rey Carlos X de Francia se atrevió a contradecir a Metternich y afirmó que era una obligación moral socorrer a los cristianos griegos frente a los infieles otomanos. Por su parte, el zar Nicolás I de Rusia tomó la iniciativa y en marzo lanzó un ultimátum al sultán Mahmud II, el cual se avino a negociar. Mientras tanto, los egipcios estaban tomando uno a uno los islotes que protegían el puerto de Missolonghi. Exhortaron a la rendición a los asediados, pero la respuesta fue negativa.

El 4 de marzo, pese a la oposición de los federalistas, Buenos Aires fue declarada capital de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El presidente Rivadavia creó un Banco Nacional y nacionalizó algunos recursos, como el ejército, la aduana, la recaudación de impuestos, etc., pero no pudo evitar que todas las provincias rioplatenses rechazaran la constitución federalista que en principio legitimaba su cargo. Entre los políticos que más enérgicamente se opusieron a la constitución estaba Manuel Dorrego, que denunciaba que la carta magna negaba el derecho de voto a los analfabetos, los criados a sueldo, los peones y los jornaleros. El gobernador de Buenos Aires, Juan Gregorio de las Heras, renunció a su cargo, prácticamente vacío de poder tras el proceso de nacionalización, y fue sucedido por Dorrego.

El 10 de marzo murió súbitamente el rey Juan VI de Portugal. Las malas lenguas dicen que fue envenenado, tal vez por su esposa Carlota Joaquina, o por su hijo Miguel, o por los dos en colaboración. El testamento de Juan VI nombraba regente a su hija Isabel María hasta que "el heredero legítimo" regresara al país, pero no especificaba si "el heredero legítimo" era su primogénito, el emperador Pedro I de Brasil, o su hijo Miguel (y presunto organizador de su muerte), exiliado en Austria. Pedro I no dudó ni un instante en que, tras la muerte de su padre, se había convertido en el rey  Pedro IV de Portugal,  pese a que la Constitución brasileña no lo permitía, y tan pronto como supo la noticia marchó a Lisboa.

Celebradas las elecciones, el Congreso General peruano debía haberse reunido en febrero, pero no fue así porque Simón Bolívar no estuvo dispuesto a aceptar a un grupo de diputados liberales a los que llamaba "los malditos diputados". Finalmente abrió sus sesiones en abril, pero el gobierno bolivariano declaró inválidos los poderes de los diputados de varias provincias. Los incidentes que siguieron retrasaron más aún el funcionamiento del Congreso.

El presidente de la República Federal de Centroamérica, Manuel José de Arce, pretendía formar un Congreso extraordinario, ya que el existente no le gustaba, y a ello se opuso Dionisio Herrera, el jefe del Estado de Honduras (uno de los Estados integrantes de la República Federal). Sin embargo, Arce argumentó que el mandato de Herrera había terminado y convocó elecciones en Honduras. Herrera no hizo caso y Arce envió un ejército de 200 hombres bajo el mando del coronel Justo Milla, que el 9 de abril se apoderó de Comayagua, la capital de Honduras. Herrera fue capturado y encarcelado.

Weber había recibido una invitación del Covent Garden de Londres para componer una ópera titulada Oberón. El músico aceptó el encargo y la ópera se estrenó el 12 de abril.

La noche del 23 de abril, los asediados en Missolonghi intentaron una salida a la desesperada. Una vanguardia de unos dos mil hombres en armas fue seguida por unos cinco mil ciudadanos, entre ellos mujeres y niños, todos armados, que se estrellaron contra los dispositivos de asedio montados por los turcos. Murieron todos excepto unos mil ochocientos que lograron replegarse de nuevo en la ciudad, que fue ocupada por los otomanos el 24 de abril. Muchos de los griegos se suicidaron haciendo explotar sus polvorines, y los que fueron capturados fueron masacrados o vendidos como esclavos. Estos sucesos no hicieron sino avivar las simpatías europeas por la causa griega. Delacroix pintó su Grecia sobre las ruinas de Missolonghi, y Victor Hugo exortó a la lucha contra los turcos en su poema La cabeza del serrallo. Estudiantes parisinos se manifestaron en París en favor de los griegos y el rey Carlos X salió al balcón y prometió la ayuda francesa. De hecho, a primeros de mes el duque de Wellington había firmado en San Petersburgo un documento por el que Gran Bretaña y Rusia se disponían a mediar en el conflicto griego. Por primera vez, el nombre de Grecia como país aparecía en un documento diplomático. Entre sus cláusulas se podía leer:

El 26 de abril el rey Pedro IV de Portugal promulgó una constitución liberal.

