EL
BAILE
DE LA LEY DE UNIVERSIDADES
Ciertamente, en el caso
de la LOU, sin la presión clerical en la calle, el gobierno no
ha hecho las concesiones contra la educación pública y
laica que hiciera en la LOE. Pero una reforma progresista en pro de
una Universidad pública de calidad, democrática,
crítica y socialmente comprometida queda pendiente para mejor
ocasión, a la espera de una mayoría de izquierdas capaz
de impulsarla.
Así, la
reforma de la LOU suprime determinadas agresiones contra la autonomía
universitaria, devolviendo al Consejo de Gobierno funciones que el PP
había asignado a unos Consejos Sociales controlados desde el
poder político. Pero mantiene el elitismo en la representación
del profesorado, con la exigencia de que la mayoría del
Claustro sean "funcionarios doctores de los cuerpos docentes
universitarios", sin garantizar ningún mínimo de
representación para el resto del profesorado, estudiantado y
personal de administración y servicios, manteniendo así
la discriminación de estos sectores impuesta por el PP y que
nos retrotraía a prácticas del franquismo, con el
propósito aparente de primar a los sectores supuestamente más
conservadores.
Sabemos que ello no le
salió bien al PP, dado que la mayoría de los antiguos
PNNs (profesores no numerarios) que lucharon contra el franquismo ya
eran funcionarios doctores, y en muchos casos han continuado
proporcionando mayorías progresistas en Claustros y elecciones
a Rector. El PSOE parece encontrarse cómodo en esta situación,
aunque suponga la marginación de los nuevos PNNs. Y en vez de
garantizar una representación adecuada del estudiantado en
Claustros y órganos de gobierno, pretende imponer la creación
de un Consejo cupular de estudiantes contra la opinión de la
mayoría de sus organizaciones.
Asimismo la reforma
de la LOU, al tratar de forma equivalente "becas, ayudas y
créditos para el alumnado", no garantiza un sistema de
becas-salario ni el carácter complementario y público
de unos créditos que tampoco vincula a la renta ni en su
concesión ni en su devolución. Ello cuestiona que se
pueda hacer realidad el principio de que "nadie quede excluido
del estudio en la Universidad por razones económicas".
Por otra parte,
aunque se suprime alguna traba aberrante para la carrera docente
(como la que exigía una desvinculación durante 2 años
de la Universidad donde el profesor se formaba), continúa
planteándola como una carrera de obstáculos exigiendo
acreditación externa incluso para el paso de Ayudante a otra
categoría temporal como la de Ayudante Doctor. Y aunque
sustituye la restrictiva habilitación por un sistema más
racional de acreditación basado en méritos para el
acceso al funcionariado docente, renuncia a una transformación
a fondo de su estructura: elimina únicamente el cuerpo docente
de no doctores (TEUs), que queda a extinguir con merma de sus
derechos, pero en vez de configurar un Cuerpo Único de
profesorado universitario doctor, con promoción interna basada
en méritos, mantiene los obsoletos cuerpos separados de
Titulares de Universidad y Catedráticos de Universidad con las
mismas funciones académicas.
Finalmente, no se
garantiza una financiación suficiente que pueda hacer realidad
la convergencia en un Espacio Europeo de Educación Superior
centrado en la renovación pedagógica, reduciendo ésta
a una declaración de intenciones basada en el voluntarismo del
profesorado. Y en vez de garantizar el carácter público
de los resultados de la investigación financiada con fondos
públicos, se introduce una ominosa cláusula para
facilitar al profesorado su incorporación a empresas para
explotar dichos resultados, abriendo así una nueva vía
de privatización.
En definitiva, aunque
esta reforma de la LOU represente un pequeño paso respecto al
grave retroceso que impuso el PP, puede suponer una nueva frustración
y un nuevo obstáculo para el avance hacia la Universidad
pública que necesitamos en el siglo XXI, por la cual habrá
que seguir luchando desde las aulas y desde las instituciones.
Diciembre 2006
Rafael
Pla. Coordinador de la Subàrea d'Universitat i Investigació d'EUPV
Loles
Dolz. Coordinadora del Área Federal
de Educación de IU