ANTERIOR
LA GUERRA DE SECESIÓN II
SIGUIENTE

El 3 de enero de 1862 dos cañoneras federales hicieron un nuevo intento de destruir las baterías con las que los confederados bloqueaban el río Potomac desde Virginia, pero se retiraron tras sufrir pequeños daños.

El 4 de enero empezaron a llegar barcos de guerra británicos al puerto de Veracruz.

El 5 de enero la policía chilena capturó al "rey" Aurelio Antonio I de la Patagonia, es decir, al francés Orélie Antonie de Tounens. Fue juzgado y encarcelado, y no tardó en ser confinado en un manicomio, pero la intervenció del cónsul francés permitió que fuera deportado a Francia.

El 8 de enero llegaron buques franceses a Veracruz, y continuaron llegando durante los dos días siguientes.

El año anterior los federales habían terminado expulsando a los confederados de Kentucky, a pesar de lo cual ese Estado había sido admitido en la Confederación. Ahora el general de brigada confederado Humphrey Marshall había reclutado un ejército de más de 2.000 voluntarios y entraba de nuevo en Kentucky desde Virginia. Contra él fue enviado el coronel James Abram Garfield, al frente de un ejército de tamaño similar, y ambos se encontraron en Middle Creek el 10 de enero. Tras varias horas de combate, la llegada de refuerzos federales hizo que los confederados optaran por retirarse.

Ese día murió de gota en Connecticut Samuel Colt. El año anterior había sido denunciado como traidor por varios periódicos por vender armas a los confederados, pero con ello no había contravenido ninguna ley federal y no fue procesado. También suministraba armas al ejército federal.

En la madrugada del 11 de enero fue asesinado en su domicilio el presidente hondureño José Santos Guardiola. Su asesino fue un salvadoreño llamado Cesareo Aparicio, y las causas nunca se han sabido a ciencia cierta. Al parecer, actuó en complicidad con varios miembros de la guardia personal del presidente. Todos fueron capturados y ejecutados un mes más tarde. Guardiola fue sucedido por el vicepresidente Victoriano Castellanos Cortés.

El 14 de enero los embajadores confederados Mason y Slidell, capturados en el Trent, abandonaron los Estados Unidos en un barco británico. Los británicos lo consideraron una victoria diplomática y dieron el asunto por zanjado. La labor diplomática de Mason y Slidell resultó ser muy poco fructífera, pues en ningún momento consiguieron ninguna clase de apoyo oficial sólido ni por parte de Gran Bretaña ni de Francia.

Un nuevo ejército confederado entró en Kentucky, esta vez desde Tennessee, formado por unos 5.500 hombres bajo el mando del general George Bibb Crittenden, (hijo del congresista que había propuesto el compromiso de Crittenden, con intención de evitar la guerra). Los federales reunieron contra él unos 4.400 hmbres bajo el mando del general de brigada George Henry Thomas, y el encuentro tuvo lugar en Mill Springs el 19 de enero. Los confederados habían marchado durante la noche bajo la lluvia y su estado era deplorable, así que los federales no tuvieron excesivas dificultades en ponerlos en fuga. Poco después Crittenden fue acusado de embriaguez y traición, y fue relevado del mando.

El 24 de enero el ejército confederado en Kentucky recibió órdenes de retirarse a Virginia, con lo que el Estado quedó definitivamente en manos de los federales. Esto dejaba desprotegido el Estado de Tennessee.

El fabricante de instrumentos estadounidense Alvan Graham Clark había recibido el encargo de construir un telescopio de gran tamaño (el mayor telescopio de refracción construido hasta entonces) y, mientras lo estaba probando, el 31 de enero descubrió una nueva estrella cerca de Sirio. Observaciones posteriores confirmaron que la nueva estrella describía una órbita conjunta con Sirio (la estrella más brillante del cielo nocturno), por lo que ésta ha pasado a llamarse Sirio A, y su compañera, mucho menos brillante, Sirio B. Varias décadas atrás Bessel había predicho la existencia de Sirio B al observar irregularidades en la trayectoria de Sirio A.

El 5 de febrero el príncipe de Moldavia y Valaquia Alexandru Ioan Cuza unificó ambos principados en una única unidad política que recibió el nombre de Rumanía, que pasó a gobernar con el título de domnítor. La capital fue establecida en Bucarest. Mientras tanto los turcos lograban restaurar su dominio sobre Montenegro.

El 6 de febrero los federales iniciaron una ofensiva en Tennessee con un ataque anfibio a Fort Henry. Ulysses S. Grant dirigió el ataque por tierra mientras el comodoro Andrew Hull Foote dirigía un ataque naval desde el río Tennessee. En total fueron destinados unos 15.000 hombres a la operación. Los confederados contaban con más de 3.000 hombres para su defensa. La batalla comenzó con un bombardeo por parte de la flota, y antes de hora y media el fuerte se rindió sin necesidad de que la infantería entrara en acción. Las pocas bajas federales se debieron a que un proyectil impactó en una caldera de uno de los barcos de vapor y esparció vapor hirviendo por medio buque, lo que provocó 32 bajas. Al tomar Fort Henry, los federales se hicieron con el control del río Tennessee, y prueba de ello fue que inmediatamente fueron enviados tres barcos por el río para destruir objetivos militares, y llegaron con éxito hasta Alabama, donde el río deja de ser navegable. La expedición capturó varios barcos, destruyó varios puentes y otros suministros de guerra.

Unos 2.500 soldados confederados habían escapado de Fort Henry antes de su rendición, y se habían refugiado en Fort Donelson, que se convirtió en el próximo objetivo de Grant y Foote. Unos 24.500 hombres fueron destinados a la misión, a la vez que los confederados reunieron 16.000 hombres para hacerles frente. Los oficiales al mando eran John B. Floyd y Gideon J. Pillow. Las tropas federales empezaron a salir de Fort Henry el 12 de febrero, al tiempo que los confederados movían también a sus hombres. Era invierno, y el 13 de febrero se produjo una tormenta de nieve con fuertes vientos y temperaturas de 12 grados bajo cero. Ante la proximidad del enemigo, los soldados tenían prohibido encender fuego para calentarse. Con la infantería desplegada, el 14 de febrero la flota federal inició el bombardeo a Fort Donelson. Sin embargo, la artillería confederada causó graves daños, hasta el punto de inutilizarla. Grant comprendió que tendría que arreglárselas por sí solo, sin esperar mucho apoyo naval. Al amanecer del 15 de febrero los confederados salieron del fuerte por sorpresa. Aunque los soldados federales estaban despiertos porque el frío no les dejaba dormir, así que la sorpresa no fue excesiva, el mayor problema fue que Grant, sin esperar un ataque, había dejado su campamento para reunirse con Foote en su barco, y no había dejado a nadie al mando. Los federales resistieron como pudieron en medio de la anarquía, hasta que Grant llegó a la una de la tarde tras haber recorrido al galope 11 kilómetros sobre caminos helados. La situación que se encontró fue bastante desoladora, pero, fiel a su temperamento impávido, no se dejó impresionar. Cuando un oficial le dijo: "Este ejército necesita una cabeza", él replico, "Eso parece. Caballeros: el flanco derecho debe ser recuperado", y se puso a organizar el combate.

Sucedió que los confederados habían iniciado el ataque por sorpresa con la intención de evitar un bloqueo y cubrir su posible retirada. A pesar del inesperado éxito que habían tenido, Pillow ordenó a sus hombres que se replegaran, conforme al plan inicial, para sorpresa de Floyd, quien, desconcertado, ordenó a sus hombres el regreso a Fort Donelson. Grant aprovechó rápidamente los errores confederados. Al anochecer los federales se habían recuperado de la acción confederada y Grant se dispuso a atacar el fuerte al día siguiente. Entre ambos bandos, había habido alrededor de un millar de muertos y unos 3.000 heridos yacían en el campo de batalla, muchos de los cuales murieron de frío, pues los soldados federales les habían quitado sus abrigos. Sorprendentemente, Floyd y Pillow consideraron que el día había sido un éxito y enviaron un telegrama anunciando que habían conseguido una gran victoria. Sin embargo, el general de brigada Simon Bolivar Bruckner les hizo ver que su situación era insostenible, y que sería aún peor en cuanto los federales recibieran refuerzos. Sin duda, debió de resultar convincente, pues Floyd y Pillow acordaron dejarlo al mando con órdenes de negociar la rendición mientras ellos huían por el río durante la noche. El 16 de febrero Bruckner envió una nota a Grant pidiendo un armisticio la negociación de los términos de la rendición. Bruckner esperaba que Grant fuera indulgente, pues años atrás habían sido compañeros y, cuando Grant fue relevado del mando por embriaguez en California, le había prestado dinero para que pudiera regresar a Illinois. Sin embargo, la respuesta de Grant se ha hecho famosa:

Señor: Su mensaje con fecha de hoy pidiendo un armisticio y el envío de comisionados para fijar los términos de la capitulación acaba de ser recibido. No podemos aceptar otros términos salvo la rendición completa e incondicional. Propongo ocupar inmediatamente sus posiciones.

Cuando más tarde se difundió esta nota, U.S. Grant pasó a ser conocido como Unconditionally Surrender Grant, (rendición incondicional). Bruckner, aunque consideró "poco caballerosa" la respuesta de Grant, se rindió, y más de 12.000 soldados confederados se convirtieron en prisioneros de guerra. Las victorias en Ford Henry y Fort Donelson fueron celebradas en el norte. Grant recibió un ascenso y pasó de ser prácticamente desconocido a convertirse en un héroe nacional. Cuando corrió el rumor de que había ganado la batalla con un puro prácticamente pegado a la boca, recibió una gran cantidad de puros de sus admiradores (que contribuyeron así a provocarle el cáncer de garganta del que moriría años más tarde).

El 19 de febrero el general español Juan Prim, como representante de la alianza entre Gran Bretaña, Francia y España que había desembarcado en México para reclamar el pago de la deuda externa, mantuvo un primer encuentro oficial con el general Manuel Doblado, a la sazón ministro de asuntos exteriores, en el que se acordó negociar el pago de la deuda en una futura reunión a celebrar en abril. Mientras tanto, las potencias se comprometían a no atacar México, si la flota aliada permanecería en Veracruz.

Un ejército cofederado de unos 2.500 hombres bajo el mando del general de brigada Henry Hopkins Sibley trató de apoderarse de Fort Craig, situado en lo que los confederados consideraban su territorio de Arizona y ocupado por una guarnición de unos 3.000 soldados (la mayor parte voluntarios sin mucha experiencia) bajo el mando del coronel Edward Camby. En un primer intento, Sibley trató de asediar el fuerte, pero no tenía muchos hombres ni muchas provisiones, así que trató de provocar la salida de los federales, pero Sibley no quiso arriesgarse. En vista de ello, Sibley reagrupó a sus hombres y trató de situar un campamento en un lugar adecuado, pero Camby se le adelantó y lo forzó a acampar lejos del Río Grande, sin acceso al agua. Esto sucedía el 20 de febrero. Al día siguiente, el 21 de febrero, los confederados atacaron, y por la tarde los federales parecían tener la ventaja, pero, mientras los federales se concentraban en el flanco derecho del frente enemigo, el coronel confederado Thomas Green organizó una carga con el flanco izquierdo sobre el centro del frente de Sibley. Entre que estuvo bien organizada en varias andanadas y que los soldados tenían que acceder al río a cualquier precio, porque no tenían agua, el caso fue que la carga logró apoderarse de unas baterías federales y rompió el frente enemigo, lo que a su vez causó el pánico entre los voluntarios federales, que se retiraron hacia fort Craig. Camby estaba a punto de ordenar otro ataque cuando Sibley envió una bandera blanca con una petición de tregua para recoger los cuerpos de muertos y heridos, a lo que Camby accedió. De este modo, los confederados se hicieron con la victoria, pero no tomaron el fuerte.

El general al mando del ejército confederado en Tennessee era Albert Sidney Johnston, quien, en vista de los últimos desastres, replegó sus tropas en la parte occidental de Tennessee, el norte de Mississippi y Alabama, para reorganizarlas. Mientras tanto, el 25 de febrero Grant tomaba Nashville, la capital de Tennessee. Grant estaba bajo el mando del general Henry Wager Halleck, al que Lincoln había puesto al mando del ejército en Kentucky en sustitución de Frémont el año anterior. Halleck era extremadamente cauteloso, y Grant había tenido que insistir mucho antes de recibir autorización para el ataque a Fort Henry. Ahora trataba en vano de convencerlo para que le permitiera perseguir a Johnston, pero Halleck temía que los confederados tuvieran suficientes fuerzas en Mississippi como para arruinar cualquier movimiento hacia el sur mediante un ataque desde el oeste. Por ello decidió enviar a Foote junto a John Pope con seis cañoneras a atacar la Isla número 10, una posición confederada en el río Mississippi en Tennesse.

En el territorio confederado de Arizona se encontraba la ciudad de Tuckson, que había quedado rodeada por territorio Apache. El 28 de febrero llegaron unos 100 soldados confederados que se unieron a los pocos sudistas del lugar e izaron la bandera confederada.

Garibaldi se había ofrecido a Abraham Lincoln para comandar el ejército federal contra la Confederación. Eso sí, había exigido dos condiciones: que se le diera el mando supremo y que Lincoln declarara públicamente que el objetivo de la guerra era abolir la esclavitud. Lincoln no estaba dispuesto a cumplir ninguna de las dos exigencias, así que la propuesta fue rechazada con todo el tacto y la diplomacia posibles. El 3 de marzo el primer ministro italiano Bettino Ricasoli fue sustituido por Urbano Rattazzi, que instó secretamente a Garibaldi a que organizara un ejército y atacara Roma.