Desde Caracas llegaron a Bogotá acusaciones contra José Antonio Páez, por abusos en su cargo de Comandante General, y el vicepresidente Santander lo destituyó y lo llamó a Bogotá. La respuesta de Páez fue iniciar una revuelta el 30 de abril con el propósito de independizar Venezuela de Colombia. No obstante, no logró reunir apoyos suficientes y, de momento, el único resultado fue que Venezuela no reconoció la autoridad de Santander.

Mientras tanto, Simón Bolívar había preparado una Constitución Vitalicia para Perú que debía reconocerlo a él mismo como presidente vitalicio con capacidad para nombrar a su sucesor, y su intención era que la misma constitución fuera aceptada en Colombia y Bolivia, con el propósito a medio plazo de unir a los tres Estados en uno solo. El 26 de mayo retiró a los municipios peruanos el derecho de elegir a sus autoridades, y dio instrucciones de que se convocaran colegios electorales en cada provincia para que fueran aprobando una a una su constitución.

Advertido de que los absolutistas partidarios de su hermano Miguel planeaban derrocarlo, el 28 de mayo el rey Pedro IV de Portugal se vio forzado a abdicar en favor de su hija de siete años, que pasó a ser la reina María II de Portugal. Miguel, que pronto cumpliría los veinticuatro años, lo aceptó, no sin antes prometerse en matrimonio a su sobrina.

El 30 de mayo Bellini consiguió su primer gran éxito cuando estrenó en Nápoles su segunda ópera: Bianca e Gernando. El personaje al que alude el título se llamaba en realidad Fernando, pero fue cambiado a Gernando para que nadie pudiera encontrar una alusión inexistente al príncipe Fernando de Borbón, el heredero del rey Francisco I de las Dos Sicilias.

La noche del 4 de junio murió de tuberculosis Carl Maria von Weber, a los 39 años de edad. La muerte le sobrevino mientras estaba en Londres y allí fue enterrado. Dejó sin acabar la ópera Los tres Pintos.

La flota brasileña se dispuso a bloquear el Río de la Plata. El 11 de junio, un ataque en Los Pozos de la flota rioplatense comandada por Guillermo Brown logró poner en fuga momentáneamente al enemigo (que no sufrió bajas), pero el bloqueo se mantuvo.

Hacía ya más de un siglo que los jenízaros no eran el cuerpo militar de élite que habían sido en sus orígenes. Las altas jerarquías no habían pisado un campo de batalla en su vida, y se limitaban a cobrar del Estado, ejercer su influencia sobre el gobierno y oponerse a todo intento de reforma de la institución. Sus motines habían provocado la caída de varios sultanes. Por esos días tuvo lugar lo que el sultán Mahmut II hizo llamar "el incidente propicio". Consistió en que los jenízaros descubrieron —y hay quien dice que el propio sultán les filtró la información— que se estaba organizando un ejército moderno, adiestrado con técnicas occidentales. Inmediatamente, los oficiales jenízaros se manifestaron en protesta ante el palacio del sultán en Estambul, pero fueron superados por la guardia del palacio, que los obligó a volver a sus cuarteles en Estambul y en Salónica. A continuación, Mahmut II ordenó su exterminio. Sus cuarteles fueron bombardeados, sus dirigentes decapitados y los más jóvenes exiliados o encarcelados. Así desaparecieron de la historia.

El 22 de junio se inauguró el Congreso de Panamá, convocado por Simón Bolívar (aunque él no estaba presente), al que acudieron representantes de Colombia, Perú, Bolivia, México y la República Federal de Centroamérica, con Gran Bretaña como observadora.

