UN LUGAR EN ESTE MUNDO*
Ricardo Jarast**
"Los hombres van y vienen pero la tierra
permanece"
Eclesiastés, I, 4
Enayat y Jamal son dos jóvenes primos afganos que malviven en un campo de
refugiados en Pakistán. Jamal, a duras penas saca dinero de su trabajo en una
fábrica de ladrillos. Su primo Enayat trabaja en el puesto que su familia tiene
en el mercado. Para darle la oportunidad de una vida mejor deciden mandar a
Enayat a Inglaterra, la tierra prometida. Jamal, huérfano, convence a su tío de
que a él también deberían enviarlo allí. Así Enayat y Jamal, inician un
peligroso viaje, poniendo sus vidas en manos de las mafias de traficantes de
personas y siguiendo la vieja ruta de la seda.
“In this World” (En este mundo), dirigida
por el inglés Michael Winterbottom, ganó en el 2003 el Oso de Oro a la mejor
película en el Festival de Cine de Berlín.
Se inspira en la muerte de 58 inmigrantes chinos que
aparecieron asfixiados en un contenedor al intentar entrar ilegalmente en
Inglaterra.
En la película,
Enayat muere en un contenedor. Jamal sobrevive, llega a Londres y llama por
teléfono a su tío. Éste le pregunta por Enayat: "No está en este
mundo", contesta Jamal.
La película es una profunda reflexión sobre el problema del
asilo.
Aunque los dos jóvenes interpretan un papel, ellos son
genuinos refugiados afganos.
Finalizado el
rodaje y tras el regreso al campo de refugiados en Pakistán, uno de ellos,
Jamal Udin Tourabaz, con sólo 15 años, decidió utilizar el dinero del film para
hacer el viaje, esta vez real y en avión. Su solicitud de asilo fue rechazada y
sólo un permiso especial de última hora le permitió permanecer en Londres hasta
cumplir los 18 años.
El
Mediterráneo, el Mare Nostrum que baña Andalucía en los últimos años se ha
convertido en un gigantesco cementerio.
La llegada de cuatro millones de inmigrantes en pocos años,
ha transformado a la sociedad española.
En Madrid uno
de cada seis habitantes es inmigrante. Los ecuatorianos son los más numerosos.
"Cuando salí de mi tierra
volví la cara llorando
porque lo que más
quería
atrás me lo iba
dejando";
cantó Juanito Valderrama en "El emigrante", en
1947. Hasta mediados de los años 70, la emigración fue para los españoles una
tradición social. El vuelco espectacular de España como país de emigración a
país de inmigración, no se debe sólo a una coyuntura económica sino que forma
parte de un vasto proceso de cambio mundial, histórico y político.
En Almería, en
El Ejido, 5 años atrás, se dieron situaciones de violencia que van quedando
como marcas sintomáticas de nuevos problemas en la sociedad.
La migración es
un cambio de tal magnitud que pone en riesgo la identidad. La pérdida de
objetos es masiva, incluyendo los más valorados y a los cuales están ligados
recuerdos e intensos afectos: personas, lugares, idioma, costumbres, trabajo,
medio social y cultura. Los crueles atentados del metro de Londres, perpetrados
por inmigrantes paquistaníes de segunda generación, mueve a Sami Naïr a
escribir: "El multiculturalismo en sí no es un problema, sino que el suelo
sobre el que reposa es pantanoso, ya no existe la pertenencia común".
En la medida en
que el individuo pueda ir elaborando la experiencia de su migración a lo largo
del tiempo, pudiendo integrar los aspectos y sentimientos negados y disociados,
habrá crecido lo suficiente como para poder padecer su dolor. Tendrá un mayor
conocimiento de la experiencia que ha vivido. No será sólo un conocimiento
intelectual sino más vivencial. No sólo sabrá que emigra, sino que será un
emigrante. Su yo-piel se reconstituirá (Anzieu, Jarast). Ser un emigrante
implica asumir profundamente la responsabilidad inherente a esa condición.
Etimológicamente,
el término "duelo" significa "dolor" y también
"desafío o combate entre dos". Estas dos acepciones son aplicables a
los que emigran, ya que experimentan dolor por lo que dejan y afrontan un
desafío ante lo que les espera (Grinberg y Grinberg).
Las crisis son
períodos de transición que representan para el individuo, a la vez una ocasión
de crecimiento, como también un peligro de aumento de vulnerabilidad a la
enfermedad mental.
Si bien Winnicott (1971) sostenía que la continuidad de la
existencia está asegurada por la herencia cultural, la aparición de una crisis,
con un significado de "ruptura", parece demostrar que la herencia
cultural no basta por sí sola para asegurar dicha continuidad. Esto ocurre en
la migración o en otros acontecimientos simbólicamente significativos de la
vida, como la transición adolescente, la migración de la niñez a la adultez.
