PAOLO DA SAN LEOCADIO

 

 

Andrea Ortiz Fuertes 

Universitat de València

 

Manuel Sánchez Martí

 Universitat de València

 

Paolo da San Leocadio nació en Reggio nell’Emilia, Italia, en el año 1447. Era el menor de cuatro hermanos.  Artísticamente se formó en el Ducado de Ferrara entre los años 1465-1472 aproximadamente, bajo la influencia de los miniaturistas Tura, Cossa y Roberti; además de la personalidad de Andrea Mantegna. Se considera que el artista más influyente para fuera Cosme Tura, ya que es muy probable que se formara en el taller de este maestro.

La figura preeminente del cardenal Rodrigo de Borja, el cual ostentaba también el título de obispo de Valencia, decidió ofrecer apoyo a los pintores valencianos, por lo que les proporcionaba la ocasión de contactar con grandes maestros italianos. Debido a esto, en los últimos treinta años del siglo XV, este trajo consigo a España un grupo de artistas. Efectivamente las preferencias italianas del cardenal Borja culminaron con el asentamiento de tres pintores renacentistas en  tierras valencianas: Francesco Pagano, Paolo da San Leocadio y Riccardo Quartararo (mestre Riquart), los cuales contribuyeron a la definitiva renovación del antiguo código visual del País Valenciano. Destaca principalmente Paolo da San Leocadio, el cual fijó su residencia en Valencia y abrió un taller donde practicaba su técnica quattrocentista, la cual divulgará en sus variadas producciones.

Cabe destacar que en contraposición de lo que había venido señalando la historiografía, quedó demostrado que estos pintores italianos no llegaron acompañados por el cardenal Rodrigo de Borja. En los Libros de Fábrica de la catedral, en lo referido el 1 de mayo de 1472  se evidencian ciertas incompatibilidades entre la creencia tradicional, formulada por Sanchís Sivera en 1909 y seguida desde entonces, y el contenido real del documento. En dicho documento se confirma que los denominados pintores del cardenal eran únicamente dos: Paolo da San Leocadio y Pagano, refiriéndose el cabildo a Riquart como «qui ab ells vench». Pero además, en este se demuestra que tanto Pagano como Leocadio habían sido enviados por el cardenal, no que hubieran llegado con él. Por tanto, Pagano y San Leocadio no llegaron a Valencia en el séquito del cardenal Borja, sino que estos llegarían a Valencia avalados y recomendados por el cardenal, por lo que serían «los pintores del Señor Cardenal».

Posteriormente, tras su traslado a Valencia en el año 1472 bajo el amparo de Rodrigo de Borja, Paolo fue contratado para llevar a cabo la realización de las pinturas al fresco del altar mayor de la catedral de Valencia, lo cual indica que era un reconocido y admirado pintor. Este llevó a cabo la realización de las pinturas murales del altar mayor junto a su amigo y compañero Francesco Pagano. Ambos fueron contratados por el cabildo para realizar las pinturas de dicho altar por el precio de «tres milia duacats da cámara». Todo ello por recomendación expresa del obispo cardenal. De esta manera, la familia Borja y el cabildo catedralicio aparecían como los principales responsables de las novedades artísticas que conoció la pintura valenciana durante el último cuarto del siglo XV. En un documento del 28 de Julio de 1472 el capítulo catedralicio determinaba que: «los dits Mestres prometen e s’obliguen pintar al fresch a estall lo cap de la dita Capella (…). E per seguretat de les dites coses e attendre e cumplir   aquelles, los dits pintors se obliguen donar fi e compliment a la dita obra tots ensemps, e casqu per si…» (Chabás, 1891: 23). Existe también un documento muy semejante firmado unos años más tarde (23-IX-1476), en el que se hace patente la progresiva importancia de Paolo da San Leocadio con respecto a su compañero Francesco Pagano. Por tanto la gran mayoría de los frescos fueron realizados por parte de San Leocadio: «que lo mestre Francisco pinte e obre los capitells e tota la part jussana (inferior) sota aquells, segons forma dels capítols, e lo dit mestre Paulo pintarà e acabarà la part de damunt dels dits capitells, ço és, los apòstols e la maiestat e los seraphins e altres coses necessàries a la dita pintura» (Sanchis,1930-31: 58). Por otro lado, tanto Paolo da San Leocadio como su amigo y compañero Francisco Pagano, aunque en mayor medida San Leocadio, fueron los responsables de los cambios esenciales realizados en la técnica de la pintura del foco valenciano, por lo que la manera de pintar de estos  repercutió en las corrientes del trescientos catalán y sus derivaciones, preparando de esta manera la trayectoria estética de las centurias XVI y XVII.

