DEL PARTO
A LA COMPUTADORA

Rafael Pla López

Pròleg (1997)
Índice
Preámbulo

SUPERVIVENCIA EN LA VIDA Y EN LA MUERTE
SEXUALIDAD Y FAMILIA
LA INFORMACION
CAPITALISMO Y SOCIALISMO
UNA SOCIEDAD INFORMATICA
CREACION Y CIRCULACION DE LA INFORMACION
INFORMACION Y PODER



PRÒLEG

Aquest text és la transcripció literal del que vaig redactar en 1974 durant la meua estància en trànsit al Penal d'Ocaña, de tornada d'un judici davant del Tribunal d'Ordre Públic. El text va estar redactar tot seguit, i posteriorment vaig afegir els títols dels subapartats. No podent consultar cap llibre durant la seua redacció (disposava únicament d'una llibreta i un bolígraf), les referències bibliogràfiques (pàgina i edició) van ser completades posteriorment.
Aquest text ha romàs inèdit, havent estat conegut el manuscrit i la posterior còpia mecanoscrita únicament per unes poques persones, però m'ha servit de referència per a posteriors treballs. La veritat és que no me vaig preocupar de buscar-li editor. Aprofite ara el meu espai de Web per a fer-lo públic. Si algú estiguera interessat en la seua edició en paper, pot dirigir-se directament a la meua bústia electrònica. Mentrestant, cal entendre que la seua reproducció és lliure.
23 anys després, tindria, naturalmente, coses que afegir i matitzar. Actualment, per exemple, no utilitze el terme "
hombre" en sentit genèric: al text cal entendre-ho com a "ser humano". Quan tinga temps, afegiré un Postfaci amb noves consideracions. Així mateix, faria per incloure en un apèndix els comentaris que poguera rebre.
En fi, ja que hi es parla en bona mesura de supervivència, he volgut donar nova vida a un text que ha romàs dormit durant vàries dècades...
27 d'agost de 1997
Rafael.Pla@uv.es

DEL PARTO A LA COMPUTADORA (INDICE)

I. PREAMBULO:
1. El valor de la creatividad
2. Creatividad y sexualidad

II. SUPERVIVENCIA EN LA VIDA Y EN LA MUERTE:
3. La supervivencia
4. El cuidado de la prole
5. El cuidado de los ancianos
6. Aparece la previsión
7. Formas de crecimiento económico
8. La planificación forzosa
9. Previsión para la vida
10. Previsión para la muerte

III. SEXUALIDAD Y FAMILIA:
11. La sexualidad y la doble función de los instintos
12. Las razones de la sexualidad
13. La función del placer
14. Instintos extraindividuales
15. Dinámica instintiva en la familia
16. Jaque a la familia
17. Garantizar la reproducción
18. La búsqueda de continuidad individual
19. Las consecuencias se convierten en fines
20. Más allá de los instintos
21. La supervivencia en los hijos
22. La continuidad eclipsada
23. Una continuidad que se hace imposible

IV. LA INFORMACION:
24. Lo que sobrevive en el hombre
25. Lo que sobrevive en la vida
26. El cerebro y los genes
27. La transmisión cultural
28. Sexualidad y exteriorización
29. Trascendencia e información
30. El caso del escritor amnésico
31. Personalidad y transferencia
32. La selección de la información
33. La personalidad y las relaciones sociales

V. CAPITALISMO Y SOCIALISMO:
34. La cosificación de las relaciones sociales
35. Cosificación mercantil y maquinista
36. Jaque a la cosificación mercantil
37. El dinero en el socialismo
38. Cosificación maquinista en el socialismo
39. Cosificación de la distribución socialista
40. Mercado capitalista y demanda socialista
41. Los consumidores deciden

VI. UNA SOCIEDAD INFORMATICA:
42. Industria de la comunicación y maquinismo
43. La información y su medio
44. La formación de una voluntad colectiva
45. Relaciones sociales y de información
46. Las necesidades humanas y la transmisión de información
47. La obtención de comunicación
48. El caso de la fábrica de embriones
49. El caso de los hombres artificiales
50. ¿Una civilización de robots?

VII. CREACION Y CIRCULACION DE LA INFORMACION:
51. La supervivencia de la información
52. La producción de nueva información
53. La creación de información
54. Creación y transferencia
55. La creación se organiza
56. Creación y transferencia en la era de la automación
57. El monopolio de la información
58. Democracia informativa
59. La creación se colectiviza
60. La riqueza de información
61. Jaque a la intimidad
62. El hambre de información nueva
63. La rutina

VIII. INFORMACION Y PODER:
64. Del abandono al control de la producción
65. La información en la producción


I. PREAMBULO

1. El valor de la creatividad

Comienzo este trabajo tratando de contestar a la siguiente pregunta: ¿Cómo y de qué forma la creatividad llega a convertirse en un valor positivo?

Ello se relaciona con la difeencia motivacional entre una actividad creativa y una actividad rutinaria, el problema del aburrimiento, etc.

2. Creatividad y sexualidad

En la "Introducción a una moral científica" (IMC) presentaba la siguiente cadena argumental (1):

a) La relaciones sexuales son relaciones interpersonales (sociales).
b) Las relaciones sexuales producen placer.
Luego:
c) La sexualidad motiva positivamente las relaciones interpersonales (sociales).
d) Además, la creatividad es social, dado que:
e) Se "crea" para comunicar a otros lo creado.
f) Con la Revolución Científico-Técnica, la creación se hace colectiva.
g) Luego (por "d" y "c") la sexualidad motiva positivamente la creatividad.

El grafo del argumento sería:

	a
	  |->  c 			( a·b -> c , e+f -> d , c·d -> g )
	b 	    |
		    |-> g	 		    a·b·(e+f) -> g
	e ->	    |
	     | d
	f ->

Ahora bien, de aquí se desprende otro paralelismo entre sexualidad y creatividad. Se trata de la supervivencia después de la muerte.


II. SUPERVIVENCIA EN LA VIDA Y EN LA MUERTE

3. La supervivencia

Aunque para el individuo el objetivo de la sexualidad sea obtener placer, para la especie la función de la sexualidad es la supervivencia por encima de las existencias individuales.

En la IMC se hablaba de instintos de supervivencia e instintos sexuales(2); y para la argumentación que se seguía allí bastaba con esa distinción; pero desde un punto de vista global habría que considerar los instintos de supervivencia del individuo y de la especie; unos y otros se desarrollan por selección natural, a través de la evolución de las especies.

4. El cuidado de la prole

Ahora bien, la supervivencia de la especie exige no sólo la sexualidad (que, como por casualidad, produciría descendencia además de placer), sino también el cuidado de la prole, etc. De hecho, se puede hablar con propiedad de un instinto maternal: sabemos que viene estimulado por determinadas hormonas(3).

Este instinto es una necesidad biológica, en el sentido de que sólo las especies que lo poseen pueden sobrevivir. Es sabido que algunos animales abandonan a la prole cuando se encuentran en cautiverio, lo que impide su conservación.


5. El cuidado de los ancianos

El cuidado de la prole puede aparecer como un valor secundario o derivado, como medio para "asegurar la vejez". Pero es plausible suponer que esto aparece tardíamente: el abandono de los ancianos en las tribus más primitivas (como en especies animales) lo confirmaría.

Hay que tener en cuenta que el cuidado de la prole es una necesidad para la supervivencia de la especie, pero no lo es el cuidado de los ancianos. Y en la selección natural es la supervivencia de la especie lo que cuenta: la supervivencia individual juega un papel sólo en cuanto que colabora a la de la especie; es decir, cuando el individuo es capaz de procrear o de rendir un servicio útil a la comunidad; claro está que cuando un individuo posee el instinto de supervivencia, éste no le abandona necesariamente en el momento en que deja de ser útil a la comunidad.

De lo anterior se deduce que el cuidado de los ancianos (el subvenir a sus necesidades cuando ellos ya no son capaces de hacerlo) no podía ser el resultado de una mera evolución biológica.

6. Aparece la previsión

El que el cuidado de los ancianos se imponga como norma de conducta en una comunidad presupone una capacidad de previsión en sus miembros, que les haga inculcar esa norma a su descendencia. Entonces es cuando el cuidado y educación de la prole puede aparecer como un valor derivado, como un medio de aplazar la propia muerte.

Aquí vemos que una misma norma de conducta (el cuidado de la prole) puede tener un carácter ciego o consciente.

7. Formas de crecimiento económico

Con el desarrollo económico ocurre algo semejante:

En el capitalismo, las mismas leyes de este régimen de producción obligan a un desarrollo acelerado (en el período premonopolista, de libre competencia); esta necesidad de desarrollo se impone ciegamente a cada capitalista individual, como una necesidad de supervivencia inmediata: o renovarse o morir (4). Este imperativo de crecimiento es lo que permite que los países capitalistas se destaquen de los demás y lleguen a dominar el mundo(5). Pero su carácter impuesto desde fuera y, hasta cierto punto, involuntario, se revela cuando la eliminación de la competencia por los monopolios llega a frenar el crecimiento(6).

Pero otra forma de crecimiento es posible: un crecimiento planificado, voluntario, obra de una humanidad dueña de su propio destino.

8. La planificación forzosa

Ahora bien, en ocasiones dicha planificación se ha interpretado, para una etapa dada, como el sacrificio de una generación a beneficio de las generaciones futuras.

Una norma de conducta de este tipo cabe concebir que se imponga por selección, en la medida en que las comunidades que lo adopten se desarrollen mucho más rápidamente y lleguen a dominar a las demás; pero ello difícilmente puede corresponder a un mundo sin guerras, en el que la humanidad forme una sola comunidad. Concebir la competencia, por muy "socialista" que sea (entre comunidades socialistas), como el móvil principal del desarrollo, significa quedar anclado en los valores del viejo mundo.

En el caso de la planificación soviética del período de entreguerras, el rápido crecimiento no era sólo una necesidad para conseguir el bienestar milenario; cercada como estaba por potencias hostiles, dicho crecimiento era una necesidad de supervivencia inmediata, como lo demostró el estallido de la 2ª guerra mundial (apenas 22 años después de la revolución de Octubre).

En estas circunstancias, se estaba muy lejos de haber salido del "reino de la necesidad" para entrar en el "reino de la libertad"(7) ; una planificación en estas condiciones no puede tomarse como modelo (comparar con la planificación que se lleva a cabo actualmente en China, donde se intenta compaginar el desarrollo con el consumo de las masas).

