¡ENHORABUENA!
¡¡Lo habéis conseguido!!

Habéis superado todas las pruebas, así que merecéis conocer los dos secretos de la piedra filosofal.

A través de los siglos muchas personas, impulsadas por un deseo honesto de desentrañar los secretos de la naturaleza, se esforzaron en descubrir el procedimiento para la transmutación de los metales. Sin embargo, algunas, movidas únicamente por fines mercantilistas, estimaron mucho más provechoso pretender hallarse en posesión de la técnica y comerciar con el poder y la reputación que ellos les proporcionaba.

¿Vosotr@s pertenecéis al grupo de las primeras o al de las segundas? En el caso de que pertezcáis al de las primeras, aqui os dejo el primer secreto de la piedra filosofal:

La transmutación no es una utopía. ¡En absoluto! La naturaleza la lleva a cabo continuamente, en procesos de desintegración radiactiva, tal y como comprendieron por vez primera Ernest Rutherford y Frederick Soddy hace poco más de un siglo. Así pues, el sueño alquimista, de lograr transmutar metales en oro en un laboratorio, se puede conseguir mediante reacciones nucleares.


Aquí tenéis tres formas que se emplean en la actualidad:

196Pt + 3He → 197Au + 2H
198Hg + 2H → 197Au + 3He
196Hg + 1n → 197Au + νe

En el caso de que pertenezcáis al segundo grupo, lamento comunicaros que estas reacciones requieren el empleo de un reactor nuclear o de un acelerador de partículas para llevar a cabo el bombardeo inicial con neutrones o con deuterio, cuyo coste, como ya supondréis, anula por completo cualquier pretensión de sacarles rentabilidad económica.

El segundo secreto es incluso más importante que el primero, pues os será muy útil para los estudios que comenzáis. Los alquimistas se caracterizaron por el uso de simbolismos oscuros y misteriosos, lo cual retardó enormemente el progreso, ya que los que trabajaban en esta materia ignoraban lo que los otros estaban haciendo, de modo que no podían aprender de los errores ni de la lucidez de los demás. Sin embargo, la Ciencia se ha construido gracias a la colaboración, al intercambio fructífero de información y la ayuda mutua. Los métodos de transmutación son consecuencia del descubrimiento de la radiactividad por Becquerel en 1896, de los trabajos del matrimonio Curie para sintetizar nuevos elementos radiactivos, como el polonio y el radio, de los de Rutherford y Soddy, quienes produjeron la primera transmutación en un laboratorio en 1919, convirtiendo nitrógeno en oxígeno, de los de Nagaoka, Sherr, Bainbridge y Anderson, quienes produjeron oro a partir de mercurio, de los de Seaborg, que convirtió miles de átomos de bismuto en oro en 1980, y un largo etcétera. Es esta colaboración la que ha conducido a la ciencia a su éxito.

¡¡Ah... y a vosotr@s también!! ¿O acaso habríais podido llegar a esta página sin la ayuda (y sin los números mágicos) de los demás?

¡Bienvenidas y bienvenidos al Laboratorio de Química General!