Introducción
El cáncer es un proceso patológico de una gran importancia
social demostrada por sus cifras epidemiológicas tanto a nivel
mundial -es la tercera causa de muerte en los humanos-, como en nuestro
medio, donde cada año, 1 de cada 4 ciudadanos europeos muere
de esta enfermedad. La misma importancia refleja su morbilidad ya
que cada año se generan más de un millón de casos
nuevos de cáncer en la Unión Europea(1). Por este motivo,
la enfermedad acarrea una gran cantidad de gastos económicos
y un importante esfuerzo de investigación.
Sin perder de vista la perspectiva científica y sin dejar de
mencionar los nuevos avances técnicos en el diagnóstico,
estadiaje y terapéutica, cada vez acumula más importancia
el estudio desde un punto de vista psicológico. Dentro de este
ámbito se afirma, por ejemplo, que más de la mitad de
los pacientes que sufren algún tipo de cáncer presenta
trastornos mentales(2).
Pero existe todavía un nivel en el cual sería necesario
profundizar por su relevancia respecto a la prevención, tratamiento
y correcta asimilación de una enfermedad. Se trata del nivel
psico-social, que atañe tanto a los enfermos como a las personas
no afectadas, y en el que confluyen un complejo conjunto de conocimientos
científicos y populares, la escala de valores y otros elementos
culturales, como las creencias, que determinan la reacción
general de la sociedad y la particular de cada individuo frente a
una enfermedad.
La enfermedad irrumpe en la sociedad por dos vías: afecta personalmente
a un individuo y lo convierte en paciente, por una parte; alcanza
también de forma indirecta a los demás individuos de
dicha sociedad, convirtiéndolos en observadores participativos,
en mayor o menor grado, de la enfermedad. La sociedad, y cada paciente,
entablarán una relación médico-enfermo de la
cual asimilarán elementos científicos y técnicos
que, junto con los otros elementos culturales mencionados, darán
lugar a una interpretación de la enfermedad socialmente determinada.
Este esquema de acción es perfectamente aplicable al cáncer,
por lo que la labor científica primaria sería conocer
la concepción sociocultural del mismo que permita averiguar
la posición de la sociedad frente a dicha enfermedad. Este
es el motivo de la realización de este trabajo, que persigue
los siguientes objetivos: conocer las características que aporta
la población sobre la enfermedad y sobre los distintos tipos
de cáncer más frecuente en la sociedad; cotejar la información
que posee la población con la que proporciona la medicina científica;
conocer la confianza de la sociedad en sus diferentes sistemas médicos,
y reflejar las carencias de información desde un punto de vista
preventivo.
Si se consiguen analizar estos elementos, la perspectiva sociocultural
podrá ser utilizada como herramienta en los estudios científicos
en torno al cáncer.
Material y
métodos
El diseño del trabajo es de tipo transversal. La población
estudiada comprende los habitantes del barrio de la Ciudad Fallera
(Distrito de Benicalap), situado al noroeste de Valencia. Por su situación
geográfica se puede observar un cierto grado de aislamiento
respecto al núcleo de la ciudad. Es una zona segregada con
predominio de la clase asalariada y bajo nivel de instrucción
(6% analfabetismo, 80% estudios primarios, 10% estudios secundarios
y 4% estudios universitarios), así como una alta tasa de paro.
El 52% de la población ha nacido en la ciudad de Valencia (3,4,5,6).
Respecto al perfil sanitario, el hospital de referencia de la población
es "La Fe", situado en el distrito de Campanar. La atención
primaria cuenta con un ambulatorio, que carece de la organización
de centro de salud. El distrito de Benicalap posee 19 farmacias, 5
herboristerías o tiendas de dietética y también
ejercen cuatro sanadores reconocidos en la zona.
La población es de 6.383 habitantes (50.3% mujeres) con un
predominio de la población joven. Para la obtención
de la muestra se ha optado por la población de la Ciudad Fallera
perteneciente al pueblo médico y de edad mayor o igual a 15
años (5.444 habitantes). Para una confianza del 95% y un error
de ± 7%, la muestra corresponde a 200 habitantes, que refleja
un coeficiente de elevación de 27.22 y una fracción
de muestreo del 4%. La distribución de la muestra según
sexo y edad se representa en la Tabla 1. Como proceso aleatorio de
muestreo se ha utilizado la ruta aleatoria (7).
Tabla
1: Distribución de la muestra por sexo y edad.