9. Previsión para la vida

¿Cuáles serán, entonces, las motivaciones del crecimiento cuando se entre efectivamente en el "reino de la libertad"?

Los instintos "paternales", transfigurados como "prolongación en los hijos", pueden jugar un papel; esto corresponde al tema de la "supervivencia después de la muerte". Pero la misma búsqueda del propio bienestar "en vida" puede ser una importante motivación para el crecimiento. Este es el enfoque del economista yugoslavo Branko Horvat(8); según él, se trata de tomar una decisión: la de elegir el crecimiento óptimo (para ello se tiene en cuenta la "capacidad de absorción" del esfuerzo económico que tiene una sociedad dada, y que depende de su nivel de vida en su sentido más general); esta decisión resulta ser la más racional, atendiendo al propio bienestar, para toda persona que tenga una expectativa de vida de unos treinta años.

Se trata en este caso también de una "previsión del futuro individual", semejante, a escala de toda la comunidad, a la que reforzaba el cuidado de la prole como medio de asegurar la vejez.

Una y otra norma de conducta tienen en común el que la previsión sólo abarca a la vida del individuo.

10. Previsión para la muerte

Pero la existencia de normas de conducta que se proyectan más allá de la muerte es una evidencia.

Ya dijimos que el "cuidado de la prole" era anterior a la previsión que lo contempla como medio para el propio bienestar futuro. Pero cuando interviene la previsión, ésta se alarga hasta después de la muerte. Un ejemplo claro es la institución de la herencia, a la que se añaden hoy día los seguros de vida.

Si el deseo de asegurar que la propiedad del padre fuera heredada por el hijo se usa como explicación del cambio de derecho materno por el derecho paterno para la descendencia (así como de la institución del matrimonio monogámico)(9), cabrá ver en la previsión "para después de la muerte" un factor de una planificación realizada por una humanidad dueña de su propio destino.


III. SEXUALIDAD Y FAMILIA

11. La sexualidad y la doble función de los instintos

Hemos visto que estas normas de conducta, ligadas a la supervivencia y desarrollo de la especie, tienen una base biológica.

Podemos hablar de un sistema de instintos, con relaciones dinámicas entre ellos. Para el tema que nos ocupa, distinguiremos entre los instintos que buscan el bienestar en vida y los que se proyectan después de la muerte. La sexualidad ocupa un lugar especial dentro de ese sistema de instintos, debido a su doble función: obtención inmediata de placer y reproducción.

Resulta claro que en la evolución de las especies (Aprendizaje Genético) el factor determinante es el segundo; pero en la conducta individual (Aprendizaje Psicológico) la motivación es la búsqueda del placer. Para comprender la relación entre los dos aspectos, hay que tener en cuenta que el mismo placer (y el aprendizaje psicológico) es un resultado de la evolución de las especies (del aprendizaje genético): en esta perspectiva, el placer resulta un instrumento de la reproducción.

12. Las razones de la sexualidad

Pero, por otra parte, hoy sabemos que la sexualidad (más precisamente, la fecundación) no es una necesidad absoluta para la reproducción; que hay organismos inferiores que se reproducen indefinidamente sin ningún tipo de fecundación(10).

¿Cómo se impone entonces la sexualidad a través de la evolución de las especies? La razón es su capacidad de unir organismos en unidades de orden superior (11), con las ventajas para la lucha por la vida que lleva consigo esta colaboración organizada.

Porque la característica central de la sexualidad, de los instintos sexuales, es que llevan a salir de uno mismo, a darse... ¡y ello como medio para obtener placer!

13. La función del placer

El placer, no hay que olvidarlo, no es más que un mecanismo psicológico que lleva a actuar de un modo determinado (si las máquinas capaces de aprender hablaran nuestro lenguaje dirían que sienten placer cuando sufren refuerzo positivo, es decir, tendencia a repetir una acción determinada).

En la programación original de los instintos, el placer sanciona para el individuo aquéllo que es una necesidad para la especie.

14. Instintos extraindividuales

En unos casos (alimentación, etc), tal necesidad para la especie se plasma en la necesidad de supervivencia de los individuos; en otros casos (fecundación, incubación de huevos, amamantamiento de crías, etc.) su función extraindividual se revela con claridad (por ejemplo, ciertas sustancias que provocan atracción sexual por el olor pueden considerarse como "hormonas exteriores" (12)).

A lo largo de la evolución de las especies, ese carácter extraindividual se hace más acentuado (piénsese en el paso de la incubación al amamantamiento; el canguro puede considerarse un eslabón intermedio). En la especie humana, las relaciones sexuales se integran con el cuidado de la prole en la primera institución social humana: la familia.

15. Dinámica instintiva en la familia

La familia es el primer lugar donde se resuelve (en la especie humana) la dinámica instintiva bienestar individual-continuidad de la especie. En determinadas condiciones, esta dinámica se hace contradictoria. Tal contradictoriedad es posible por tratarse de un sistema complejo de instintos. En algunas ocasiones puede haber contradicción entre las necesidades de supervivencia individual (alimentación...) y las necesidades de reproducción: sería el caso de una familia obrera que no puede alimentar a más hijos.

Esta contradicción puede resolverse por dos caminos opuestos: los "premios de natalidad" o el plus familiar otorgado por el Estado es uno de ellos; el control de la natalidad es el otro.

16. Jaque a la familia

Detengámonos en el segundo camino: la "píldora" juega un papel singular, al separar las dos funciones de la sexualidad: el placer y la reproducción. Por ello, la "píldora" representa una amenaza directa a la existencia misma de la familia, al permitir un placer sexual regular sin tener que enfrentarse con la perspectiva de los hijos y de su crianza.

Si junto con ello una jubilación suficiente permite contar con una vejez segura, las necesidades estrictamente individuales que garantizaban la supervivencia de la especie habrán desaparecido.

17. Garantizar la reproducción

Pero, claro está, la reproducción sigue siendo una necesidad social; no hay que pensar más que en que, incluso desde el punto de vista limitado de una generación, su jubilación descansa globalmente sobre los hombros de la generación siguiente; el problema de "garantizar la vejez" sigue existiendo, pero en lugar de transmitirse de padres a hijos se transmite de una generación a otra.

Estas contradicciones, que están en la base de la profunda crisis que sufre la familia, sólo podrán resolverse cuando la sociedad tome colectivamente en sus manos la crianza y educación de los niños, de tal modo que los hijos no se conviertan en una carga específica para sus padres; sólo entonces será posible una planificación racional de la natalidad.

Hagamos notar que aquí no se trata de una alevosa "destrucción de la familia", sino de llenar el vacío funcional dejado por la progresiva e inevitable desaparición de la misma.

18. La búsqueda de continuidad individual

La familia cumplía, desde el punto de vista social, la función de garantizar la continuidad (tanto en el sentido "biológico" como en el sentido "ideológico"). Pero esta continuidad se presenta también como una necesidad desde el punto de vista individual.

Ya vimos que las relaciones genitales y el cuidado de la prole se presentaban como deseables para el individuo. Y señalamos que estos deseos proyectaban al individuo hacia fuera de sí (al contrario que la alimentación, que busca asimilar en el individuo elementos materiales de su entorno exterior).

Estos instintos de exteriorización se encuentran en relación compleja con los instintos de supervivencia. Como ya señalamos, pueden entrar en contradicción; si ciertos animales en cautividad abandonan a su prole, las mujeres abocadas a la industria abandonan a sus hijos, pudiendo ver anulados sus instintos maternales(13); esto, claro está, no es más que un aspecto de la crisis general de la familia (condición indispensable, por otra parte, para la emancipación de la mujer).

Pero los instintos de exteriorización pueden también combinarse con los de supervivencia individual como su prolongación, haciendo viable la "supervivencia después de la muerte".

El ansia de inmortalidad es un resultado lógico del desarrollo del instinto de supervivencia individual.

Ese ansia se ha plasmado en la creencia religiosa en el "más allá", en la "otra vida". Explica la sensación de vértigo, de vacío, que en ocasiones puede sentirse al perder la fé religiosa y "sentir" la nada después de la muerte.

Pero junto a ese deseo de prolongación ultraterrena encuentra su asiento un deseo de prolongación terrenal, plasmada en la reproducción y cuidado de la prole.

19. Las consecuencias se convierten en fines

Subrayemos que esto no es, propiamente hablando, un instinto primario. Los impulsos primarios son, por un lado, comer y evitar el daño corporal (ésta es la función del dolor; el evitar el dolor es el estímulo inicial para luchar contra enfermedades, heridas y mutilaciones); por otro lado, el coito, amamantamiento, etc.

En la IMC señalamos que los "medios" se convierten en "fines" por aprendizaje; pero también puede ocurrir lo mismo con las "consecuencias" que se derivan de los fines buscados: tanto en un caso como en otro actúa el mecanismo de asociación.

El seguir viviendo es, claro está, una condición para sentir placer; pero también es una consecuencia de comer y evitar el daño corporal; la crianza de los hijos, a su vez, es una consecuencia de cuidarlos y amamantarlos además de un medio para asegurar la vejez.

La supervivencia del individuo y de la especie son los factores primarios determinantes de la evolución de las especies. Pero, a través del mecanismo que hemos descrito, llegan a convertirse en objetivos secundarios de los individuos.

20. Más allá de los instintos

En la IMC mostrábamos cómo la ciencia podía revelar los objetivos primarios que se esconden detrás de los objetivos secundarios explícitos; esto se hacía por derivación a partir de dichos objetivos primarios, contrastando los resultados con tales objetivos secundarios explícitos, con lo que, bien se justifican éstos en función de los primarios, bien se demuestra que han quedado anticuados y han perdido su utilidad.

Pero allí afirmábamos que el "análisis" de los objetivos explícitos terminaba al ponerlos en función de los "valores" instintivos; claro que también se decía que estos valores no eran "originarios", sino que resultaban de una larga evolución biológica.

Y aquí hemos visto que, por un procedimiento distinto, es posible pasar de dichos valores primarios instintivos a los objetivos de orden biológico que les han dado origen: la supervivencia.

21. La supervivencia en los hijos

A su vez, de la combinación de los objetivos de supervivencia del individuo y crianza de los hijos resulta el objetivo de supervivencia en los hijos.

Instituciones como la herencia revelan de un modo palmario este objetivo; el lugar del mismo es la familia.

Así pues, la familia cumple, también para el individuo, la función de continuidad. Con esto ya no está tan claro que la píldora y la jubilación amenacen la existencia de la familia.