Además de las pinturas realizadas en la catedral de Valencia, Paolo da San Leocadio realizó otros trabajos a lo largo de todo el País Valenciano como Castelló de la Plana, Gandía y Vila-real, y aunque este fue un artista muy documentado en tierras valencianas no lo fue en Italia, ya que tan solo se han encontrado unos escasos documentos sobre su figura en su país natal, tal como indica el diccionario Bénézit.

Paolo da San Leocadio siempre gozó de buena fama y prestigio. Debido a esto, siempre tuvo muchas atenciones y su vida fue muy cómoda, al igual que la del resto de su familia.  En diversas ciudades como Valencia, Castellón, Vila-real y Gandía, ciudades en la cuales su obra era muy abundante, el maestro Paolo poseía casas francas, estaba exento de pagar impuestos y recibía atenciones muy distinguidas. Todo ello a la altura de un importante pintor de las tierras españolas.

Aunque no se sabe con exactitud, ya que no se han hallado documentos que lo verifiquen, es muy probable que a su llegada a Valencia en el año 1472 Paolo de San Leocadio ya estuviera casado. Se desconoce quien fue su esposa, pero sí se sabe que tuvo un hijo, documentado en el año 1478, llamado Pedro Pablo, el cual nunca trabajó como pintor y fue nombrado su heredero. Posteriormente, Paolo volvió a contraer matrimonio por segunda vez o por primera vez ya documentada en el año 1480 aproximadamente. Fruto de este matrimonio nació su hijo Felipe Pablo de San Leocadio, un conocido pintor valenciano, tal y como afirman Gómez Ferrer y Samper. La madre de Felipe Pablo falleció en Castellón en 1492, donde trabajaba entonces su marido. Tan solo un año después este volvió a contraer matrimonio por tercera y última vez con una noble valenciana llamada Isabel López de Perona, según afirma Tormo, y debía ser ella quien lo acompañó hasta Vila-real en 1513, siendo su fiadora en el contrato firmado por el pintor para la realización del retablo mayor de dicha localidad. Con esta noble tuvo dos hijas, las cuales desconocemos, y un hijo llamado Miquel Joan. Este también se convirtió en pintor y trabajo con su padre en la catedral de Valencia, ya que aparece documentado en el año 1513.

Por otro lado, desde el punto de vista artístico o pictórico, la obra de Paolo de San Leocadio en Valencia se divide en tres etapas bien claras y diferenciadas debido a las diferencias que presentan en el estilo y también a las diversas influencias recibidas en cada una de estas tres etapas.

 

Estilo

En cuanto al estilo y las formas de la pintura de Paolo da San Leocadio, estas se deben a su formación en los talleres de Ferrara, con la grandísima y poderosa influencia del gran maestro Cosme Tura en la primera formación de San Leocadio (Zuffi, 1995) además de los grandes pintores Tura y Roberti. Cabe destacar que estos tres dan una explicación en exclusiva sobre la diversa formación de Paolo da San Leocadio, ya que hay que tener en cuenta la fuerte influencia que tuvo sobre este Andrea Mantegna. Por tanto, es obvio que es entre Ferrara y Padua donde tuvo lugar la formación de Paolo da San Leocadio. Este se empapó de los esquemas pictóricos de Ferrara, y  a pesar de que en Valencia recibió un gran número de influencias posteriores, Leocadio siempre mostró las características propias de la pintura ferraresa en su obra.

En la obra de Tura se aprecian claramente los esquemas compositivos y figurativos de las obras de Paolo da San Leocadio, como por ejemplo, en muchas expresiones de Paolo, el canon disminuido de algunas de las figuras y la peculiar forma de las manos y los pies, los cuales suelen aparecer con los dedos muy finos, además de frágiles. También podemos apreciarlo en las formas parcas del paisaje y en diversas cuestiones cromáticas. Otras características de la pintura de Cosme Tura en la obra de Leocadio son sus ásperas pinceladas, las cuales se mezclan con los inconfundibles perfiles acerados y con tantos reflejos metálicos.

A pesar de esto, la pintura de Tura no fue la única influencia en la formación de Paolo da San Leocadio, ya que como dice Condorelli, este también se nutrió de las aportaciones de Francesco de Cossa, con quien es muy probable que colaborara en los frescos de Schifanoia.

