LUCA SIGNORELLI
Esther Marquiegui Aramburu Universitat de València En un intento de «pincelar» a Luca Signorelli, se pueden diferenciar seis fases pictóricas,
cada una de ellas con rasgos diferenciadores la una de la otra. Esta división
es cronológica, es decir se trata de analizar la evolución del pintor
analizando las obras más relevantes de cada periodo. Para todo ello, me he
basado en el libro de Antonio Paolucci (Vid. bibliografía). Los primeros años: Urbino Las primeras obras de Luca Signorelli son el estandarte de procesión con la Flagelación
y la Virgen con el Niño y los ángeles.
Se advierte aquí la influencia del ambiente artístico de Urbino, que giraba
en torno de Piero della Francesca. La formación con
el maestro le había llevado a Urbino. Éste era uno de los talleres artísticos
más refinados de Italia. Signorelli estuvo en
contacto con artistas como Bramante, Melozzo da Forlí, Ercole Roberti y Botticelli. De esta coyuntura sacó toda la
utilidad posible adoptando una fórmula estilística ingeniosa y artificiosa al
par que ecléctica. También es de esta época (1477-1480) la
decoración de la Sacristía de la Cura en la Basílica de Loreto. Más que la
bóveda en la que ángeles botticellianos se alternan
con Evangelistas y doctores de la Iglesia, llama la atención las paredes de
la sala octogonal, pintadas al fresco con figuras de Apóstoles colocadas
frente a frente, dispuestos de dos en dos sobre cada una de las paredes.
Destacan la Incredulidad
de Santo Tomás y la Conversión
de San Pablo. El conjunto
de la figuración está acentuado con un énfasis dramático y lleno de
teatralidad. Como decía Scarpellini: “se entra en
la Sacristía de Loreto como en un espectáculo en plena acción, y se tiene la
impresión de que Signorelli hace girar sus
gigantescas figuras, amenazantes sobre el proscenio, como en un escenario
giratorio”. Época romana: frescos de la
Capilla Sixtina Entre los titulares de la empresa
umbro-toscana (Cosimo Roselli
y Botticelli, Ghirlandaio y Perugino)
que el 27 de octubre de 1481 asumieron el compromiso de decorar con escenas
bíblicas las paredes laterales de la capilla, no figuraba el nombre de Luca Signorelli, sin embargo su participación está
testimoniada por Giorgio Vasari. La pintura mural
que representa el Testamento y Muerte de Moisés se atribuye a
Luca Signorelli por la caracterización anatómica y
el acentuado patetismo. Sin embargo,
también es válida la hipótesis de Salmi, que
atribuye el fresco a Bartolomeo della
Gata. Madurez artística Pese al papel marginal desempeñado en la decoración
de la Capilla Sixtina, el haber entrado en contacto con los protagonistas de las nuevas
orientaciones pictóricas umbras y toscanas fue, para Luca Signorelli
de suma importancia. Después del periodo de Urbino y tras la experiencia
romana, Signorelli se podía considerar al día de
las principales tendencias. El Retablo de San
Onofre de la Catedral de Perugia, pintado en 1484 para el obispo Vagnucci, representa el punto culminante de todas las
experiencias acumuladas hasta entonces y da paso a su madurez pictórica. El
retablo es un catálogo de alusiones estilísticas. Se ha notado cómo la idea
de la sacra conversación, dispuesta en dos planos, y aun la misma tipología
del trono, orientan hacia modelos compositivos más véneto-paduanos y
ferrareses que florentinos. Puede que se trate de un homenaje de Signorelli a Ercole Roberti. También hay influencias de Lippi
y Donatello en la figura de San Lorenzo, mientras que San Juan Bautista, con
su gesto intensamente patético, evoca el modo de Perugino.