Edad
(años)
|
Población
masculina
|
Muestra
Hombres
|
Población
femenina
|
Muestra
de mujeres
|
15-19
|
310
|
12
|
305
|
11
|
20-34
|
962
|
36
|
898
|
32
|
35-49
|
624
|
23
|
669
|
24
|
50-64
|
446
|
17
|
469
|
17
|
más
de 65
|
328
|
12
|
433
|
16
|
Total
|
2670
|
100
|
2774
|
100
|
Para la obtención de los datos se realizó un cuestionario
(Tabla 2) de tipo personal, estructurado y cerrado, con 27 preguntas
(14 espontáneas y 13 sugeridas con una primera como filtro
y dos de control).
Se hizo una prueba piloto previa con 20 personas para verificar la
comprensión de la encuesta, que ayudó a replantear nuevos
enunciados. El análisis de los datos se ha realizado con la
ayuda de los programas SPSS 6.0 (8) y Excel.
Tabla
2: Cuestionario utilizado
|
1.
¿Conoce usted la existencia del cáncer?
2. ¿Cuántos tipos de cáncer conoce usted?
3. ¿Cuál cree usted que es el cáncer más
agresivo?
4. ¿Cuál cree usted que es el cáncer menos
agresivo?
5. ¿Cuál cree usted que es el cáncer más
frecuente en mujeres?
6. ¿Cuál cree usted que es el cáncer más
frecuente en hombres?
7. ¿Cuál cree usted que es el cáncer más
frecuente en niños (0-14 años)?
8. ¿Cuál cree usted que es el cáncer más
frecuente en adolescentes (15-19 años)?
9. ¿Cuál cree usted que es el cáncer más
frecuente en adultos (20-64 años)?
10. ¿Cuál cree usted que es el cáncer más
frecuente en personas mayores (65 y más años)?
11. ¿Cuál cree usted que es la edad más
frecuente en la que aparece el cáncer?
12. ¿Qué causas cree usted que pueden desencadenar
cáncer?
13. De todas las causas anteriores, ¿cuál cree
usted que es la más importante?
14. ¿Cree usted que el cáncer se contagia?
15. ¿Conoce algún caso de cáncer en su
medio social?
16. ¿Conoce algún caso de cáncer en su
familia?
17. ¿Cuál es el cáncer más temido
por usted?
18. Cuándo posee algún desarreglo en su cuerpo
que cree usted extraño o algún síntoma
que el médico no consigue encasillar, ¿lo atribuye
alguna vez a un pensamiento de cáncer?
19. ¿Sabe usted que es el "diagnóstico precoz"?
20. ¿Cree usted que es útil el diagnóstico
precoz en el tratamiento del cáncer?
21. ¿Cree usted que los sanadores, acupuntores, masajistas,
naturistas u otros procedimientos que conozca usted no relacionados
con la medicina científica pueden diagnosticar el cáncer?
22. ¿Cuál cree usted que es el cáncer con
más posibilidades de curarse?
23. ¿Cree usted que la medicina actual puede curar el
cáncer?
24. ¿Cree usted que la medicina actual puede aliviar
los síntomas generados por el cáncer (dolor, mal
estado general, vómitos)?
25. ¿Cree usted que los sanadores, acupuntores, masajistas,
naturistas u otros procedimientos que conozca usted no relacionados
con la medicina científica pueden curar el cáncer?
26. ¿Cree usted que los sanadores, acupuntores, masajistas,
naturistas u otros procedimientos que conozca usted no relacionados
con la medicina científica pueden aliviar los síntomas
generados por el cáncer (dolor, mal estado general, vómitos)?
27. ¿De dónde saca usted la información
sobre el cáncer: documentación general, documentación
especializada, comentarios de la calle y experiencia personal,
propia o cercana?
|
Resultados
El 100% de la población encuestada conoce la existencia del
cáncer como enfermedad porque es requisito indispensable para
la realización del cuestionario. Sin embargo, existían
personas que no conocían su existencia o no deseaban contestar
el cuestionario. No hemos reflejado este porcentaje de población
por ser mínimo. Respecto a la edad más frecuente de
aparición de cáncer, un 55% de la población afirma
que se encuentra en el intervalo de 40-59 años. El 15% piensa
que puede ocurrir a cualquier edad.
Desde el punto de vista cuantitativo, el 68% de la población
conoce más de 5 tipos de cáncer, el 26% de 2 a 5 tipos
y un 6% conoce la posibilidad de que el cáncer se genere en
cualquier tejido. Cabe resaltar que ningún encuestado ha mencionado
sólo un tipo de cáncer. Por la edad (Figura 1), el intervalo
constituido por los individuos entre 20-34 años es el que más
tipos de cáncer es capaz de citar, mientras que los mayores
de 65 años son los que menos tipos nombran. El conocimiento
de que el cáncer puede generarse en cualquier tejido no es
conocido por la población entre 15-19 años y mayores
de 65.