El año anterior los federales habían logrado expulsar de Missuri a los ejércitos confederados, y ahora habían penetrado en el norte de Arkansas bajo la dirección del general de brigada Samuel Ryan Curtis. Allí los confederados se reorganizaron y el geneeral Earl Van Dorm se encargó de dirigir la contraofensiva. Curtis contaba con unos 10.500 hombres, mientras que Van Dorm tenía unos 6.000 más. Después de algunas escaramuzas previas, el encuentro se produjo el 7 de marzo en Pea Ridge, y se prolongó hasta la noche. Al día siguiente, el 8 de marzo, el combate prosiguió hasta que Van Dorn ordenó la retirada. Los federales trataron de perseguirlos, pero creyeron que habían huido por una ruta que no era la real, y así perdieron la oportunidad de redondear la victoria. Van Dorm quedó aislado de sus líneas de comunicación y durante unos días sus hombres tuvieron que alimentarse de lo que pudieron requisar a los habitantes de la región. Los federales mantuvieron el control del norte de Arkansas.

Los cañones cada vez más potentes de que estaban dotados los buques de guerra hacían que los barcos de madera fueran cada vez más frágiles, así que cada vez era más habitual blindarlos con planchas de acero. Tres años atrás, Francia había construido La Gloire, el primer acorazado, es decir, un buque con una cubierta hecha directamente de acero y no con madera forrada. Gran Bretaña, alarmada, no había tardado en ponerse al día y el año anterior había puesto a flote el Warrior. Tanto los Estados Unidos como los Estados Confederados habían iniciado un programa para construir su propio acorazado, y el primero en salir al mar fue el Virginia, construido sobre las ruinas del Merrimack, un barco que los federales habían hundido cuando tuvieron que abandonar precipitadamente Virginia tras su secesión, con el fin de que no fuera aprovechable por los sudistas, pero los daños sufridos habían sido relativamente leves y los confederados lograron convertirlo en su primer acorazado. Su línea de flotación era muy baja, y apenas dejaba ver una pequeña plataforma con diez cañones. El diseño era bastante torpe y el barco apenas podía moverse, pero fue puesto a prueba enfrentándolo a los tres barcos que bloqueaban la entrada del río James, que conducía hasta Richmond. El resultado fue exitoso: dos de los barcos de la Unión fueron hundidos ese día tras contemplar cómo el Virginia se acercaba lentamente a ellos sin que le afectaran los impactos de los cañonazos. Al día siguiente, el 9 de marzo, el Virginia se disponía a hundir el tercero, el Minnesota, pero, con la oportunidad propia de una película de Hollywood, llegó el Monitor, el acorazado construido por los federales. Su línea de flotación era todavía más baja que la del Virginia, y sólo dejaba ver una torreta giratoria con dos cañones. Al principio el capitán del Virginia, Catesby ap Roger Jones, no identificó lo que veía y creyó que era una caldera que se había desprendido del Minnesota. El combate se inició con un disparo del Virginia contra el Monitor, pero que le pasó por encima e impactó en el Minnesota, y así se inició el primer combate entre dos barcos acorazados. Terminó con un empate, pues ambos buques estuvieron largas horas maniobrando torpemente y disparándose en vano, hasta que el Virginia se retiró más por aburrimiento que por otra cosa. Sin embargo, el empate era una victoria para la Unión, pues significaba que el acorazado confederado no podría romper el bloqueo federal.

No obstante, las potencias europeas tomaron nota del suceso, pues el acorazado más torpemente diseñado que uno podía imaginar había vencido a dos potentes barcos de madera. Era evidente que si una potencia desarrollaba un acorazado con diseño inteligente, dispondría de un arma que sólo podría ser neutralizada con otra similar. Desde ese momento las grandes potencias construirían únicamente barcos de guerra acorazados.

El general de brigada Sibley, tras su intento frustrado de tomar Fort Craig, decidió pasar de largo y avanzar hasta Santa Fe, la capital de Nuevo México, donde llegó el 10 de marzo. Se instaló entonces en un almacén abandonado en Albuquerque.

En Vietnam estalló un barco de guerra francés y la explosión provocó 52 bajas, entre muertos y heridos. Los franceses estaban convencidos de que habían sufrido un acto de sabotaje organizado por el gobernador de Vinh Long, y se dispusieron a tomar represalias.

Mientras todas las noticias que llegaban a Washington desde el oeste eran favorables, McClellan, que se suponía que tenía que atacar Virginia y para ello había organizado un ejército que ya estaba sin duda listo para la acción, y que era mucho más numeroso que todas las fuerzas confederadas que pudieran salirle al paso, no hacía nada. Para McClellan el enemigo siempre era más numeroso y estaba mejor preparado. Lincoln se hartó y el 11 de marzo lo despojó del mando supremo y sólo le dejó el mando sobre el ejército del Potomac, con la orden expresa de atacar. McClellan no tuvo más remedio que obedecer, pero tratando de minimizar el riesgo, optó por conducir su ejército por mar, para después remontar el río York o el río James hasta las cercanías de Richmond. Así evitaba cualquier posible enfrentamiento por el camino, pues los confederados no tenían control alguno sobre el mar. Lincoln no lo consideró buena idea, pero dio su consentimiento porque mejor era algo que nada.

Intimidados por las recientes victorias federales, los confederados habían abandonado sus baterías junto al río Potomac sin que ello pueda atribuirse a ninguna acción federal. Ese mismo día un destacamento federal desembarcó en el lugar y destruyó las baterías abandonadas. El tránsito federal por el Potomac fue restablecido tras casi cinco meses de bloqueo confederado.

Tras largos preparativos, el 15 de marzo se inició el asedio a la fortaleza confederada en la Isla número 10, en medio de la disensión entre Foote y Pope sobre cómo proceder y entre las órdenes contradictorias de Halleck. Foote era partidario de un proceso lento de desgaste mediante bombardeos, mientras que Pope quería una acción enérgica e insistía en pedirle a Foote que le enviara desde la otra parte del río algunas cañoneras para apoyar un ataque terrestre, pero eso exigía exponerlas a la artillería enemiga y Foote se negaba.

El 17 de marzo McClellan empezó a mover su ejército de más de 120.000 hombres embarcándolos en 389 buques.

El gobierno mexicano estaba negociando el pago de su deuda con las potencias europeas, pero Francia saboteaba sistemáticamente las negociaciones exigiendo concesiones totalmente inadmisibles. Al mismo tiempo, los conservadores mexicanos instaban a los franceses a derrocar al gobierno liberal de Benito Juárez. Éste, en previsión de que las negociaciones diplomáticas no tuvieran éxito, había encargado al general Ignacio Zaragoza la formación de un ejército que pudiera hacer frente a los europeos. El 22 de marzo Zaragoza ordenó el fusilamiento del general Manuel Robles Pezuela, que había sido detenido unos días antes junto con otros jefes conservadores y había sido acusado de buscar alianzas con los franceses. Al mismo tiempo, los conservadores empezaron a reclutar su propio ejército para oponerse al gobierno.

Ese mismo día el ejército franco-español tomó la ciudad de Vinh Long, en Vietnam. Los vietnamitas se habían hecho fuertes en una ciudadela, que fue tomada al día siguiente. Los vietnamitas sufrieron numerosas bajas.

Al descubrir los planes de los federales contra Richmond, el general Lee (a la sazón consejero del presidente Davis) ideó un plan para neutralizarlos. Stonewall Jackson se encontraba con 15.000 hombres en el valle del río Shenadoah, un afluente del Potomac, desde donde sería concebible un hipotético ataque a Washington. El plan no era atacar Washington, para lo cual no bastaban los hombres disponibles, sino simular que se estaba preparando un ataque, no con los hombres disponibles, sino con los hombres ficticios que la "inteligencia" estadounidense asignaba sistemáticamente al ejército confederado. El oficial federal al mando en la zona era el general Nathaniel P. Banks, y Jackson tenía que lograr, como mínimo, que no dejara la zona, y a ser posible que pidiera refuerzos. Para ello decidió atacar en Kernstown lo que pensó que era un pequeño destacamento bajo el mando del coronel Nathan Kimball, pero que resultó ser una división de infantería completa, con alrededor de 7.000 hombres o más. Jackson atacó el 23 de marzo con menos de 4.000 y sufrió una derrota que le costó unas 700 bajas, entre muertos, heridos y prisioneros. Sin embargo, cumplió su objetivo, pues Lincoln se sintió preocupado por la audacia de Jackson y ordenó que McDowell permaneciera en Washington con 35.000 hombres en lugar de seguir a McClellan como estaba previsto.

En Nuevo México, Sibley envió un destacamento de unos 300 hombres bajo el mando de Charles Lynn Pyron con órdenes de controlar un punto estratégico conocido como Glorieta Pass. El 26 de marzo fue atacado por una pequeña fuerza federal que había salido de Santa Fe bajo el mando de John Milton Chivington. Se produjo una escaramuza que no fue a más porque ambas partes esperaban refuerzos. Éstos llegaron el 28 de marzo, de modo que ahora cada bando contaba con algo más de un millar de hombres. Tras una larga batalla, los federales acabaron retirándose a Santa Fe, pero los confederados habían perdido gran parte de sus suministros, con lo que pronto se vieron obligados a abandonar Nuevo México. Además, el territorio no proporcionaba medios de subsistencia para mantener una ocupación confederada a largo plazo.

Ahora que Halleck tenía a los confederados ocupados en el Mississippi, Grant logró su autorización para actuar contra Johnston. Lo hizo a regañadientes. De hecho, en un primer momento había puesto al mando a uno de los oficiales subordinados de Grant, pero poco después cambió la orden, tal vez por intervención directa de Lincoln. Grant contaba con más de 48.000 hombres distribuidos en seis divisiones. Una de ellas estaba al mando de W.T. Sherman, que, tras su distinción en Bull Run, había mostrado un comportamiento bastante irregular (al parecer, sufrió algún tipo de crisis nerviosa), hasta el punto de que fue reemplazado por Don Carlos Buell, y puesto bajo el mando de Halleck, quien tal vez lo puso a las órdenes de Grant para crearle problemas. Por su parte, Johnston no estaba inactivo, sino que el 3 de abril empezó a moverse a marchas forzadas para coger a los federales por sorpresa.

Tras varios consejos de guerra con sus oficiales, Foote había aceptado finalmente enviarle una cañonera a Pope, que pasó en varias etapas, siempre por la noche, las distintas baterías enemigas. La noche del 4 de abril pasó el último punto peligroso. En un momento dado las chimeneas emitieron un fogonazo y el barco fue detectado, pero los disparos contra él no fueron muy certeros y pasó indemne. No obstante, Pope insistió en que necesitaba al menos otro más.

El 5 de abril el ejército de McClellan se encontraba en la península que separa la desembocadura del York de la del James. En la desembocadura del James estaba el Virginia, en dique seco, reparándose, pero a McClellan le asustaba igualmente, así que decidió atacar por tierra Yorktown, en la desembocadura del York. Siempre siguiendo su política excesivamente cautelosa, optó por un lento y meticuloso asedio. El general confederado al mando en la zona era John Bankhead Magruder, que contaba tan sólo con unos 15.000 hombres, casi diez veces menos que su adversario, pero conocía bien a McClellan y ordenó muchos movimientos de tropas, con lo que McClellan se convenció de que era superado en número con creces. Según sus cálculos, Magruder contaba con 40.000 hombres y en breves momentos llegaría Joseph E. Johnston con otros 60.000. Era cierto que Johnston estaba en camino, pero con sus refuerzos los confederados apenas llegaban a 35.000 hombres. En lugar de atacar a Magruder antes de que recibiera sus refuerzos, McClellan puso a sus hombres a cavar fortificaciones y dejó que los confederados unieran sus fuerzas sin obstáculos.

Mientras tanto Johnston acampaba a tres kilómetros del campamento de Grant, cerca de Pittsburg Landing, sin que los federales advirtieran su presencia. Al amanecer del 6 de abril lanzó su ataque contra el campamento de Sherman en Shiloh Church. El factor sorpresa tuvo su efecto, pero muchos de los soldados de ambos bandos carecían de experiencia e instrucción, y así, mientras muchos soldados federales huyeron en desbandada, otros tantos hambrientos confederados dejaron la lucha para comerse las provisiones que habían abandonado los federales. Por segunda vez, un ataque confederado pillaba a Grant fuera de posición. Unos días antes había sufrido una caída del caballo y estaba recuperándose a 16 kilómetros del campamento. Cuando oyó los cañones embarcó en un vapor y llegó a las 8:30 de la mañana, dos horas y media después de que se iniciara el ataque. Por segunda vez afrontó con sangre fría lo que parecía una situación desesperada. De hecho, al caer la noche todo parecía apuntar a una derrota segura. La única noticia favorable fue que Johnston había resultado herido y murió esa misma noche (Johnston era considerado el mejor general confederado del momento), pero fue reemplazado por P.G.T. Beauregard, quien envió un telegrama a Richmond informando de una victoria completa. Pero Grant seguía en el campo de batalla y pensaba reanudarla al día siguiente. Durante la noche, ambos bandos pudieron oír los gritos del gran número de heridos moribundos que yacían sin que nadie pudiera auxiliarles.

Mientras tanto, una segunda cañonera cruzaba el Mississippi a la altura de la Isla número 10 y así el 7 de abril Pope pudo usar sus dos barcos para transportar sus tropas a la isla. Los confederados trataron de abandonarla, pero Foote les cortó la retirada y unos 7.000 soldados terminaron rindiéndose, entre ellos casi trescientos oficiales.

En Pittsburg Landing Grant esperaba refuerzos de Don Carlos Buell y llegaron ese mismo día. En total disponía entonces de unos 45.000 hombres en disposición de combatir, mientras que los confederados habían sufrido unas 8.500 bajas el día anterior, a las que había que sumar deserciones y que algunas tropas no estaban en la zona, con lo que a lo sumo contaban con algo más de 20.000 efectivos y, peor aún, Beauregard no sabía que el enemigo le duplicaba en número. Esta vez fue Grant el que lanzó un ataque por sorpresa y resultó ser mucho más efectivo y organizado que el lanzado por Johnston el día anterior. Al atardecer Beauregard se encontró bajo de municiones y alimentos, y con 10.000 bajas entre muertos, heridos y desaparecidos, así que ordenó la retirada a Corinth.

