CONTRA LA DICTADURA DE LOS "MERCADOS"...
Rafael Pla López

... Huelga General y República Federal.

¿Qué hacer cuando los poderes públicos actúan en contra del interés público? ¿Cuando los gobernantes hacen lo contrario de lo que prometieron en sus programas electorales? ¿Cuando un puñado de centralistas nostálgicos con el mandato caducado se impone sobre los acuerdos de Parlamentos y Referéndums? ¿Cuando Jefes de Estado o presidentes de Bancos Centrales se encuentran al margen de cualquier control democrático?

¿Qué hacer, en definitiva, ante la falta de una democracia efectiva?

Cuando el capital financiero lanzó un ataque especulativo contra la deuda pública de los Estados europeos, año y medio después de que dichos Estados se endeudaran para salvar a los Bancos, la respuesta de los gobiernos europeos ha sido emprender recortes sociales para combatir el déficit público. Y ciertamente, tolerar el déficit público para ayudar a la Banca pero no para ayudar a la ciudadanía es un extraño comportamiento para unos gobiernos supuestamente democráticos. Y aquí está precisamente el quid de la cuestión. Como escribía el norteamericano Andrés Martínez en el "Time" del 22 de marzo, "la crisis de la deuda griega revela los peligros de una unión monetaria que carece de coherencia política y fiscal" (página 34). Peligro, por cierto, que ya denunciamos quienes hace 18 años criticamos el Tratado de Maastricht que estableció dicha unión monetaria con una deriva neoliberal "constitucionalizada" 15 años después en el Tratado de Lisboa. No es extraño que hinchen el pecho desde unos EE.UU. que, con todas sus limitaciones, han promulgado una ley federal para controlar a los Bancos mientras en Europa son los Bancos los que controlan a los gobiernos.

Cuando Zapatero anunció los primeros recortes sociales sobre funcionarios, pensionistas y neonatos, justificándolos en la necesidad de recuperar la confianza de los "mercados financieros", las videotecas nos devolvieron su imagen unos meses antes vituperando a los "tiburones financieros" ante los que ahora doblaba la cerviz. Y naturalmente, como sabe cualquier espectador de cine negro, quien se somete a unos chantajistas debe hacer frente a nuevas exigencias: después ha venido el proyecto de "reforma laboral" para facilitar los despidos y ningunear la negociación colectiva, y amenaza el aumento en la edad de jubilación. Pero con dicha sumisión no sólo se renuncia a la defensa de los intereses de la mayoría social, sino que se renuncia a la misma democracia frente a dictadura de unos "mercados" que encubren al gran capital financiero.

El déficit democrático, además, se da a distintos niveles. Ya hemos apuntado al déficit democrático de la Unión Europea que está en el transfondo de la impotencia democrática de quienes se someten a sus principios neoliberales. Por no hablar del déficit democrático que supone la misma existencia de la monarquía que excluye a la jefatura del Estado de la elección democrática. Y la agresión que ha supuesto la sentencia sobre el Estatut contra el pueblo de Cataluña, y también contra el Parlamento de España que lo aprobó, ha generado una crisis institucional que se superpone a las que afectan tanmbién al Gobierno de España agrediendo a la mayoría social, y a la Unión Europea agrediendo a todos los pueblos de Europa. Con la paradoja, además, de que se plantee una disputa sobre soberanía entre Cataluña y España cuando lo que está en cuestión es la misma soberanía frente al capital de todos los Estados de la unión monetaria europea .

Naturalmente, frente a la inopia democrática de las instituciones es imprescindible la movilización popular directa. Como hizo el pueblo de Cataluña el 10 de julio en Barcelona, y a la que está convocada el 29 de septiembre la clase trabajadora de toda España y otros países de Europa. Esta fecha, de hecho, puede y debe suponer un punto de inflexión para la consecución de una auténtica democracia. La Huelga General es la forma que tiene la clase trabajadora, que supone la gran mayoría de la población, de intervenir directamente y sin intermediarios en la vida política, cuando los mecanismos institucionales no cumplen su función democrática representativa. Y el éxito de la Huelga General en el conjunto de España, y más todavía si se llevara a cabo la primera Huelga General europea, tendrá importantes consecuencias, una de las cuáles será reforzar la unidad entre los pueblos de España y en su caso de Europa.

Hay que subrayar que los déficits democráticos señalados y las políticas antipopulares de los Estados estimulan el antieuropeismo y las tendencias desmembradoras de dichos Estados, que pueden debilitar más todavía la capacidad de las instituciones políticas para hacer frente al capital financiero.Y frente a los nacionalismos burgueses disgregadores, comenzando por el nacionalismo centralista español que está en la raíz de nuestros conflictos nacionales, la base de la unidad de España y el futuro de Europa residen en la clase trabajadora y en la movilización popular conjunta contra la dictadura del capital.

Y se trata precisamente de reconstruir la democracia a partir de dicha movilización popular, forjando una unidad desde abajo a partir de la libre voluntad de los pueblos, impulsando la democracia participativa a todos los niveles, con capacidad para revocar a los cargos públicos que incumplen sus compromisos y sin cortapisas a la voluntad popular como la que representa la monarquía.

Se trata, en definitiva, de combatir la dictadura de los "mercados" a través de la Huelga General y en la perspectiva de una República Federal. Una República Federal solidaria, participativa y de orientación socialista.