La Figura 2 muestra
los tipos de cáncer conocidos analizados de manera cualitativa,
según sexos.


El cáncer más agresivo, teniendo en cuenta que la agresividad
se refiere al que más síntomas y signos genera junto
a una mayor carga psicológica negativa, es el de pulmón
(23%), seguido de la leucemia y el linfoma (14.5%) y el de hígado
(11.5%). Tanto el cáncer de garganta como los referentes al
aparato urinario no se asocian a la agresividad. Cabe destacar que
el 8.5% de la población opina que todos los cánceres
son igualmente agresivos.
La población sólo resalta dos tipos de cáncer
como menos agresivos: el cáncer de mama, un 30%, y el cáncer
de piel, un 24.5%. Un 8.5% piensa que ningún cáncer
es poco agresivo. Las mujeres consideran el cáncer de mama
menos agresivo (38%) que los hombres (22%).
El 89.5% de la población opina que el cáncer de mama
es el más frecuente en mujeres, seguido de los cánceres
del aparato genital femenino (6.5%). El cáncer considerado
más frecuente en hombres es el de próstata (45%), seguido
del cáncer de pulmón (39%).
Respecto a edades, el cáncer que se considera más frecuente
en niños y adolescentes es la leucemia (58.5% y 30% respectivamente).
Hay un importante número de abstenciones, incluso la afirmación
de la inexistencia de cáncer en estos grupos de edad (1% y
0.5% respectivamente). El cáncer más frecuente en adultos
es considerado el de pulmón (41.5%), seguido del de mama (10%),
hígado (6%) y estómago (5.5%). En personas mayores de
65 años el cáncer de próstata es el más
nombrado (28%) seguido del de pulmón (25.5%), colon, y resto
de tubo digestivo (6.5%) e hígado (6%).
Respecto al cáncer más temido, un 30% de la población
afirma temer todos los tipos de cáncer, el 18% teme más
al cáncer de pulmón y el 12.5% al de mama. Un 6.5% de
la población afirma no temer ningún tipo de cáncer.
Un 32% de la población relaciona el cáncer más
temido con el más agresivo. El más relacionado es el
cáncer de pulmón por un 9.5%.
Cuando se pregunta si hay un "pensamiento" de cáncer
alguna vez ante un síntoma extraño, el 55% lo niega
y el 45% restante lo afirma o duda. El 4.5% de la población
(entre 25 y 60 años) ha pensado alguna vez en el cáncer
ante un síntoma dudoso y teme todo tipo de cáncer. Se
puede considerar este porcentaje de población como la más
temerosa ante este tipo de enfermedad.
Respecto al conocimiento de casos de cáncer, el 84% de la población
afirma conocer casos de cáncer en su medio social, y un 70%
conoce casos en su familia. Un 66.5% conoce casos de cáncer
tanto en su medio social como familiar. Este porcentaje es similar
en ambos sexos.
Los medios de comunicación de los que la población obtiene
información sobre el cáncer quedan reflejados en la
Figura 3. Se entiende por documentación general aquélla
que proporcionan periódicos, revistas, televisión y
radio, y la documentación especial se refiere a la información
proporcionada por los médicos e instituciones sanitarias y
los libros y revistas médico-científicas.
Factores etiológicos
y desencadenantes del cáncer
Cuando se pregunta si el cáncer puede ser una enfermedad contagiosa,
explicando las posibles vías de transmisión, el 95%
de la población opina que el cáncer no se contagia mientras
que el 5% restante duda o cree en esta posibilidad.
El 79% de la población es capaz de nombrar entre 2 y 5 causas
o agentes desencadenantes de cáncer y tan sólo un 4%
cita más de 5.
Las causas más frecuentemente mencionadas son el tabaco, la
herencia, la mala alimentación, el alcohol y la contaminación.
Cabe resaltar la mención de causas conductuales (falta de higiene,
"estrés", falta de ejercicio físico, falta
de descanso, "vicios", falta de control propio y "dejadez")
así como valores humanos (Dios, el destino, la mala suerte,
los disgustos y la "negatividad" de la persona).
Estudio del
diagnóstico precoz
Para validar la respuesta afirmativa se pedía al entrevistado
una definición de diagnóstico precoz que debía
asemejarse lo más posible al contenido de la siguiente: "Técnicas
o actividades médicas con carácter poblacional utilizadas
para la detección de procesos oncológicos en estadios
primarios(1)".