Grant carecía de una caballería adecuada para perseguir a los confederados, así que el 8 de abril envió a Sherman al frente de dos brigadas de infantería para investigar si el enemigo se retiraba o si se estaba reorganizando. Mientras tanto, los hombres de Grant encontraron un gran campamento confederado, que incluía un hospital, custodiado por unos trescientos jinete bajo el mando del coronel Nathan Bedford Forrest, que organizó una carga contra los federales, pero se quedó solo sin advertirlo cuando los hombres que le seguían vieron que el ejército que tenían delante era inmenso. Forrest fue alcanzado por una bala que casi le toca la espina dorsal, pero logró huir a caballo y reponerse de la herida.

La victoria de Grant no gustó a Halleck, que se apresuró a acudir al lugar para tomar el mando y llevarse el mérito. Sus informes elogiaron a Buell y a Sherman, mientras que responsabilizaba a Grant de la carnicería sufrida el primer día de batalla. En efecto, la batalla de Pittsburg Landing había sido la más sangrienta librada hasta entonces, cada bando contó unos 1.700 muertos y unos 8.000 heridos (muchos de los cuales acababan muriendo de infecciones). La prensa se hizo eco de estas acusaciones, y se difundió el falso rumor de que el ataque había sorprendido a Grant en estado de embriaguez. Lincoln recibió peticiones para que destituyera a Grant, pero se cuenta que su respuesta fue: No puedo prescindir de este hombre: él lucha, en alusión a la reticencia de McClellan o Halleck (entre otros) a entrar en combate. Era cierto que Grant se había confiado excesivamente tras sus recientes victorias, pero lo sucedido le sirvió de lección y no volvería a incurrir en nuevas faltas de previsión o excesos de confianza.

Mientras tanto, en su retirada de Nuevo México, H.H. Sibley ocupó nuevamente Albuquerque, y allí se presentó Canby con un ejército y empezó a bombardear la ciudad, pero el 9 de abril detuvo el bombardeo porque un habitante le informó de que Sibley no permitía a los civiles buscar refugio. Durante la noche, Canby se marchó inadvertidamente, pues su misión era simplemente saber si los confederados estaban en condiciones de luchar y ya tenía la respuesta.

Ese mismo día España y Gran Bretaña decidieron retirarse de México. En efecto, habiendo comprendido que Francia no deseaba una solución diplomática del conflicto, aceptaron las garantías ofrecidas por el gobierno de Juárez y dejaron que Francia hiciera lo que estimara oportuno.

Los mexicanos todavía no habían logrado sofocar la revuelta de los mayas de Yucatán, que llevaba activa casi dos décadas. Muchos mayas se habían retirado hacia el sur y buscaban refugio en Belice, donde entraron en conflicto con los colonos británicos. Los desórdenes que ocasionaron sirvieron de excusa para que Gran Bretaña atendiera finalmente las peticiones de los colonos y declarara oficialmente al territorio colonia británica con el nombre de Honduras Británica, que quedó bajo el mando de un lugarteniente de gobernador subordinado al gobernador de Jamaica.

Ese año España devolvió la ciudad de Tetuán a Marruecos.

Poco a poco, el bloqueo federal a la costa de la Confederación se fortalecía con la toma de enclaves estratégicos. El 10 de abril le tocó el turno a Fort Pulaski, en Georgia, en la desembocadura del río Savannah, que se rindió el 11 de abril tras treinta horas de bombardeo. Uno de los factores decisivos fue el empleo de los nuevos cañones Parrot, diseñados por el capitán Robert Parker Parrot, cuya potencia, alcance y precisión prácticamente inutilizaban las fortificaciones amuralladas.

El 12 de abril Sibley dejó Albuquerque y continuó su retirada. El 14 de abril Canby derrotó nuevamente a un destacamento confederado en la batalla de Peralta.

El emperador vietnamita Tu Duc comprendió que no podía resistir a los franceses, así que solicitó la paz. El alto el fuego se firmó el 14 de abril, sin que Francia considerara necesario incluir algún representante español.

El 16 de abril la Confederación promulgó una ley de alistamiento por la que todos los hombres blancos entre 18 y 35 años eran incorporados al ejército durante tres años.

En la República Sudafricana, los contrarios al presidente usurpador Stephanus Schoeman se habían agrupado en torno a Paul Kruger, quien finalmente consiguió que el parlamento desautorizara a Schoemann y le permitió dirigir una operación militar que terminó expulsando a Schoeman al otro lado del Vaal. El 17 de abril fue elegido presidente Willem Cornelis Janse van Rensburg, pero éste anunció que no deseaba el cargo, si bien permaneció como presidente interino hasta que se celebraran nuevas elecciones.

Desde finales del año anterior los federales estaban preparando un ataque a Nueva Orleans. Naturalmente, McClellan se había opuesto radicalmente, arguyendo que se necesitaría una cantidad ingente de hombres que no podían retirarse de otras misiones, en especial del ataque a Richmond. Sin embargo, secretario de marina, Gideon Welles, logró el apoyo del general Butler, y entre ambos convencieron a Lincoln para que autorizara la operación pese a la oposición de McClellan. La dirección fue confiada al almirante David Glasgow Farragut. Mientras McClellan había estimado que se necesitarían entre 30.000 y 50.000 hombres, Farragut se las arregló con 18.000. La desembocadura del Mississippi estaba protegida por dos fuertes: Fort Jackson y Fort St. Philip. El 18 de abril la armada estadounidense empezó a bombardearlos. Se estima que durante el priemer día se lanzaron unos 1.400 disparos de mortero.

Tan pronto se hubieron marchado los españoles y británicos de México, los franceses, bajo la dirección del general Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, empezaron a moverse desde Veracruz hacia la capital mexicana. El 19 de abril derrotaron al general Ignacio Zaragoza en la batalla de Fortín.

Tras varios días de bombardeos, en contra de lo previsto, Fort Jackson y Fort St. Philip no habían sufrido muchos daños en sus defensas. Los disparos habían provocado varios incendios que habían dejado a muchos de los ocupantes sin camas y con pocos víveres y agua, lo cual provocó algunos motines, pero los cañones y las murallas de los fuertes seguían casi intactos. El 20 de abril Farragut decidió alterar los planes y ordenó cortar una cadena que bloqueaba el río Mississippi. Sólo tuvo éxito parcialmente, pues logró abrir un pequeño paso. En la madrugada del 24 de abril Farragut puso a su flota en línea y la llevó a cruzar la cadena. Su maniobra fue detectada en los fuertes, que empezaron a disparar a la flota federal, pero sin provocarle daños relevantes. Un barco confederado acudió desde la parte alta del río a enfrentarse con la flota invasora, pero se vio bajo el fuego conjunto de los federales y de la artillería de los fuertes y se retiró de nuevo esperando una ocasión para enfrentarse sólo a los federales. Una vez pasados los fuertes, la flota confederada trató de enfrentarse a la flota federal, pero el mando militar confederado estaba también "confederado", y ante la falta de una dirección única, Farragut logró maniobrar para que sus barcos se enfrentaran con los buques enemigos uno a uno y no tuvo problemas. El resultado final fue que los federales perdieron un barco y los confederados doce.

El 25 de abril la flota federal estaba ante Nueva Orleans. El oficial confederado al mando era el general Mansfield Lovell,  que estimó con gran realismo que la ciudad no podía ser defendida de un ataque desde el río, así que envió la artillería a Vicksburg y envió a sus soldados a un campamento situado más al norte. A las dos de la tarde Farragut envió al capitán Theodorus Bailey y un grupo de marineros para pedir la rendición de la ciudad. Una muchedumbre armada trató de impedirles el acceso al ayuntamiento, pero finalmente pudieron entrevistarse con Lovell y el alcalde, quienes, pese a las circunstancias, se negaron a rendirse. Farragut podría haber destruido la ciudad, pero se lo tomó con calma y navegó río arriba a destruir algunas fortificaciones.

David Livingstone llevaba ya cuatro años en África. Había descubierto el lago Malaui en Mozambique, el tercero de los grandes lagos descubiertos hasta entonces (de norte a sur, el Victoria, el Tanganika y el Malaui) y desde allí se había trasladado a la costa para esperar un barco de vapor con el que explorar el lago. En el barco llegó también su esposa Mary Livingstone, que murió de malaria el 27 de abril. Livingstone continuó con sus exploraciones.

El 28 de abril Charles de Lorencez derrotó por segunda vez a Ignacio Zaragoza en la batalla de Las Cumbres.

El 29 de abril Farragut desembarcó en Nueva Orleans  junto a 250 marines y arrió la bandera estatal del ayuntamiento.

El general Halleck había necesitado tres semanas para recorrer los 30 km que separaban Pittsburg Landing de Corinth, donde se había refugiado Beauregard, construyendo una fortificación a cada paso. Finalmente estaba en condiciones de asediar la ciudad.

El 1 de mayo el general Butler ocupó Nueva Orleans con 5.000 soldados. Inmediatamente impuso la ley marcial y su primera orden fue establecer que cualquiera que vitoreara a Jefferson Davis sería condenado a tres meses de trabajos forzados en Fort Jackson.

Butler era un personaje singular. Era lo que se conocía entonces como un "general político", es decir, un militar con escasas dotes como estratega, pero con gran habilidad política y muchos contactos. Disponía de 15.000 hombres en una ciudad de 150.000 habitantes, "todos hostiles, agrios, desafiantes, explosivos", según sus propias palabras. No habría podido retener el control por pura fuerza bruta, pero se las arregló para mantenerse en la ciudad gracias a una gran habilidad. Para empezar, ordenó que los víveres requisados a los confederados fueran distribuidos entre los más pobres. El bloqueo federal había empobrecido a una buena parte de los habitantes de Nueva Orleans, que agradecieron que se destinara a ellos unos víveres que en principio estaban destinados a los militares. Por otro lado, Butler organizó tres regimientos de negros. Hasta entonces había varios regimientos de negros libres en el ejército federal, pero los de Butler fueron los primeros en estar comandados por oficiales negros. En principio, debían ser negros libres, pues el gobierno federal no había abolido la esclavitud, pero Butler, jugando con las cartas del enemigo, se las arregló para requisar algunas partidas de esclavos considerándolos "contrabando de guerra". Ahora la aristocracia de Nueva Orleans se veía controlada por los que habían sido sus esclavos. La política de Butler sobre la esclavitud hizo correr la voz entre los esclavos de que los federales, aunque no habían abolido la esclavitud, no cumplían la ley del esclavo fugitivo, y que los soldados que huían a posiciones ocupadas por los federales eran contratados como trabajadores por el ejército. Esto hizo que los confederados no puedieran emplear esclavos como auxiliares cerca de los frentes de guerra.  Por otro lado, desde el momento en que Nueva Orleans se había reincorporado a la Unión ya no estaba sometida al bloqueo, y Butler usó sus contactos en el norte para canalizar rápidamente la exportación de 17.000 balas de algodón al norte, y poco después restableció el comercio internacional. También cargó de impuestos a las clases más adineradas para financiar ayuda social a las clases más bajas. Por otra parte, Butler fue enérgico acallando toda forma de propaganda sudista. Censuró los periódicos, cerró algunos de ellos, prohibió actos religiosos que celebraran éxitos confederados, arrestó a algunos clérigos que se negaban a rezar por Lincoln y llegó incluso a decretar que toda mujer que insultara o agrediera a un soldado federal sería tratada como una "mujer que cuida de sus propios intereses" (léase prostituta). Todo esto no estaba reñido con el grado de corrupción que por lo general cabe esperar en un político. Butler hizo en Nueva Orleans toda clase de manejos para enriquecerse. Era conocido como Spoons' Butler, por su afición a quedarse con la cubertería de plata de las casas en las que se alojaba.

El 3 de mayo McClellan tenía su poderosa artillería cuidadosamente dispuesta contra Yorktown. Johnston comprendió que no podría resistir su ataque, así que ordenó evacuar la ciudad sin que McClellan se enterara. Mejor dicho, sí que se enteró, pues fue informado de las actividades de Johnston por unos esclavos evadidos, pero McClellan se negó a creerlo. En la madrugada del 4 de mayo un globo de observación reveló que, en efecto, la línea defensiva confederada estaba abandonada, para consternación de McClellan. Inmediatamente envió al general George Stoneman con la mitad de sus hombres a perseguir a Johnston, el cual, para zafarse de los federales dejó un destacamento en Fort Magruder para que McClellan se entretuviera con él. Así fue: el 5 de mayo se produjo un enfrentamiento que McClellan calificó de "brillante victoria", cuando en realidad fue una estratagema de Johnston para facilitar su retirada a Richmond.

Ese mismo día el avance francés hacia la Ciudad de México se vio obstaculizado por el ejército del general Zaragoza, que había preparado fortificaciones en la ciudad de Puebla. Lorencez atacó y, pese a su superioridad numérica, terminó retirándose con más bajas que su adversario. Lorencez había iniciado su campaña mexicana con mucho optimismo, pero la inesperada resistencia ofrecida por el ejército mexicano lo llevó a reconsiderar sus cálculos y estimó que no tenía bastante con sus 6.000 hombres, así que pidió refuerzos a Francia y se dispuso a esperar su llegada. Mientras tanto no intentó ningún enfrentamiento frontal contra los mexicanos y tan sólo se libraron choques menores en los que los franceses resultaron victoriosos.

McClellan había enviado a William Buel Franklin otra parte de su ejército en barcos de transporte por el río York para tratar de cortarle la retirada a Johnston, y éste envió al general Gustavus Woodson Smith a ocuparse de Franklin. El enfrentamiento tuvo lugar el 7 de mayo en Eltam's Landing, con unos 11.000 hombres en cada bando. No fue más que una escaramuza de la que ambas partes se sintieron satisfechas. El caso fue que Johnston pudo continuar su retirada con cierta tranquilidad.