En la obra de Paolo da San Leocadio también se aprecian algunas influencias de la pintura de Ercole de Roberti, con el cual también trabajó en la realización de los frescos del mes de septiembre del Palacio de Schifanoia (Company, 1989),  ya que en estos podemos observar el reducido canon humano que caracteriza la obra robertiana —además de la turiana— y que Leocadio utiliza en algunas de las tablas realizadas en Gandía y Vila-real; también se puede apreciar una gran profusión de actitudes y gestos melodramáticos que otorgan a las figuras representadas una gestualidad muy expresiva. La relación Roberti-Leocadio también puede adivinarse a través de la arquitectura plasmada y también del gran sentido del movimiento, el cual fue adquirido por Leocadio, como puede apreciarse por ejemplo en las tablas del Camino del Calvario en Gandía.

 

Etapas pictóricas

Estas influencias que recibió San Leocadio por parte de los grandes pintores de Ferrara: Tura, Cossa y Roberti, además de la gran influencia del paduano Mantegna, las encontramos presentes en las características formales de la primera etapa valenciana, la cual tuvo lugar entre los años1472-1484 aproximadamente. En esta etapa destacan principalmente la tabla de la Virgen del Caballero de Montesa (1473-1476), una de las obras más importantes sobre tabla del primer Renacimiento hispano; y las pinturas murales del Altar Mayor de la catedral de Valencia, las cuales estaban escondidas tras el aparato barroco que se incorporó al altar mayor a partir del 1647 y fueron redescubiertas en el año 2004. Los frescos, realizados junto a su amigo Pagano, narran diferentes escenas bíblicas que ilustran la vida de la Virgen, y van acompañados por un total de doce ángeles músicos que portan diferentes instrumentos.

Tras la llegada del pintor italiano a las tierras valencianas en el año 1472, es muy probable que este hiciera un viaje de regreso a Italia durante los años 1484-1488. La última documentación de Paolo da san Leocadio en Valencia en la primera etapa es en Junio de 1484. Existe una referencia de 1487 en la catedral de Valencia que habla indirectamente de san Leocadio. Desconocemos el motivo o motivos que impulsaron a Leocadio a realizar este viaje (si es que realmente lo hizo), pero de acuerdo con una sugerencia de Albert Ferrer Orts, es posible que lo hubiera realizado para finiquitar  posibles asuntos familiares en su ciudad natal. Un deseo de tomar pertenencias personales, vender o traspasar hipotéticas herencias familiares, con el objetivo de liquidar todo y regresar para permanecer ya siempre en Valencia, donde falleció en 1520. Este hipotético viaje fue muy importante para la obra de Leocadio, ya que dicho viaje es la respuesta a las influencias de la segunda generación de la pintura ferraresa que se observan en la obra tardía de Paolo da San Leocadio, y en la cuales destacan las figuras de Francesco Francia, Lorenzo Costa y Francesco Mainieri. Por lo tanto, dicho viaje a Italia es un componente muy importante a la hora de poder diferenciar las dos influencias de Ferrara que recibió Paolo da San Leocadio a lo largo de su vida, de la primera etapa ferraresa con Bono, Galasoo, Tura, Cossa, Roberti y la importante figura de Andrea Mantegna; y de la segunda etapa, donde aparecen Francia, Costa y Maineri.

Tras su regreso a Italia, entre los años 1490-1502, se desarrolló la segunda etapa de la obra da San Leocadio. Esta segunda etapa se encuentra a mitad camino entre la atmosfera ferraresa de la segunda producción valenciana y su suave producción típica leocadiana. Las obras más importantes de esta segunda etapa fueron principalmente la tabla de San Miguel del Museu Diocesá d’Oriola, la cual está en paradero desconocido desde el siglo XIII, San Miguel Arcángel (1490-1505), considerada como una de las obras más notables del pintor italiano y de todo el renacimiento español, y la Virgen con el niño y san Juanito (1500-1510), importante obra debido a su calidad técnica.

Seguidamente, se produjo la tercera y última etapa en la obra de Paolo da San Leocadio, la cual se desarrolló entre los años 1502-1519. En esta etapa siguen vigentes los esquemas tanto del Quattrocento español como del italiano. Las obras más importantes y destacadas de la obra de Paolo da San Leocadio pertenecientes a esta tercera etapa son el retablo de El Salvador (1495-1500) en Vila-real, en el cual se observa la influencia Mantegnesca, ferraresa, la de Pagano y los hispanos Osona y Bermejo; y los retablos de Gandía: el Retablo Mayor del Colegiata (1502-1508) y las tablas del monasterio de Santa Clara,1507-1513, de las cuales se conservan tres, el Nacimiento, la Ascensión y la Adoración de los Magos. En estas se observan las formas más características y definitorias de este período.

