Telegrama de Churchill a Roosevelt

8 de mayo de 1945

Estoy seguro de que estarás tan preocupado como yo por los sucesos recientes acontecidos en Rumanía. Los rusos han conseguido establecer el mando de una minoría comunista por la fuerza y la falta de representatividad. Nuestras protestas contra esta evolución han tenido poca fuerza debido al hecho de que, para salvar la libertad en Grecia, Eden y yo en Moscú admitimos en octubre que Rusia debería tener la voz preponderante en Rumanía y Bulgaria, mientras nosotros tomábamos la dirección de Grecia. Stalin respeto estrictamente este acuerdo durante los 30 días de lucha contra los comunistas y el ELAS en la ciudad de Atenas, a pesar del hecho de que esto era bastante embarazoso para él y sus seguidores.

Ya se ha restablecido la paz en Grecia y, aunque todavía nos enfrentamos a muchas dificultades, espero que en el plazo de unos pocos meses podremos organizar unas elecciones libres y limpias, preferiblemente bajo supervisión británica, estadounidense y rusa, y que a continuación se podrá establecer una constitución y un gobierno acorde a la voluntad indiscutible del pueblo griego, lo cual es nuestro último y supremo objetivo en cualquier caso, con el que sé que simpatizas.

Stalin está siguiendo el camino opuesto en los dos países balcánicos del mar Negro, un camino absolutamente contrario a todas las ideas democráticas. Desde las conversaciones anglo-rusas de octubre en Moscú, Stalin ha suscrito sobre el papel los principios de Yalta, que sin duda están siendo pisoteados en Rumanía. Sin embargo, me preocupa excederme en insistir en esto hasta el punto de que Stalin diga: Yo no interferí en tu actuación en Grecia, ¿por qué no me das la misma libertad de acción en Rumanía?

Esto llevaría de nuevo a comparaciones entre los objetivos de su actuación y la nuestra. Sobre esto ninguna de las partes convencería a la otra. Teniendo en cuenta mis relaciones personales con Stalin, estoy convencido de que sería un error por mi parte meterme en tal discusión.

Además, soy muy consciente de que tenemos que ocuparnos de la cuestión mucho más importante que supone Polonia y, por consiguiente, no quiero hacer nada respecto a Rumanía que pudiera perjudicar nuestros proyectos de alcanzar un acuerdo respecto a Polonia. Sin embargo, me parece que él [Stalin] debería ser informado de nuestra preocupación por los acontecimientos que están llevando al establecimiento por la fuerza de un gobierno en Rumanía de una minoría comunista, puesto que esto entra en conflicto con las conclusiones de la declaración sobre la Europa liberada sobre las que estuvimos de acuerdo en la conferencia de Crimea.

Más concretamente, me preocupa que el advenimiento de este gobierno comunista pueda llevar a una purga indiscriminada de anticomunistas rumanos, que sean acusados de fascismo al estilo de lo que ha estado sucediendo en Bulgaria.

Yo sugeriría, por lo tanto, que habría que pedir a Stalin que se asegurara de que el nuevo gobierno no iniciara inmediatamente una purga de todos los elementos políticos que se oponen a sus visiones, sobre la base de que han sido animados a ello por la declaración de Yalta.

Por supuesto, nosotros te daríamos toda clase de apoyo, y si me presentaras el texto de cualquier mensaje que consideraras oportuno enviarle a Stalin, yo le enviaría otro apoyándolo.

Las noticias que llegan de Moscú sobre Polonia son también muy decepcionantes. Debo hacerte saber que las mayorías de gobierno aquí [en Gran Bretaña] no se corresponden con la opinión que en el fondo comparten todos los partidos y clases que verían con disgusto una dominación soviética sobre Polonia. En ello coinciden los laboristas tanto como los conservadores, y los socialistas tanto como los católicos. En el Parlamento, yo me he basado en el supuesto de que las palabras de la declaración de Yalta serán respetadas tanto en la letra como en espíritu. En cuanto se vea que hemos sido engañados y que la técnica comunista bien conocida se está aplicando a puerta cerrada en Polonia, bien por los rusos directamente o a través de sus títeres de Lublin, la opinión pública británica provocará una situación muy grave. ¿Cómo irá el asunto en los Estados Unidos? No creo que tú personalmente, o los estadounidenses en general queden indiferentes. Así, justo en el momento en que la guerra está yendo tan bien desde el punto de vista militar en Europa y cuando la política de actuación frente a Japón está acordada de forma tan satisfactoria, podría producirse una ruptura abierta entre Rusia y nosotros no restringida en absoluto en ningún caso a la opinión del Gobierno, sino que recorrería en profundidad las masas populares.

Tras un inicio prometedor, Mólotov rechaza ahora aceptar cualquier interpretación de las propuestas de Crimea que no sean la suya propia, extremadamente rígida y estrecha. Está intentando vetar prácticamente todos nuestros candidatos para las consultas y argumenta que debe basarse en los criterios de Bierut [el secretario general del partido comunista polaco] y su banda y ha retirado su oferta de que enviáramos observadores a Polonia.