El 64.5% de la población conoce el significado de diagnóstico
precoz mientras que el 29.5% no lo conoce y el 6% duda. Según
el sexo, las mujeres conocen sutilmente más el concepto de
diagnóstico precoz (un 69% frente a un 60% en hombres). Un
31% de mujeres no conoce o duda sobre el diagnóstico precoz,
frente a un 40% de hombres. El conocimiento del diagnóstico
precoz según la edad está representado en la Figura
4.
Respecto a la utilidad del diagnóstico precoz, un 59.5% del
total de la población afirma que sería útil,
mientras que un 40.5% lo niega o duda. Es interesante resaltar que
no toda la población que lo conoce afirma que es útil,
ya que un 12.4% duda o niega su utilidad.

Respecto al cáncer con más posibilidades de curación,
un 43.5% afirma que es el de mama, seguido del cáncer de piel
(13.5%) y del cáncer diagnosticado a tiempo (9.5%). Cabe resaltar
que un 18% de la población desconoce la posibilidad de curación.
Los dos tipos de cáncer con más posibilidades de curación
coinciden con los dos tipos de cáncer nombrados como menos
agresivos.
Se ha considerado que el verdadero concienciado sobre el diagnóstico
precoz debería reunir las siguientes características:
afirmar que el cáncer que se puede curar y el menos agresivo
es el diagnosticado a tiempo, así como conocer el diagnóstico
precoz y creer que es útil. Corresponde al 2% de la población.
Confianza en
los distintos sistemas médicos
Respecto a la posibilidad de diagnóstico de cáncer por
la folkmedicina, el 63% de la población lo niega y el resto
lo duda o afirma.
Cuando se pregunta por la posibilidad de curación del cáncer,
un 45% de la población afirma que la medicina actual reuniría
las condiciones para ello, frente a un 5% que confía en la
folkmedicina para la curación del cáncer.
Respecto al alivio de los síntomas generados por el cáncer,
un 85% de la población opina que la medicina moderna estaría
preparada para ello, pero un 41% confía en las posibilidades
de la folkmedicina.
En resumen, la confianza de la población en sus sistemas médicos
se muestra en la Figura 5. Se entiende por confianza dudosa la que
poseen aquellas personas que han dudado en alguna de las preguntas
relacionadas con los sistemas médicos, es decir, el porcentaje
de población que no se decanta plenamente por la medicina científica
o la folkmedicina y que, llegado el momento, no sabrían decidir
cuál es la mejor o cuál podría solucionar la
enfermedad.

Discusión y conclusiones
El cáncer es una enfermedad de interés social. Se considera
una enfermedad severa, poco curable y temida, ya que predomina el
temor a cualquiera de sus clases, existe un elevado porcentaje de
casos conocidos del entorno familiar y social, y más de la
mitad de la población duda o afirma preocuparse por él
ante síntomas extraños. No se considera una enfermedad
contagiosa.
En general la población posee un conocimiento básico
del cáncer en lo que se refiere a lo que podríamos llamar
"su descripción"; no así en cuanto a los medios
diagnósticos y terapéuticos.
En cada pregunta existe un marcado predominio de uno o dos cánceres
respecto a los restantes; se podría decir que la población
posee un concepto de lo que se podría llamar "cáncer
tipo". Este hecho puede observarse en la Figura 6.
La penetración de información sobre la realidad de los
cánceres en la población es lenta, ya que la opinión
respecto a los que son más frecuentes no concuerda con los
resultados científicos actuales, sino más bien, con
las ideas de hace más de una década. Por ejemplo, la
población afirma que el cáncer más frecuente
en hombres es el de próstata, cuando actualmente es el de pulmón.
Tampoco concede importancia a este tipo de cáncer en las mujeres,
cuando es un problema actualmente en aumento.
Se demuestra que la población asimila términos y conceptos
técnicos dependiendo de la morbilidad de cada tipo de cáncer.
Por ejemplo, "metástasis" y "leucemia"
(sustituyendo al concepto "cáncer de sangre") son
asumidas, pero "sarcoma", "retinoblastoma" o "mieloma"
son nombrados por una pequeña parte de la población,
casi siempre coincidiendo con una vivencia más directa deestos
tipos de tumores. Otros se están incorporando al saber popular,
como el término "melanoma", en vez de "cáncer
de piel".
La población estudiada también sustituye el hecho de
que algunas enfermedades pueden evolucionar hacia el cáncer
por la certeza de que éstas acaban siempre en cáncer.
Tal es el caso de la cirrosis hepática, que la gente asocia
inexorablemente a cáncer de hígado.