Pese a que contaba con medios suficientes para controlar la situación, McClellan no dejaba de reclamar refuerzos a Washington. Finalmente, viendo que la operación en Virginia parecía tener futuro, Lincoln se había decidido a enviarle a McDowell, como estaba previsto en un principio, pero Lee había urgido a Stonewall Jackson a que volviera a hacerse notar en el valle del Shenandoah. Jackson retomó su misión con especial entusiasmo, dividió a sus hombres y empezó a moverlos de un lado a otro para aparentar que eran muy superiores en número. Ese mismo día, mientras marchaba al frente de unos 6.000 hombres, se encontró con un ejército federal de tamaño similar, lo pilló por sorpresa y los federales huyeron abandonando su bagaje. Entonces Jackson dividió en dos columnas a sus hombres para rodear a los federales. El 8 de mayo los encontró de nuevo en McDowell, y esta vez fueron los federales los que atacaron mientras Jackson tomaba posiciones. El resultado fue indeciso. Jackson sufrió más bajas, pero fueron los federales quienes acabaron retirándose. A largo plazo, fue una victoria para los confederados, pues Jackson estaba teniendo éxito en su plan de inquietar a los federales y llevarlos a mantener tropas cerca de Washington.

Unos días antes, unos 100 guerreros apaches de las tribus de los jefes Cochise y Francisco tendieron una emboscada a un destacamento de soldados confederados que había salido de Tuckson para reunir ganado y mataron a cuatro soldados, entre ellos al sargento Sam Ford, que estaba al mando. Algunos de sus hombres pudieron regresar a Tuckson y el 9 de mayo se produjo la consabida represalia, en la que fueron cinco los indios que murieron. Los confederados recuperaron el ganado que los indios les habían quitado.

La invasión federal a Virginia había puesto en peligro al acorazado Virginia, que seguía en Norfolk y no estaba encondiciones de enfrentarse en mar abierto a los acorazados estadounidenses ni tampoco podía remontar el río James, pues, aunque era navegable para barcos convencionales, sus aguas eran demasiado poco profundas para el Virginia. La única forma de evitar que fuera tomado por el enemigo era hundirlo, y así se hizo el 11 de mayo. La evacuación de Norfolk abría el río James a los federales. El único obstáculo que protegía el acceso a Richmond por el río era Fort Darling. El 15 de mayo un destacamento de la escuadra encargada del bloqueo compuesto de tres acorazados (entre ellos el Monitor) y dos cañoneras convencionales se dispuso a atacar el fuerte bajo el mando del comodoro John Rodgers. Sin embargo, aunque Ford Darling sufrió algunos daños, dos de los acorazados y una cañonera quedaron en mal estado y los barcos federales terminaron retirándose, con lo que Richmond quedaba de momento a salvo.

En California se había formado una compañía de voluntarios (federales), la columna de California, que se adentró en el territorio de Nuevo México y, tras algunos encuentros con pequeños grupos de confederados y de apaches, el 20 de mayo llegó a Tuckson. Los confederados esperaban su llegada por el oeste, pero los californianos se presentaron por dos frentes, uno al norte y otro al este, de modo que, pillados por sorpresa, los confederados huyeron como pudieron y la bandera estadounidense volvió a ondear en Tuckson tras 80 días de ocupación confederada.

El 23 de mayo Stonewall Jackson atacó con 3.000 hombres una guarnición de unos 1.000 soldados federales en Front Royal, donde obtuvo una victoria. Este ataque pilló por sorpresa al general Banks, que estaba reuniendo los 9.000 hombres de que disponía, y ahora se vio obligado a retroceder al encontrarse a Jackson en su retaguardia, con riesgo de quedar aislado de Washington. Banks concentró sus hombres en Winchester, muchos de los cuales fueron atacados por el camino por las tropas confederadas, que Jackson también estaba agrupando. El 25 de mayo se produjo un enfrentamiento en el que Jackson causó 2.000 bajas en el ejército de Banks, sin sufrir más de 400 en su ejército de 16.000 hombres.

El plan de Johnston era defender Richmond tomando como parapeto el río Chickahominy, que resultaba bastante difícil de cruzar en esa época primaveral, en la que su caudal era alto. Para ello destruyó la mayor parte de sus puentes y McClellan se dedicó a repararlos cuidadosamente mientras esperaba a McDowell, que tenía que traerle refuerzos. En realidad sus 105.000 hombres superaban ampliamente en número a los efectivos confederados, pero McClellan practicaba una extraña religión que exigía creer a pies juntillas en la superioridad numérica del enemigo, así que para él la llegada de refuerzos era vital. Le llegó entonces un rumor de que unos 17.000 confederados se dirigían a Hanover Court House, lo que amenazaría su flanco derecho y dificultaría la llegada de los refuerzos. Por ello envió al general Fitz John Porter con 12.000 hombres a ocuparse del asunto. El 27 de mayo llegaron al lugar y, en efecto, allí estaban los 17.000 confederados, sólo que bien contados no eran más de 4.000, y no estaban exactamente en Hanover Court House, lo que llevó a Porter a algunas imprudencias, pero el oficial confederado, el coronel Lawrence O'Brian Branch, creyó que su adversario era mucho menos numeroso y atacó con imprudencia, así que Porter se las arregló para hacerse con la victoria. McClellan afirmó que el encuentro había sido otra "gloriosa victoria sobre un ejército superior en número", lo cual era "una de las cosas más hermosas de la guerra".

Tras un mes de asedio, Halleck consideró que ya podía atacar Corinth antes de que fuera el aburrimiento y no él quien acabara con el enemigo. Beauregard se enteró y la noche del 29 de mayo evacuó la ciudad. Aprovechó que Halleck había roto el asedio al reorganizar sus tropas para el ataque del día siguiente para escapar inadvertidamente. De hecho, usó un tren para evacuar a los heridos y el material pesado, pero ordenó a sus hombres que vitorearan cada vez que llegaba el tren como si estuviera recibiendo refuerzos, a la vez que colocaba "cañones cuáqueros" (es decir, troncos que parecían cañones) a la vista de los federales y hacía sonar cornetas y tambores. Cuando el 30 de mayo los federales irrumpieron en la ciudad, se la encontraron vacía.

McClellan fue informado de que no iba a recibir los refuerzos que esperaba, lo cual supuso para el un grave contratiempo. Pese a ello, mantuvo un tercio de su ejército al sur del río Chickahominy, lo cual era bastante estúpido por su parte, ya que dio opción a Johnston a atacar a esa parte sin que la otra pudiera hacer nada por intervenir en la batalla. Johnston atacó el 31 de mayo, en la batalla conocida como de Seven Pines. Dejó el grueso de su ejército protegiendo Richmond y atacó con  39.000 hombres a los 34.000 hombres que McClellan había dejado aislados del resto por el río. El propio McClellan estaba en la otra orilla, y además en la cama, pues estaba enfermo de malaria crónica. El combate se prolongó hasta el anochecer, y los federales tuvieron suerte de que las órdenes de Johnston no fueron totalmente claras y una serie de confusiones hicieron que su plan de ataque no tuviera éxito. Para colmo, Johnston fue gravemente herido y tuvo que dejar el mando. Pese a ello, el 1 de junio los confederados volviron al ataque, aunque para entonces algunas unidades federales habían logrado cruzar el río y estaban mejor dispuestas para el combate que sus agotados rivales. Los confederados se retiraron antes del mediodía, poco después de que llegara McClellan. El resultado de la batalla había resultado indeciso: la Unión tuvo unas 5.000 bajas, y la confederación un millar más sobre un ejército menor, con lo que hubiera quedado en desventaja... si McClellan hubiera pensado en aprovecharla, sobre todo ahora que Johnston tenía que ser reemplazado, pero McClellan no lanzó ninguna clase de contraataque. Seguía pensando que era superado en número y que su única opción era una lenta y meticulosa aproximación a Richmond para preparar un asedio con garantías.

El 5 de junio Vietnam, España y Francia firmaron el tratado de Saigón, por el que el emperador Tu Duc cecía a Francia Saigón y las tres provincias meridionales que correspondían al territorio que los portugueses habían bautizado en su día como Cochinchina. España renunció a toda pretensión territorial en la zona y se conformó con la garantía de que los cristianos de la zona serían respetados.

Con Nueva Orleans en poder de la Unión, el control sobre el norte del Mississippi resultaba de excepcional interés estratégico, pues si los federales llegaban a controlar todo el río dejarían a la Confederación dividida en dos mitades. Por ello el 6 de junio una flota de nueve barcos federales se dirigió contra Menfis, en Tennessee y otros ocho barcos confederados salieron a su encuentro. Los barcos de la confederación estaban peor armados, pero estaban protegidos por una doble capa de madera con algodón en medio. El algodón no era especialmente importante, pero llamó la atención y esos barcos eran conocidos como "algodonados", por analogía con los acorazados federales. Los federales no tuvieron dificultad en derrotar a la flota enemiga, luego desembarcaron en Menfis y tomaron la ciudad sin dificultad.

La actuación de Butler en Nueva Orleans, aunque efectiva, estaba recibiendo críticas, tanto de los confederados como de los federales, como de los países europeos: Butler había confiscado 800.000 dólares al cónsul neerlandés, y había encarcelado a un rico comerciante francés acusado de espionaje. El 7 de junio hizo ejecutar a un tal William B. Munford por haber arriado la bandera estadounidense que Farragut había izado al desembarcar en la ciudad. Cuando la noticia llegó a Richmond, el presidente Davis acusó a Butler de felonía, lo cual significaba que si era capturado podría ser ejecutado inmediatamente. Pese a todo, Nueva Orleans prosperó bajo su mando. En palabras de Farragut: "Podrán decir lo que quieran sobre el general Butler, pero era la persona adecuada en el lugar adecuado en Nueva Orleans". La toma de Nueva Orleans fue uno de los acontecimientos que hicieron cambiar las expectativas de las naciones europeas. El año anterior todas apostaban por la división de los Estados Unidos, mientras que los diplomáticos confederados notaron que desde que la noticia de la pérdida de Nueva Orleans llegó a Europa, eran tratados mucho más fríamente en todo momento.

La campaña de Jackson estaba causando tal inquietud en Washington que Frémont recibió órdenes de dirigirse a la zona con unos 15.000 hombres. Poco antes del anochecer una avanzadilla de su ejército se encontró con tropas de Jackson cerca de Cross Keys, pero tras intercambiar unos pocos disparos se volvió atrás para unirse al grueso del ejército. Fue el 8 de junio cuando se produjo el choque entre ambos ejércitos. Jackson disponía de menos de 6.000 hombres, pero demostró una gran habilidad estratégica y terminó haciéndose con la victoria. Frémont se retiró con casi 700 bajas, mientras que las bajas confederadas no llegaron a 300. En la madrugada del 9 de junio Jackson atacó de nuevo a una parte del ejército de Frémont en Port Republic mientras enviaba un destacamento que impidiera a éste acudir en su auxilio con el grueso de sus fuerzas. Los federales eran unos 3.000 y al terminar la batalla contaron más de 1.000 bajas. Tras esa batalla el ejército federal se retiró completamente del valle del Shenandoah.

Ese año una nueva franja del territorio de Utha fue transferida al territorio de Nevada.

Los seguidores del mormón Joseph Morris estaban cada vez más decepcionados. Morris había dado varias fechas para la Segunda Venida de Cristo, pero, para sorpresa general, todas ellas habían pasado sin novedad. Y a cada predicción fallida un grupo de morrisitas abandonaba la colonia. Esto generaba suspicacias entre los que se quedaban, pues al llegar habían hecho un fondo común de provisiones y los que se iban tomaban "su parte", pero la opinión general era que los que se iban se llevaban más de lo que habían puesto. Al final se crisparon los ánimos y una partida de morrisitas salieron en persecución de tres desertores que habían salido con una carga de trigo y los llevaron prisioneros a Kingston, donde los encarcelaron "hasta que el Señor viniera a juzgarlos". Uno de ellos logró escapar y denunció el secuestro en Salt Lake City. Después de que los morrisitas desestimaran varias órdenes judiciales para que liberaran los prisioneros, el 12 de junio 200 hombres armados salieron de Salt Lake City y llegaron a Kingston al día siguiente, donde los morrisitas se habían fortificado. Las fuertes lluvias retrasaron el enfrentamiento hasta el 14 de junio, cuando los morrisitas fueron arrollados (y ello a pesar de que Morris había tenido una revelación que les garantizaba la victoria). Los prisionerso fueron liberados y noventa morrisitas fueron hechos prisioneros a su vez y fueron llevados a Salt Lake City para ser juzgados. Así terminó la llamada "guerra morrisita". Los escasos seguidores que le quedaban a Morris no tardaron en dispersarse.

El siguiente ataque federal contra la costa confederada tuvo como objetivo Charleston, la capital de Carolina del Sur. El general de brigada Henry Benham desembarcó con 6.500 hombres en James Island y se dispuso a ocupar la ciudad, pero el 16 de junio le salió al paso el general de brigada Nathan Evans con apenas 2.000 hombres, pero que le bastaron para repeler el ataque. En realidad Benham actuó sin haber recibido órdenes de hacerlo, y fue sometido a un consejo de guerra tras su fracaso.

El 17 de junio tuvo lugar un enfrentamiento en White River, en Arkansas, entre un barco de guerra federal que protegía a otros barcos de transporte y unas baterías confederadas cerca de Saint Charles. El barco sufrió graves daños, pero recibió otras cañoneras llegaron de refuerzo a la vez que un ejército atacaba por tierra. Los confederados terminaron abandonando las baterías y los federales tomaron Saint Charles.

El 21 de junio una partida federal desembarcó en Simmon's Bluff, cerca de Charleston, con el objetivo de cortar la vía de tren que abastecía la ciudad, pero se encontró con un pequeño campamento confederado cuyos ocupantes se dispersaron al verse atacados. Tras saquear el campamento, los federales embarcaron de nuevo abandonando su misión.