El 4 de julio los estadounidenses celebraron el quincuagésimo aniversario de su declaración de independencia. En los primeros minutos del día murió Thomas Jefferson, a sus ochenta y tres años, y pocas horas después murió John Adams, el padre del presidente actual, con noventa años. Eran los últimos firmantes de la declaración que seguían con vida a excepción de Charles Carroll, de ochenta y nueve años.

Tras su éxito en Missolonghi, Ibrahim Bajá lanzó un ultimátum a la península de Mani, que llevaba varios meses bajo asedio. La respuesta de los maniotas es famosa:

De los griegos libres de Mani y del resto de griegos que viven allí a Ibrahim Bajá. Hemos recibido tu mensaje en el que tratas de atemorizarnos diciendo que si no nos rendimos asesinarás a los maniotas y saquearás Mani. Por eso te esperamos a ti y a tu ejército. Nosotros, los habitantes de Mani, firmamos la presente y te esperamos.

Ibrahim entró en cólera y el 5 de julio se presentó en Mani con un ejército de 7.000 hombres, entre infantería y caballería. Sin embargo, no pudo superar las fortificaciones de Vergas, defendidas por unos 2.000 soldados maniotas y unos 500 refugiados de otras partes de Grecia. Entonces Ibrahim combinó su ataque terrestre con un bombardeo por mar, pero varios días de ataque resultaron infructuosos y los turcos tuvieron que retirarse cuando recibieron noticias de que Kolokotronis acudía en auxilio de los maniotas con 2.000 hombres por su retaguardia.

Ese mismo día murió el químico francés Joseph Proust.

El archipiélago de Chiloé se había convertido en el último reducto realista en Chile. A primeros de año había sido sometido, pero el Estado chileno entró en bancarrota y hasta hubo que subastar barcos de guerra. El director supremo Ramón Freire se vio obligado a dimitir, pero antes convocó un Congreso Nacional con el fin de redactar una nueva constitución. Ésta estableció un régimen republicano y el 9 de julio fue elegido interinamente el primer presidente de la República de Chile, el almirante bonaerense Manuel Blanco Encalada. Entre sus primeras medidas de gobierno estuvo sofocar sangrientamente una conjura realista en Chiloé.

El 13 de julio fueron ahorcados en San Petersburgo cinco cabecillas de la revuelta decembrista. Ese mismo día, 115 oficiales implicados en la conspiración fueron degradados ante sus tropas y expulsados del ejército. Aleksandr Pushkin fue liberado de su arresto domiciliario y pudo regresar a Moscú.

El 15 de julio se clausuró el Congreso de Panamá. Sus representantes habían aprobado la creación de una liga de repúblicas americanas con un ejército común, un pacto mutuo de defensa y una Asamblea Parlamentaria Supranacional. No obstante, sólo Colombia ratificó el tratado que, por consiguiente, quedó en nada. Simón Bolívar no había invitado a los Estados Unidos, pero México, que deseaba mantener buenas relaciones con su vecino del norte, sí lo hizo. No obstante, entre que los partidarios de Jackson en el Congreso estadounidense pusieron pegas a enviar delegados (simplemente porque el presidente Adams estaba a favor de enviarlos) y que el congreso se disolvió tan rápidamente, lo cierto es que los delegados estadounidenses nunca llegaron a estar presentes. Se ha acusado a Gran Bretaña (e incluso a los Estados Unidos) de maniobrar para que el Congreso de Panamá fuera un fracaso. Ciertamente, Gran Bretaña no deseaba una federación de países hispanoamericanos, pues ello hubiera dificultado sus proyectos de obtener las máximas ventajas financieras y comerciales de unos países que obviamente serían más débiles cuanto más divididos estuvieran, pero sabotear el Congreso de Panamá hubiera sido echar agua al mar (y ni que decir tiene que los Estados Unidos no tenían en esa época influencia política alguna para sabotear nada). Mientras tanto, Francisco de Paula Santander, el vicepresidente colombiano, declaró a José Antonio Páez en rebeldía, pero la situación se resolvió cuando éste escribió a Bolívar pidiéndole que se pusiera al frente de la república y asegurando que acataría su autoridad.