Winnicott
considera "la herencia cultural" como una extensión del "espacio
potencial" entre el individuo y su ambiente. El uso del "espacio
potencial" está pues, supeditado a la formación de un "espacio entre
dos", entre el yo y el no-yo, entre el "adentro" (grupo de
pertenencia) y el "afuera" (grupo de recepción), entre el pasado y el
porvenir.
El inmigrante
necesita un "espacio potencial" que le sirva de "lugar de
transición" y "tiempo de transición" entre el país-objeto
materno, y el nuevo mundo externo, "espacio potencial" que otorgue la
posibilidad de vivir la migración como "juego", con toda la
importancia que tiene el juego para el desarrollo de la salud mental del niño.
Si se fracasa
en la creación de ese "espacio potencial", se produce la ruptura en
la relación de continuidad del entorno y del sí-mismo. Esta ruptura puede ser
comparada a las ausencias prolongadas del objeto materno necesitado por el
niño, que traen como consecuencia la pérdida de la capacidad de simbolización y
la necesidad de recurrir a defensas más primitivas.
Uno de los
dolores mentales más intensos que sufre quien emigra, es la soledad. La
capacidad para estar solo es uno de los rasgos más importantes de madurez en el
desarrollo emocional, tal como lo señala Winnicott (1958). El individuo la
adquiere en la niñez sobre la base de su habilidad para manejar sus
sentimientos en su relación con la madre y, una vez que ha quedado establecida
la relación triangular edípica, con ambos padres.
Esta capacidad
implica la fusión de los impulsos agresivos y eróticos, la tolerancia frente a
la ambivalencia de sus sentimientos y la posibilidad de identificarse con cada
uno de sus padres. Para que esta capacidad se mantenga durante el curso de su
evolución hasta la vida adulta, será necesaria la existencia de objetos buenos
instalados en la realidad psíquica del individuo. La relación del individuo con
estos objetos internos, junto con la confianza que ellos le proporcionan y la
integración alcanzada, constituirán la base primordial para que pueda tolerar
las separaciones y la ausencia de estímulos y objetos externos conocidos.
Es muy
importante la cuestión del trabajo como factor organizador y estabilizador de
la vida psíquica, especialmente si es un trabajo para el cual el sujeto tiene
habilidad y del que obtiene satisfacción. Reafirma la autoestima del inmigrante
al permitirle hacerse cargo de sus gastos, reasumir funciones adultas y superar
el período regresivo de la llegada. Trabajar significa profundamente, poner en
juego la capacidad creativa, con contenidos reparatorios para el propio
sí-mismo y los objetos perdidos.
Si la
personalidad previa del inmigrante ha sido suficientemente sana, las
motivaciones de la migración suficientemente racionales, las condiciones en que
se ha realizado, adecuadas y el nuevo medio ambiente suficientemente acogedor,
el inmigrante se irá comprometiendo gradualmente con su nueva forma de vida.
Será capaz de aprender de la nueva experiencia y valorar los aspectos positivos
del nuevo país, hará un ajuste realista al medio y se enriquecerá
psicológicamente. Encontrará un lugar en este nuevo mundo.
Ricardo Jarast Kaplan
Miembro Titular Asociación Psicoanalítica de Madrid
Miembro Titular Asociación Psicoanalítica Argentina
Miembro Asociación Psicoanalítica Internacional
e-mail: ricardojarast@hotmail.com
Avda. Antioquía 1, Bl. 8, 8º C, 41007 Sevilla.
BIBLIOGRAFÍA
ANZIEU, D.: El yo-piel,
Biblioteca Nueva, Madrid, 1987
GRINBERG, L. y GRINBERG, R.: Psicoanálisis de la migración y el exilio, Alianza, Madrid, 1984.
JARAST, R.: Objeto
transicional y yo-piel.
Complementariedad clínica de Winnicott y Anzieu, Promolibro, Valencia,
2002.
NAÏR, S.: "Guerra de identidades en Londres", El
País, 21 de julio de 2005.
WINNICOTT, D.: (1958) "La capacidad para estar solo"
en El proceso de maduración y el ambiente
facilitador, Paidós, Buenos Aires, 1993.
-- (1971) Realidad y
juego, Gedisa, Barcelona, 1987.
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RICARDO JARAST en la Asociación Psicoanalítica Argentina
(A.P.A.), durante la presentación de su libro: Objeto transicional y yo-piel. Complementariedad
clínica de Winnicott y Anzieu (Ed. Promolibro, Valencia,
2002).
El acto se
llevó a cabo durante un viaje a Buenos Aires en Agosto de 2003 y la discusión
estuvo a cargo de Sonia Abadi, David Rosenfeld y Julio Woscoboinik.
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* Este trabajo será
leído en el marco del 8º Congreso de la Asociación Andaluza de Neuropsiquiatría
(A. E. N.), "sobre "La inmigración que se celebrará en Almería
durante el próximo Octubre de 2005.
** Ricardo Jarast Kaplan (APM, APA). Av. Antioquía 1, Bl. 8, 8º C, 41007 Sevilla. E-mail: ricardojarast@hotmail.com .