Cabe destacar que las obras anteriormente dichas de las tres etapas artísticas fueron realizadas por las manos de Paolo da San Leocadio, pero a este también se le atribuyeron varias obras de las que hoy en día se desconoce aún si pertenecen o no a la obra leocadiana. Algunas de estas obras son: Lamentaciones ante Cristo Muerto (1507), Matrimonio Místico de santa Catalina (s.XV), virgen con el Niño y Devotos, la Sacra Conversazione de Londres y la Piedad de Boloña. Hipotéticamente, las dos últimas obras mencionadas, fueron realizadas durante la corta estancia de Paolo en Italia durante los años 1484-1489. En muchas de estas obras se han señalado conexiones con pintores italianos de la escuela de Ferrara y Bolonia como Ercole Roberti, Cosme Tura y Francesco Costa, así como de otros pintores flamencos como Memling, Gerard David y Van Eyck.

Una de las dificultades principales de la pintura de San Leocadio ha sido siempre el intento de unificación o fusión de una sola influencia de Ferrara a lo largo de un recorrido de más de cuarenta años de carrera artística en Valencia. Todo ello sin mencionar su pequeño viaje temporal de regreso a Italia. Por todo esto, resulta muy difícil e inconexa la mezcla tanto de la primera etapa con personajes como Tura, Cossa, Roberti y Mantegna por un lado, y de la segunda etapa con personalidades como las de Francia, Costa y Manieri. Ambas influencias son ferraresas y han influido igualmente en la obra de Leocadio, a pesar de las diferencias temporales y formales que separan ambas tendencias.

Para finalizar, cabe destacar que todas las influencias de Leocadio no son italianas, aunque así lo sean la gran mayoría, sino que este también recibió una gran influencia por parte de grandes maestros valencianos, como Bermejo y Jacomart, debido a sus más de cuarenta años de residencia y trabajo en tierras valencianas.

Paolo da San Leocadio fue una gran figura en el panorama artístico del Renacimiento español, ya que fue el introductor del lenguaje pictórico del Renacimiento en clave paduano-ferraresa dentro de la plástica española. Cuando este llegó a Valencia se trataba de un pintor en vías de plena formación, con un estilo colorista, con las nuevas normas del Renacimiento asimiladas a su formación estética y con un entusiasmo y capacidad de trabajo al servicio de una técnica aceptada, la cual era capaz de entrelazar los elementos necesarios para que sus producciones fueran, con un sello de abundancia en composición y colorido aceptable, prototipo de un círculo estimable y señero en la pintura valenciana. Todo esto se debe a las importantes influencias y el aprendizaje recibido por este en las tierras de Ferrara, con grandes maestros como Cosme Tura, Ercole Roberti y Francesco Cossa, además de la influencia paduana ejercida por la importantísima figura de Andrea Mantegna.

Hasta el momento, en España se había producido un predominio de la pintura hispanoflamenca, con grandes artistas de la talla de grandes nombres como Fernando Gallego, Bartolomé Bermejo o Jaume Huguet. Varios pintores italianos de gran nombre como Francesco Pagano o Riccardo Quartararo fueron los encargados de introducir las primeras huellas del movimiento artístico italiano; pero fue Paolo da San Leocadio  el verdadero iniciador de una importante escuela del Renacimiento italiano en tierras valencianas de fina tendencia italianizante prerrafaelista. Este era un artista extremadamente receptivo y con una extraordinaria capacidad de asimilación pictórica, y fue tanto el instaurador como el difusor de los avances más típicos de la pintura quatrocentista del norte de Italia. Fue en realidad tras la fecunda actividad de más de cuarenta años de trabajo de Paolo da San Leocadio en tierras valencianas que la pintura del Renacimiento en Valencia fue un hecho. Antes, se podría hablar de una «pequeña corriente» que no gozaba de demasiada popularidad y que contendió con la potente y predominante corriente hispanoflamenca. Se producen en este momento dentro de la historia de la pintura valenciana el momento de la ruptura entre la tradición y la modernidad, o lo que es lo mismo, el punto más álgido del enfrentamiento entre la pintura hispanoflamenca y la pintura renacentista. La decadencia de la tendencia tradicional es clara, mientras que el crecimiento es cada vez mayor en aquello referente a los italianismo de Paolo da San Leocadio. A partir de San Leocadio las posiciones quedaran marcadas de manera clara, y aunque continuaron produciéndose ciertas rivalidades con la corriente tradicional, estas no supusieron ningún problema, ya que el estilo y la personalidad de Paolo da San Leocadio sirvieron tanto de influencia como de inspiración de los posteriores pintores valencianos del siglo, como Yánez-Llanos y Vicent Macip, los cuales consolidaron finalmente la pintura del Renacimiento italiano en Valencia. Es por esto que San Leocadio es considerado «el padre del renacimiento español».