McClellan estaba tan cerca de Richmond que sus hombres podían oír las campanas de sus iglesias, pero no hacía nada. Dejó que el general Lee, que había sido puesto al mando en sustitución de Johnston, reorganizara tranquilamente su ejército y reforzara sus defensas, mientras esperaba la llegada de Jackson desde el norte. Finalmente, se decidió a avanzar algunos metros, para lo cual juzgó necesario ocupar una guarnición confederada en Oak Grove. Destinó a ello tres brigadas, a las que dio la orden de ataque el 25 de junio, pero al cabo de unas horas, alarmado por las noticias que le llegaban del frente, ordenó a sus hombres por telégrafo que se retiraran a sus trincheras y aguardaran su llegada. Esto causó un retraso de dos horas y media. Cuando McClellan llegó, juzgó que la situación no era tan mala como había pensado y ordenó que retomaran las posiciones que ya habían tomado. La lucha se prolongó hasta el anochecer, y el balance fue que McClellan pudo avanzar 550 metros al precio de casi una baja por metro.

Pero entonces Lee estaba ya listo para actuar. En principio no tenía nada que hacer contra un ejército tan superior en número, pero entre sus dos principales colaboradores estaban McClellan y su proverbial estupidez. Por ello, trazó un plan por el que dejaría apenas 25.000 hombres al frente de Magruder para defender Richmond frente al cuerpo principal del ejército de McClellan (unos 60.000 hombres), y destinó otros 30.000 a enfrentarse al flanco norte del ejército federal, que contaba con otros 65.000 hombres en Mechanicsville bajo el mando de Porter. El proyecto era arriesgado. Lee contaba, por supuesto, con que McClellan no haría nada mientras Porter era atacado, pero, aun así, el ataque en inferioridad numérica contra Porter era delicado, y Lee tenía un plan muy preciso en el que Stonewall Jackson desempeñaba un papel destacado desde el primer momento. Sin embargo, el 26 de junio, cuando Lee inició la operación, se encontró con que Jackson no llegó en el momento previsto (de hecho, llegaría seis horas más tarde). Porter logró rechazar el ataque confederado infligiendo al enemigo un gran número de bajas (más de un millar), pero McClellan no decepcionó a Lee y, sin hacer ningún intento por proporcionarle refuerzos a Porter, le ordenó que se retirara de su posición y tratara de cruzar el río Chickahominy.

El 27 de junio Lee atacó de nuevo a Porter, esta vez en Gaines's Mill y con un total de 57.000 hombres, antes de que Porter hubiera logrado cruzar el Chickahominy. Aunque también tuvo problemas con la actuación de Jackson, esta vez obtuvo una clara victoria. Si bien ambos bandos sufrieron muchas bajas (casi 7.000 federales y casi 8.000 los confederados),  McClellan tenía intacto el grueso de su ejército, que incluso podría haber empleado en atacar Richmond, pero Magruder se dedicaba a hacer movimientos "teatrales" para mantener a McClellan en su creencia de que se le oponía un gran ejército. Incluso se permitió enviarle un par de brigadas a provocar una escaramuza en Garnett's & Golding's Farm que terminaron de convencerlo de que estaba siendo atacado por múltiples frentes y se apresuró a ordenar la retirada de todo su ejército hasta una posición que juzgó más segura, cerca del río James. En la batalla de Gaine's Mill participó (en el bando federal) Felipe de Orleans, el hijo del rey Luis Felipe I de Francia y pretendiente al trono francés. El príncipe escribiría una Historia de la guerra civil en América, en siete volúmenes.

A partir de ese momento Lee adoptó una estrategia menos costosa en hombres y, dado que McClellan se retiraba atemorizado, se dedicó a atacar a contingentes aislados de su ejército en situaciones poco comprometidas. Así, el 29 de junio envió a Magruder con 14.000 hombres a enfrentarse a unos 26.000 federales en Savage's Station, donde, si bien no obtuvo una victoria rotunda (una vez más por culpa de Jackson), causó un millar de bajas frente a menos de 500 en sus propias filas. El 30 de junio Lee atacó de nuevo en Glendale, y nuevamente un plan complejo no fue bien puesto en práctica, nuevamente con gran parte de culpa achacable a Jackson y nuevamente ambas partes sufrieron muchas bajas. McClellan no estuvo presente en la batalla, pues había embarcado en un acorazado que lo transportaba por el río James.

El 1 de julio McClellan llegó a lo que juzgó una posición segura, en Malvern Hill, donde además contaba con el apoyo de cañones en el río. Lee atacó de nuevo, pero esta vez fue ampliamente derrotado, y tuvo más de 5.500 bajas, frente a 2.000 bajas federales.

El 9 de julio el propio Lincoln se desplazó a Harrison's Landing para ver a McClellan, y concluyó que la campaña contra Richmond no daba más de sí, ni McClellan tampoco. El 11 de julio nombró a Halleck general en jefe y puso a Grant en sustitución de Halleck. Mientras tanto un nuevo ejército federal se había organizado en el norte de Virginia bajo el mando de Pope. Lo más eficaz hubiera sido que Pope atacara a Lee desde el norte mientras McClellan lo hacía desde el este, pero eso suponía que Pope y MaClellan debían coordinarse con precisión, y tanto Lincoln como Hallec sabían que en cuanto un mosquito se cruzara en el camino de McClellan éste abandonaría todos los planes y se pondría a construir fortificaciones. Por lo tanto, Halleck prefirió ordenar a McClellan que se reuniera con Pope para que ambos atacaran a Lee conjuntamente.

Don Carlos Buell envió una partida de unos 900 soldados a Tennessee bajo el mando del general de brigada James Scott Negley, a lo que el gobierno confederado respondió enviando contra él a Nathan Forrest, que organizó una brigada de caballería y, tras unirse con otros efectivos disponibles, llegó a sumar unos 1400 hombres. Encontró a los federales el 13 de julio acampados en tres campamentos alrededor de la ciudad de Murfreesboro, bajo el mando del general de brigada Thomas Turpin Crittenden, que acababa de llegar el día anterior. En un ataque por sorpresa que duró unas pocas horas Forrest logró capturar a casi todos los soldados enemigos.

Para entonces Lee estaba al tanto de las intenciones de McClellan, que aún no había abandonado Harrison's Landing, y envió a Stonewall Jackson con 14.000 hombres para enfrentarse a Pope antes de que pudiera unir su ejército al de McClellan.

Desde Tuckson, la "columna de California", se proponía internarse en Nuevo México, para lo cual se envió una avanzadilla de algo más de un centenar de hombres bajo el mando del capitán Thomas L. Roberts. El 15 de julio, mientras atravesaban un valle conocido como Apache Pass, se encontraron con unos 500 guerreros apaches dirigidos por los jefes Mangas Coloradas y Cochise que les bloqueaban el paso. Como andaban escasos de agua y no podían regresar a Tuckson, Roberts optó por luchar. Una primera carga se vio frustrada porque los soldados se encontraron con que había indios escondidos tras unos árboles que les disparaban con sus rifles sin que los estadounidenses pudieran localizarlos. Roberts ordenó la retirada para poco después situar en posición los dos cañones de que disponía. Los cañones eran una novedad para los indios. Como tenían ruedas, los llamaban "carros", y no supieron qué hacer ante ellos: unos sesenta indios murieron, frente a dos muertos y tres heridos entre los californianos. Los indios huyeron, aunque reaparecieron el día siguiente, el 16 de julio, pero volvieron a huir rápidamente ante los primeros cañonazos. Ese mismo día los soldados encontraron los cuerpos de nueve civiles asesinados por los indios a los que habían arrancado la cabellera.

El 20 de julio Pedro Santana renunció a su cargo de gobernador de Santo Domingo alegando problemas de salud. El motivo real fue más bien que las autoridades españolas le dejaban poco margen de actuación. La actuación de los españoles en su nueva colonia no fue muy brillante. Establecieron una ley por la que los soldados podían requisar cualquier animal de trabajo sin garantías de indemnización, subieron los aranceles para los productos no españoles y trataron de crear un monopolio sobre el tabaco. Por otro lado, hostigaron a los haitianos que vivían en territorio dominicano, con lo que el presidente haitiano Fabre Geffrard empezó a apoyar a los dominicanos opuestos al gobierno español.

El fracaso del ataque a Richmond llevó a Lincoln proponer la abolición de la esclavitud. El 22 de julio leyó un borrador a su gabinete, pero fue recibido con frialdad: proclamar la liberación de los esclavos en un momento en que la Confederación había triunfado en el campo de batalla podría verse como una maniobra desesperada, como si los Estados Unidos no pudieran derrotar a los Estados Confederados y, en su lugar, trataran de provocar una revuelta masiva de esclavos en territorio enemigo. Lincoln sabía reconocer el buen criterio y aceptó guardarse la baza para una ocasión mejor. Unos días después escribiría en una carta:

Mi objetivo fundamental en esta lucha es salvar la Unión, no salvar o destruir la esclavitud. Si pudiese salvar la Unión sin liberar a uno solo de los esclavos, lo haría. Y si pudiera salvarla liberando a algunos y dejando de lado a otros, también lo haría. Lo que hago en relación con la esclavitud y la raza de color lo hago porque ayuda a salvar la Unión.

Lincoln era un político de primera línea, y es difícil saber cuándo hablaba por convicción y cuando por conveniencia (siempre parecía que hablaba por convicción). En otra carta escribiría: "Si la esclavitud no está mal, nada está mal". Un análisis panorámico de su actuación frente a la esclavitud parece indicar que era contrario a ella, si bien consideraba que la prudencia y la moderación eran más efectivas a largo plazo de lo que hubiera sido un posicionamiento radical.

El explorador británico John Hanning Speke seguía en África, tratando de demostrar que el Nilo se origina en el lago Victoria. Su expedición había sufrido numerosos contratiempos. Speke había sido capturado por una tribu indígena, y sólo fue liberado al cabo de varios meses. La falta de noticias sobre su paradero había llevado a organizar una misión de rescate, dirigida por Samuel Baker, que estaba en África desde el año anterior, pero no había logrado dar con Speke. Mientras tanto, el 24 de julio Speke llegaba al Nilo y desde él llegó a las cataratas de Ripon, que marcan su inicio desde el lago Victoria.

El ejército confederado en Missuri había sido completamente desarticulado, pero el gobierno confederado envió reclutadores para captar voluntarios, que en principio se organizaban en partidas de guerrilleros. Halleck había promulgado una ordenanza por la que establecía que los guerrilleros que fueran capturados no serían tratados como prisioneros de guerra, sino como ladrones y asesinos, y el presidente Davis había intentado que los guerrilleros fueran reconocidos como beligerantes por los nordistas considerándolos "exploradores partisanos", pero no coló. Por el contrario el general de brigada John Schofield dio instrucciones a la Milicia Estatal de Missuri (organizada por los federales para combatir a los guerrilleros) según las cuales éstos no debían ser capturados, sino matados directamente, si iban armados. Todo esto no hizo sino aumentar el número de voluntarios que se unían a las guerrillas. Una de las partidas de guerrilleros más numerosa fue la dirigida por Joseph Chrisman Porter, contra el cual fue enviada una partida de milicianos bajo el mando del coronel Odon Guitar. El 28 de julio Porter tendió una emboscada a sus perseguidores, pero sus hombres no contaban con artillería, mientras que los milicianos tenían dos cañones. Comprendiendo que la artillería terminaría acabando con ellos, Porter ordenó una carga que logró matar a los artilleros y rebasar uno de los cañones, pero poco después los federales recibieron refuerzos que habían acudido al oír los disparos. Retomaron los cañones y, cuando se vieron escasos de munición, los hombres de Porter huyeron.

Los Estados Confederados de América habían encargado a armadores británicos la construcción de un barco de guerra. Adams, el embajador estadounidense protestó por lo que a su juicio constituía una violación de la neutralidad británica, y, tras pensárselo mucho, Lord Palmerston ordenó que la construcción del barco fuera paralizada, pero para entonces el Alabama ya estaba terminado y huyó por mar el 31 de julio, poco antes de que la orden llegara a los astilleros. Durante el resto del año se dedicó a la piratería por el Atlántico y hundió una veintena de barcos comerciales estadounidenses.

Un ejército confederado bajo el mando del general John Cabell Breckinridge fue enviado con órdenes de capturar Baton Rouge, como un primer paso para retomar Nueva Orleans. Breckinridge contaba además con el apoyo de un barco de guerra, el Arkansas, que descendía por el Mississippi. Los federales tuvieron noticia de los movimientos confederados y dispusieron un ejército en la ciudad, y el 5 de agosto se libró una batalla en sus calles, en la que los confederados fueron finalmente rechazados.

Joseph C. Porter se había instalado en Kirksville, donde había congregado a más de dos mil guerrilleros, si bien estaban recién reclutados y muy mal preparados. El 6 de agosto llegó a la ciudad un ejército federal de un millar de hombres que, tras unas horas de combate, ocupó la ciudad y tomó numerosos prisioneros.

Cada vez con más frecuencia, los barcos federales que navegaban por el Mississippi recibían disparos de guerrilleros a su paso por Donaldsonville, por lo que el almirante Farragut decidió tomar represalias. Tras advertir a los habitantes de la ciudad para que alejaran a mujeres y niños, el 9 de agosto hizo que uno de sus barcos disparara contra los principales edificios de la ciudad. Luego una partida desembarcó y prendió fuego a varias propiedades del capitán Philippe Landry, considerado el jefe de los partisanos. Desde ese momento los ataques a barcos federales cesaron casi completamente.

Ese día se estrenó en Baden-Baden Béatrice et Bénédict, ópera de Hector Berlioz.  Un par de meses atrás había muerto la esposa de Berlioz, pero éste no tardó en enamorarse de una joven de 24 años (35 menos que él).

Al mismo tiempo, en Virginia, Stonewall Jackson, tras haber recibido algunos hombres de refuerzo, atacaba en Cedar Mountain con casi 17.000 hombres a la vanguardia del ejército de Pope, formada por unos 8.000 hombres bajo el mando de Nathaniel P. Banks. Tras varias horas de combate, los federales estaban en retirada dejando bastantes bajas. Jackson se mantuvo en el campo de batalla esperando reanudarla al día siguiente, pero se retiró tres días más tarde cuando fue informado de que se acercaba Pope con el grueso de su ejército.

