Anagrama SEP/Noticias Paleontologicas
Febrero 1999 Boletin de la SEP Nº 32
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SALUDO DEL PRESIDENTE

  Ha pasado algo más de un año desde que se renovó una parte importante de la Junta Directiva de la Sociedad; incluso ya hemos celebrado una asamblea en la que se presentaron resultados de algunas actividades del primer año de funcionamiento de esta presidencia. No parece oportuno que deba pasar más tiempo sin que, en nombre de esa Junta, comunique algo más formalmente lo que consideramos pueden ser algunas directrices de nuestro quehacer en estos años.

  En el proceso de elección de los cargos directivo de la S.E.P. los candidatos lo son a título individual, y sólo en algunos casos existen conversaciones previas entre ellos, normalmente breves, antes de la elección. No suele existir, por ello, un programa colegiado, aunque las decisiones posteriormente deban de serlo. En gran medida los miembros de la Junta se ven obligados a buscar candidatos para los cargos vacantes. En este proceso, que han sufrido los antecesores, parece suficiente compromiso la aceptación a desempeñar la tarea. El sistema obliga, y creo que es bueno que así suceda, a discutir las líneas de actuación una vez que la Junta se ha elegido y ha comenzado su trabajo; esto incluso con limitaciones, pues existen renovaciones periódicas de los miembros de la Junta Directiva que pueden cambiar, a veces substancialmente, su composición.

  Indicaba anteriormente la posible bondad de este mecanismo de elección, y lo pienso así por razones diversas. Por un lado, el proceso de elección con renovaciones parciales asegura la continuidad, el continuismo se puede llegar a decir, en la actividad general de la Sociedad. Es un proceso evidentemente conservador. La actividad general es la que emana directamente del cumplimiento de los estatutos, es por ello la básica, que mantiene el sistema de la Sociedad sin grandes sobresaltos, asegurando que la idiosincrasia, la ideología, o cualquier otra veleidad, de los miembros de la Junta, no afecten, de manera significativa, al funcionamiento de la Sociedad. De otra parte, pone en su lugar, secundario y en casos mínimos, a los llamados "programas" previos a las elecciones. La mayor parte del trabajo en cualquier sistema humano depende de la capacidad de los que lo dirigen y de la de los que lo controlan. Nuestra actividad está prefijada, en gran medida, por el funcionamiento normal de la organización; sólo una pequeña parte puede innovarse por la voluntad de los que coordinan el sistema. Más pequeña de lo que pudiera pensarse, pues corresponde para la mayoría de los miembros de la Junta, si exceptuamos a los que realizan el trabajo editorial, a una actividad lateral de sus dedicaciones principales. Por abundar más, esa pequeña parte que se deja a la innovación depende en gran medida de la oportunidad y no de la planificación. En resumen, que la elección se produce principalmente por el talante o la necesidad sin, a priori, mayores obligaciones para los elegidos que mantener viva nuestra Sociedad.

  A pesar de todo lo anterior ya hemos trabajado juntos lo suficiente y hemos tomado el pulso a la actividad como para definir una o dos líneas que pensamos pueden ser importantes para el desarrollo del trabajo, en función sobre todo del momento en que estamos. No creo que haya que desarrollar nuestro pensamiento sobre actividades como el incremento de los socios, la difusión de la Paleontología en la Sociedad, la defensa de los paleontólogos, del patrimonio paleontológico, la enseñanza de la Paleontología, o algo más concreto y prosaico, como es mejorar nuestros resultados económicos haciendo más rentables nuestros fondos, ya sea crematísticamente ya por su inversión en el desarrollo de temas de interés general. Somos una sociedad pequeña, con una participación real no muy amplia, pero intensa, y la Junta en sentido amplio es una muestra representativa de la Sociedad, hasta el punto que llega a constituir alrededor del 15% de los asistentes a nuestras asambleas.

  La organización de una buena parte de la administración española, y en gran medida la que más nos afecta: educación, cultura, medio ambiente, etc., ha cambiado profundamente por el desarrollo del estado de las autonomías; parece por ello aconsejable tener en cuenta esto en el funcionamiento de la Sociedad. Los sistemas referenciales (legislaciones, mecanismos administrativos, entidades con paleontólogos, etc.), son diferentes para las diferentes comunidades, por lo que las políticas de la Sociedad deben diferenciarse según esa realidad. No está previsto una estructuración regional de la S.E.P., por lo que los responsables de la gestión debemos ser especialmente cuidadosos en nuestras intervenciones, para que no se dañen los intereses concretos de la Paleontología o de los paleontólogos de una región determinada. La consulta previa a miembros de las diferentes comunidades puede ser una recomendación de, casi, obligado cumplimiento hasta tanto no busquemos y encontremos una mejor forma de adaptarnos a esta realidad.

  Paralelamente, el trabajo de la Sociedad se ha hecho más complejo, lo que ha dado lugar a la aparición de diferentes Comisiones sobre temas concretos. De otra parte, las aptitudes personales de los miembros de la Junta, sus intereses, e incluso su disponibilidad, en relación con la diversidad de cometidos, nos ha llevado a definir funciones concretas, ademas de las generales, para cada miembro de la Junta. No está previsto en nuestros estatutos que los cargos representativos y las vocalías tengan un apellido que se refiera a su funcionalidad, lo que no impide que esta exista, siempre y cuando sea acordado y aceptado. De esa manera se pueden descargar tareas de algunos cargos específicos, que como el editorial o el de tesorería están gravados con un trabajo relativamente excesivo, en otros miembros de la Junta. Asimismo, como se aprobó en la última asamblea, en las Comisiones debe haber un representante de la Junta, que será el encargado de la coordinación en la misma de los aspectos específicos de la Comisión.

  La mayor complejidad de nuestra Sociedad obliga a aumentar el trabajo de mantenimiento interno, y eso pasa por el incremento de la comunicación. Los estatutos definen la existencia de dos publicaciones periódicas, que se diferencian claramente, pero que, en casos, en la realidad se solapan en sus contenidos. La comunicación interna no científica, de tipo administrativo o de mera información, requiere una agilidad mayor que la que tenemos en la actualidad. Esto puede pasar por la utilización de otros soportes que no sean tan gravosos, en tiempo y dinero, como el papel. Parece, por ello, razonable iniciar un período y un proceso de reflexión sobre estos aspectos, sobre todo si absorben una parte interesante de nuestro presupuesto.

  Existen, y lo hemos departido, tratado y discutido sobre ello, muchos otros proyectos, como la realización o el apoyo a ciclos de conferencias, la discusión de la enseñanza de posgrado de la Paleontología, la difusión de la misma, etc., y están en cartera; pero se requiere lo que en los organigramas administrativos se denomina el "mirlo blanco", o sea a quienes sean capaces de desarrollarlos. La experiencia demuestra que las ideas sin ejecutor, en algunos casos, desgastan más que aportan.

  Aprovechamos estas fechas para enviaros un saludo por el Nuevo Año.

Pascual Rivas, Presidente

Granada, enero de 1999




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