El 16 de julio, sin una declaración previa de guerra, un ejército persa de 35.000 hombres cruzó la frontera rusa. Los gobernantes locales cambiaron de bando rápidamente y se sometieron a la autoridad persa.

El 29 de julio Guillermo Brown libró otro combate contra la flota brasileña en el Río de la Plata, el llamado combate de Quilmes, que terminó bastante igualado, pero la flota rioplatense quedó muy mermada y desde ese momento Brown no pudo hacer más que preparar ataques por sorpresa con escasos efectivos.

Carl van Beethoven, el sobrino del compositor, tenía ya veinte años, y una muestra de cómo llevaba las relaciones con su tío es que el 31 de julio intentó sucidarse. Sobrevivió y fue llevado a la casa de su madre. Beethoven trabajaba por esas fechas en sus últimos cuartetos de cuerda. Schubert compuso su Novena sinfonía, conocida como La Grande, aunque no fue estrenada. A principios de año se había interpretado por primera vez uno de sus cuartetos de cuerda más famosos, conocido como La muerte y la doncella, por el tema de su segundo movimiento, sacado de una canción previa del mismo título.

El acuerdo ruso-británico sobre Grecia fue comunicado oficialmente al gobierno francés el 10 de agosto, aunque el Times lo había publicado pocas semanas después de que fuera firmado. Metternich confiaba en que el tratado fuera "un golpe de espada en el agua", y celebró que no contemplara ninguna intervención militar. De todos modos, se apresuró a manifestar a Francia a través de su embajador que tal acuerdo amenazaba la estabilidad europea y que era contraria a los acuerdos de la Santa Alianza. Naturalmente, el Imperio Otomano lo rechazó de plano. Los turcos consideraban la insurrección griega un problema interno en el que nadie tenía derecho a inmiscuirse, y sólo veían en él una maniobra de George Canning.

El 4 de septiembre Simón Bolívar embarcó en Perú rumbo a Colombia. Dejó un Consejo de Gobierno con instrucciones de que hicieran aprobar la Constitución Vitalicia.

El Congreso Nacional Chileno no era capaz de resolver si la República de Chile debía ser federalista o unitaria, y las tensiones consecuentes provocaron la dimisión del presidente Blanco, que el 9 de septiembre fue sustituido por Agustín de Eyzaguirre. El Estado seguía en bancarrota y la crisis financiera no permitía pagar los intereses debidos a los banqueros británicos.

Ese mismo día un ejército de 6.000 egipcios intentó un nuevo ataque contra unos 2.500 maniotas, esta vez atrincherados en Polytsaravo, pero cuando llegaron a las murallas, una flota maniota los cogió por sorpresa por la retaguardia y tuvieron que retirarse con unas 400 bajas, frente a 9 bajas de sus adversarios. Ibrahim Bajá no volvió a acercarse a Mani, y ésta fue su primera derrota en territorio griego.

Un estadounidense llamado William Morgan había tratado de ingresar en una logia masónica neoyorkina, pero no fue admitido en ella. Su reacción fue anunciar que publicaría un libro titulado Illustrations of Masonry en el que revelaría las actividades secretas de los masones. Para ello se asoció con David Cade Miller, el editor de un periódico, que había alcanzado el grado de aprendiz en la misma logia (el primer grado), pero que después también había sido rechazado. Los masones respondieron con una denuncia interna contra Morgan, tras la cual el periódico de Miller sufrió varios intentos de incendio por parte de desconocidos. Después, un grupo de masones se presentó en la casa de Morgan denunciando que éste les debía dinero. El 11 de septiembre Morgan fue arrestado por deudas. Miller se presentó en la cárcel para pagar la deuda y, tras superar varias dificultades, pudo liberarlo. Sin embargo, unas pocas horas después Morgan fue arrestado de nuevo, acusado de un nuevo impago y de haber robado ropa. Por la noche, unos desconocidos acudieron a la cárcel diciendo ser amigos de Morgan, pagaron su deuda y se lo llevaron en una carreta. A partir de ahí, no se supo más de él.