El tierno y delicado ángel recuerda a Botticelli y el pequeño florero en
primer plano a Hugo van der Goes. El recuerdo de
Piero della Francesca está presente en la serena
majestuosidad de la Virgen sentada en su trono y en el obispo leyendo que
recuerda a San Agustín de Lisboa no solo en la monumentalidad de la figura
piramidal envuelta en la capa pluvial, sino también en la idea del eslabón
bordado que ilustra distintos episodios evangélicos. La pequeña tabla con el Nacimiento de San Juan Bautista evoca
el pleno dominio de un ágil lenguaje florentino-lippesco
perfectamente interpretado, y reminiscencias de interiores domésticos y
luminosas, sugestiones de Piero della Francesca,
apreciable también en la figura a contraluz que asoma por la puerta abierta a
la izquierda, y la poética modulación de las sombras en el interior de la
habitación. En la Circuncisión de Volterra,
1490, Signorelli supo traducir las más solemnes
ideas de Piero della Francesca: expresividad,
monumentalidad y elocuencia. Por esos mismos años, Signorelli,
pintó la Educación de
Pan, una tabla conservada en el Kaiser
Friedrich Museum de Berlín que en 1945 fue
destruida debido a la segunda guerra mundial. Del mismo clima cultural que la Educación de Pan es la Virgen con el Niño. La Virgen
está representada sentada en un prado florido, sobre un fondo de jóvenes
atletas. La obra está coronada por las imágenes monocromas de San Juan
Bautista y dos profetas. Sabemos por Vasari que la
tabla fue donada por el pintor a Lorenzo el Magnífico y, en efecto, la obra
parece pensada expresamente para complacer el imaginario religioso intelectualizante y filosófico empapado de platonismo y
clasicismo de la corte de los Medicis. También hay
alusiones a los adamitas de Piero della Francesca
como el joven visto de espaldas al fondo. Los elementos arqueológicos son
homenajes a la pintura flamenca y, sobre todo, hay una atención a la búsqueda
leonardesca; el prado florido del primer
plano, los colores atenuados
y la sensibilidad por los efectos
del claroscuro. Luca Signorelli
alcanza el ápice de la sutileza expresiva y de la calidad pictórica en torno
a 1490. La
Anunciación de la
Pinacoteca de Volterra, firmada y fechada en 1491,
está inspirada en la de Piero della Francesca. Signorelli imagina, como Piero della
Francesca, a la Virgen de pie en un soportal primorosamente decorado, en
actitud de retroceder, turbada, frente al mensajero que avanza de perfil.
Pero, respecto al prototipo de Piero, los divinos protagonistas aparecen
caracterizados por una teatral vivacidad de movimientos, especialmente el
ángel que recuerda el patetismo tierno y fulgurante de Filippino
Lippi, mientras las sutiles luces y sombras que
cobijan a la Virgen recuerdan a flamenquismos contemporáneos de Ghirlandaio. Otro retablo de esta época es Virgen
entronizada con santos, 1491 y un Retrato viril. A partir de los últimos años de esta centuria,
el campo de acción de Signorelli ya no es Florencia
sino Umbria, con particular predilección por Città di Castelo, Urbino y la provincia de Siena, donde
ejecutó el ciclo de frescos con las Historias de la vida de San Benito en el
claustro de Monteoliveto Maggiore.
