Bienestar fetal

 

                        Una pregunta a veces, una preocupación siempre, es ¿Cómo está mi niñ@?.

 

                        La pregunta puede tener muchos matices, algunos de los cuales no sabemos la respuesta, pero si lo que queremos saber es si

                        recibe suficiente oxígeno y alimento, para crecer, madurar y desarrollarse, la respuesta si que es posible.

 

                        Si el alimento que recibe es suficiente lo vemos con su crecimiento, en las ecografías, en especial la de la semana 34.

 

                        Si recibe suficiente oxígeno, se puede ver mediante los movimientos que realiza y que, además, percibe la madre. Los        

                        movimientos suponen un aumento del consumo de oxígeno, en especial cuanto más fuertes y generalizados son, por lo que el

                        feto que realiza movimientos intensos y generalizados es un feto que tiene oxígeno en abundancia. Sin embargo, las características

                        y el número de movimientos no son iguales para todos los fetos, unos se mueven más que otros además, a medida que madura

                        el cerebro, los movimientos se organizan, el feto duerme más tiempo al estar más avanzada la gestación, pero, en cualquier

                        caso es un signo de alarma si está más de una hora sin moverse, por lo que después de una hora de control de los movimientos,

                        tumbada y centrada en su observación y tomando algún alimento, el feto no hace ningún movimiento intenso y complejo,

                        debe de acudir al Hospital.

                         Los movimientos suelen percibirse más por la noche y tras  las comidas.

 

                        Hay otras exploraciones que permiten estudiar también el estado de oxigenación fetal, pero su interés se centra especialmente

                        en situaciones en las que concurren factores desfavorables o patologías. Estas exploraciones son el registro de la frecuencia

                        cardiaca (los monitores), el doppler de algunas arterias y venas fetales o la pulsioximetria o las determinaciones del pH durante

                        el parto. Aunque más complejas no son más precisas que la existencia de movimientos fetales complejos

 

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