Ese año se publicó en Nueva York El último mohicano, la novela que lanzaría a la fama a un escritor de treinta y cuatro años llamado James Fenimore Cooper. Había publicado su primera novela seis años atrás. Nombrado cónsul en París, Cooper marchó con su familia a Francia, con el propósito de publicar sus novelas en Europa y proporcionar una educación mejor a sus hijos. Allí fue calurosamente acogido por la crítica.

El 15 de septiembre Rossini estrenó en París su ópera Ivanhoe, formada con fragmentos de otras óperas suyas anteriores. Pocos días después presentó una nueva versión traducida al francés de su Maometto secondo con el nuevo título de Le siège de Corinthe.

En Italia, Paganini estrenó su segundo concierto para violín, conocido como la Campanella, pues en el tercer movimiento el violín imita una campanilla anunciando cada reaparición del tema principal.

Mendelssohn compuso una obertura para el Sueño de una noche de verano, de Shakespeare, que es una de sus más famosas obras juveniles. A sus diecisiete años hablaba, además de su alemán nativo, inglés, italiano y latín. Una traducción suya de una comedia de Publio Terencio Africano había impresionado a su tutor el año anterior, que la usó para conseguir que el joven pudiera ingresar ahora en la Universidad de Berlín. En los cuatro años siguientes asistiría, entre otros cursos, a las conferencias de Hegel sobre estética, de las que, afortunadamente, su intelecto logró salir sin daño aparente.

George Canning visitó Francia y fue recibido por el rey Carlos X, quien le manifestó su interés por la causa griega. Pero afirmó que Francia sólo se adheriría al acuerdo ruso-británico de San Petersburgo si Austria y Prusia lo aprobaban.

El 7 de octubre Rusia y el Imperio Otomano clausuraron la convención de Akkerman, en la que los otomanos aceptaron que los hospodares de Moldavia y Valaquian fueran elegidos en asambleas locales, aunque la elección debía contar luego con el visto bueno de ambas potencias. Servia también obtuvo una cierta autonomía y la devolución de territorios ocupados por los turcos.

David Miller publicó la primera parte del libro de Morgan, en la que se narraban espeluznantes conspiraciones masónicas. Fue un best-seller y pronto cundió una alarma social sobre la masonería. Un cadáver en descomposición hallado en las orillas del lago Ontario fue identificado como el de Morgan y fue enterrado como tal, si bien una mujer canadiense había reconocido las ropas de su marido desaparecido. Las investigaciones revelaron que la mayor parte de los funcionarios neoyorkinos eran masones, incluido el gobernador, que ofreció una recompensa de 1.000$ a quien pudiera informar del paradero de Morgan, pero nadie la reclamó.

En el Congreso de los Estados Unidos se debatió ese año un proyecto de ley polémico. Los Estados del norte, cuya economía se basaba fundamentalmente en la industria, reclamaban al presidente Adams unos aranceles más elevados para competir con los productos británicos, mientras que los estados del sur, fundamentalmente agrícolas y que importaban los productos manufacturados, preferían aranceles bajos para comprar a Gran Bretaña productos mejores y más baratos que los que podían ofrecerles sus compatriotas del norte. El gobierno de Adams preparó una ley que aumentaba los aranceles y la presentó al Congreso para su aprobación. En la Cámara de Representantes obtuvo la mayoría necesaria, pero en el Senado se produjo un empate. El Calhoun, como vicepresidente, era el presidente del Senado y sólo tenía derecho a votar para deshacer empates. En principio debería haber secundado a Adams votando a favor de la ley, pero votó en contra. (Su situación política era muy peculiar. Recordemos que se había presentado como candidato a la vicepresidencia tanto en la lista de Adams como en la de Jackson.) La ley arancelaria no se aprobó, y poco después se celebraron las elecciones al Congreso que cambiaron sustancialmente la composición de las cámaras: los partidarios de Jackson dominaban la cámara de representantes por 119 a 24 y el senado por 28 a 20.

Hacía ya tres meses que el sur de las Provincias Unidas del Río de la Plata había sufrido incursiones de indígenas ladrones de ganado. El 25 de octubre una partida de 800 soldados bajo el mando del coronel Federico Rauch atacó en represalia a diversas tribus: mataron indios, recuperaron ganado y rescataron cautivos, lo que se suele hacer en las represalias. Ya en noviembre Rauch dirigió una segunda partida de 1.200 hombres con el mismo éxito que la precedente.