Es muy probable que Luca se alejara de Florencia a raíz de la caída de los Medicis en 1494. Pero ello no frenó su intensa producción
artística. Características comunes a las numerosas obras que cierran el siglo
XV son el robustecimiento formal, un brusco viraje hacia tonos patéticos y
populares, la búsqueda de efectos dramáticos, a veces caracterizados en
sentido humorístico. Como si él tratara de adaptarse a la expectación de
comitentes nuevos que por sensibilidad y cultura eran muy diferentes a las
minorías selectas de Florencia. Da fe de ello la desenvoltura con que retoma
motivos de Perugino, Ghirlandaio,
Hugo van der Goes y Pollaiolo. De la tabla con el Martirio de San Sebastián, obra
que en la predela, hoy perdida, llevaba la fecha de 1498, destacan las
sombras densas, las musculaturas, las armas, así como las expresiones
taciturnas de los arqueros ocupados en martirizar al santo. En el fondo, destaca el paisaje. Se representan ruinas
romanas, el tranquilo valle umbro rodeado de montañas y a la derecha un burgo
italiano con las casas en perspectiva, cortado en dos por la calle llena de
soldados y caballos. También son de este periodo la serie de
retratos de la familia Vitelli, señores de Città di Castelo. Luca Signorelli
se presenta mucho más convencional conjugando la tradición florentina del
retrato heroico con la tradición umbra de gestos melancólicos y fondos
paisajísticos idealizados. Uno de los temas más frecuentes en la
producción de Signorelli es el de la Virgen con el
Niño o la Sacra Conversión en un tondo. Se pueden señalar la Virgen con el Niño entre San Jerónimo y
San Bernardo, Virgen con el Niño, San José y una santa, y
la Sagrada Familia entre otras. El ciclo de Monteoliveto Este ciclo corresponde a los frescos con
las Historias
de la vida de San Benito, en el Claustro Grande de Monteoliveto
Maggiore. Se trata de un grupo de diez episodios
que Signorelli, con la colaboración de su taller,
ejecutó entre 1497 y 1498. Signorelli fue llamado a
Monteoliveto por el abad general de la congregación
benedictina de Monteoliveto, fray Domenico Airoldi de Lecco. Signorelli
se muestra más sereno y menos dramático. Destacan ciertos detalles naturalísticos, como el telón de fondo representado en la
escena de San Benito evangelizando a los habitantes de Montecassino. La obra maestra de la serie es el
episodio de los dos monjes que habiéndose detenido a comer fuera del
monasterio, serán amonestados por San Benito por haber violado la regla. El
interior de la posada está descrito con una atención aguda, destacando el
realismo descriptivo con el que Luca Signorelli
pinta la escena. La
capilla de San Brizio de Orvieto Signorelli
marchó a Orvieto donde produjo su obra maestra: los
frescos en la capilla de San Brizio. Las obras de Signorelli en las bóvedas y en las paredes superiores representan
los acontecimientos referidos al Apocalipsis y el Juicio Final. Las escenas
comienzan con la Predicación del Anticristo, y pasó a la Resurrección de la
carne y el Juicio Final. Los acontecimientos del Juicio Final llenan la
bóveda y las paredes alrededor del altar: Paraíso, los Elegidos y los
Condenados, el Infierno, la Resurrección de los muertos y la Destrucción de
los réprobos. Estos frescos están inspirados, en gran parte, en la Divina Comedia de Dante. Se realizaron
entre 1499 y 1502 y constituyen los capolavori de Luca Signorelli debido a la violencia expresiva, la
crudeza de la realización pictórica y la complejidad iconográfica. La involución de los últimos
años En las últimas obras, Signorelli
sufre un confuso eclecticismo en su estilo. Esto no quiere decir que en la
fase tardía de su itinerario artístico no haya obras dignas de admiración.
Forma parte de esta reducida categoría la tela de los Oficios que representa
la Crucifixión
con la Magdalena, fechable entre 1502 y 1505. Aquí se representa un
Cristo sombrío y gigantesco suspendido sobre una aldea irreal. Destaca
también el fondo; a la izquierda se representa un poblado de ruinas
arqueológicas y recuerdos romanos como el Castel Sant Angelo.
A la derecha, se representa una pirámide humana que se apiña en torno a la
cruz del Gólgota para bajar el cuerpo del Salvador. La macabra naturaleza
muerta en el primer plano también llama la atención con la calavera habitada
por una lagartija. De la misma época de la tela de los
Oficios es el estandarte de procesión del Museo Cívico de Sansepolcro.
En una de sus caras, se representa la Crucifixión y en la otra a los Santos Eloy y
Antonio Abad con los cofrades que había encargado la obra
arrodillados. En la cara que representa la Crucifixión se pone de relieve la refinada gama de colores
utilizada, y el detalle de las trasparencias de los velos blancos de las
mujeres. También llama la atención el paisaje con las rocas fantásticas, las
nubes irreales y las arquitecturas en perspectiva. En el reverso, los santos
Antonio abad y Eloy dominan la escena y aparecen con sus respectivos
atributos iconográficos como son, para san Eloy, la pata cortada del caballo
y la herramienta de trabajo. Los devotos tienen proporciones minúsculas
respecto a las de los sagrados personajes. Luca Signorelli,
en 1507, aceptó pintar con la ayuda de su taller una estructura de madera ya
tallada y dorada en formas góticas: el Políptico
de Arcevia. Aquí Signorelli
coloca un increíble catálogo de alusiones e influencias sumamente dispares.