El 11 de agosto el coronel Odon Guitar obtuvo una nueva victoria en Compton's Ferry contra más de un millar de confederados reclutados recientemente en Misuri.

Garibaldi llevaba varios meses preparando una expedición contra Roma. Había desembarcado en Palermo para recultar voluntarios, desde allí había marchado a Messina con la intención de cruzar a la península italiana, pero allí se encontró con que el ejército italiano le impedía el paso. El rey Víctor Manuel II se oponía rotundamente a cualquier intento de atacar Roma por las reacciones internacionales que ello podría suscitar. No obstante, Garibaldi estaba acostumbrado a que los gobiernos de Víctor Manuel II dijeran una cosa públicamente y apoyaran la contraria secretamente, así que no le dio importancia. Se trasladó a Catania y desde allí, el 14 de agosto, cruzó el Mediterráneo y llegó Melito con sus voluntarios.

Las guerrillas confederadas de Misuri obtuvieron algunas victorias sobre el ejército federal: ocuparon la ciudad de Independence y el 15 de agosto derrotaron a los federales en Lone Jack.

Tres días atrás una flota federal había iniciado un ataque contra Corpus Christi, en Texas. Los confederados evacuaron la ciudad de civiles y tomaron posiciones en Fort Kinney para defender la plaza. El 17 de agosto empezaron a disparar contra la flota enemiga. Los barcos federales silenciaron las baterías confederadas, pero sufrieron varios daños y se alejaron un poco de la costa, pero antes hicieron desembarcar a unos cuantos hombres. El 18 de agosto el fuerte fue bombardeado desde tierra y desde el mar, pero finalmente los soldados se quedaron escasos de municiones, fueron derrotados por los confederados y tuvieron que ser reembarcados. La flota se alejó, pero las defensas de Corpus Christi habían sido destruidas. Sorprendentemente, muchos ciudadanos apoyaron a los federales, por lo que en los días siguientes los proconfederados quemaron varias casas de partidarios de la Unión.

Diez años atrás, los indios Sioux se habían visto forzados a ceder a los Estados Unidos gran parte de su territorio en Minesota a cambio de un pago anual en dinero y alimentos. Sin embargo, la guerra civil había hecho que el gobierno se retrasara en su pago de ese año, y los indios trataron de negociar con los proveedores para que les suministraran los alimentos a cuenta del pago que tenían pendiente. Había dos agencias proveedoras: la que suministraba a la zona norte de la reserva no tuvo inconveniente en llegar a un acuerdo, mientras que el representante de los proveedores de la agencia encargada de la zona sur se negó a suministrar nada a los indios si no tenían con qué pagar. Se dice que el representante de los comerciantes de la agencia, Andrew Jackson Myick, dijo "por lo que a mí respecta, que coman hierba". Lo dijera o lo, lo cierto es que los indios así lo creían, porque ese mismo día un gran número de indios de la tribu del jefe Pequeño Cuervo rodeó la Lower Sioux Agency y mató a veinte de sus ocupantes, entre ellos Myrick, cuyo cadáver fue encontrado con hierba en la boca y en el estómago. Los indios habían iniciado una revuelta el día anterior, cuando mataron a cinco colonos blancos para robarles unos huevos. Mientras tanto llegaba el dinero adeudado por el gobierno, pero ya era demasiado tarde. Medio centenar de soldados que se dirigió hacia la Agencia al enterarse del ataque indio fue atacado ese mismo día y acabó con 25 muertos y 5 heridos. El 19 de agosto unos 100 Sioux atacaron a un grupo de voluntarios que reclutaba soldados para la Unión, los cuales pudieron huir y refugiarse en la ciudad de New Ulm. Los indios les siguieron y entraron en la ciudad, cuyos habitantes, prevenidos, habían montado barricadas. El ataque duró poco, porque una tormenta hizo que los indios se retiraran. Dejaron seis muertos y cinco heridos. Al día siguiente, los hombres de Pequeño Cuervo asediaron Fort Ridgely, el único fuerte que mediaba entre la reserva india y los asentamientos de colonos más cercanos.

Stonewall Jackson recibía cada vez más refuerzos mientras McClellan avanzaba con lentitud desesperante hacia la posición de Pope. El 20 de agosto éste optó por retroceder un poco y formar una línea defensiva tras el río Rappahannock. A partir del 22 de agosto Jackson envió pequeñas brigadas que se enfrentaron a lo largo del río a pequeños contingentes del ejército de Pope.

El 23 de agosto los Sioux regresaron a New Ulm en mayor número (unos 650). Rodearon la ciudad e iniciaron un ataque en el que incendiaron muchos edificios y causaron cerca de un centenar de bajas, entre muertos y heridos.

Ese mismo día, el mayor James Ewell Brown (Jeb) Stuart llegó a entrar temerariamente en el cuartel general de Jackson y obtuvo documentos importantes sobre la situación y los planes del ejército federal. Con esta información, a partir de 25 de agosto las acciones confederadas se volvieron más certeras y lograron romper las líneas de comunicaciones de Pope, que se vio obligado a retroceder para no quedar aislado de Washington.

El 27 de agosto llegó a Fort Ridgely el coronel Henry Hastings Sibley con 1.400 milicianos que ahuyentaron a los Sioux que todavía rodeaban el fuerte.

Lee envió 28.000 hombres más a Jackson bajo el mando del mayor James Longstreet, quien el 28 de agosto, tras derrotrar en Thoroughfare Gap a unos 5.000 hombres que Pope había enviado contra él, se dirigió ya sin obstáculos hacia la posición de Jackson. Mientras tanto, intentando evitar que Pope uniera sus fuerzas a las de McClellan, que seguía avanzando lentamente sin hacer nada de provecho, a la vez que hacía tiempo para que Lee llegara al lugar, inició un nuevo ataque contra una sección del ejército federal en Bull Run. El combate se prolongó hasta la noche, y Pope se dispuso a atacar a Jackson con todas sus fuerzas al día siguiente, pero Pope estaba bastante mal informado de la situación. Creía que sus suboficiales estaban bloqueando la retirada a Jakcson, y pensaba que éste quería retirarse, cuando la realidad era que sus tropas estaban peor situadas de lo que creía y Jackson estaba en una posición fácilmente defendible, con lo que no tenía ninguna intención de retirarse. Una vez más fue la noche la que detuvo el combate.

Un ejército italiano detuvo el avance de Garibaldi en Aspromonte, que se disponía a llegar hasta Roma. Se lanzaron varios disparos que hirieron a varios voluntarios, pero éste había dado orden de no abrir fuego contra ningún súbdito italiano, así que no hubo respuesta y muchos voluntarios fueron tomados prisioneros, entre ellos el propio Garibaldi, que había sido herido en un pie. Algunos voluntarios fueron fusilados, mientras que Garibaldi fue llevado a una "prisión de lujo", donde lo más difícil fue convencerlo para que consintiera en sufrir una dolorosa operación para salvarle el pie. Una vez recuperado volvió a sus tierras, y así terminó su campaña contra Roma.

Dos ejércitos confederados entraron en Kentucky, uno bajo el mando del general Edmund Kirby Smith, seguido poco después por el del general Braxton Bragg. El 29 de agosto Smith entró en combate con un ejército federal en Richmond (que, aunque con el mismo nombre, no era la capital confederada). El combate se prolongó hasta el día siguiente y Smith logró una rotunda victoria, pues logró capturar a casi la totalidad del enemigo (unos 4.000 hombres).

El 30 de agosto Pope continuó también su batalla contra Stonewall Jackson en Bull Run, pero Lee llegó al lugar sin que Pope lo advirtiera. Inició un ataque por un flanco mientras enviaba a Longstreet por el otro, y Pope no pudo reaccionar ante una situación totalmente inesperada para él. Aunque sufrió unas bajas considerables, Pope supo retirar a sus hombres en buen orden y mantuvo intacto el grueso de su ejército (sufrió 10.000 bajas sobre 62.000 hombres). El ejército confederado reportó unas 8.300, pero sobre una base menor, de 50.000 hombres. Lee no persiguió a los federales, pues su ejército estaba demasiado agotado tras unas largas machas forzadas. De este modo, Pope logró reorganizarse en Centreville.

El 1 de septiembre Stonewall Jackson y Jeb Stuart se enfrentaron a una parte del ejército de Pope en Chantilly antes de que éste se protegiera tras las fortificaciones que defendían Washington.

El 2 de septiembre los Sioux atacaron a un campamento de soldados que había salido de Fort Ridgely en su búsqueda. El ataque duró hasta que Sibley llegó con refuerzos y algo de artillería. Cuando entró en el campamento, Sibley se encontró trece muertos 47 malheridos y al resto agotados por el hambre y la sed.

Tras haber rechazado a los federales del norte de Virginia, Lee optó por mantener la iniciativa y llevó la guerra al territorio enemigo: el 4 de septiembre invadió Maryland.

El 5 de septiembre Lincoln, presionado, repuso a McClellan al frente del ejército del Potomac, si bien Halleck conservó el mando supremo. La derrota de Pope, que había tratado de hacer frente a Lee, reinvindicó a McClellan, cuya incompetencia pasó de nuevo como "sabia cautela". La segunda batalla de Bull Run le sirvió de excusa a Gran Bretaña para proponerse nuevamente como mediadora en el conflicto. Esto significaba que no creía a la Unión capaz de someter a la Confederación. Si los confederados obtenían nuevos progresos, cabía la posibilidad de que Gran Bretaña reconociera a la Confederación como Estado independiente y se considerara legitimada para romper el bloqueo federal, que era la mejor baza con la que contaban los Estados Unidos a la sazón.

El 7 de septiembre Lee ocupó Frederick, a 65 kilómetros al norte de Washington.

El 10 de septiembre murió el presidente-dictador paraguayo Carlos Antonio López. Se había convertido en el mayor terrateniente y propietario de ganado del país, y había amasado una fortuna. El congreso eligió como presidente por diez años a su hijo Francisco Solano López. La muerte del dictador dio alas a algunos oponentes que se atrevieron a lanzar algunas críticas a su régimen, pero el nuevo presidente cortó por lo sano con algunas órdenes de prisión.

El general Smith envió a unos 8.000 hombres bajo el mando del general de brigada Henry Heth con instrucciones de cruzar la frontera de Kentucky y hacer una demostración de fuerza ante Cincinnati, en Ohio. No obstante, los federales estaban alertados y habían tenido tiempo para prepararse: se pidieron voluntarios y en una semana se reunieron cerca de 60.000 milicianos, que se sumaron a 25.000 soldados diespuestos a defender la ciudad. El 11 de septiembre se produjeron algunos enfrentamientos, pero Heth comprendió pronto que no había nada que hacer y al día siguiente se volvió por donde había llegado.

Lee supo que un ejército que sobrepasaba en número con creces a sus efectivos se dirigía hacia él desde Washington, pero también se enteró de que a su frente estaba McClellan, así que no lo consideró preocupante. Tanto fue así que dividió su ejército en cuatro columnas, decisión que hubiera sido suicida si su adversario hubiera sido un general de verdad. Al frente de una de las columnas puso a Stonewall Jackson, que envió a Harpers Ferry, en Virginia occidental, cerca de la frontera con Maryland, porque allí había una guarnición federal que quería tomar, en parte para hacerse con su arsenal, en parte para mantener su línea de suministros con Virginia. En Harpers Ferry había 12.000 soldados de la Unión bajo el mando del coronel Dixon Stansbury Milles, que había sido degradado tras la primera batalla de Bull Run, pues un tribunal de guerra sentenció que había estado borracho durante la batalla. Por ello había sido destinado a una guarnición teóricamente tranquila como Harpers Ferry. Jackson se sorprendió de que la guarnición estuviera recluida en la ciudad, mientras que unas colinas de gran importancia estratégica estuvieran totalmente desprotegidas. Inmediatamente instaló en ellas su artillería y el 13 de septiembre empezó a bombardear Harpers Ferry.

Entre tanto McClellan llegó a Frederick, pero Lee se había marchado. Entonces tuvo un asombroso golpe de suerte: Lee había dado instrucciones por escrito a varios de sus oficiales y uno de ellos no tuvo mejor idea que usar el papel para envolver unos cigarros, y luego se los dejó olvidados con su envoltorio. Unos soldados encontraron las instrucciones, que revelaban que Jackson estaba en Harpers Ferry, separado del resto del ejército de Lee, y se apresuraron en hacérselas llegar a McClellan. Lo normal hubiera sido que McClellan se apresurara a atacar a una de las partes del ejército confederado antes de que volviera a reunirse. Sólo McClellan (que temía que pudiera ser una trampa) pudo permanecer inactivo durante dieciséis horas desde que obtuvo la información. Sólo después de recibir una petición de ayuda de parte de Milles el 14 de septiembre McClellan envió 13.000 hombres en su auxilio, bajo el mando del general William Buel Franklin. Sin embargo, para entonces Lee ya sabía que McClellan conocía sus órdenes, así que tuvo tiempo de reaccionar. Envió a unos 2.000 soldados que retuvieron varias horas a Franklin en Crampton's Gap, lo que dio a Jackson un tiempo decisivo. También envió tropas a otros dos pasos de montaña para impedir el avance de McClellan hacia sus posiciones. Al igual que la de Franklin, las demás columnas federales terminaron por abrirse paso al cabo del día y Lee empezó a reprlegar sus hombres hacia Sharpsburg.

Mientras tanto, Don Carlos Buell perseguía al ejército de Bragg, que se presentó ante Munfordville y solicitó la rendición de la guarnición confederada que ocupaba la ciudad. El oficial al mando, John Thomas Wilder, rechazó la oferta, luego los confederados atacaron varias veces, pero sus ataques fueron repelidos y optaron por asediar la ciudad.