Tras la ejecución de Bressières, los ultrarrealistas críticos con el rey Fernando VII de España comprendieron que no estaban a salvo de las represalias del monarca. Les llegaron noticias de que Gran Bretaña y Francia estaban presionándolo para que reconociera la independencia de las colonias americanas, así como para que aceptara una constitución similar a la que el rey Pedro IV de Portugal había implantado en su país. Al igual que los absolutistas portugueses se habían agrupado en torno a Miguel, el hermano de Pedro IV, los españoles lo hicieron alrededor del infante don Carlos, hermano de Fernando VII, y el 1 de noviembre una Federación de realistas puros difundió en Madrid un manifiesto en el que pedía el derrocamiento del rey Fernando VII de España y su sustitución por su hermano Carlos V. Se constituyó así el llamado partido carlista. Es interesante leer el manifiesto, pues viendo lo que decían del rey los absolutistas (que lo tratan de estúpido hacia arriba), podemos imaginarnos qué dirían los liberales.

Un militar hondureño llamado Francisco Morazán había intentado reconquistar Comayagua desde Tegucigalpa, pero fue capturado por los soldados de Justo Milla y enviado de nuevo a Tegucigalpa. No obstante, logró escapar y huyó a El Salvador con intención de pasar a México, pero en El Salvador se encontró con la posibilidad de organizar otro ejército. Con él volvió a Honduras y el 11 de noviembre derrotó a Milla en la batalla de la Trinidad. Milla tuvo que huir a Guatemala con sus oficiales, mientras Morazán era proclamado Jefe del Estado de Honduras.

A sus dieciséis años, Chopin había terminado con excelentes calificaciones los cursos de enseñanza preuniversitaria, y se inscribió en la Escuela Superior de Música de Varsovia, aunque no asistió a las clases de piano (no le hacían falta). Allí adquirió una sólida base teórica. De esa época es su Sonata para piano No 1, entre otras piezas.

Finalmente, la Constitución Vitalicia fue aprobada por todas las provincias peruanas menos una, así que el 30 de noviembre Simón Bolívar fue nombrado presidente vitalicio, pese a la fuerte oposición de los liberales. Bolívar estaba entonces en Bogotá, donde el Congreso le ofreció poderes extraordinarios, y declaró una amnistia en favor de los seguidores de Páez, al que ratificó como la máxima autoridad militar en Venezuela.

Tras una semana de combates, el 6 de diciembre un destacamento griego enviado para evitar el asedio de Atenas logró poner en fuga a unos dos mil otomanos en Arachova.

El 9 de diciembre entró en vigor la constitución peruana.

Ampère obtuvo una cátedra en la Universidad de Francia, donde robó un buen número de alumnos al riguroso y oscuro Cauchy. Ese año publicó su Memoria sobre la teoría matemática de los fenómenos electrodinámicos, deducida únicamente de la experiencia, en la que expone una teoría matemática capaz de explicar todos los fenómenos electromagnéticos conocidos hasta la fecha. Resulta difícil creer que Ampère dedujera dichas leyes de los cuatro experimentos que describe en su trabajo. Es más plausible que las dedujera de otro modo y que luego describiera los mínimos experimentos necesarios para justificar empíricamente sus conclusiones.

Por su parte, Cauchy publicó un trabajo titulado Sur un nouveau genre de calcul analogue au calcul infinitésimal, en el que introdujo algunos resultados básicos del análisis de funciones definidas sobre los números complejos. Abel dejó París para regresar a Berlín, donde siguió trabajando en la teoría de las integrales elípticas y obtuvo resultados que revolucionaron la teoría, al transformarla en la teoría de las funciones elípticas. En efecto, Abel descubrió que las integrales elípticas eran funciones inversas de otras funciones mucho más simples, las funciones elípticas, y que toda la teoría se podía formular de forma más simple y elegante en términos de éstas últimas.

