PERORACIÓN

Visto avemos por los exemplos que en este libro van especificados lo que devemos seguir, imitando a los santos, y lo que devemos huir, evitando lo malo en que gente viciosa y mala fue notada. Aprovechémonos dello aora que tenemos tiempo y nos es concedido lugar para que después estemos donde los santos están. No declinemos a la diestra ni a la siniestra. Con fee constante, con esperança firme, con ánimo fuerte y magnánimo entremos en el camino de la salud. Poco trabajaremos y mucho gozaremos. Recebiremos, como dize Isaías, capítulo sexto, reino de hermosura y diadema especial de mano del Señor Dios Nuestro. Él nos cubrirá con su diestra y nos defenderá con su braço. Él dará consuelo a los que lloran en Sión, dará corona por ceniza, óleo de regozijo por lloro, vestido de loa por espíritu de tristeza. Él nos levantará sobre la alteza de la tierra en la possessión de inestimables riquezas del Reino Celestial. Allí sucederá, como dize Isaías, capítulo sesenta y seis, un mes a otro y una fiesta a otra, sin jamás tener fin ni disminuirse la gloria de los bienaventurados. No se canse nuestra mano de obrar, la lengua de orar, los ojos de velar, la mente de contemplar y el cuerpo de guardar abstinencia. Menospreciemos las riquezas, renunciemos los deleites, tengamos en poco las honras del mundo. Ninguna cosa terrena apetezcamos, ninguna cosa que no sea necessaria a la naturaleza posseamos. No nos ensobervezcamos con la prosperidad, ni nos quebrante la adversidad, las cavilaciones de los mofadores, las persecuciones de los embidiosos, el odio de los malévolos, las afrentas de los sobervios, las amenazas de los resentidos, los açotes de los furiosos. Todo género de ofensas e injurias sufrámoslas con ánimo igual, amando a los que nos son molestos y rogando por los que nos persiguen, no dando mal por mal, sino, al contrario, por mal bien. Pequeño y breve es todo trabajo si contraponemos la inmensidad del bien prometido. Y assí, por aver llegado al fin desta obra, a Ti Criador del Cielo y de la tierra y moderador del universo, Dios mío, te doy gracias, ofreciendo manojos de las mejores y más granadas espigas del campo de los fieles. Los cuales, aviéndolos allegado con tu favor y gracia, a tu nombre sean consagrados y al de tu soberana Madre. Concede, Señor, que tu semilla sembrada en la tierra de nuestros coraçones y regada con la agua de tu gracia y favor haga fruto, para que sea recogido en tus troxes y alholis. Haznos, Señor, merced, que guardando las pisadas de tus santos que a cada passo aquí se refieren, después de la miseria desta vida seamos llevados a aquellas mansiones de la verdadera felicidad, en la cual los tienes ya aposentados y están juntos a los coros de los ángeles, donde siendo beatificados con tu vista, en Ti nos gloriemos, en Ti nos gozemos y a Ti, que eres un Dios en Trinidad de Personas y Trinidad en unidad de Essencia, te adoremos, gozando de los visibles e invisibles bienes y tiempo eterno. Amén. Laus Deo.