El 15 de septiembre Stonewall Jackson reforzó el bombardeo sobre Harpers Ferry y el coronel Milles decidió rendirse. Cuando sus hombres trataban de convencerlo para que no lo hiciera le alcanzó una bomba que le destrozó una pierna. La rendición se llevó a cabo y Jackson tomó la guarnición antes de que llegara el ejército enviado por McClellan. Los 12.000 soldados federales fueron hechos prisioneros. Miller murió al día siguiente a consecuencia de la herida. Al mismo tiempo Jackson recibía la orden de dirigirse a toda prisa a Sharpsburg para hacer frente al inminente ataque de McClellan. Lee contaba con un total de 38.000 hombres parcialmente dispersos, mientras que McClellan tenía más de 75.000. Al invadir Maryland, Lee había supuesto que sus filas se engrosarían rápidamente con numerosos voluntarios, pues, aunque Maryland había permanecido en la Unión, era un Estado esclavista. Sin embargo, no fue así. Los habitantes de Maryland estaban muy cómodos con la guerra al sur de sus fronteras y no veían con buenos ojos que Lee la hubiera traído hasta ellos.

El 16 de septiembre, sabiendo que el ejército de Buell estaba cerca y ante la necesidad imperiosa de ocupar Munfordville, los confederados volvieron a solicitar su rendición, Wilder fue invitado a entrar en el campamento confederado para que pudiera comprobar que tenían los efectivos necesarios para tomar la ciudad, a costa de numerosas vidas civiles si fuera necesario, de modo que Wilder aceptó finalmente la rendición.

Finalmente, el 17 de septiembre Lee y McClellan se enfrentaron en la batalla de Antietam. Ambos bandos lucharon durante unas doce horas desde el amanecer. McClellan mantuvo inactivo a un tercio de sus hombres, y se limitó a dar órdenes vagas dejando que sus oficiales actuaran descoordinadamente. Lee respondió con eficiencia a las sucesivas andanadas, pero al final del día ambos bandos habían sufrido grandes pérdidas: unas 10.000 bajas confederadas frente a unas 12.000 federales. El ejército de Lee estaba destrozado, mientras que McClellan conservaba intacta una gran parte del suyo. El 18 de septiembre era el momento de lanzar un ataque decisivo que aniquilara al ejército confederado, pero McClellan no hizo nada. Lee lo conocía bien y, en lugar de huir, se mantuvo en el campo de batalla como si esperara otro ataque, y eso bastó para que McClellan se acobardara. En su lugar, aceptó una tregua para que ambos bandos recuperaran a sus heridos y dejó que Lee se retirara tranquilamente hacia Virginia.

Ese mismo día tuvo lugar  en la Confederación Granadina la batalla de Santa Bárbara, en la que los liberales de Tomás Cipriano de Mosquera obtuvieron la victoria definitiva que prácticamente puso fin a la guerra civil que vivía el país.

La Confederación amplió el rango de edades de alistamiento obligatorio desde los 35 hasta los 45 años.

El general Bragg había enviado a Sterling Price hacia Nashville, en Tennessee, y había ocupado Iuka, a 20 kilómetros de Corinth (Mississippi), donde Grant tenía su cuartel general. Allí estaba esperando la llegada de refuerzos dirigidos por Earl Van Dorn. Grant no esperó a ser atacado y envió a Iuka a William S. Rosecrans con unos 4.500 hombres. El 19 de septiembre se libró la batalla de Iuka, en la que Price terminó huyendo.

Unos meses antes había estallado otra revuelta en China cuyo número de adeptos se multiplicaba día a día. La protagonizaban los Dungan, una etnia de chinos musulmanes, aunque la situación era confusa: no reclamaban la independencia ni el derrocamiento del gobierno ni nada. Al parecer, la revuelta se inició por causas menores (una disputa sobre el precio del bambú), pero los Dungan no tardaron en hacerse sospechosos de ayudar a los rebeldes Taiping de Hong Xiuquan, o de constituir una amenaza para los chinos Han (no musulmanes). Las autoridades manchúes llegaron a plantearse la conveniencia de exterminar a todos los musulmanes, pero no faltaba quien señalara que no todos los musulmanes eran rebeldes. Diversas matanzas locales, seguidas de las correspondientes venganzas, contribuyeron a extender la revuelta.

El 20 de septiembre tuvo lugar la batalla de Cixi, en la que el ejército imperial chino derrotó a los seguidores de Hong Xiuquan. En ella murió el aventurero estadounidense Frederick Townsend Ward, que para entonces había creado un magnífico ejército profesional que pasaría a ser conocido como "el ejército siempre victorioso". El 21 de septiembre los rebeldes renunciaban a tomar Shangai, tras sucesivos intentos frustrados de ocuparla. El ejército imperial chino, con la ayuda de franceses y británicos, había logrado repeler todos los ataques a pesar de la enorme superioridad numérica enemiga: los rebeldes llegaron a contar con 200.000 hombres, de los que unos 25.000 murieron, mientras que en la ciudad había algo más de 60.000 chinos, 4.000 franceses y 3.000 británicos.

Mientras tanto llegaba a México el general francés Élie Frédéric Forey al frente de 26.000 hombres y con órdenes de sustituir a Lorencez como general en jefe de la campaña.

Aunque Antietam había sido un empate, Lincoln decidió tomarlo como una victoria a la vez que como excusa para proclamar la emancipación de los esclavos. Así lo hizo el 22 de septiembre, si bien fue una proclamación muy limitada: sólo liberaba a los esclavos de los territorios ocupados por la Confederación, pero no los de los Estados esclavistas adscritos a la Unión. Por lo tanto, en la práctica no liberó a ningún esclavo. No obstante, su efecto fue positivo, pues el pueblo británico simpatizó completamente con la causa federal y el primer ministro, Lord Palmerston ya no se atrevió nunca más a apoyar a los confederados. También indujo a muchos abolicionistas a alistarse en el ejército. Por otro lado, los esclavos que huían de territorio confederado eran cada vez más, hasta el punto que hubo que instalar campamentos y escuelas para ellos, donde aprendían a leer y escribir.

El rey Guillermo I de Prusia tenía cada vez más enfrentamientos con los liberales, que controlaban el parlamento. A lo largo del año las tensiones fueron cada vez mayores a causa de la negativa del parlamento a financiar una reforma del ejército que el monarca consideraba imprescindible. Llegó a plantearse la abdicación, pero su hijo le quitó la idea de la cabeza. Finalmente, optó por "jugar fuerte" y el 23 de septiembre nombró primer ministro al ultraconservador y carismático Otto von Bismark.

Ese día el coronel Sibley, que avanzaba con casi 2.000 hombres en busca de la tribu Sioux de Pequeño Cuervo, fue atacado en Wood Lake por los indios a los que perseguía, pero esta vez estaba bien preparado y logró repelerlos. Pequeño Cuervo era el único jefe Sioux partidario de mantener la guerra y tras la batalla de Wood Lake perdió su influencia y tuvo que huir a Canadá. Los demás jefes se reunieron y enviaron a un prisionero como mensajero para pedir la rendición. El 26 de septiembre Selby entró con su ejército en un campamento indio donde le fueron entregados más de cien prisioneros, la mayoría mujeres y niños, así como unos 1.200 guerreros que se entregaron para ser juzgados.

En su primer discurso ante el parlamento, el 30 de septiembre, Bismark expuso su opinión sobre el parlamentarismo y dejó adivinar su proyecto político:

Las fronteras de Prusia fijadas por el Tratado de Viena no favorecen un desarrollo sano del Estado; los grandes problemas de la época no se resolverán con discursos y decisiones tomadas por mayoría —éste fue el tremendo error de 1848 y 1849—, sino con el hierro y la sangre.

En Mississippi Price se había unido a Van Dorn y ahora los dos marchaban hacia Corinth, donde esperaban romper la línea de comunicaciones de los federales y pasar a Tennesee. En Corinth se enfrentaron de nuevo a Rosecrans el 3 de octubre. Éste disponía de unos 23.000 hombres, frente a unos 22.000 confederados. La batalla se prolongó hasta el 4 de octubre hasta que los confederados huyeron tras haber perdido unos 4.000 hombres entre muertos, heridos y prisioneros. Las bajas federales fueron de unos 2.500 hombres. Unas horas después de que terminara el combate llegaron refuerzos enviados por Grant.

Una flota federal bloqueaba el puerto de Galveston (Texas) desde hacía más de un año, hasta que el oficial al mando de la guarnición confederada aceptó finalmente la rendición. El acuerdo estipulaba una tregua para evacuar mujeres y niños, pero no fue puesto por escrito y, cuando los federales vieron que los confederados se llevaban también armas, municiones y suministros, consideraron que esto no entraba en lo pactado, pero ante la falta de un documento, no hicieron nada para evitarlo y se conformaron con ocupar la ciudad así evacuada.

Mientras tanto Bragg se reunía con Kirby Smith en Frankfort, en Kentucky, donde ambos asistieron a la toma de posesión de un nuevo alcalde proconfederado. Sin embargo, la ceremonia fue suspendida ante la noticia de que se aproximaba un ejército federal. En efecto, Don Carlos Buell se había instalado en Louisville unos días atrás, donde había captado miles de voluntarios y había enviado 20.000 hombres hacia Frankfort bajo el mando del general de brigada Joshua Woodrow Sill.

En Mississippi, el 5 de octubre Rosecrans envió tropas en persecución de los restos del ejército de Van Dorn y Price, que intentaron impedir que los confederados cruzaran el río Hatchie, pero, aunque fueron nuevamente derrotados, lograron encontrar un punto para cruzar el río y se zafaron de sus perseguidores.

Ese día Bartolomé Mitre fue elegido presidente de la República Argentina, que ahora incluía también a Buenos Aires.

El 6 de octubre el rey Luis I de Portugal se casó con María Pía de Saboya, hija del rey Víctor Manuel II de Italia.

El 7 de octubre llegó el grueso del ejército de Buell y encontró al ejército confederado de Bragg en Perryville. Tras unas pequeñas escaramuzas, el combate a gran escala se entabló el 8 de octubre. Buell contaba con 22.000 hombres y Bragg con 16.000. El resultado no fue decisivo. Buell tuvo que retroceder un poco y sufrió más bajas que su adversario, pero a medio plazo fue una victoria federal, pues Bragg comprendió que no podría resistir mucho tiempo en Kentucky y no tardó en retirarse a Tennessee. De este modo Kentucky permaneció firme bajo el control de la Unión.

El 16 de octubre el ejército francés tomaba el puerto mexicano de Tampico.

El 21 de octubre se celebró en Venecia el matrimonio entre el archiduque Carlos Luis de Austria, hermano del emperador Francisco José I, y María Anunciada de Borbón Dos Sicilias, hija del derrocado rey Fernando II de las Dos Sicilias.

El rey Otón I de Grecia era cada vez más impopular y ya había sufrido varios intentos de destronarlo. Cuando se produjo el último, los embajadores de las grandes potencias le sugirieron no oponer resistencia, así que el 23 de octubre embarcó hacia Baviera con su esposa.

Finalizado el segundo mandato del presidente peruano Ramón Castilla, las elecciones dieron como vencedor a Miguel de San Román, que asumió el cargo el 24 de octubre.

El general Butler organizó en Nueva Orleans una partida de unos 4.000 hombres que el 27 de octubre derrotaron a un regimiento confederado en Georgia Landing, en Luisiana, de este modo se aseguró de que las cosechas de azúcar y algodón de la región acabarían en manos de la Unión.

Buell había fracasado ante Bragg con un ejército superior en número y, lo que era peor, había dejado que saliera incólume de Kentucky en lugar de perseguirlo. Por su inacción, el 30 de octubre fue relevado del mando y sustituido por William S Rosecrans.

La pasividad de Buell frente Bragg no había sido nada en comparación con la que McClellan había mostrado ante Lee:  había necesitado seis semanas desde que Lee se retirara de Antietam para empezar a mover su ejército, y esto con su lentitud habitual. Su extremada incompetencia estaba ya fuera de toda duda, Halleck censuró su actuación y el 7 de noviembre, Lincoln, entre atónito y exasperado por la inacción y la cobardía de su general, lo destituyó del mando y puso fin con ello a su carrera militar. El ejército del Potomac fue puesto bajo el mando de Ambrose Burnside. Ya le había ofrecido el mando antes de ofrecérselo a McClellan por segunda vez, pero Burnside había declinado la oferta al no sentirse capacitado para ello. Ahora volvió a negarse, pero Lincoln no quiso escucharlo y le ordenó aceptarlo. Por esas fechas se celebraron las elecciones al Congreso estadounidense y, aunque los republicanos perdieron algo de terreno por la mala evolución de la guerra, lo cierto fue que mantuvieron la mayoría.

Ese mismo día murió, en su exilio en Birmania, Bahadur Sha II, el último de los emperadores mongoles.

Las relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña y Brasil pasaban por uno de sus peores momentos. El año anterior un barco británico, el Príncipe de Gales, había naufragado en las costa brasileña, y el embajador británico, William Dougal Christie, afirmó que había indicios de que el naufragio había sido provocado por brasileños, que durante la noche habrían encendido hogueras que simularan ser un faro para desviar el barco contra las rocas y después saquearlo. El embajador afirmaba que los supervivientes podrían haber sido asesinados. Por otra parte, a mediados de año tres militares británicos vestidos de paisano habían sido arrestados y encarcelados por la policía brasileña. Según la versión británica, el arresto no había tenido justificación alguna y los detenidos habían sido tratados desconsideradamente; según la versión brasileña los británicos iban medio borrachos molestando a la gente, y habían sido tratados correctamente. Los británicos no se dieron satisfechos con la investigación que llevó a cabo Brasil sobre el naufragio del Príncipe de Gales, y además de exigir una investigación más profunda por una parte, y la dimisión de los policías que habían llevado a cabo la detención de los militares, ahora exigían al gobierno imperial el pago de una indemnización a los afectados por el naufragio y una petición de disculpas por la detención injustificada. La crisis había provocado la caída del primer ministro brasileño, pero seguía sin resolverse y, dado que Brasil no pagaba la indemnización exigida ni presentaba disculpas, la armada británica tomó cartas en el asunto, y así una flota bloqueó el puerto de Río de Janeiro y confiscó cinco barcos anclados en él.

