JUBILACIONES Y PREBENDAS INDECENTES
Antonio Cabello Melendo
12-12-2011

Son pocos los días que no nos sorprenden con una jubilación o ERE escandaloso. Normalmente los afectados son altos ejecutivos y más concretamente altos directivos de Entidades Financieras que se acogen a jubilaciones anticipadas con pensiones vitalicias astronómicas o ERES con indemnizaciones que, en pesetas ocuparían diez cifras.

Son indemnizaciones –posiblemente legales- pero totalmente indecentes.

¿Cómo es posible administrar una pensión de casi 1000 € diarios? ¿En qué conceptos puede emplear una familia esta astronómica cifra de ingresos diarios, cuando normalmente esto es el ingreso de una familia al mes?

Los últimos casos conocidos, son de Entidades que han sido saneadas con dinero público –de todos- y parte del cual ha ido a los bolsillos de sus directivos.

Claramente, debe de existir un Organismo controlador de estas indemnizaciones, pero los casos que nos ocupan, o ha sido burlado o la actuación de las personas beneficiadas, está dentro de la legalidad. Pero claro, una cosa es la legalidad y otra la legitimidad.

Con la filosofía que domina el desarrollo de las actividades económicas –cuánta menos regulación, mejor- no esperemos milagros de los Organismos Supervisores, pero hay muchos más entes reguladores de los que nos nutren nuestros administradores (y que como se ha demostrado suficiente, son ineficaces: llámense Agencias de Calificación, llámense Comisione de Mercado de Valores) y que son las conciencias de cada uno de los personajes que pueden beneficiarse de su situación.

Recientemente, un Grupo Parlamentario de las nuevas Cortes Españolas, han renunciado todos sus miembros de la pensión máxima que se les otorga por ocupar siete años su escaños, cuando hay que recordar que a cada unos de los ciudadanos de a pie, les supone como mínimo 40 años de trabajo. No se ha querido legislar al respecto, pero ellos se autolegislan y renuncian a esa prebenda indecente.

Y este puede ser el camino: hemos de hacerles ver –entre todos- a quienes se declaran servidores públicos, que han de ser servidores públicos de verdad , y no “aprovechadores públicos”. Y este ha de ser el gran reto de cada uno de nosotros en los días que se nos avecinan.