22. La continuidad eclipsada

Pero el objetivo de continuidad exige determinadas condiciones: entre ellas que la búsqueda de la supervivencia inmediata no llene la vida del individuo; por ello, la vorágine industrial es el factor esencial de la desintegración de la familia.

Ya señalamos que esta vorágine puede anular los mismos instintos maternales. Pero en cualquier caso estos instintos maternales-paternales se despiertan sólo ante la presencia directa de los hijos. El deseo de tener hijos (como forma de "continuidad") tiene un carácter netamente secundario, y no aparece si no se dan las condiciones adecuadas.

Es sabido que el hambre puede anular los impulsos sexuales(14). Pero de todas formas éstos tienen un carácter primario, cara a la obtención de un placer inmediato; anterior, desde luego, al deseo de continuidad: y si la píldora hace que tal "continuidad" (reproducción) deje de ser un acompañamiento forzoso de la actividad genital, dicho deseo se convierte en condición indispensable de tal continuidad (no se tiene hijos si no se quiere). Además, hay que tener en cuenta que, como se decía en la IMC, durante una larga etapa los instintos de supervivencia individual dominan a los instintos sexuales, los "cosifican", con lo que coartan su tendencia a la exteriorización, sus potencialidades sociales.

La píldora y la jubilación más el oscurecimiento del objetivo individual de continuidad llevan a la desaparición de la familia.

23. Una continuidad que se hace imposible

Cabe suponer que cuando la supervivencia individual inmediata haya dejado de ser un problema angustioso pueda reaparecer el deseo de continuidad; pero lo hará en unas condiciones distintas, y por lo tanto en una forma distinta.

En alguna medida, dado que la continuidad es una necesidad social, puede ser inducida por educación en los individuos. Pero para que ello tenga éxito se debe hacer a partir de sus propios valores.

En la medida en que la colectividad toma en sus manos la crianza y educación de los niños, los instintos maternales-paternales pierden su función para la supervivencia de la especie (piénsese, por ejemplo, en el paso del amamantamiento de pecho al biberón). A su vez, con la píldora la reproducción se desliga del placer sexual. Con ello, la continuidad pierde la base que tenía anteriormente en la reproducción y crianza de los hijos. Y, como remate, con la desaparición de la familia la continuidad ya no puede plasmarse en la supervivencia en los propios hijos.

IV. LA INFORMACION

24. Lo que sobrevive en el hombre

Ahora bien, ¿qué es lo que sobrevive realmente? En las doctrinas religiosas se oscila entre la supervivencia del "cuerpo" y la supervivencia exclusiva del "alma". En las pretensiones terrenales-familiares, se trata de la continuidad del "apellido", de las posesiones o de una tradición. Los dos primeros factores influyen sobre todo en las clases altas, y desaparecen, en general, en el proletariado. En cuanto a la tradición, podemos distinguir entre su aspecto "social", o "moral" en sentido tradicional, y su aspecto técnico.

El primer aspecto es una necesidad para la cohesión del organismo social. El segundo aspecto está en la base de todo su funcionamiento.

Durante un largo período, las profesiones se "heredan" (con los instrumentos de trabajo) de padres a hijos. En la transmisión de las técnicas agrícolas y artesanales descansaba todo el funcionamiento productivo de la sociedad.

Así pues, para la inmensa mayoría de la población lo que "sobrevive" a la muerte es una determinada actividad; y el medio empleado es la transmisión de una información técnica.

25. Lo que sobrevive en la vida

Para comprender esto más a fondo consideraremos en qué consiste la supervivencia de una especie. No, desde luego, en una supervivencia de la materia de sus individuos, la cual se renueva constantemente; sino en la supervivencia de una serie de formas organizativas transmitidas genéticamente, es decir, de una información contenida en los genes.

Sabemos que un sistema dado puede considerarse desde un punto de vista materia-energético o desde un punto de vista informático (cibernético) (15).

Para un organismo vivo (como en general para un sistema cibernético) lo relevante es el aspecto informático.

A lo largo de la vida de una célula o de un organismo pluricelular, las sustancias químicas (moléculas) se renuevan muchas veces. La misma vida se asienta en el intercambio de materia del organismo con su entorno (metabolismo). A través de ese intercambio, las sustancias extrañas se acoplan a la "matriz" del organismo (su ADN (16)) para entrar a formar parte de él. Así pues, lo único que permanece invariante en la vida de un organismo es la información que contiene. Por lo tanto, sólo la supervivencia de información puede tener sentido.

26. El cerebro y los genes

Todo organismo vivo posee un "almacén" de información: sus genes. Pero los organismos superiores poseen otro: su cerebro; y los seres humanos han adquirido la capacidad de transmitirla.

La información contenida en los genes se transmite biológicamente: podemos decir que sobrevive en los descendientes.

En biología se distinguen dos partes en un organismo pluricelular: el "soma" y el "germen". Y se dice que el "soma" muere con el individuo, mientras que el "germen" es potencialmente inmortal (17).

Ahora bien, el cerebro forma parte del "soma". Por lo tanto, la información contenida en él desaparece con la muerte, si no se ha transmitido por medios no biológicos. Sobre tal transmisión descansa la sociedad humana.

27. La transmisión cultural

Tiene lugar esa transmisión en la enseñanza de un oficio, en la escritura--lectura de un libro, etc. (se puede decir con pleno sentido que un autor sobrevive en sus obras).

En las primeras etapas de la sociedad humana, dicha transmisión se realiza en el seno de la familia, por lo que va a parar a los hijos, y aparece ligada a la transmisión genética. Este es el origen del mito de que la "inteligencia" se hereda(18).

Pero, por sus propias características, la transmisión de la información contenida en el cerebro (a la que podemos llamar cultural) es independiente de la transmisión genética. No tiene por qué limitarse a los propios hijos, no tiene por qué realizarse en el seno de la familia. A este respecto, es significativa la creciente sustitución de la familia por la escuela, como medio de educación.

28. Sexualidad y exteriorización

La transmisión cultural es un medio de supervivencia. Y esa transmisión implica una exteriorización del individuo.

Una sexualidad liberada (liberada de su supeditación a los instintos de supervivencia individual, de la cosificación, del sentido de apropiación) lleva en sí la tendencia a la exteriorización. Combinándose con el objetivo de supervivencia individual, puede prolongarlo, hacerlo salir de sí mismo, llevarlo a la supervivencia en otros.

29. Trascendencia e información

A la supervivencia en otros de la información contenida en el propio cerebro.

En esta información radica toda la "personalidad": es importante subrayarlo.

Las doctrinas religiosas afirmaban la existencia de un "alma" capaz de trascender al cuerpo. Aquí nos encontramos que lo único que puede trascender al cuerpo es la información que contiene. Pero a diferencia del "alma" de la religión, la información no puede existir separada de un cuerpo: no hay información sin soporte energético (19). Lo único que puede hacer la información es transmitirse de un objeto a otro; claro que en el proceso de su transferencia no siempre ha de estar alojada en un cerebro humano: puede asentarse en un libro, en unas fichas de IBM, en unas ondas electromagnéticas, etc.

30. El caso del escritor amnésico

Para aclarar la relación entre personalidad, información y supervivencia, examinaremos un caso hipotético:

Supongamos que un escritor sufre un accidente que le provoca una amnesia total: sus ideas, sus normas de conducta, le abandonan por completo; podríamos decir, en sentido estricto, que su personalidad ha muerto.

Pero supongamos que entonces ese ser humano aprende el idioma que usaba el antiguo ocupante de su cuerpo (no podríamos decir que fuera la misma persona), y leyendo sus libros va asimilando sus principales ideas y normas de conducta; entonces nos sentiríamos tentados a decir que la antigua personalidad ha resucitado (por lo menos en parte).

Pues bien: la relación aquí entre lector y escritor es idéntica a la que se da cuando otra persona cualquiera lee y asimila sus escritos (podría haber tan sólo una diferencia cuantitativa, supuesto en el primer caso un estudio especialmente intenso de dichos escritos; pero siempre podríamos suponer un niño que se educa desde pequeño con los escritos en cuestión).

31. Personalidad y transferencia

Por lo tanto, cuando hablamos de que una personalidad sobrevive en otros al transmitirse a ellos la información contenida en su cerebro, no lo decimos en sentido analógico, sino en sentido estricto: no hay más personalidad que dicha información transferible.

¿En qué consistiría, en efecto, una personalidad presuntamente "intransferible"? Sabemos que la sustancia "material" (las moléculas) se renueva constantemente. Alguien podría argüir que no es posible transmitir la información completa contenida en el cerebro; pero tampoco es posible recordarla en un instante dado; la "personalidad" no puede ser un todo indivisible y permanente: la información contenida en el cerebro se borra y se renueva constantemente; podemos decir que toda la información accesible en un momento dado es transferible; claro que la conducta viene determinada también por información no directamente accesible, como demuestra el psicoanálisis(20); pero, por un lado, el mismo psicoanálisis permite sacar a la luz esta información oculta y por lo tanto transmitirla (de hecho, si es el psicoanalista el que la saca a la luz, su revelación va acompañada de transmisión); y, por otro lado, una gran parte de la información almacenada en el cerebro tiene un carácter general, no es específica del individuo: sobre la "novedad" de la información volveremos más adelante.

La personalidad se desglosa en una serie de informaciones de las cuáles se transmite efectivamente (y no ya sólo potencialmente) una parte; otra parte, desde luego, se pierde; pero no sólo en el momento de la muerte, sino a lo largo de toda la vida del individuo: se olvida; claro que algunas cosas se olvidan para recordarlas posteriormente, pero otras se olvidan definitivamente: la muerte no es más "trágica" que este olvido.

32. La selección de la información

Por otra parte, hay que tener en cuenta que una gran parte de la información se desecha por inútil; pero frecuentemente ha servido para extraer información aprovechable; este proceso tiene lugar tanto a escala social como a escala individual: la información se transfiere no sólo espacialmente de unas personas a otras, sino también temporalmente a lo largo de la vida de un individuo; y tanto en una como en otra transferencia se opera una selección.

Tenemos un ejemplo en los borradores previos a la redacción de un libro. Puede ocurrir, claro está, que esos borradores se editen (caso de los "Grundrisse", borradores de "El Capital"): con ello, paradójicamente, una información desechada en la transferencia individual resulta transferida socialmente (señalemos que en el caso del 2º y 3º tomo de "El Capital" la selección definitiva de textos no la realizó el mismo Marx, sino Engels; de hecho, la transferencia individual deja paso cada vez más a la tranferencia colectiva, aunque sea dentro de un equipo).