La rivalidad artística da San Leocadio con el estilo de los Osona, que muchas veces habrá de ser admitido en varias pinturas y detalles, tienen una culminación perfecta en el estilo de Paolo, rotundo, con un gusto finísimo, exquisito y delicado, con una serie de detalles tan puramente prerrafaelistas que seducen. Paolo da San Leocadio llevó a su paleta la valentía y la delicadeza del colorido, pero con detalles tan interesantes como los dibujos del paisaje, las pinceladas cargadas de detalle, hermanando lo esencial de las escenas con la expresión armónica de lo hispánico, sazonado con formas puramente itálicas.

Finalmente se calcula que la muerte de Paolo da San Leocadio tuvo lugar en el año 1519-1520 debido a la desaparición de su nombre en los archivos a partir 1519 y de su última nota documental 1520. Según las fechas, debió morir a la edad de 73 años en Valencia. Tuvo una vida muy longeva para la época y la gran mayoría (más de cuarenta años) tuvo lugar en tierras valencianas.

 

Conclusión

Paolo da San Leocadio fue uno de los pintores más importantes del primer Renacimiento hispano, ya que este fue el incursor de este movimiento en tierras hispanas, y principalmente en el País Valenciano. El gran prestigio que adquirió este afamado pintor italiano en España se debe en gran parte al cardenal Rodrigo Borja, el cual trajo a San Leocadio a España para realizar los frescos de la catedral de Valencia, por lo que a partir de estos adquirió gran fama;  y en parte también a las importantes influencias y el aprendizaje recibido por este en las tierras de Ferrara, con grandes maestros como Cosme Tura, Ercole Roberti y Francesco Cossa, y la influencia paduana de parte de la importantísima figura de Andrea Mantegna. No podemos olvidar también que este trabajó en Valencia durante más de cuarenta años, por lo que su pintura, realizada con un inconfundible sello italianizante, también presenta influencias de maestros hispanos como Bartolomé Bermejo y los Osona.

Paolo da San Leocadio fue un pintor muy afamado y considerado en tierras hispanas, pero cabe destacar que este apenas realizó trabajos en tierras italianas. Consiguió labrarse un gran nombre dentro de la plástica hispana en un momento en el que predominaba claramente la corriente hispanoflamenca, dentro de la cual había grandes nombres como Fernando Gallego, Bartolomé Bermejo o Jaume Huguet. Este consiguió además junto con otros contemporáneos suyos, introducir las bases de la plástica renacentista en España, la cual se basaba en formas clásicas y elegantes. La presencia de San Leocadio en Valencia supuso un buen trasvase de ciertos influjos renovadores que incidieron en artistas coetáneos como Vicent Macip, Fernando Llanos o Yáñez de Almedina, por lo que cabe resaltar que contribuyó de manera positiva al enriquecimiento y progreso de la escuela valenciana, la cual se convirtió en la punta de la lanza de la pintura española renacentista, y de la que a la larga el propio San Leocadio  se impregnará de las peculiaridades de esta escuela.

Por todos estos motivos, Paolo da San Leocadio fue y sigue siendo considerado el padre del primer Renacimiento español.

 

 

Catálogo

Primera etapa pictórica (1472 - 1484)

·      La Natividad, 1472-1476, fresco sobre muro, restaurado y acoplado a su soporte sobre tela y situación actual en 1899, se encuentra en el pasillo de la Capilla del Santo Cáliz. Catedral de Valencia. Fue realizada por Francesco Pagano y Paolo da San Leocadio como prueba al fresco previa a la contratación de las pinturas murales del altar mayor, presenta el tipo iconográfico del nacimiento de Jesús situada en el interior de un edificio clásico en ruinas, con un paisaje montañoso al fondo, con la Virgen y san José en el centro de la composición y dos pastores en el lado derecho. Cabe mencionar las «formas arquitectónicas que sirven de fondo muy similares a las que podemos ver en los frescos del Salón de los Meses del Palacio Shifanoia» (Company, 1987: 37).

