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¿Existe riesgo de reincidencia respecto a la violencia machista ejercida en las relaciones de pareja?

Las académicas Marisol Lila, Amparo Oliver, María Victoria Lorenzo y Alba Catalá, pertenecientes al equipo docente de la Universitat de València; analizan en su estudio:Valoración del riesgo de reincidencia en violencia contra la mujer en las relaciones de pareja: importancia del apoyo social”, publicado en 2013, la importancia de la valoración del riesgo de reincidencia como una de las principales estrategias preventivas respecto a la violencia en la pareja. 

25 de enero de 2017

La elevada prevalencia de casos detectados anualmente y el número de mujeres asesinadas (4 en lo que va de 2017), según las autoras, “despeja cualquier duda acerca de la necesidad de invertir esfuerzos en actuaciones destinadas a la prevención y la intervención”. La violencia machista en las relaciones de pareja es un problema social con graves implicaciones para la salud física y psicológica de miles de mujeres en todo el mundo. De hecho, “es mucho más probable que una mujer sea herida o dañada por alguien con quien mantiene una relación de sentimental que por un extraño”, sentencian en su artículo publicado en la Revista de Psicología Social.

La violencia machista en las relaciones de pareja es un problema social con graves implicaciones para la salud física y psicológica de miles de mujeres

Asimismo, destacan que los estudios sobre las tasas de reincidencia en hombres penados por violencia de género (entre el 16% y el 47%), justifica el uso de este tipo de herramientas que permitan valorar el riesgo de nuevos episodios violentos. De esta manera, entre las estrategias para prevenir esta lacra social y eliminarla destacan: la entrada en vigor de leyes específicas, la dotación de recursos para evitar la revictimización de las mujeres agredidas y, también, el plan de Valoración del Riesgo de Reincidencia (VRR), a través del cual se podrían evitar nuevas agresiones e incluso el asesinato de la mujer. Todo ello se complementa con los tratamientos psicológicos existentes en agresores y víctimas.

Por tanto, la VRR se relaciona con cómo se va a gestionar la violencia por parte de los profesionales implicados y con la posibilidad de establecer medidas de protección individualizadas para las víctimas en función del grado de riesgo que se valore en cada situación concreta. A lo largo de los años se han desarrollado diversas herramientas de predicción como el Danger Assessment Tool (DA) de Campbell (1995), la Femicide Scale de Kerry (1998), la Ontario Domestic Assault Risk Assessment (ODARA) de Hilton, Harris, Rice, Lang, Cormier y Lines (2004) o, más recientemente, la Escala de Predicción de Riesgo de Violencia contra la Pareja (EPV) de Echeburua, Fernández Montalvo, Corral y López-Goni (2009).

En España uno de los instrumentos más utilizados es el protocolo SARA, de Kropp, Hart, Webster y Eaves (1995); que incluye los principales factores de riesgo de violencia contra la pareja. “No es un cuestionario en el sentido habitual de la práctica profesional de la psicología, sino una guía de valoración para garantizar que el evaluador utiliza toda la información pertinente para informar del riesgo de que se produzca un futuro episodio violento”, explican las autoras. No obstante, destacan que no existe un algoritmo o valor concreto que indique el grado de riesgo.

No existe un algoritmo o valor concreto que indique el grado de riesgo

Actualmente se conocen algunos de los factores de riesgo que afectan fundamentalmente al agresor, coincidiendo con los contemplados en el protocolo SARA. Entre ellos se incluyen aspectos conductuales previos que se han probado como buenos predictores de la conducta futura:

  • La violencia previa.
  • El incumplimiento de medidas judiciales.
  • La utilización de armas o amenaza de utilizar armas contra otros o contra la pareja.
  • La minimización o negación de los hechos.
  • Actitudes que apoyan o toleran la violencia o variables que se relacionan con el ajuste psicosocial, tales como la estabilidad emocional, impulsividad y los trastornos de personalidad.
  • El consumo de drogas y/o alcohol.
  • Los problemas en el trabajo.

Sin embargo, existen otras variables que no están presentes en este instrumento de VRR.

En este sentido, el objetivo de las autoras es analizar la relación de diversas variables psicológicas y actitudinales (impulsividad, rasgo de ira, sintomatología depresiva y tolerancia de la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja), y sociales (participación comunitaria y apoyo formal), con dos de las medidas posibles de VRR que pueden obtenerse a partir del protocolo SARA.

Así una de las conclusiones a las que llegan es que, el aislamiento social o la falta de una red de apoyo pueden favorecer la aparición de la violencia y su continuidad en el ámbito doméstico. Para las académicas, sería necesario, por tanto, “que en futuras investigaciones se analizara el papel que desempeña el apoyo social y las redes sociales de los maltratadores, así como la naturaleza y calidad de estos vínculos que mantienen tanto víctimas como agresores".

El aislamiento social o la falta de una red de apoyo pueden favorecer la aparición de la violencia y su continuidad en el ámbito doméstico

"No dirigir únicamente nuestra atención a la presencia o ausencia de tales lazos ya que, en el ámbito de la violencia contra la mujer, algunas de las personas que integran la red social de la pareja en lugar de estar jugando un papel protector, favorecen el mantenimiento de la relación violenta”, subrayan las autoras.