También se da el caso de información que se pierde, de trabajos de investigación que se repiten, etc: aquí el problema está en una deficiente circulación de la información (21).

33. La personalidad y las relaciones sociales

El que la personalidad se reduzca a información choca con la concepción tradicional de la misma.

En nuestro ejemplo del escritor amnésico la mayoría de los preguntados se sentirían inclinados a decir que es la misma persona; y sabemos que una persona no viene determinada sólo por la información almacenada en su cerebro, sino también por sus relaciones sociales; en el ejemplo en cuestión, las relaciones sociales tenderían a conservarse: la situación creada por ello sería lo que empujaría al amnésico a intentar "recuperar" la personalidad del escritor.

Una situación inversa sería la provocada por un hipotético trasplante de cerebro: la misma información estaría albergada ahora en una envoltura corporal distinta. Recuerdo una película que trataba este tema ("El hombre del cerebro trasplantado"): su final era la adopción de las relaciones sociales del antiguo ocupante de su cuerpo.

Claro que ello era posible por la ocultación del trasplante: dado que la personalidad suele asociarse con el cerebro, es de suponer que la mayoría de las personas considerarían que la auténtica personalidad era la correspondiente al cerebro; pero ello no dejaría de ocasionar conflictos; especialmente en las relaciones familiares, que tienen un fuerte carácter "corporal": la atracción sexual, por ejemplo, es inseparable del aspecto exterior (en la película de la que he hablado, al protagonista se le plantea un curioso problema: su hija -del antiguo cuerpo- se le "declara" en su nuevo aspecto y le propone hacer el amor, lo cuál le provoca un trauma; he llamado "curioso" al problema porque la justificación racional de la prohibición del incesto está en el evitar que nazcan niños tarados; justificación que, desde luego, en nuestro ejemplo desaparece, por lo que el problema se reduce a un residuo moral).

En cuanto a las relaciones profesionales la situación sería distinta, tanto en caso del amnésico como en el del trasplantado: la habilidad técnica radica en el cerebro. Aquí el mantenimiento de las relaciones sociales correspondientes al aspecto exterior se haría imposible; en cambio, las correspondientes al cerebro (en el caso del trasplantado) no traerían, en general, ningún problema (salvo actividades que requieran una especial fuerza o agilidad). El caso del amnésico no tiene nada de hipotético por lo que se refiere a esto: es sabido que los amnésicos pierden su posición profesional (en el caso habitual de amnésicos parciales, deben revalidar su titulación en el caso de que la tengan).

La raíz de los conflictos en los casos imaginados está en su carácter excepcional. Lo habitual es una correspondencia (que varía, en todo caso, muy lentamente) del aspecto exterior con el carácter y las aptitudes. De esta correspondencia surge socialmente el concepto de personalidad (22). De todas formas, destaquemos que el concepto de información está involucrado también en el aspecto exterior: así, el rostro es la parte del cuerpo que contiene mayor información (por su mayor complejidad), la que se recuerda con más fuerza y sirve más específicamente para identificar a una persona.

V. CAPITALISMO Y SOCIALISMO

34. La cosificación de las relaciones sociales

La personalidad, hemos dicho, viene determinada por las relaciones sociales. Pero hoy día las relaciones sociales tienen un carácter fundamentalmente económico, y se verifican a través de objetos materiales, de "cosas"; de ahí que se pueda hablar del "fetichismo" o "cosificación" (23) de tales relaciones sociales, en la medida en que las relaciones entre cosas ocultan las relaciones entre personas.

El paradigma de ese fetichismo es el comercio: en la producción mercantil el carácter social del trabajo es su carácter general-abstracto (24), que se plasma en el valor de cambio de las mercancías; es decir, la relación entre trabajos independientes tiene lugar únicamente como relación de cambio entre sus productos, como relación entre cosas.

Con el desarrollo del maquinismo se desarrolla también la interdependencia de distintos trabajos individuales; pero esta interdependenciase mantiene a través de la maquinaria: es ésta la que expresa el carácter colectivo del trabajo(25).

En el capitalismo, este carácter colectivo se encuentra "personificado" en el propietario de los medios de producción(26). Pero el trabajador asalariado mantiene con él una relación de cambio, y no una relación personal, como ocurría entre el siervo y el señor feudal.

Además, el desarrollo del capitalismo lleva, con la formación de las "sociedades anónimas", a la "despersonalización" del capital. Ello rematala cosificación de las relaciones sociales.

En la IMC se explicaba cómo la cosificación se extiende también a las relaciones sexuales, convirtiéndolas en unas "relaciones de intercambio". La cosificación abarca así desde las relaciones de producción (profesionales) hasta las familiares.

35. Cosificación mercantil y maquinista

Observemos que en el capitalismo hay dos formas de cosificación, a las que podemos llamar "mercantil" y "maquinista". La primera se da en la relación entre distintos propietarios y entre capital y trabajo. La segunda se da entre los trabajadores de una misma fábrica o de un complejo de fábricas cuya propiedad está unificada.

Estas dos formas de cosificación (a través del dinero y a través de la maquinaria) no sólo son distintas, sino opuestas: se desarrollan en sentido inverso; en el interior de una fábrica se excluye el cambio; frente a la racionalidad técnica dentro de la fábrica, en el mercado reina la anarquía.

El desarrollo de esta contradicción lleva, mediante la concentración de la producción, al progresivo desplazamiento de las relaciones mercantiles (27). La expropiación de unos capitalistas por otros reduce cada vez más estas relaciones de intercambio a las que se dan entre capital y trabajo.


36. Jaque a la cosificación mercantil

La expropiación de los expropiadores, mediante la socialización de los medios de producción (28) (es decir, el paso del capitalismo al socialismo) no

hace sino culminar este proceso: al acabar con el capital, se extirpan las relaciones de intercambio entre capital y trabajo.

En el socialismo el producto íntegro del trabajo pertenece a la colectividad entera; por lo tanto, no es posible el intercambio dentro de la colectividad, por las mismas razones que excluyen el cambio dentro de una fábrica capitalista: el intercambio sólo es posible entre propietarios independientes.

Del mismo modo que en el capitalismo el cambio quedaba expulsado fuera de la fábrica, en el socialismo el cambio queda expulsado fuera de la sociedad socialista: se reduce al comercio exterior. Así pues, el comercio y sus leyes (como la "ley del valor") no desaparecerán por completo mientras toda la humanidad no forme una misma comunidad socialista.

37. El dinero en el socialismo

Si el dinero sigue existiendo en el socialismo, no actúa como medio de cambio, sino como medio de distribución (29):

El trabajador recibe una cierta cantidad de dinero no como "salario", como "pago" de su trabajo (no se le "paga" al que trabaja para sí mismo), sino como prueba de haber cumplido con su parte de responsabilidad en el trabajo colectivo.

De la misma forma, lo que hay en el almacén es propiedad suya como miembro de la colectividad: no puede comprarlo; tan sólo puede separar una parte para su consumo.

La semejanza formal de la distribución socialista con el intercambio capitalista esconde una profunda diferencia de contenido: el "dinero" socialista sólo lo es formalmente, pero no por su contenido real; su función es análoga a las "acciones" de una sociedad anónima, que sirven a los capitalistas para la distribución de beneficios; tan sólo que las "acciones" capitalistas están sujetas a intercambio, mientras que el "dinero" socialista está unido indisolublemente a la actividad laboral del trabajador; piénsese que lo que permite el cambio de las "acciones" capitalistas es la existencia de diferentes tipos de "acciones", correspondientesa distintas sociedades anónimas, así como la posibilidad de cambiarlas por dinero contante y sonante; pero sería absurdo, en el caso del socialismo, cambiar dinero por dinero: el "dinero" socialista sólo puede emplearse como medio de distribución.

El dinero en una sociedad mercantil es o cierta cantidad de oro o un representante de la misma; el "dinero" socialista sólo representa una cierta cantidad de trabajo.

La circulación de mercancías, M-D-M, «exuda constantemente dinero» (30). En el socialismo el producto no se cambia, no se convierte en mercancía (a menos que se exporte), no circula: sólo se distribuye. Y el movimiento del dinero (que no es un ciclo) se agota en sí mismo: T —› D —› P, trabajo —› dinero —› producto; y aquí los elementos (T,D,P) ni se "cambian" ni existe entre ellos equivalencia de "valor".

38. Cosificación maquinista en el socialismo

Ahora bien, en el socialismo también hay "cosificación". Pero su raíz no está en un intercambio inexistente, sino en el sistema maquinista.

La socialización de los medios de producción acaba con la cosificación mercantil, pero no con la cosificación maquinista.

El que los trabajadores sean dueños de las máquinas no impide que en su relación estén mediatizados por ellas. No impide que su actividad real sea la de auxiliares de la maquinaria, no anula el esclavizamiento a la rutina de sus movimientos mecánicos. El simple hecho de cambiar el carácter social del trabajo no modifica su naturaleza física.

De la misma forma que el capitalismo se apodera del trabajo en su forma artesanal y sólo posteriormente transforma su contenido(31), el socialismo comienza a andar apoyándose en las muletas del sistema maquinista.

Pero el obrero convertido en órgano parcial de la maquinaria no puede alcanzar una comprensión global del proceso de producción. La maquinaria no sólo se interpone entre los trabajadores, sino también entre ellos y su producto.

Ello determina la existencia de una contradicción entre el sistema maquinista y la gestión socialista de la producción: en el socialismo, las fábricas y la producción global son administradas en nombre de los trabajadores, en representación suya; pero el sistema maquinista se alza como un obstáculo al control efectivo de esa administración por el conjunto de los trabajadores: la producción resulta fragmentada en una serie de operaciones elementales a cargo de distintos obreros, cuya conexión se realiza en el cuerpo de la maquinaria; pero lo que une físicamente a dichas operaciones separa a los obreros que las realizan, y les impide constituir una voluntad colectiva en el mismo proceso de producción: la unidad de este proceso no tiene lugar en el "obrero colectivo", sino en el seno de la maquinaria.

De aquí que el control sobre los administradores sólo puede realizarse fuera del mismo proceso de producción, como un control político; de aquí que la producción maquinista lleva en sí una fuerte tendencia a la burocratización.

39. Cosificación de la distribución socialista

El producto total es obra y propiedad de la colectividad. Pero el maquinismo tiende a presentarlo ante los trabajadores como un producto extraño a su propia actividad.

La división social del trabajo entre productores independientes hace que para cada uno de ellos resulte extraño lo producido por los demás: ésta es la base del intercambio comercial.