·      Pinturas murales de la bóveda del Altar Mayor de la catedral de Valencia, 1472-1981, fresco sobre muro, de aprox. 158 m2. Redescubiertas en 2004 bajo el recubrimiento barroco de la bóveda incorporado en 1674, fueron realizadas formando parte de la decoración del presbiterio junto con un Cristo en Majestad y los doce apóstoles. Aunque con la colaboración de Francesco Pagano son mayoritariamente obra de Paolo da San Leocadio, y según consta en el contrato debía pintarse «un tron de seraphins», doce ángeles ricamente vestidos, con sus alas extendidas y «sembrades d’or fi e de belles colors».

·      La Virgen del Caballero de Montesa, obra de 1473-1476, es una tabla de técnica mixta: óleo y temple (102 x 96 cm.), conservada en el Museo del Prado. Presenta a la Virgen con el Niño sentados sobre un trono con fondo arquitectónico, con san Benito a la izquierda, y san Bernardo y el donante a la derecha.  Una posible identificación del donante es la de Lluis Despuig, Maestre de la Orden de Montesa entre 1472 y 1482.

·      La Virgen de Gracia, (1482-1484), es también una tabla con técnica mista (210 x 139 cm.), conservada en la Iglesia de San Miguel, Enguera, Valencia. Originalmente formaba parte de un retablo —desaparecido—, dedicado a la Virgen de Gracia. Muestra a la Virgen entronizada sobre un fondo dorado y flanqueada por cuatro ángeles músicos con las imágenes de los donantes a los pies.

·      El Salvador y La Dolorosa, 1482-1484, óleo y temple sobre tabla, 34 x 25 cm. respectivamente, Museo del Prado, Madrid. Salvador barbado, con túnica verdosa, manto rojo y nimbo crucífero transparente y Virgen con manto blanco y túnica roja, cubierta con velo transparente.

·      La Anunciación y La Adoración de los Magos, 1485, óleo y temple sobre tabla, 17 x 30 cm., colección particular y Museo Bonnat, Bayona, respectivamente. Ambas obras seguramente pertenecientes a un mismo retablo, la primera presenta la escena de la Anunciación con el arcángel san Gabriel y la Virgen María y la segunda La Adoración de los Magos, con paisaje y arquitectura de fondo.

Estancia en Italia (1484-1488)

·      Sacra Conversazione, 1485-1490, óleo sobre tabla, 43,5 x 23,3 cm., National Gallery, Londres. Con un fondo de jardín enmarcado con arquitectura clásica, en primer plano aparece la Virgen con el Niño, y detrás desdobladas de forma progresiva, santa Catalina, santa Ágata y santa Lucía y finalmente en un último plano san José.

·      Las Piedades de Bolonia y Madrid, 1485-1495, óleo sobre tabla, 23,5 x 30 cm. y 44 x 31 cm. respectivamente, colección particular, Bolonia y Madrid. En ambas aparece Cristo muerto sostenido por dos ángeles y con un sepulcro con decoraciones clásicas, la de Bolonia sobe un fondo indefinido y la de Madrid sobre un espacio abierto con paisaje.

Segunda etapa (1489-1502)

·      San Miguel Arcángel, 1490-1505, óleo sobre tabla, 183 x 136 cm. Museo Diocesano, Orihuela. Muestra un san Miguel sobre un fondo de peñascos, vegetación y edificaciones, ataviado con armadura y dotado de escudo y lanza pisando al demonio derrotado.

·      Christus Patiens y El Caballero de Montesa, 1495-1500, óleo sobre tabla bifronte, 38 x 24,2 cm. cada una, verso y reverso, colección Serra de Alzaga, Valencia. Ala de un díptico encargado seguramente por el anónimo caballero de la Orden de Montesa en el que destaca la figura de Jesús apoyado sobre el sepulcro y sostenido por cuatro ángeles alados, sobre un paisaje de fondo que muestra la cruz vacía de Jesús, el descendimiento de Dimas, ya en el suelo, y Gestas en el momento en ser descolgado. En el dorso el retrato de un anónimo caballero de Montesa, en estado de conservación bastante deficiente.

·      La Oración en el Huerto, 1490-1501, óleo sobre tabla, 165 x 125 cm., colección particular. Primera de las cinco tablas conocidas con el mismo tema, donde Jesús en actitud orante aparece en una escena abierta, donde un ángel desde el cielo lo consuela y  los apóstoles Pedro, Santiago y Juan duermen en el suelo. En segundo plano, otro grupo de apóstoles duerme y al fondo Judas y un soldado

·      San Tadeo y San Felipe, 1490-1501, óleo sobre tabla, dimensiones desconocidas, colección José Navarro Alcácer, Valencia. San Tadeo y san Felipe con sus atributos iconográficos.