En otras palabras, quiere claramente organizar una farsa de consultas a los polacos "no de Lublin", lo que significa que el nuevo gobierno de Polonia sería meramente el actual maquillado para parecer más respetable al ignorante, y también quiere evitar que veamos las liquidaciones y deportaciones que están llevándose a cabo, así como el resto del juego de establecer un régimen totalitario antes de las elecciones e incluso antes de que sea establecido un nuevo gobierno.

Y el resultado, si no hacemos nada ahora mismo, será que el mundo verá pronto que, al poner tú y yo nuestras firmas en el acuerdo de Crimea, hemos suscrito un proyecto fraudulento.

En cualquier caso, me he comprometido ante el Parlamento a informar si la tarea de establecer un nuevo gobierno polaco no puede llevarse a cabo en el espíritu de la declaración de Yalta. Estoy seguro de que la única forma de detener las tácticas de Mólotov es enviar un mensaje personal a Stalin en el que esté claro qué es lo esencial que debe cumplirse para que yo no tenga que informar al Parlamento de que hemos fracasado.

Creo que estarás de acuerdo conmigo de que esto va mucho más allá de Polonia. Creo que esto es la prueba de fuego entre los rusos y nosotros del significado que hay que dar a palabras como democracia, soberanía, independencia, gobierno representativo y elecciones libres y limpias.

Por lo tanto, te propongo enviar a Stalin un mensaje en las líneas que establezco a continuación. [...] Espero que estés dispuesto a enviarle un mensaje similar que contenga las mismas exigencias mínimas. No enviaré mi mensaje hasta conocer tu respuesta.

Lamento decir que las discusiones de la comisión de Moscú sobre Polonia muestran que el Sr. Mólotov tiene una visión bastante diferente de la nuestra sobre cómo tiene que ponerse en práctica la decisión de Crimea sobre Polonia. Como sabe, nadie aquí cree que la administración actual de Varsovia sea realmente representativa, y el Parlamento ha levantado críticas sobre dicha decisión ante la posibilidad de que la discusión en Moscú no dé lugar a un auténtico gobierno representtivo y que, si así fuera, toda esperanza de elecciones libres desaparecería. Todos los partidos han sacado a la luz informes de deportaciones, liquidaciones  y otras medidas represivas que están siendo puestas en práctica a gran escala por la administración de Varsovia contra quienes pudieran no estar de acuerdo con ella.

Confiando en su cooperación en este asunto, Eden y yo asegurarmos al Parlamento que informaríamos si los temores de nuestros críticos se vieran confirmados. Me veo obligado a comunicarle que me veré obligado a reconocer nuestro fracaso al Parlamento si la comisión de Moscú no termina llegando a un acuerdo sobre las bases siguientes:

  1. El Sr. Mólotov parece sostener que los términos del Comunicado de Crimea concedían a la actual administración de Varsovia un derecho absoluto de consulta previa sobre todos los puntos. En el texto inglés, el pasaje del comunicado en cuestión no admite esa interpretación. Por lo tanto, no puede aceptarse la afirmación del Sr. Mólotov.
  2. Todos los polacos designados por cualquiera de los tres gobiernos serán aceptados para las consultas, a menos que se descarte por decisión unánime de la comisión y se hagan todos los esfuerzos posibles para presentarlos ante ella lo antes posible. La comisión debe garantizar a los polacos facilidades para comunicarse con otros polacos a los que deseen consultar, sea en Polonia o en el exterior, así como el derecho a sugerir a la comisión los nombres de otros polacos que deberían ser invitados a sus reuniones. Todos los polacos que se presenten ante la comisión deberían disfrutar de libertad completa de movimiento y de comunicación entre ellos mientras estén en Moscú y deberían ser libres de marcharse cuando lo deseen una vez terminadas las consultas. El Sr. Mólotov ha puesto objeciones a invitar al Sr. Mikołajczyk, pero su presencia sería ciertamente vital.
  3. Los polacos invitados a las consultas deberían discutir entre ellos de cara a llegar a un acuerdo sobre la composición de un gobierno realmente representativo de los varios sectores de la opinión polaca presentes en la comisión. Las discusiones también deberían abordar la cuestión del ejercicio de las funciones presidenciales. La comisión debería dirigir estas discusiones ejerciendo un arbitraje imparcial.
  4. A la espera de que concluyan los debates de la comisión, el Gobierno Soviético debería usar al máximo su influencia para evitar que la "administración de Varsovia" emprenda cualquier acción legal o administrativa de carácter fundamental que afecte a las condiciones sociales, constitucionales, económicas o políticas en Polonia.
  5. El Gobierno Soviético debería hacer las gestiones necesarias para que observadores británicos y estadounidenses pudieran visitar Polonia e informar sobre las condiciones que se dan allí, de acuerdo con el ofrecimiento que hizo espontáneamente el Sr. Mólotov en una etapa previa de las discusiones de la comisión.
No debemos permitir que Polonia se convierta en una fuente de desacuerdo e incomprensión entre nuestros dos pueblos. Por esta razón estoy seguro de que entenderá lo importante que es para nosotros llegar a un pronto entendimiento sobre las bases de la decisión de Yalta, y es por eso que confío que hará usted el máximo esfuerzo para atender el contenido de este telegrama.
Te agradecería que me dieras tu punto de vista. Te ruego que este telegrama quede entre tú y yo.

Felicitaciones por tu declaración ante el Congreso. Mis mejores deseos.