Con la división manufacturera del trabajo, ya no hay ningún objeto completo del cuál se pueda decir: esto lo he hecho yo(32); pero al menos hay ciertos rasgos del producto que se pueden reconocer como resultado del propio trabajo.

En el maquinismo, incluso esto desaparece: aparentemente, el objeto es producido por la maquinaria; sólo el obrero colectivo podría reconocerlo como propio. Pero el maquinismo disgrega al obrero colectivo en los trabajadores individuales: su unidad sólo puede realizarse por encima del proceso de producción, como unidad política.

Al esconder la relación productiva con el objeto, el maquinismo provoca que el trabajador que pretende consumirlo contemple su relación con dicho objeto exclusivamente a través del dinero que le sirve para conseguirlo.

De este modo la cosificación maquinista se extiende de la producción al consumo: las relaciones de distribución socialistas aparecen como relaciones mercantiles.

El trabajador que acude a una tienda socialista, al olvidar que el objeto que pretende consumir es ya suyo (como producto de su trabajo, en unión de toda la colectividad) entiende que lo compra.

Ello es un residuo ideal de la cosificación mercantil bajo el capitalismo. Pero también un resultado de la cosificación maquinista heredada del capitalismo.

40. Mercado capitalista y demanda socialista

En el socialismo no hay un mercado interior, pero sí hay la ilusión de relaciones mercantiles; los que hablan de la introducción de "mecanismos de mercado" en la planificación socialista son víctimas de esa ilusión (33).

Los llamados "mecanismos de mercado" consisten en realidad en orientar la producción mediante informaciones procedentes del consumo.

Ahora bien, ello puede hacerse de dos formas: mediante una estimación estadística del consumo realizado o mediante una petición directa de los consumidores.

El primer procedimiento se corresponde con la cosificación de la distribución socialista: la relación entre producto y consumidor aparece tan sólo cuando pasa de la tienda a sus manos por intermedio del dinero; y este movimiento es el que se tiene en cuenta, posteriormente, para planificar la producción.

Esta técnica es formalmente análoga a los estudios capitalistas de mercado. Pero, por un lado, sólo en el socialismo es posible contar con la totalidad de los datos de producción y consumo. Y, por otro lado, los objetivos son distintos:

En el capitalismo, el objetivo es vender los productos, convertirlos en dinero; por ello, los estudios de mercado son inseparables de la publicidad.

En el socialismo, el objetivo es atender a las necesidades sentidas por la población.

En el capitalismo se trata de manipular la demanda; en el socialismo de servirla.

En el capitalismo producción y consumo se encuentran realmente separados: los capitalistas controlan la producción, y mediante los estudios de mercado y la publicidad intentan controlar el consumo.

En el socialismo producción y consumo son dos funciones de la misma colectividad: con el estudio de la demanda se trata de restablecer la relación entre ellas, que ha quedado entorpecida por la cosificación de la distribución.

La producción capitalista es producción para el mercado; la producción socialista es esencialmente producción para el consumo (tanto "individual" como "productivo", es decir de medios de producción).

41. Los consumidores deciden

Ahora bien, si la estimación del consumo realizado intenta paliar los efectos de la cosificación, la petición directa de los consumidores intenta superarla, pasar por encima de ella.

Dicha petición conduce a un mecanismo democrático mediante el cuál los trabajadores pueden decidir colectivamente qué producir en función de sus propias necesidades.

Dicho mecanismo apunta de hecho a una sociedad donde la distribución no se haga de acuerdo con el trabajo realizado, sino de acuerdo con las necesidades de cada uno (34); con ello desaparecerá el dinero (no olvidemos que el "dinero" socialista no es más que un certificado por el trabajo realizado), y la cosificación de la distribución habrá pasado a la historia.

Dicho mecanismo exige una compleja red de información que transmita a los órganos del sistema productivo las necesidades existentes. Necesita por lo tanto un gran desarrollo de la industria de la comunicación.



VI. UNA SOCIEDAD INFORMATICA

42. Industria de la comunicación y maquinismo

La industria de la comunicación se caracteriza precisamente por tener una estructura diferente a todas las demás: en ella la producción y el consumo se confunden, se llevan a cabo simultáneamente (35). Es más: en ella los instrumentos son un vehículo para la relación entre distintas personas; la comunicación es la antítesis del maquinismo.

Ahora bien: a medida que el principio automático se enseñorea de la producción, el trabajo humano se desplaza hacia actividades de comunicación, de transferencia de información.

La máquina-herramienta sustituyó a la mano del hombre, y la máquina motriz a su fuerza física. Pero con ello no se liberaba al hombre del trabajo, sino que se invertía su relación con la herramienta: el hombre pasaba a ser un instrumento de la maquinaria, se convertía en su complemento: su misión era "rellenar" los huecos de la producción en cadena, corregir sus desviaciones, etc.

Ahora bien, el autómata moderno, la computadora, es capaz no sólo de dirigir el conjunto de la maquinaria, sino incluso de corregir tales desviaciones. Basta para ello con darle un programa adecuado de instrucciones, que la computadora llevará a cabo una y otra vez.

Entonces la actividad humana consiste en transmitir el programa a la computadora, pero sobre todo en elaborarlo y comunicarlo a los demás.

La automación supera el maquinismo y la cosificación consiguiente, sirviendo de base para un sistema d producción basado en la transmisión de información de unos hombres a otros.

43. La información y su medio

Dijimos que la personalidad de un ser humano está contenida en la información que posee. Por lo tanto, cuando las relaciones sociales son esencialmente relaciones de información la cosificación desaparece.

Claro está que la información se transmite a través de un medio; pero este medio ya no separa a los hombres (como ocurría con la maquinaria o el dinero), sino que es un vehículo para la misma personalidad.

No eixiste una diferencia esencial entre la comunicación por contacto o visión directa y la comunicación a muchos kilómetros de distancia. La diferencia es tan sólo de grado.

44. La formación de una voluntad colectiva

La tranferencia de información es lo que permite la formación de una voluntad colectiva.

En el maquinismo la voluntad colectiva de los trabajadores sólo podía formarse por fuera del proceso de producción, como voluntad política. La automación permite que esta voluntad colectiva se forme dentro del proceso de producción, y por lo tanto que el conjunto de los trabajadores controle la producción desde dentro. Es más: la voluntad colectiva de los trabajadores se convierte en parte integrante del mismo proceso de producción.

Por lo tanto, la automación está en una profunda contradicción no sólo con el capitalismo, sino también con las deformaciones burocráticas del socialismo: en general, con todo sistema en el que la gestión de la producción sea realizada por una minoría.

45. Relaciones sociales y de información

En el maquinismo y en el sistema mercantil hay una contradicción entre la determinación de la personalidad por la información que posee y su determinación por sus relaciones sociales; la raíz de esa contradicción está en la cosificación de las relaciones sociales.

Pero si las relaciones sociales pasan a ser relaciones de información, la contradicción desaparece. La sociedad aparece como un inmenso "sistema cibernético" (36) cuyos elementos (los "individuos humanos") se transfieren información entre sí. Para completar el sistema tendríamos que incluir en él los artefactos (computadoras, etc.) capaces de procesar información.

46. Las necesidades humanas y la transmisión de información

Como ya hemos indicado, una parte importante de la información transmitida se referirá a las necesidades humanas que el sistema de producción debe permitir satisfacer.

El conjunto de las necesidades humanas descansa sobre las necesidades instintivas. Pero ya hemos visto que los instintos de supervivencia individual se combinan con los instintos sexuales para determinar el deseo de supervivencia en otros mediante la transmisión de información.

Para ello, como ya dijimos, es necesario que la supervivencia individual inmediata haya dejado de ser un problema angustioso. En definitiva, que alimentación, vivienda, higiene, etc., se encuentren aseguradas; o lo que es lo mismo, que el grado de desarrollo económico garantice la existencia de medios de vida para todos, y el sistema social asegure su distribución efectiva. Estas condiciones se dan en una sociedad socialista altamente industrializada. En ella, los objetivos que se colocan en primer lugar son los de transmisión de información.

Esto no quiere decir que tales objetivos no puedan presentarse en otros tipos de sociedad. Por ejemplo, en la medida en que bajo el capitalismo existan zonas de bienestar, cogen fuerza los objetivos de comunicación interpersonal; o lo que es lo mismo, se deja sentir la frustración por la falta de esa comunicación (37).

Ahora bien, sólo en el socialismo dichos objetivos pueden adquirir un carácter general y prioritario.

47. La obtención de comunicación

Del mismo modo que sólo la automación permite su completa satisfacción.

En el maquinismo, la comunicación interpersonal puede obtenerse sólo excepcionalmente y por fuera del proceso de producción, por fuera del trabajo (tanto más bajo un régimen capitalista de producción).

El tiempo se escinde en tiempo de trabajo y tiempo libre. El tiempo libre es el destinado a la satisfacción de las necesidades individuales: si se descuenta el empleado para la comida y el sueño, el tiempo restante será el que se podrá emplear, como máximo, para satisfacer las necesidades de información y comunicación. Ahora bien, ya hemos señalado que en el sistema mercantil la cosificación inunda el conjunto de las relaciones sociales, incluso las relaciones familiares.

Por ello, si el amor sexual entre la pareja humana puede aparecer como un islote de comunicación interpersonal, esta comunicación se encuentra limitada en dos sentidos:

Por un lado, por su carácter excepcional y esporádico: la convivencia forzosa en el matrimonio lleva en general a la muerte del amor (38), e incluso durante el noviazgo éste no deja de sufrir altibajos.

Por otro lado, por el sentido de apropiación recíproca de la pareja (38), que instala dentro de ella la cosificación en forma de relaciones de intercambio.

La actividad primordial en el hombre determina su forma de ser; si dicha actividad es un trabajo cosificado, el hombre no puede liberarse plenamente en su tiempo libre de los hábitos adquiridos en dicho trabajo.

Por el contrario, en el sistema de producción basado en la transmisión de información las necesidades de comunicación se satisfacen en el mismo trabajo: desaparece la separación entre tiempo libre y tiempo de trabajo.

48. El caso de la fábrica de embriones

En estas condiciones, el objetivo de continuidad y supervivencia después de la muerte se satisface en la transferencia de información, al margen de la reproducción biológica. La familia ya no es necesaria para tal continuidad.

