Clelia


Capítulo L: De Cloelia, virgen romana, cuya memoria es muy honrrada por el Tito Livio en la Primera Década, que fue dada en rehenes al rey Porsenna que tenía puesto cerco a Roma, del qual fuyó virilmente, decebidas y burladas las guardas de la presión. Lo qual de que hovieron conocido los romanos, contra el drecho de la guerra ser fecho, restituyeron la virgen. Y de lo [qual] maravillado Porsenna, otra vez a ella con muchos otros prisioneros que tenía en rehenes libremente restituyó.


Cloelia, insigne virgen romana, ¿de dónde hovo origen su avolorio? O los passados no lo dexaron scripto a los que succedieron después, o de vejez ha sido quitado de la memoria. Empero haver ella sido de claros avuelos, asaz podemos pensarlo, como esto atestigüe su grandeza de coraçón: y que entre otras nobles romanas fue dada en rehenes de paz a Porsenna, rey de los etruscos, en el tiempo de la guerra de Tarquino Superbo. Cuya osadía de loar, porque la explique yo con más abundosas palabras, es de advertir que echado el rey Tarquino Superbo por el enorme delicto de Sexto, su fijo, cometido en la noble persona de Lucrecia, porque no le aprovechassen sus engaños a él, que tentava de tornar, vinieron a fazer guerra abierta. A la qual venido el rey Porsenna, llamado a ruegos de Tarquino, como por el esfuerço de Oracio [C]ocles, que defendió la puente de Bigas, los etruscos no podiessen passar, y espantado de la osadía y fictión de Mucio Scévola hoviesse venido en tracto de concordia con los romanos, y para la guardar hoviesse tomado muchos rehenes, acaeció que con otras donzellas muchas fue dada en rehenes Cloelia, virgen. A la qual, como pareciesse quiçá mengua de la república estar en poder de un rey estrangero tantas donzellas, armó su virginal coraçón de una osadía viril; y engañadas las guardas, como hoviesse sacado muchas a la orilla del Tíber, de noche subió en un cavallo, que nunca antes quiçá havía cavalgado, que estava ende pasciendo cabe el río, y no espantándose de la fondura del río o de las ondas y bueltas de la agua, passólas todas salvas y sin daño a la otra parte del río y restituyólas a los suyos. Lo qual sabido por Porsenna en la mañana quexóse, y con gran copia de senadores fue deliberado y mandado que la capitana de las que se havía passado fuesse restituyda al rey, que la pidía con esto: que en su tiempo y lugar ella hoviesse de restituir a los suyos sin lisión y daño. Lo qual fecho, el rey maravillado del esfuerço de esta donzella y tomando plazer en ver su osadía, no solamente le otorgó que se bolviesse a los suyos, mas aun le dio licencia y permisso que podiesse levar consigo los reenes otros que ella quisiesse. La qual escogió y tomó de todos solamente los reenes que eran mochachos. Lo qual pareció cosa muy loable a la honestad virginal; y fue cosa muy accepta en Roma que hoviesse specialmente librado los de aquella edad, que parecían ser mas ábiles a recebir injuria y sinrazón. Por lo qual los gradecidos ciudadanos le fizieron una honrra no acostumbrada ni usada jamás, y le fue fecha una statua que stava sobre un cavallo. La qual puesta en lo más alto de la calle sacra, duró muchos años entera.

No sé a qual de [é]stos más el hombre deva loar: o a la virgen romana, que más como varón que como delicada donzella acometió de salir con tan varonil y maravillosa empresa, o al magnánimo rey Porsenna, que vencido de tanta virtud de una sola donzella, ni quiso della vengança tomar -podiendo si quisiera tomarla-, más bien como vencedor de nobleza se dexó de tal guisa vencer a quien le procuró mayor gloria por ello, bien como conocedor de lo que tanta virtud merecía; y dispuso no menos responder al común comedimiento de los padres con scriptos, que tan de acuerdo le restituyeron la virgen podiéndola con algún achaque o color detener. Y por ende, el rey a la postre mandó no sólo descercar la ciudad, mas ahun por la nobleza y complimiento de derecho que en ella falló, dispuso de la vengar de las tantas injurias que del rey Tarquino Superbo havía recebido, dándole -según la él merecía- muerte de tirano.


Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus, Alemán de Constancia, 1494, fo. 58 r. y ss.