Los mineros del cobre en Alemania encontraban de vez
en cuando cierto mineral azul que no contenía cobre (la mena de cobre suele ser azul).
Los mineros descubrieron que este mineral en particular les hacía enfermar
(pues contenía arsénico, cosa que desconocían). Por tanto, bautizaron a este maligno
elemento como "cobalto", nombre que las leyendas alemanas
asignan a un malévolo espíritu de la tierra.
En la década de 1730, un médico sueco llamado Jorge Brandt
empezó a interesarse por la química de este mineral (la mena azul que no contenía
cobre). Lo calentó con carbón vegetal y finalmente lo redujo a un metal que se
comportaba como el hierro. Era atraído por un imán: la primera sustancia diferente al
hierro que se había encontrado que poseyera esta propiedad. Quedaba claro que no se
trataba de hierro, puesto que no formaba una oxidación de tono pardorrojizo, como lo
hacia el hierro. Brandt decidió que debía de tratarse de un nuevo metal, que no se
parecía a ninguno de los ya conocidos. Lo llamó cobalto y ha sido denominado así a
partir de entonces.
NOTA: El cobalto confiere un bonito color azul, propiedad que ha sido profusamente aprovechada por los critaleros ornamentales.
La búsqueda de los elementos. Isaac Asimov.
(La historia de la búsqueda de los elementos químicos.
Muy interesante).
Índice de historias. Página principal. Los nombres de otros elementos.