El hecho de que la continuidad se personificara en los hijos explica la repugnancia provocada por ciertas fantasías semicientíficas. Por ejemplo, el tema de la reproducción "in vitro", es decir, la fecundación en un tubo de ensayo de un óvulo por un espermatozoide y el cultivo posterior del feto en el laboratorio. De aquí a la producción "industrial" de seres humanos a partir de óvulos y espermatozoides seleccionados no habría más que un paso: es la fantástica sociedad "feliz" de Huxley (39), en la que placer y reproducción habrían quedado definitivamente divorciados. Ahora lo obligado es hablar de sociedad "deshumanizada", con su corolario de hombres y mujeres idénticos, fabricados en serie, etc., etc.

En realidad, la única diferencia entre una sociedad de este tipo yla actual sería la inexistencia de la familia, que de todas formas marcha a pie firme hacia su desaparición.

Y, por otra parte, sabemos que la personalidad (la información contenida en el cerebro) no se hereda, sino que proviene de la educación: un millón de seres humanos genéticamente idénticos, en una sociedad diversificada, darían un millón de personalidades diferentes. Si acaso, podría ser algo aburrido ver tantos rostros idénticos, pero es de suponer que en una tal sociedad los seres humanos tendrían algo más interesante que su figura para comunicar.

En cambio, un millón de seres humanos genéticamente diferentes, nacidos de vientre de mujer, pero esclavizados de por vida a un trabajo rutinario, monótono y carente de contenido, acaban reducidos a lo mismo: nada. La fuente de los hombrecitos idénticos y mecanizados no es la hipotética fábrica de embriones, sino la fábrica capitalista; y aún en ésta, no pasa demasiado tiempo sin que se produzca la rebelión de los "esclavos mecánicos".

Y, para la transferencia de información, que es la única forma real de continuidad, es indiferente que esa transferencia se realice a seres humanos salidos de los propios órganos genitales o a seres humanos salidos de una fábrica de embriones.

El peligro para la propia continuidad no está en el monopolio de los genes, sino en el monopolio de la información. Y su solución no es otra sino la socialización de los medios de información.

49. El caso de los hombres artificiales

Por otra parte, es claro que una vez admitida hipotéticamente la fábrica de embriones, no habría motivo para rechazar la "ingeniería humana", la fabricación de seres con nuevos órganos, forma diferente, incluso la incorporación de material sintético, etc. El que a estos seres se les siga llamando hombres o se les considere una nueva especie que sucedería a la humana, carece de importancia.

A los que se lamentaran de estas transformaciones, habría que preguntarles si no creen que la humanidad tenga algo mejor que su forma física para legar a sus descendientes.

Repitámoslo una vez más: lo único específicamente humano que se lega es la información poseída. Y en una sociedad en la que la transmisión de información sea el objetivo central, las modificaciones introducidas tenderán a hacer esa transmisión más eficiente.

Hasta lo que conocemos actualmente, la eficiencia en la transferencia y procesamiento de la información no se consigue modificando los órganos humanos, sino prolongándolos por diversos medios: computadoras, emisoras y receptores de radio y televisión, etc.

Pero en el caso hipotético de que se produjeran transformaciones de órganos, es de suponer que irían en el mismo sentido: en el de asegurar la máxima eficacia en la transmisión de la herencia de la humanidad.

50. ¿Una civilización de robots?

A los que ante estas expectativas se horroricen vislumbrando una "civilización de robots", habría que contestarles que si lo propio de los robots es la rutina, esa civilización no es la del futuro, sino la del maquinismo. Pero que si por "robot" entienden cualquier sistema automático, la respuesta habría de ser que los hombres de ayer, de hoy y de mañana no son otra cosa que robots: el que su cerebro se componga de neuronas y no de células electrónicas es lo de menos. Robots, claro está, mucho más perfeccionados que los que construímos actualmente por medios artificiales; del mismo modo que el hombre del futuro (o lo que le suceda) estará mucho más desarrollado que el hombre actual.

La idea vulgar sobre el robot es la de un autómata de programa rígido, que responde siempre del mismo modo a unos estímulos dados. Pero hoy día se construyen artefactos capaces de aprender, es decir, de modificar sus respuestas buscando una máxima eficacia (40). Estos artefactos no se limitan a recibir y emitir información, sino que realmente producen información nueva, encuentran soluciones que no estaban determinadas de antemano.

VII. CREACION Y CIRCULACION DE LA INFORMACION

51. La supervivencia de la información

Hasta ahora habíamos hablado de la transmisión de información, y no nos habíamos detenido a considerar la producción de información nueva.

Ello se debe a que no hemos estudiado el problema del progreso, sino el de la supervivencia.

La evolución de las especies está regida por este principio: la selección en virtud de la capacidad de supervivencia. Y señalamos que lo que sobrevive es la información contenida en los genes.

Si la supervivencia de la información es un problema, es porque la naturaleza tiende a destruirla.

En general, la naturaleza tiende a disgregar toda organización compleja. Y los seres vivos se caracterizan precisamente por su complejidad: de aquí que el primer problema sea la protección de esa complejidad.

Y la complejidad se protege reproduciéndose, repetiendo uno a uno sus diversos rasgos en otro organismo: de este modo, aunque el original sea destruído sobrevivirá la copia.

Los genes son precisamente los que se encargan de transmitir esos rasgos; para ello, la estructura de los genes debe estar en cierta correspondencia con los rasgos del organismo completo: podemos decir que estos rasgos se encuentran traducidos en la estructura genética. A lo que permanece invariante en una traducción es a lo que llamamos Información: por eso decimos que los genes almacenan y transmiten información sobre el organismo completo.

Así pues, vemos que el sentido de la Información es la reproducción de una serie de rasgos constantes. Esto vale tanto para la información genética como para la información contenida en un mensaje: auqnue el mensaje adopte distintas formas (oral, en una cinta magnetofónica, en unas ondas electromagnéticas, etc.) su información deberá conservarse.

Pero sabemos que de hecho un mensaje, al transmitirse, va perdiendo información: una cinta cinematográfica sufre cortes, un libro pierde hojas o se estropea, una cinta magnetofónica se borra, etc. De aquí que su reproducción en múltiples copias sea un medio de luchar contra esa pérdida; el problema es esencialmente el mismo que en los seres vivos: es un problema general de la Física y de la Teoría de la Información.

Antes vimos cómo se podía descender de los instintos primarios a la búsqueda de supervivencia, que es el problema primario de la Biología. Y posteriormente pasamos de dicha supervivencia a la transmisión de información, como forma de la misma. Ahora vemos que con ello lo que hacemos es descender desde un problema "biológico" a un problema "físico".

52. La producción de nueva información

Pero si el objetivo es la transferencia de una información dada, fija, constante, sabemos que ese objetivo no puede alcanzarse más que mediante la producción de nueva información.

La evolución de las especies lleva de seres vivos elementales a organismos superiores, que contienen mucha más información y están mucho mejor adaptados para la supervivencia. Y si esa evolución no está organizada, y tiene lugar a través de mutaciones de los genes producidas al azar, el Aprendizaje Psicológico sí está organizado.

Los genes funcionan como mecanismos rígidos: tienen un comportamiento determinado y no se apartan de él, transmiten siempre la misma información (a menos que sufran una mutación casual por causas externas).

En cambio, el cerebro se caracteriza por tener la propiedad de aprender: por un lado, es capaz de recibir y transmitir una información variable; por otro lado, es capaz de producir nueva información.

Esta producción es una necesidad para la misma lucha por la supervivencia; es decir, es la misma supervivencia la que exige el progreso.

De este modo se crean y transmiten nuevas técnicas cada vez más desarrolladas. Surge la manufactura, el maquinismo, y posteriormente la automación. Al problema de asegurar la supervivencia individual inmediata le sucede el de mejorar las comunicaciones.

Ahora podemos comprender la relación que hay entre la transmisión de información y la producción de nueva información: la transmisión es el objetivo, la producción es el medio.

53. La creación de información

Ello nos aclara el problema de la "creatividad".

La "creación" equivale a la producción de nueva información. Así se habla de "creación" de una obra artística, de una nueva teoría científica, de una nueva técnica, etc.

Observemos la diferencia entre esta creación y la supuesta "creación" de las doctrinas religiosas: en nuestro caso no se trata de creación "a partir de la nada", sino a partir de unos materiales preexistentes.

Más exactamente: no se trata de creación de materia, sino de creación de información.

La materia-energía no se crea ni se destruye; pero cambia de forma, de organización. La creación de información consiste en esto: en organizar la materia de un modo nuevo.

Hay creación de información a través de la evolución de las especies, aunque esa creación sea inconsciente y se produzca al azar. Hay creación de información en el crecimiento de un organismo vivo: sabemos que la información correspondiente no está completamente contenida en los genes (41).

Hay creación de información cuando un animal aprende determinados rasgos de comportamiento que no estaban incluídos en los instintos.

Poco importa que, en este caso y en el anterior, la creación se repita en cada organismo individual. Para que haya creación no hace falta que la novedad sea absoluta: basta con que lo sea desde el punto de vista del organismo, con que no le haya sido transmitida.

54. Creación y transferencia

Vemos así que creación se opone a transferencia.

En la evolución de las especies una mutación se producirá, por lo general, en varios individuos; pero una vez que se ha impuesto por selección, se transmitirá invariablemente por herencia: la creación deja paso a la transferencia.

En cambio, la información epigenética (añadida en el crecimiento) y la que se aloja en el cerebro de un animal no pueden transmitirse por herencia; por eso su creación debe repetirse en cada individuo.

Lo que caracteriza a la especie humana es precisamente la transferencia de la información contenida en el cerebro; esa transferencia se lleva a cabo mediante un lenguaje.

Es importante comprender esto: lo que caracteriza a los hombres no es la creación de información, sino su transferencia.

Los humanistas se llenan la boca diciendo que los hombres se diferencian de los animales por ser "creativos". En realidad es justo lo contrario: los animales tienen un porcentaje de "creatividad" mucho más elevada: tienen que haber creado toda la información que posee su cerebro; en cambio, a un hombre le enseñan.

La Pedagogía tradicional consiste en una simple transferencia de información del profesor al alumno. La Pedagogía llamada activa pretende que el alumno aprenda "creativamente"; pero ello sólo es posible hasta cierto punto: el profesor siempre debe proporcionar una cierta información, o lo que es lo mismo, restringir las posibles alternativas que se le ofrecen al alumno (esta restricción siempre tiene lugar, de una forma u otra); cuando el alumno encuentra la solución al problema entre estas alternativas puede decirse que "vuelve a crear" esa solución, pero sólo parcialmente.

En las primeras etapas de la historia humana la información sólo circula dentro de una comunidad muy restringida; por ello, los hallazgos más primitivos deben haberse realizado un gran número de veces: deben haberse creado por separado en cada comunidad.