·      La Virgen de la Leche, 1500-1505, óleo sobre tabla, 39 x 27 cm. Monasterio de las Descalzas Reales, Madrid.  También conocida como Virgen del Milagro, presenta a la Virgen amamantando al Niño.

·      El Cristo de Polonia, 1490-1501, óleo sobre tabla, 50,5 x 47 cm. Museo de Naradowe, Poznan, Polonia. Salvador Eucarístico con dudas en su atribución a Paolo da San Leocadio.

·      El Calvario, 1490-1501, óleo sobre tabla, 45 x 35 cm. colección Vilanova Ibáñez. Crucifixión de Jesús con la Magdalena a los pies de la cruz, con paisaje y arquitectura medieval al fondo

·      La Virgen con el Niño y San Juanito, 1500-1510, óleo sobre tabla, 59,7 x 45 cm. Museo de Bellas Artes de Valencia. Tabla con la Virgen y el Niño en brazos y San Juanito arrodillado en la parte inferior izquierda. Al fondo un delicado paisaje con vegetación y una exedra con una escultura.

Tercera etapa etapa (1502-1519)

·      Retablo del Salvador, 1495-1500, óleo sobre tabla, 279 x 287 cm. el cuerpo central sin predela, 66 x 249 cm. la predela, Iglesia arciprestal de San Jaime, Vila-real. En el cuerpo central, de izquierda a derecha, santa Úrsula, el Salvador con un libro abierto en las manos y la bola del mundo a sus pies y santa Eulalia. En el ático, una Anunciación. En las polseras, subiendo de izquierda a derecha, san Juan Bautista, san Francisco de Asís, santa Margarita de Antioquía, santa Lucía, santa Ágata, santa Bárbara, san Gil y san Sebastián, también aparecen dos escudos de los comitentes de la obra. Y en la predela, de izquierda a derecha, la Oración en el Huerto, la Flagelación, la Crucifixión, la Piedad y el Santo Entierro.

·      Retablo Mayor de la Colegiata de Gandía, 1502-1508, óleo sobre tabla, medidas aproximadas del conjunto, 800 x 600 cm. desapareció en 1936. El retablo en su conjunto estaba dedicado a los Siete Gozos de la Virgen. Formado por veintitrés tablas diferentes, constaba de tres calles en el cuerpo central con un total de ocho tablas en tres pisos, predela con cuatro tablas, y polsera con once tablas. En la calle central tenía una talla con la Virgen y el Niño, atribuida a Damián Forment y por encima de ésta, el Tránsito de la Virgen y en el ático la Crucifixión. En las calles laterales, de arriba abajo, la Anunciación y el Nacimiento, la Epifanía y la Resurrección, Pentecostés y la Ascensión. En la predela, la Oración del Huerto, el Camino del Calvario, el Descendimiento y el Santo Entierro. Y en la polsera, además de los escudos de los Borja y los Enriquez, promotores de la obra, contando por parejas, de abajo arriba y de izquierda a derecha, san Juan Bautista y san Juan Evangelista, san Sebastián y san Fabián, san Francisco y san Jerónimo, san Bernardo y san Agustín, san Miguel y el Ángel Custodio y Dios padre en el remate superior.

·      Crucifixión, 1502-1508, óleo sobre tabla, 94 x 60 cm., desaparecido. Conservado en la sacristía de la Colegiata de Gandía hasta 1936, fue realizada en el mismo periodo que el retablo. Presenta la crucifixión de Cristo, con Dimas y Gestas a los lados y las Marías en primer término. Al fondo, un paisaje con figuras y arquitectura medieval.

·      Tres representaciones de Cristo Nazareno, 1500-1515, óleos sobre tabla, la primera de 66 x 48 cm. en la Sanz de Bremond, la segunda de 74 x 53 cm. en el Monasterio del Corpus Christi e iglesia del Santo Cristo del Hospital en Vila-real y la tercera de 52 x 42,5 cm. en Arxiu de la Catedral de Barcelona. Tres representaciones de Cristo Nazareno prácticamente idénticas a las de Francesco Mainieri en Italia, que sugieren un posible segundo viaje de Paolo a Italia.