El 9 de noviembre Burnside comunicó a Halleck un plan de ataque contra Richmond. La idea básica era avanzar con el ejército del Potomac con rapidez para contar por una parte con el factor sorpresa y, por otra, para impedir que Lee tuviera tiempo de llegar hasta la capital confederada y participar en su defensa. El 15 de noviembre el ejército se puso en marcha según lo planeadoy el 17 de noviembre se encontraba junto a Fredericksburg, donde había que cruzar el río Rappahannock, a media distancia entre Washington y Richmond. Burnside había ordenado que se llevaran pontones para cruzarlo, pero por un problema burocrático no habían llegado aún. Los suboficiales de Burnside lo instaron a cruzar el río sin pontones para capturar la pequeña guarnición confederada de Fredericksburg antes de que pudiera dar la alarma, pero llovía y Burnside temía que una crecida del río tuviera un efecto catastrófico, así que decidió esperar la llegada de los pontones.

El 22 de noviembre se estrenó en San Petersburgo La fuerza del destino, de Giuseppe Verdi.

Mily Balákirev y un director de coro local llamado Gavriil Lomakin fundaron la Escuela Gratuita de Música, en la que, como su nombre indica, se proporcionaba enseñanza musical gratuita. Para financiarla, Balakirev inició ese año un ciclo de conciertos en los que interpretaba música de vanguardia (Berlioz, Liszt, Schumann). A finales de año tomó como alumno a un profesor de la Academia Militar de Química de treinta años llamado Akeksandr Borodín. Mientras tanto, Rimsky-Kórsakov, a bordo de un barco de guerra ruso, iba componiendo su primera sinfonía, aunque cada vez le dedicaba menos tiempo.

Offenbach estrenó cuatro operetas ese año: Monsieur et Madame Denis, Bavad et bavarde, Le voyage de MM. Dunanan père et fils y Jacqueline.

El 25 de noviembre Abraham Lincoln recibió en la Casa Blanca a Harriet Beecher Stowe, la autora de La cabaña del tío Tom. No se sabe gran cosa sobre la entrevista.

El general confederado Thomas Carmichael Hindman fue puesto al mando de un ejército de 11.000 hombres con el propósito de expulsar a los federales de Arkansas. Éstos contaban con unos 5.000 hombres bajo el mando de James Gillpatrick Blunt. Mientras desplazaba a sus hombres, Hindman envió al general de brigada John Sappintong Marmaduke al frente de un destacamento de caballería de 2.000 hombres para mantener a Blunt donde estaba. Sin embargo, Blunt tuvo noticias del movimiento de tropas confederadas y salió al encuentro de Marmaduke. Esto hizo que ambos ejércitos se encontraran mucho antes de lo que Marmaduke esperaba, el 28 de noviembre, en la llamada batalla de Cane Hill, y no pudo hacer más que tratar de retirarse hasta una posición segura. Blunt le persiguió varios kilómetros y, aunque el enfrentamiento duró nueve horas, hubo pocas bajas.

El 4 de diciembre el presidente hondureño Victoriano Castellanos, gravemente enfermo, cedió el mando al general José Francisco Montes Fonseca, para morir una semana después.

En Arkansas el general Hindman estaba en dispuesto para combatir a Blunt. Su plan de ataque inicial había sido frustrado al enterarse de que Blunt había pedido refuerzos y que éstos estaban ya cerca. Ello lo llevó a emprender una maniobra arriesgada: durante la noche logró pasar hasta la retaguardia de Blunt e interponerse así entre su ejército y los refuerzos que conducía Francis Jay Herron. Sin embargo, Herron llegó antes de lo previsto y fue él quien inició el ataque al día siguiente, el 7 de diciembre en Prairie Grove. Blunt tardó en comprender lo que estaba sucediendo y llegó al campo de batalla horas más tarde. Los confederados, sorprendidos primero por Herron y luego por Blunt, siempre por la retaguardia, resistieron como pudieron hasta que cayó la noche y Hindmand ordenó la retirada.

Mientras tanto un destacamento confederado de caballería bajo el mando del coronel John Hunt Morgan atacó a una brigada federal en Hartsville (Tennessee) siguiendo órdenes de Bragg como primer paso de un plan para romper las líneas de comunicación de Rosecrans. Aunque inferiores en número, los confederados rodearon a los federales, que terminaron rindiéndose.

La actuación contra Garibaldi en Aspromonte hizo que Rattazzi se viera obligado a dimitir como primer ministro el 8 de diciembre, y fue sucedido por Luigi Carlo Farini.

El 10 de diciembre el ejército de Hindman llegó a Van Buren hambriento, desmoralizado y mal equipado.

Los pontones que Burnside esperaba para atacar Fredericksburg habían tardado una semana en llegar, y para entonces Lee había tenido tiempo de fortificar la ciudad hasta convertirla en prácticamente inexpugnable. El 11 de diciembre el ejército del Potomack (formado por más de 114.000 hombres) empezó a cruzar el Rappahannock.

El 12 de diciembre la ciudad mexicana de Xalapa se rindió ante los franceses sin oponer resistencia.

El 14 de diciembre el general Butler fue remplazado al frente de Nueva Orleans por el general Banks. La sustitución no fue debida a las críticas que Butler había recibido, sino a que Banks tenía la misión de dirigir un ataque a Luisiana para el que sin duda Butler no estaba cualificado.

La batalla de Fredericksburg se prolongó hasta el 15 de diciembre, y aunque el ejército de Lee era considerablemente menor (contaba con algo más de 72.000 hombres), su posición era mucho más favorable y la actitud de Burnside, que, por lo visto, no quería recordar en nada a la cobardía de McClellan, había pasado de ser insensata y temeraria a ser suicida. El balance final fue de 1.300 muertos, 9.600 heridos y 1.800 prisioneros o desaparecidos, frente a un total de 5.000 bajas confederadas. La confederación celebró entusiasmada la victoria. Se cuenta que Lee, habitualmente reservado, estaba eufórico y deseoso de abrazar a todo el mundo. Naturalmente, las reacciones en la Unión fueron opuestas, incluso se conjeturó que Lincoln dimitiría, pero no lo hizo. Llegó a decir: "Si existe un lugar peor que el infierno, ahora estoy en él". Las deserciones de soldados federales aumentaron espectacularmente tras Fredericksburg.

Mientras tanto Grant tenía los ojos puestos en Vicksburg, una de las dos grandes fortalezas que los confederados conservaban en el Mississippi. Si Vicksburg caía en manos federales, el control del Mississippi estaba asegurado, y la Confederación quedaría partida en dos. Unos meses atrás Grant había conseguido permiso de Halleck para tratar de tomar Vicksburg, pero Grant no era del agrado de Halleck y éste había designado a Alexander McClernand para compartir el mando con Grant. McClernand y Grant tampoco congeniaban, así que Grant trató de llevar a cabo una primera operación antes de su llegada. Para ello envió a Sherman con 30.000 hombres. Aunque en Vicksburg apenas había 14.000 hombres, las defensas de la ciudad, tanto naturales como artificiales, eran formidables, y la batalla librada el 26 de diciembre terminó con la retirada de los federales. Sherman afirmó sentirse satisfecho del espíritu de sus hombres, pero prefirió suspender el ataque para planear una campaña más detenidamente.

Ese día fueron ejecutados en la horca en Minesota 39 indios Sioux. A primeros de mes un tribunal militar había juzgado a los prisioneros que se habían entregado al terminar la guerra Sioux y un total de 303 fueron declarados culpables de asesinato y violación, con la consiguiente pena de muerte (algunos de los juicios habían durado cinco minutos). Pero el presidente Lincoln quiso revisar personalmente las actas del juicio. Varias autoridades de Minesota le advirtieron de que si los 303 indios no eran ejecutados, los colonos se tomarían la justicia por su mano. Lincoln distinguió entre los que habían sido declarados culpables por actos de guerra de los condenados por violaciones y asesinatos de civiles y al final redujo el número de condenados a muerte a 39. Los colonos de Minesota protestaron amargamente y no se apaciguaron hasta que el gobierno les prometió compensaciones económicas por los daños sufridos. Otros indios fueron condenados a prisión, la tercera parte de los cuales enfermó y murió en el cautiverio.

Grecia estaba sin rey, y el gobierno griego envió una petición a la reina Victoria I de Gran Bretaña para que aceptara que su segundo hijo, el príncipe Alfredo, duque de Edimburgo, fuera coronado como rey de Grecia. No obstante, la reina se mostró totalmente opuesta a esa idea, y además los tratados internacionales que habían permitido la constitución del reino griego prohibían que las familias reales de las grandes potencias aceptaran su corona. Pese a ello, el gobierno griego organizó un plebiscito para elegir rey, en el que el príncipe Alfredo recibió más de 200.000 votos, frente a 93 votos (el 95%) a favor de instaurar una república. La posibilidad de restaurar a Otón I recibió un voto.

El 29 de diciembre, ante la inminente llegada de Blunt y Herron, Hindman huyó hacia el sur con sus hombres, con lo que los federales mantuvieron su dominio sobre el noroeste de Arkansas. Mientras tanto Rosecrans llegaba con 41.000 hombres hasta Murfreesboro (Tennessee), donde Bragg estaba acampado desde hacía más de un mes con unos 35.000 hombres. Ambos ejércitos maniobraron durante dos días hasta que el 31 de diciembre los confederados abrieron el combate. Al final del día la situación era dudosa. Rosecrans convocó un consejo de guerra en el que varios oficiales propusieron la retirada. Rosecrans no opinaba igual y fue respaldado por G.H. Thomas, del que se dice que dijo: "No hay mejor lugar para morir", y finalmente la decisión fue quedarse y continuar la lucha al día siguiente.

Ese mismo día se hundió el Monitor, sorprendido por una tormenta. Con una línea de flotación tan baja, el agua que entraba en él era mucha más que la que las bombas podían expulsar. Los motores se inundaron y dejaron de funcionar. Casi toda la tripulación pudo ser evacuada, pero dieciséis hombres se hundieron con él.

También fue ese día cuando el presidente Lincoln aceptó una solicitud por parte de los condados occidentales de Virginia (ocupados por el ejército federal) para integrarse en los Estados Unidos como un nuevo Estado independiente de Virginia, que tomaría el nombre de Virginia Occidental, con la condición de que en su territorio la esclavitud fuera abolida paulatinamente. La petición la había formulado una asamblea después de que un plebiscito hubiera ratificado la decisión. No obstante, la mayoría de los condados convocados al plebiscito no habían registrado votos, en muchos otros el voto negativo había sido mayoritario y sólo en los condados más septentrionales el plebiscito había sido favorable a la secesión de Virginia. Pese a todo ello, ahora se iniciaba el proceso de elaborar una constitución para el nuevo Estado, que debía ser aprobada por el Congreso antes de su incorporación definitiva a la Unión.

Anna Leonowens era una viuda de treinta y un años nacida en la India de padres británicos. Su marido había muerto tres años atrás dejándola en la pobreza con un hijo y una hija, y Anna había abierto una escuela para hijos de oficiales británicos en Singapur. No estaba siendo muy rentable, pero le había dado cierta reputación como educadora, hasta el punto de que fue recomendada al rey Rama IV de Siam, que buscaba una institutriz capaz de dar una buena educación occidental a sus 39 esposas y concubinas y sus 82 hijos. Leonowen aceptó el trabajo, envió a su hija Avis a un colegio en Inglaterra y marchó a Bangkock con su hijo Louis.

El suizo Henri Dunant publicó pagando él mismo los costes de la edición su "Recuerdo de Solferino", en el que describía la batalla de Solferino y el estado en que quedaron los heridos de ambos bandos tras ella, y desarrolló la idea de que debía crearse una organización neutral que atendiera a los soldados heridos en las guerras. Dunant hizo llegar su ensayo a los principales políticos y militares de la época.

El astrónomo sueco Anders Jonas Ángström combinó un espectroscopio con una cámara fotográfica y sus investigaciones le permitieron concluir que el Sol posee una atmósfera formada principalmente por hidrógeno.

El geólogo francés Alexandre-Emile Béguyer de Chancourtois publicó un trabajo en el que ordenaba los elementos químicos en orden creciente de peso atómico y observaba que las propiedades químicas de cada elemento formaban un ciclo que se repetía periódicamente. Sin embargo, expuso su teoría haciendo especial hincapié en sus conexiones con la geología y en términos geológicos, por lo que no interesó nada a los químicos. Además, el esquema que mostraba la disposición periódica de los elementos no fue incluido en la publicación impresa, lo que lo hizo mucho más difícil de entender.

El físico francés Léon Foucault realizó una nueva medición de la velocidad de la luz, mucho más precisa que las precedentes. Su valor fue de 298.000 km/s, que se va en un 0.6% del valor aceptado actualmente. Al mismo tiempo, Maxwell obtenía en Londres un valor muy parecido para la velocidad de propagación de un campo electromagnético, lo que lo llevó a conjeturar que, de algún modo, la luz era un fenómeno electromagnético.

El inventor alemán Nikolaus Otto fue el primero en poner a la venta un motor de explosión de cuatro tiempos, aunque ya circulaban algunas patentes previas.

El químico William Crookes logró aislar una muestra de talio, el elemento que había descubierto el año anterior.

Charles Darwin publicó un libro sobre la polinización de las orquídeas en el que aplicaba su teoría de la selección natural.

A sus ochenta y dos años, Ingres terminó una de sus obras más conocidas: El baño turco. En realidad continuó retocándolo durante el año siguiente. Manet presentó varios cuadros de ambientación española: Mme. V en costume d'espada muestra a una mujer con traje de torero, Lola de Valence muestra una valenciana con traje típico.

Victor Hugo publicó su novela Los miserables. Flaubert terminó su novela Salambó, ambientada en la Cartago del siglo III a.C.

Dostoyevski publicó por entregas su novela Recuerdos de la casa de los muertos, basada en sus experiencias como preso político. Ese año inició una serie de viajes por Europa, que lo llevaron a Berlín, París, Londres, Ginebra, Turín, Florencia y Viena.

La guerra de Secesión I
Índice La guerra de Secesión III