Más adelante, la transferencia de información se extiende a círculos cada vez más amplios, sustituyendo a la creación; o lo que es lo mismo: multiplicando el aprovechamiento de cada creación.

55. La creación se organiza

Durante un período muy largo, la creación era esporádica, ocasional; se producía sin organización, sin método. Después, poco a poco, la creación de información se va organizando socialmente: nace la ciencia; una ciencia da unas normas que orientan la búsqueda de novedad en unas técnicas determinadas. Pero la ciencia en su origen es una actividad de un número extraordinariamente reducido de personas.

Es una característica del siglo XX el ascenso vertiginoso del número de científicos (42). Ello se produce especialmente en la segunda mitad del siglo, con el inicio de la Revolución Científico-Técnica, con la introducción de la automación en la producción.

El aumento del número de científicos es un aspecto del desplazamiento general del trabajo hacia actividades de tratamiento de la información.

56. Creación y tranferencia en la era de la automación

Según Radovan Richta, «en el punto más alto del desarrollo tecnológico el trabajo humano se transforma en una actividad creadora» (43). Pero la principal característica de la era de la automación es un extraordinario desarrollo de la circulación de información. Y, por lo tanto, el máximo aprovechamiento de cada creación; por primera vez se vislumbra la posibilidad de que toda la información existente en la sociedad se accesible en principio a cada individuo: con ello desaparecerá la repetición de creaciones.

De toda la información poseída por un individuo, sólo una ínfima parte habrá sido creada por él. Por lo tanto, la mayor parte de su actividad no será creadora, sino que consistirá en la recepción y transmisión de información.

Es de suponer incluso que la proporción de su actividad que será creativa disminuirá: anteriormente, cada hombre tenía que resolver por su cuenta mil problemas cotidianos, cuya solución sólo la aprovechaba él; eran mil creaciones estériles, que no se transmitían y morían con el individuo; mil creaciones que debían repetirse un millón de veces, al aparecer una y otra vez los mismos problemas, los innumerables y pequeños problemas de cada día cuya solución debía encontrarla cada cual.

57. El monopolio de la información

Es importante destacar esto: en el pasado, todos los hombres eran creadores; pero sólo unos pocos tenían el privilegio de poder comunicar sus creaciones.

Este es el contenido real del llamado "culto a la personalidad": atribuir a un solo hombre, o a unos pocos hombres, la capacidad de creación, de modo que los demás se limiten a ser sus transmisores.

Pero, pese al escándalo de tantos relamidos e hipócritas burgueses, el "culto a la personalidad" no fue una invención de Stalin y de Mao; por el contrario, era la norma de todas las sociedades preexistentes.

¿Qué significa acaso la idea de los "genios" (artísticos, políticos, militares) a los que un presunto "hálito divino" habría dado la facultad de crear?

No, la burguesía no se escandaliza de que existan "genios", sino de que esos "genios" puedan aparecer entre las clases oprimidas, entre los pueblos que han acabado con la explotación.

Las reflexiones anteriores nos permiten aclarar el concepto de "líder": el líder es el que dice lo que todos querrían decir; el que expresa una información que cada uno posee pero no puede transmitirla: el líder es el representante de una colectividad de seres humanos incomunicados, o que sólo se comunican mediante su identificación con dicho líder.

Claro está, se puede decir que un líder no sólo "representa", sino que "manipula", cuando previamente se ha ocupado de inculcar a cada individuo la información en cuestión.

Un carácter similar tienen los mecanismos electorales de los países capitalistas: el elector debe elegir entre cierto número de "programas"; para ello le basta con escribir un nombre o unas pocas cifras. Pero cada programa contiene mucha más información que la que se escribe en la papeleta de voto; ello es posible porque al elector se le ofrecen tan sólo un pequeño número de las alternativas posibles.

Claro está que la capacidad de elección puede ser mayor en unos casos que en otros; ello no depende tanto de la cantidad de alternativas como de su diversidad real; el caso extremo tiene lugar en los países fascistas, donde las alternativas que se ofrecen son idénticas: como reza el adagio popular, se trata de escoger entre un huevo y otro huevo; evidentemente, en este caso la capacidad de elección es nula.

Pero todos los casos tienen en común una abrumadora desproporción entre la circulación de información en un sentido y en otro: casi toda la información se transmite de arriba a abajo.

58. Democracia informativa

Una democracia popular se caracteriza por la inversión de este sentido: se trata de que los mismos programas sean elaborados de abajo a arriba; para ello el instrumento básico es la asamblea, donde todos los asistentes pueden dar a conocer su opinión.

Ahora bien, cuando la base económica de una democracia popular es el maquinismo (y auqnue la propiedad sea colectiva), su funcionamientono sólo tiene lugar fuera y al margen del proceso de producción, sino que equivale a "marchar contra la corriente": el sistema maquinista no estimula a los trabajadores a manifestar su opinión, sino todo lo contrario.

La democracia popular tiene su asiento en un funcionamiento vivo de las asambleas, con una participación intensa en las mismas; y el maquinismo provoca una tendencia a asambleas mudas, burocratizadas, donde los asistentes se limitan a escuchar y aprobar el informe de la presidencia.

Esto, claro está, ocurre también con las asambleas realizadas bajo el capitalismo; pero éstas, en general, no son instrumentos de gestión, sino de lucha: su principal objetivo es agruparse en una posición alternativa a la del sistema vigente; esta posición alternativa puede ser elaborada colectivamente por la asamblea o ser expresada por sus líderes; por lo general se dará una cierta combinación de estos dos procedimientos.

Actualmente existen técnicas para estimular la participación colectiva, que reciben el nombre de "dinámica de grupos"; consisten, entre otras cosas,en la utilización intensa de la discusión en grupos pequeños, que se combina con su "puesta en común" en la asamblea general. Ciertas técnicas, como el llamado "Philipps 66", permiten extraer en un breve espacio de tiempo las opiniones de un número relativamente amplio de personas.

Es de destacar que estas técnicas se han desarrollado en primer lugar en los países capitalistas, especialmente en los Estados Unidos.

La razón es muy sencilla: la introducción de la automación en la producción exige aumentar en una proporción muy elevada la circulación de información; los viejos métodos de comunicación y educación resultan ineficaces; es más: se hace necesario luchar contra la inercia de la incomunicación provocada por el maquinismo.

Pero a la larga la "dinámica de grupos", como la misma automación, entra en contradicción con el capitalismo. Contiene la posibilidad (y la necesidad) de una gestión colectiva de la producción por el conjunto de los trabajadores; ésta, naturalmente, sólo es realizable en el socialismo.

Con la automación, la democratización de la circulación de información puede realizarse en el seno del proceso de producción; se convierte en una necesidad para la misma producción.

Esta democratización, al acabar con el monopolio de los canales de comunicación por unos pocos individuos, permite a todos los hombres transmitir la información que han creado.

59. La creación se colectiviza

Esto es lo que caracteriza a la era de la automación: no que toda la actividad sea creativa, sino que toda la actividad creativa se transmita.

Ello permitirá organizar colectivamente la creación de información, en una escala inmensamente mayor: las aportaciones de los distintos hombres se engarzarán rápidamente, se probarán y seleccionarán las innumerables alternativas imaginadas; aquí más que en ningún otro terreno se puede decir que el todo es mayor que la suma de las partes: las diversas creaciones no se suman, se multiplican.

¿Qué fuente más potente para el desarrollo científico que miles de millones de hombres creando información colectivamente?

Poco importa que desde el punto de vista del individuo sólo una pequeña parte de su actividad sea creativa, sólo una proporción ínfima de la información contenida en su cerebro haya sido creada por él: la cantidad total de información poseída por la sociedad aumentará rápidamente, y con ella, la información accesible a cada individuo.

60. La riqueza de información

La riqueza del conocimiento poseído por un organismo, sus posibilidades de acción, no vienen determinadas por la información creada por él, sino por la información total que posee.

Si el hombre se eleva desde el primer momento por encima de los animales, no es por su mayor "creatividad", sino por su capacidad de acumular en un cerebro humano la información creada por otro.

Si el maquinismo "empobrece" al obrero encerrándolo en la rutina, es porque vacía de contenido al trabajo(44).

El hombre del futuro tendrá una "riqueza personal" enormemente mayor que el actual, al poseer una cantidad de información mucho más grande.

61. Jaque a la intimidad

Pero es más: al desarrollarse la transferencia de información, esa "riqueza personal" se convertirá cada vez más en "riqueza social". La información poseída por un individuo dejará de ser "privada" para convertirse en un eslabón de la circulación general de información; presumiblemente, con la incomunicación desaparecerá también la "intimidad": y los hombres no tendrán motivos para lamentarlo. Al llegar a ser toda la información información social, la supervivencia de la personalidad individual se identificará con la supervivencia de la sociedad.

62. El hambre de información nueva

Anteriormente dijimos que la transmisión de información era el objetivo, y la producción (o creación) de nueva información el medio para conseguirlo.

Pero en rigor el medio no es sólo la información creada por el mismo organismo, sino la información total poseída por él; ello incluye tanto la creación como la recepción de información.

Cuando decimos que la posesión de información es un medio para su transmisión no nos referimos tan sólo al hecho evidente de que sólo se puede transmitir aquella información que se posee; pensamos sobre todo en la necesidad de adquirir información sobre el modo de conservar y transmitir la información ya poseída; es decir, sobre el modo de sobrevivir en uno mismo y en otros.

Ahora bien, toda transmisión efectiva necesita dos extremos: el emisor y el receptor; y lo que para el receptor es un medio, para el emisor es un objetivo; objetivo que puede realizarse precisamente porque hay otro que recoge esa información.

Con ello no queremos decir que toda información recogida sea útil para la supervivencia; pero si se necesita información es porque se la ignora; es decir, se ignora el contenido específico de la información que será útil para resolver los propios problemas; la búsqueda de información es siempre, en mayor o menor medida, una búsqueda por tanteo.

Hemos dicho "en mayor o menor medida"; pues una información no está desconectada de otra: es posible clasificarla y orientar en cierta medida su búsqueda; pero siempre la información que se desea y necesita recibir es una información nueva.

63. La rutina

De aquí que recibir una y otra vez una información ya poseída, ya asimilada, resulta inútil; con la posibilidad de sorpresa desaparece la posibilidad de encontrar alguna solución nueva a los propios problemas; de aquí que la repetición reiterada produzca hastío, aburrimiento.