Ese año había llegado a la universidad de Königsberg un joven profesor de veintidós años llamado Carl Gustav Jacob Jacobi. Su familia era judía, pero el año anterior había decidido que Dios no se tomaría a mal que se hiciera cristiano para poder ser profesor universitario en Alemania, eso sí, aunque había conseguido un puesto en la universidad de Berlín, comprendió que siendo judío era mejor alejarse un poco de la capital prusiana, y así acabó en Königsberg. Poco antes de su viaje había enviado a Gauss algunos resultados sobre teoría de números que habían impresionado al maestro. Al llegar a Königsberg empezó a trabajar en funciones elípticas obteniendo de forma independiente algunos de los resultados de Abel.

Ohm publicó dos artículos en los que describía matemáticamente las corrientes en circuitos eléctricos basándose en la teoría de Fourier sobre la conducción del calor.

Un farmacéutico francés llamado Antoine Balard comunicó haber destilado un elemento químico al que inicialmente dio el nombre de murio, con propiedades intermedias entre el cloro y el yodo. si bien finalmente acabó siendo conocido como bromo, que en griego significa hedor. (El bromo es, junto con el mercurio, uno de los dos únicos elementos químicos que son líquidos a temperatura ambiente.) En realidad, el año anterior lo había destilado también un químico alemán llamado Carl Jacob Löwig, pero publicó su descubrimiento más tarde.

Entre tanto avance científico, el astrónomo Heirich Olbers se dio cuenta de que había un hecho cotidiano que la ciencia del momento no sabía explicar: en la llamada paradoja de Olbers, razonaba que, aunque las estrellas se encuentran muy lejos, la acumulación de la luz que emiten debía hacer que el cielo nocturno estuviera tan iluminado como el diurno.

Champollion fue nombrado conservador de la colección egipcia del museo del Louvre.

La primera fotografía que se conserva la creó Niépce ese año y lleva por título: Punto de vista desde la ventana de Gras. Necesitó ocho horas de exposición para crear el negativo sobre una emulsión de sales de plata. No obstante, las fotografías de Niépce perdían nitidez y acababan borrándose si no se protegían muy bien.

Mary Shelley publicó El último hombre, una novela de ciencia-ficción que transcurre en el siglo XXI, donde una plaga aniquila la humanidad y deja un solo superviviente.

Tras un periodo de anarquía, Afganistán quedó bajo el control de Dost Muhammad, que adoptó el título de emir y fundó así la dinastía Barakzay.

La guerra anglo-birmana terminó ventajosamente para los británicos, que anexionaron amplios territorios birmanos a sus posesiones en la India.

En cuanto los rusos organizaron su respuesta al ataque persa y empezaron a llegar refuerzos a las regiones invadidas, los persas no tardaron en ser barridos hasta la frontera. Entonces llegó el invierno y cesaron temporalmente las hostilidades.

El 18 de diciembre Francia anunció que se unía a Gran Bretaña y Rusia en su apoyo a Grecia, con independencia de lo que decidieran Austria y Prusia. El 28 de diciembre propuso su propia versión del protocolo a seguir, que incorporaba a la versión de San Petersburto algunas ideas de Canning, pero sin hacer referencia alguna al empleo de la fuerza. Ya en 1827, Rusia propuso negociar un calendario concreto de acciones a seguir, poniendo la intervención militar encima de la mesa.

El 8 de enero murió el rey Pomare III de Tahití, a los seis años de edad. Fue sucedido por su hermana Pomare IV, de catorce años.

Federico Rauch llevó a cabo una nueva expedición contra los indígenas que vivían al sur de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

La dictadura de Manuel José de Arce en Centroamérica se había ganado sus detractores, y el país entró en guerra civil.

El naturalista Alexander von Humboldt dejó París para marchar a Berlín, donde se convirtió en uno de los principales consejeros del rey de Prusia. Allí recomendó el ingreso en la Academia de Berlín de August Leopold Crelle. No destacaba especialmente como matemático, pero tenía tres valiosas cualidades: un gran entusiasmo por las matemáticas, una gran capacidad de organización y, sobre todo, una increíble capacidad de reconocer jóvenes talentos. Así, Crelle fue el primero en advertir el gran valor de los trabajos de Abel, y lo convenció para que publicara una exposición de sus teorías en el primer número del Journal für die reine und angewandte Mathematik, una revista fundada por él mismo y que editó poniendo especial cuidado en aegurarse de la calidad de los trabajos publicados en ella.

