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“La salud del cerebro” implica la aptitud cognitiva, el bienestar emocional y el mantenimiento de la salud en general

Ancianos en un banco

Un análisis elaborado por Rosa Redolat y Patricia Mesa-Gresa, ambas profesoras de Psicología de la Universitat de València, determina que existen “factores de riesgo modificables” para mejorar el envejecimiento cognitivo. De esta forma, atendiendo a estos se podrían plantear nuevas estrategias para mantener la vitalidad cognitiva durante toda la vida.

29 de junio de 2016

Un buen envejecimiento implica factores conductuales, físicos, biológicos y sociales, que deben tenerse en cuenta a la hora de diseñar intervenciones para prevenir tanto el deterioro físico como el cognitivo durante la vejez. De hecho, los cambios patológicos del Alzheimer pueden ser detectados incluso 20 años antes de que lo hagan los estudios clínicos, por ello es crucial la prevención como estrategia clave para reducir la demencia en la sociedad. Así lo aseguran estas profesionales de la psicología en su artículo: “La salud del cerebro como concepto clave en el desarrollo de estrategias para retrasar el envejecimiento relacionado con la disminución cognitiva y el Alzheimer”, publicado en el Journal of Parkinson’s disease & Alzheimer’s disease en diciembre de 2015.

Los cambios patológicos del Alzheimer pueden ser detectados incluso 20 años antes de que lo hagan los estudios clínicos, por ello es crucial la prevención como estrategia clave para reducir la demencia en la sociedad

El incremento de las enfermedades neurodegenerativas comporta, en más de una ocasión, consecuencias económicas, sociales y culturales, así como un impacto negativo en la salud pública. Sin embargo, también representa un reto para los científicos a la hora de buscar nuevas estrategias que retrasen este tipo de enfermedades.

Las autoras hablan de la posibilidad de desarrollar esas nuevas estrategias basándose en la perspectiva del ciclo de vida, según los últimos avances en el diagnóstico del Middle Cognitive Impairment (MCI) -Deterioro Cognitivo Medio-,  puesto que el objetivo final es mantener nuestra salud física y cognitiva, al mismo tiempo que logramos una mejor salud mental y el aumento del bienestar social.

Las autoras hablan de la posibilidad de desarrollar esas nuevas estrategias basándose en la perspectiva del ciclo de vida

Redolat y Mesa-Gresa buscan, a lo largo de su análisis, poner de relieve los enfoques más eficaces para prevenir el deterioro cognitivo y el Alzheimer, como es el caso de “La Salud del cerebro”. Pero, ¿qué quieren decir con “La Salud del cerebro”? Aunque la definición de este término difiere entre los estudios que lo abordan, las autoras del trabajo explican que se trata de un objetivo basado en la aplicación de diversas estrategias preventivas, que últimamente adquiere relevancia en las investigaciones sobre envejecimiento cerebral saludable.

Asimismo, varios estudios recientes sugieren que algunos factores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer son modificables -obesidad, hipertensión, o baja actividad física-. En este sentido, de mejorarse estos factores podríamos hablar de un ligero retraso en la edad de aparición de trastornos neurodegenerativos, lo que supondría un impacto significativo en la salud pública. A su vez, tal y como explican las autoras, un mejor conocimiento del envejecimiento cognitivo y del cerebro también podría ayudar a comprender más a fondo el desarrollo del Alzheimer. En este sentido, cobra vital importancia promover la neuroplasticidad a través del entrenamiento cognitivo y físico.

Un mejor conocimiento del envejecimiento cognitivo y del cerebro también podría ayudar a comprender más a fondo el desarrollo del Alzheimer

 

Intervenciones

En los últimos años se han propuesto diferentes intervenciones con el objetivo de obtener un envejecimiento saludable. Una de las estrategias desarrolladas es el entrenamiento cognitivo, incluyendo el entrenamiento computarizado y los videojuegos. Este puede tener efectos positivos a largo plazo, ya que permite trabajar la memoria y el rendimiento cognitivo. Aun así, todavía son necesarios más estudios que determinen la transferencia de estas ganancias a la vida diaria.

La “Psyco” educación también se ha propuesto como un componente que mejora el estado de ánimo, las funciones del sueño y el rendimiento cognitivo. Asimismo, el entrenamiento musical mejora la fluidez fonológica y la memoria, por lo que se ha planteado como un modelo para la evaluación de la plasticidad del cerebro a lo largo de la vida. Y la actividad física favorece la neurogénesis en diferentes áreas del cerebro incluyendo el hipocampo. Diversas investigaciones asocian el aumento del Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (FNDC), proteínas que favorecen la supervivencia de las neuronas, al ejercicio físico o cambios en la nutrición; mientras que su disminución se asocia al estrés.

La actividad física favorece la neurogénesis en diferentes áreas del cerebro incluyendo el hipocampo

Otros aspectos a tener en cuenta están relacionados con el entorno ambiental y los diferentes estilos de vida, cambios en estos aspectos pueden modular la neurogénesis adulta. El compromiso social, el bilingüismo o la educación pueden tener un papel clave en el envejecimiento saludable del cerebro, aunque se necesitan más evidencias. Asimismo, la dieta también es relevante a la hora de prevenir el Alzheimer, en este apartado destacan la mediterránea como patrón que puede ayudar a aumentar la función cognitiva.

Los diferentes factores de estilo de vida, antes mencionados, parecen tener un gran potencial para la prevención de esta enfermedad. Por lo tanto, “una comprensión adecuada de los mecanismos subyacentes a los efectos neurobiológicos de estos es crucial para el diseño de mejores intervenciones”, subrayan Redolat y Mesa-Gresa en su análisis.