Otro tanto ocurre con la transmisión de información, o en general con la propia actividad: cuando se repiten una y otra vez los mismos movimientos, éstos se revelan incapaces de transmitir nada nuevo sobre la propia personalidad; la frustración, la rutina, son tanto mayores cuanto más carente de contenido es la actividad; si esta actividad rutinaria ocupa la mayor parte del tiempo, como ocurre en el maquinismo capitalista, no sólo se bloquea la manifestación de la personalidad, sino que ésta misma llega a anularse.

VIII. INFORMACION Y PODER

64. Del abandono al control de la producción

De aquí la importancia crucial que ha revestido (y reviste aún) para la clase obrera la reducción de la jornada de trabajo: en el maquinismo, la personalidad del obrero sólo puede realizarse y manifestarse fuera del trabajo; como hemos señalado, sólo aquí puede integrar una voluntad colectiva que se oponga a la del capitalista: de aquí también la importancia de la huelga como medio de lucha y de organización del proletariado.

De aquí también que a medida que la Revolución Científico-Técnica introduce rasgos de automación en la producción capitalista tiene lugar un cambio en las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores: éstas se orientan cada vez más hacia el propio contenido del trabajo, tienden a conseguir el control de la producción, enfrentándose directamente con la forma capitalista de gestión de dicha producción.

65. La información en la producción

El dominio del capitalista sobre el obrero se basa en la propiedad de los medios de producción; en el sistema maquinista, estos medios de producción se enfrentan al obrero como maquinaria, como un poder ajeno a él; pero con la introducción de la automación el factor esencial de la producción pasa a ser la información poseída por los trabajadores: con ello, el dominio del capitalista se revela como un absurdo.

Examinemos ahora cómo la información puede llegar a convertirse en el factor esencial de la producción.

En la producción artesanal, lo esencial era la habilidad técnica del operario. Por ello dijimos que la "herencia" fundamental legada de una generación a otra era dicha habilidad técnica. Cierto que el trabajo se efectuaba con determinados instrumentos, pero por lo general éstos eran sencillos y fáciles de obtener: un buen operario que perdiera sus herramientas podría conseguir otras con facilidad a cuenta de su trabajo, mientras que al que poseyera herramientas sin tener la habilidad necesaria para emplearlas no le serían de ninguna utilidad. Por ello, la herencia de los instrumentos de trabajo no tenía una importancia significativa frente a la herencia de la habilidad técnica (la situación en la agricultura era semejante; aunque aquí la tierra juega un mayor papel, éste no se revela durante la época feudal, en la que el campesino está ligado a dicha tierra de un modo o de otro).

Obsérvese que dicha habilidad técnica es escasamente transferible: su transmisión tiene un carácter privado, se verifica a lo largo de años de trabajo junto al maestro. Aunque es información acumulada en el cerebro, no tiene la forma de una información socialmente utilizable de un modo general.

La cosa cambia de arriba abajo con la implantación del maquinismo. La habilidad técnica del operario deja paso a la eficacia del instrumento de trabajo; éste es ahora complicado y costoso, y no es accesible al trabajador ni siquiera a cambio de una vida de trabajo. La habilidad técnica es ahora inútil, mientras que el propietario de la maquinaria encuentra con facilidad mano de obra que la haga funcionar.

En estas condiciones, la herencia de los instrumentos de trabajo es todo: asegura la permanencia del poder económico en manos de la clase capitalista.

En cambio el trabajador no hereda nada: se ha convertido en proletario, en dueño de nada.

Pero por otra parte la revolución industrial, al tiempo que sustituye la mano del operario por la máquina-herramienta, convierte los procedimientos de trabajo en información socialmente utilizable, en información científica y técnica. Pero esta información no es directamente utilizable en la producción; antes debe descomponerse en mil fragmentos, convertirse en mil instrucciones elementales que, procesadas por los cerebros de los trabajadores, determinarán los movimientos sencillos cuya repetición es propia del sistema maquinista.

La cosa cambia con la implantación de instrumentos capaces de procesar información: las computadoras. Gracias a ellas es posible convertir directamente dicha información en movimientos mecánicos, en reacciones químicas, etc.: en toda clase de transformaciones naturales. La información se convierte en un instrumento general para la transformación de la naturaleza.

En la producción artesanal, los instrumentos podían ser utilizados de mil formas diferentes: era la habilidad técnica del artesano la que determinaba los resultados que se obtenían con ellos.

Por el contrario, en el maquinismo los instrumentos están adaptados para un uso determinado: ello provoca la impresión de que es la máquina la que fabrica los objetos.

En cambio, las computadoras son de nuevo instrumentos de uso múltiple: su resultado dependerá de la información que reciban. Pero, al contrario que la habilidad técnica del artesano, esta información tiene un carácter directamente social.

PENAL DE OCAÑA, 19 a 23 de Julio de 1974

(1) R.Pla, "Introducción a una moral científica", inédito.
TORNAR

(2) R.Pla, ibid.
TORNAR

(3) S.Alvarado, "Biología general" (Madrid, 1964)
TORNAR

(4) K.Marx, "El Capital", t.I, p.499 (Ed.F.C.E., México, 1946/1867)
TORNAR

(5) V.I.Lenin, "El imperialismo, fase superior del capitalismo" (Ed.Fundamentos/en "Obras escogidas", t.1, p.689-798, Ed.Progreso, Moscú, 1961/Petrogrado, Ed.Zhizn y Znanie, 1917)
TORNAR

(6) O.Lange, "Sobre la teoría económica del socialismo", p.118 y ss. (Ed.Ariel, Barcelona)
TORNAR

(7) F.Engels, "Del socialismo utópico al socialismo científico" (Ricardo Aguilera ed.)/ en "Obras escogidas de Marx y Engels", t.II, p.92-161, (Ed.Fundamentos, Madrid, 1975/París, 1880)
TORNAR

(8) B.Horvat, "Teoría de la planificación" (Ed.Oikos-Tau)
TORNAR

(9) F.Engels, "El origen de la familia, la propiedad privada y el estado", en "Obras escogidas de Marx y Engels", t.II, p.177-345, Ed.Fundamentos, Madrid, 1975/Zurich, 1884)
TORNAR

(10) S.Alvarado, "Biología general"
TORNAR

(11) H.Marcuse, "Eros y civilización", p.197 (Ed.Seix Barral/Ed.Planeta-Agostini, Barcelona, 1985/Bacon Press, Boston, 1953)
TORNAR

(12) J.Piaget, "Biología y conocimiento" (Ed.siglo XXI, México, 1969)
TORNAR

(13) K.Marx, "El Capital", t.I, p.327
TORNAR

(14) C.Castilla del Pino, "Sexualidad y represión" (Ed.Ayuso) /en "Sexualidad, represión y lenguaje", p.11-63 (Ed.Ayuso, Madrid, 1978/1971)
TORNAR

(15) J.Klír & M.Valach, "Cybernetic modelling", p.77-78 (Ed.Iliffe, London/ SNTL, Praga, 1967)
TORNAR

(16) J.Monod, en "Del idealismo ´físico` al idealismo ´biològico`", p.21 (Ed.Anagrama, Barcelona, 1972)
TORNAR

(17) S.Alvarado, "Biología general"
TORNAR

(18) H.Salvat, "La inteligencia, mitos y realidades" (Ed.Península, Barcelona, 1972)
TORNAR

(19) J.Guillaumaud, "Cibernética y lógica dialéctica", p.37 (Artiach ed., Madrid, 1971)
TORNAR

(20) N.Wiener, "Cibenética", p.238 (Guadiana de Publicaciones, Madrid, 1971/M.I.T, Massachusett, 1961)
TORNAR

(21) R.Richta, "La civilización en la encrucijada", p.287 (Artiach ed., Barcelona, 1972/Praga, 1968)
TORNAR

(22) L.Wittgenstein, "The Blue and Brown Books" (Oxford), p.61, citado en A.G.Suárez, Teorema IV/1, p.97 (Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia, Universidad de Valencia, 1974)
TORNAR

(23) K.Marx, "El Capital", t.I, p.37
TORNAR

(24) K.Marx, "El Capital", t.I, p.42
TORNAR

(25) Ver K.Marx, "El Capital", t.I, p.315-316
TORNAR

(26) K.Marx, "El Capital", t.I, p.269
TORNAR

(27) V.I.Lenin, "El imperialismo, fase superior del capitalismo", p.16 (Ed.Fundamentos)
TORNAR

(28) K.Marx, "El Capital", t.I, p.648-649
TORNAR

(29) K.Marx, "El Capital", t.I, p.43
TORNAR

(30) K.Marx, "El Capital", t.I, p.72
TORNAR

(31) K.Marx, "El Capital", t.I, p.137
TORNAR

(32) Ver K.Marx, "El Capital", t.I, p.273
TORNAR

(33) Ver Ota Sik en "Cambio 16" nº 149, p.7. Y como respuesta, Liberman en "Plan y beneficio en la economía soviética", p.188 (Ed.Ariel, Barcelona)
TORNAR

(34) K.Marx, "Crítica del programa de Gotha", en "Obras escogidas de Marx y Engels", t.II, p.5-30 (Ed.Fundamentos, Madrid, 1975/"Neue Zeit", 1891). Pablo, "Hechos de los apóstoles", 2, 44-45
TORNAR

(35) K.Marx, "El Capital", t.II, p.50
TORNAR

(36) J.Klír & M.Valach, "Cybernetic modelling", p.79
TORNAR

(37) C.Castilla del Pino, "La incomunicación", p.10 (Ed.Península, Barcelona)
TORNAR

(38) C.Castilla del Pino, "Problemas en la relación hombre-mujer", en "Cuatro ensayos sobre la mujer" (Alianza Ed., Madrid, 1971)
TORNAR

(39) A.Huxley, "Un mundo feliz" (Ed.Plaza & Janés, Barcelona, 1969)
TORNAR

(40) N.Wiener, "Cibernética", cap.9, p.265 y ss.; J.Klir & M.Valach, "Cybernetic modelling", p.264 y ss.
TORNAR

(41) J.Piaget, "Biología y conocimiento"; J.Monod, "El azar y la necesidad", p.97 (Barral ed., Barcelona, 1972/Ed.du Seuil, París, 1970)
TORNAR

(42) R.Richta, "La civilización en la encrucijada", cuadro IV/1, p.379 (Artiach ed., Barcelona, 1972)
TORNAR

(43) R.Richta, "Progreso técnico y democracia", p.28 (Comunicación, Ed.Alberto Corazón, Madrid)
TORNAR

(44) K.Marx, "El Capital", t.I, p.349 y 350
TORNAR