El Padre Eterno bendiciendo tiene sus antecedentes iconográficos en la
pintura flamenca, san Sebastián refleja una idea leonardesca
codificada por Vinceszo Civerchio,
san Roque evoca la manera de Crivelli, mientras que
en la predela, la Huida a Egipto deriva de un grabado de Durero,
la Anunciación y la Adoración de los Magos han sido tomadas de los análogos
episodios pintados por Rafael en 1504 para la iglesia de San Francesco de Prato, Perugia. El Políptico
de Arcevia revela la involución, en parte
arcaizante en parte repetitiva y confusamente ecléctica, que caracteriza la
última fase de la carrera artística de Signorelli. También pertenece a esta época la obra Comunión de
los Apóstoles, fechada en 1512 y su última obra conocida, Virgen con el Niño y santos. Esta obra la
encargó san Jerónimo de Arezzo en 1519,
terminada poco antes de su muerte en 1523. Se trata de una obra de
calidad mediocre, testigo de una irremediable decadencia. En síntesis: sus caracteres
formales estilísticos Una vez trazada la trayectoria, podemos
sintetizar ésta diciendo que Luca Signorelli fue un
aventajado discípulo de Piero della Francesca del que
aprendió su tratamiento de la perspectiva, mientras que su pericia en el
dibujo de la anatomía se debe al influjo de Antonio del Pollaiuolo.
Completó su formación con breves estadías en Florencia. Al interesarse por el
arte florentino, pronto se diferenció de Piero della
Francesca debido a su capacidad de plasmar el movimiento. Signorelli
ya desde sus obras juveniles presenta un lenguaje original que a la serena
espacialidad pierfrancescana aúna el vibrante
dinamismo lineal de Pollaiolo y del Verrocchio. Al ir a Roma en 1482, trabajó en la
realización de parte de los frescos de la Capilla Sixtina. Tras su estadía en
Roma, ya de regreso a su ciudad natal, puede decirse que Signorelli
realiza las primeras obras de su madurez, caracterizadas por las formas angulosas,
los colores intensos y un especial talento dramático en el uso de la luz. De
este modo, entre 1484 y 1490 Signorelli realizó
numerosas obras de composición cada vez más compleja, siendo culminante su
arte en su desempeño como fresquista. Sus grandiosos ciclos comenzaron por la
abadía del Monte Oliveto Maggiore.
Signorelli marchó a Orvieto
donde produjo su obra maestra, los frescos en la capilla de San Brizio. Los últimos años, sin embargo Signorelli
sufre un eclecticismo estílistico, y realiza obras
de inferior categoría. Lo que está claro es que Signorelli trataba los temas con especial libertad. La
utilización de los efectos lumínicos, así como el dramatismo de muchas de sus
composiciones, confieren a su obra un elevado valor dentro del Renacimiento.
De hecho, la apasionada violencia expresiva, la crudeza de la realización
pictórica y la complejidad iconográfica de Signorelli
son los precedentes más
significativos de Miguel Ángel y Rafael. BIBLIOGRAFIA ·
Crutwell, M. Luca
Signorelli, E-text prepared
by THIERRY ALBERTO, Brownfox, and the Project
Gutenberg Online Distributed Proofreading Team. (http://www.pgdp.net) Release
Date: January 9, 2009 [eBook #27759]. <http://www.gutenberg.org/files/27759/27759-h/27759-h.htm#CHAPTER_V> · Paolucci, A.,
[1992] Luca Signorelli
Florencia, Ediciones Scala · Vasari, G.,
[2002] Las Vidas de los más excelentes
arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue
a nuestros tiempos, Madrid, Cátedra. · <http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Luca_Signorelli>
10/11/12 |