La población no discrimina tipos concretos de cáncer,
sino que asocia distintos tipos de cáncer a una determinada
región orgánica. Por ejemplo, el cáncer de vesícula
biliar lo incluye dentro de los tumores hepáticos o no distinguen
las leucemias de los linfomas. Es tarea de los especialistas decidir
si se debe realizar algún tipo de educación sanitaria
al respecto.
Las mujeres conocen más tipos de cáncer que los hombres;
conocen los que afectan a su aparato genital mejor que los hombres
los del suyo, e incluso conocen mejor los tumores que afectan al aparato
genital masculino. Los hombres poseen mejor información sobre
la frecuencia del cáncer de pulmón y las mujeres sobre
la del cáncer de mama.
El concepto de diagnóstico precoz es conocido, aunque existe
un importante porcentaje de población que duda o no lo conoce
y, además, un escaso porcentaje tiene conciencia de su importancia.
Los grupos de población a los que se debería informar
más son los constituidos por jóvenes y por las personas
mayores de 65 años.
En cuanto a los factores de riesgo, el tabaco, el alcohol y la polución
atmosférica son conocidos. La mala alimentación debería
ser considerada más importante, así como la ocupación,
ya que a pesar de que en el barrio predominan los asalariados, no
se reconoce su importancia como factor de riesgo. También se
desconocen otros factores no menos importantes como los virus, las
radiaciones y el envejecimiento. La población concede más
importancia a la herencia que la comunidad científica. Otro
rasgo que diferencia a la población de la comunidad científica
es que aquéllos consideran factores de riesgo los aspectos
morales y creenciales.
En cuanto a la confianza en los distintos sistemas médicos,
la población tiene más confianza en la medicina científica
que en la folkmedicina. Ésta está desacreditada a la
hora de diagnosticar el cáncer, aunque el mayor porcentaje
de la población es tolerante frente a las dos.
Si se realiza una comparación entre los datos obtenidos a partir
de la población y los extraídos del Instituto Nacional
de Estadística (9,10), se llega a la conclusión de que
la población conoce mejor los cánceres más frecuentes
que los menos frecuentes. La población tan sólo posee
información de los tumores más frecuentes y más
"impactantes" (pulmón y mama), pero está estancada
la correspondiente a cánceres menos frecuentes, pero no por
ello menos importantes, como son los tumores digestivos.
A esto se añade una forma de documentarse sobre el tema del
cáncer inadecuada o sesgada, que se traduce, por ejemplo, en
las ideas acerca de las causas productoras de cáncer. Para
mejorar este aspecto, los medios de información deberían
estar mejor orientados por personal adecuado, ateniéndose siempre
a las limitaciones de la población en lo que a los conocimientos
especializados se refiere.
Aunque existen trabajos orientados hacia la concepción social
de enfermedad (11), se debería hacer mayor hincapié
en este tipo de estudios y no solo en trabajos de tipo epidemiológico,
con el objetivo de mejorar la calidad asistencial.
Notas
1. González Enríquez, J.; Ascunce Elizaga, N.; Epidemiología
y prevención. Oncología médica. En: Farreras-Rozman.
Medicina interna. 13ª ed. Madrid. Ed. Mosby / Doyma Libros,
1995. pp.1138-1139.
2. Kaplan, H.I.; Sadock, B.J.; Grebb, J.A.; Sinopsis de psiquiatría.
7ª ed. Editorial médica panamericana.
3. Anuari estadístic de la ciutat de València 1997.
Ajuntament de València. Àrea d'Administració
general / Oficina d'Estadística.
4. Anuario estadístico de la Comunidad Valenciana. Generalitat
Valenciana. Direcció General d'Economia / IVE. 1995.
5. Característiques de la població de València.
Padró municipal d'habitants 1996. Ajuntament de València.
Oficina d'Estadística.
6. Comissió municipal per a la redistribució territorial
i administrativa. Els nous districtes de la ciutat de València.
Publicacions de l'Arxiu Municipal de València. Ajuntament de
València. Valencia 1981.
7. Miquel, S. et al. Investigación de mercados.
Madrid. Mc. Graw-Hill Interamericana de España S.A., 1997.
8. Visauta Vinacua, B. Análisis estadístico con SPSS
para Windows: estadística básica. Madrid. Mc. Graw-Hill
Interamericana de España. S.A.U., 1997.
9. Encuesta de morbilidad hospitalaria 1995. INE.
10. Estadística del movimiento natural de la población.
Defunciones según causa de muerte 1994. INE.
11. Encuesta de salud de la Comunidad Valenciana. 1990-1991.
Generalitat Valenciana. Conselleria de Sanitat i Consum.