·      Tablas de Monasterio de Santa Clara, 1507-1513, óleos sobre tabla, la Resurrección, Pentecostés y la Muerte de la Virgen, desaparecieron en 1936; el Nacimiento, la Ascensión y la Adoración de los Magos, de 132 x 86 cm. cada, se conservan en el Monasterio de Santa Clara de Gandía. Todas ellas formando parte de un gran retablo del que sólo se conservan las tres tablas mencionadas. El Nacimiento en el que sobre un fondo de arquitectura clásica y paisaje, aparecen san José, la Virgen y el Niño, con tres pastores en actitud de oración. La Ascensión, con Cristo alzado sobre un peñasco, alrededor del cual se distribuyen María la madre de Jesús, María Magdalena y los apóstoles. La Adoración de los Magos, sobre un marco abierto, en el que una edificación clásica y un paisaje aparecen al fondo, muestra al Niño en el centro y a su alrededor, la Virgen María —identificada como la duquesa María Enríquez—, san José y los Reyes Magos —en el que se ha identificado al rey Gaspar con el duque Juan de Borja—.

·      Oración en el Huerto y la Lamentación, 1500-1512, óleos sobre tabla, 93,5 x 68,7 cm. en colección particular y 90 x 67 cm. en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona. Posiblemente ambas formando parte de la misma predela de alguno de los retablos del Monasterio de Santa Clara o del Palacio Ducal. El la Oración en el Huerto, Jesús, arrodillado recibiendo el cáliz de un ángel, ocupa el centro de la composición, Pedro Juan y Santiago, adormecidos en primer término, en el fondo a la derecha, el resto de los apóstoles, Judas y los soldados, a la izquierda, y montañas, vegetación y una ciudad al fondo. En la Lamentación sobre unas montañas y un perfil arquitectónico al fondo, muestra a Jesús y las Marías a su alrededor.

·      Virgen con el Niño y San Juanito, 1500-1512, óleo sobre tabla, medidas desconocidas, colección particular. Similar a la tabla del Museo de Bellas Artes de Valencia, pero con mayor detalle en el fondo, con la Virgen y el Niño en brazos y san Juanito de rodillas.

·      Sagrada Familia con San Juanito, 1500-1515, óleo sobre tabla, 65,5 x 46,5 cm., colección particular Laia-Bosch. Representa a la Sagrada Familia en primer término acariciando al Niño Jesús y a san Juanito, ambos dispuestos sobre una piedra y por detrás un seto florido. Al fondo un paisaje con arquitecturas.

·      Oración en el Huerto, 1500-1512, óleo sobre tabla, 132 x 115 cm., colección Montortal. Otra versión de la Oración en el Huerto, repitiendo el esquema de otras obras anteriores.

·      La Anunciación, 1505-1519, óleo sobre tabla, 109,6 x 86 cm., colección Serra de Alzaga. Escena del anuncio del arcángel Gabriel a María en un vestíbulo clásico y un típico patio valenciano al fondo.

·      Nacimientos de la colección Despujol y de la Catedral de Valencia, 1510-1519, óleos sobre tabla, el primero sin medidas conocidas y el segundo 131 x 153 cm. El Nacimiento de la colección Despujol con marco barroco y predela con la Visitación, Christus Patiens y San Jerónimo y San Onofre, con una diminuta Anunciación en los extremos superiores y un remate superior con San Jerónimo haciendo penitencia. El de la Catedral es muy similar pero con tres pastores en lugar de dos.

·      Abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada, 1510-1519, óleo sobre tabla, 167, 5 x 88, 5 cm., Museo del Hermitaje, San Petersburgo. San Joaquín y santa Ana en primer término, lujosamente vestidos, ante la puerta dorada de Jerusalén en el momento de darse el beso y abrazo, mediante el cual María será concebida pura e inmaculada. Detrás un siervo de san Joaquín llevando un cordero a sus espaldas. Al fondo un paisaje, con un pastor, tres reses, un rebaño de ovejas, san Joaquín recostado y un ángel en el cielo.

·      Tablas del Retablo de Santiago, 1513-1519, óleos sobre tabla, distintas medidas, Iglesia arciprestal de Vila-real. Seis tablas que formaban parte del retablo mayor de la iglesia arciprestal de Vila-real temáticamente relacionadas con el apóstol Santiago y que secuencialmente representan la Predicación del Apóstol Santiago (140,5 x 120,5 cm.), Santiago, acusado y hecho prisionero por el sacerdote Abiathar, es presentado ante el rey Herodes Agripa (140, 5 x 120, 5 cm.), el Martirio y decapitación de Santiago (130, 5 x 120,5 cm.), el Cuerpo de Santiago llevado ante la reina Lupa (135 x 120, 5 cm.), el Milagro del joven Jacob, o Lupario (129, 5 x 120, 5 cm.) y Santiago en la Batalla de Clavijo (134, 5 x 134, 5 cm.).

 

 

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