Ohm publicó un tratado titulado Die galvanische Kette, mathematisch bearbeitet, en el que expuso su teoría completa sobre la electricidad, incluyendo la famosa ley que hoy lleva su nombre. El libro empezaba con las bases matemáticas necesarias para entender el resto de la obra, base que incluso los físicos alemanes más destacados necesitaban, ya que por esa época consideraban (y Ohm no los hizo cambiar de opinión) que la física no necesitaba más que las matemáticas elementales. Ohm se había tomado un año sabático en el colegio jesuita suizo en el que daba clases y estaba en Berlín. Confiaba en que su libro le abriría las puertas de alguna universidad alemana, pero no fue así, lo cual lo desmoralizó un tanto. Pese a ello, logró prorrogar su permiso y permaneció en Berlín.

Desde su invención, el microscopio no había pasado de ser una mera curiosidad hasta que un botánico británico llamado Robert Brown había empezado a usarlo de forma sistemática en sus estudios. Un día, observando unos granos de polen sumergidos en agua observó que se movían de forma caótica, zigzagueante. Al principio pensó que dicho movimiento probaba que el polen estaba vivo, pero repitió el experimento con partículas de polvo y observó el mismo comportamiento, un movimiento que no supo explicar y que hoy se conoce como movimiento browniano.

Lobachevsky fue nombrado rector de la universidad de Kazan.

Gauss publicó sus Disquisitiones generales circa superficies curvas, en las que describe la geometría de las superficies "desde dentro" de las mismas, es decir, desde el punto de vista de un ser minúsculo situado sobre ellas de modo que puede tomar medidas sobre la superficie, pero sin formarse una idea directa de cómo se curva ésta (es el caso de los seres humanos sobre la Tierra, que pueden medir la distancia entre dos puntos cualesquiera, pero no percibir directamente la esfericidad de la superficie terrestre). Gauss demostró que a partir de medidas sobre la superficie se puede determinar la curvatura. Su resultado principal es el "theorema egregium", según el cual cualquier correspondencia entre dos superficies que conserve las distancias ha de conservar también la curvatura. Esto implica que es imposible trazar un mapa plano de una superficie esférica de manera que las distancias sobre el mapa se correspondan (a escala) con las distancias reales, pues la curvatura de un plano es nula y la de una esfera no lo es.

Rowan Hamilton seguía una trayectoria académica impecable en el Trinity College, la universidad de Dublín. El año anterior había sorprendido a todos al obtener la máxima nota tanto en griego como en física y ya había enviado un artículo de investigación a la Royal Irish Academy. A punto de cumplir los veintidós años interrumpió sus estudios cuando le ofrecieron el cargo de Astrónomo Real en el observatorio de Dunsink. Sin embargo, las tediosas tareas de observación astronómica no estaban hechas para él, que prefería la investigación teórica. Ese año envió un nuevo trabajo a la Royal Irish Academy sobre la que hoy se conoce como función principal de Hamilton, que le permitía presentar con más elegancia y eficiencia diversos resultados sobre óptica.

Stendhal publicó anónimamente su primera novela: Armance.

Victor Hugo publicó Cromwell, una obra de teatro prácticamente irrepresentable por su excesiva duración. Su prefacio se convirtió en uno de los textos fundadores de la concepción romántica de la literatura. En él se opone a las normas del teatro clásico, que exigían que la acción se desarrollara en un día y en un mismo lugar.

Delacroix escandalizó a la crítica más conservadora con La muerte de Sardanápalo, un cuadro abigarrado donde el colorido prevalece sobre el dibujo. Fue expuesta en el mismo salón en el que Ingres presentó su Apoteosis de Homero, de estilo radicalmente opuesto, estrictamente clásico, a imitación del de Rafael.

James fenimore Cooper publicó una nueva novela, titulada La pradera, con el mismo protagonista que El último mohicano.

La insurrección griega I
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