UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
MANIFIESTO EN FAVOR DE UNA UNIVERSIDAD
PÚBLICA Y PRESENCIAL
1. Durante las largas semanas del estado de alarma, a partir de marzo de 2020, la mayoría del PDI de la UV, como el resto de la comunidad universitaria, hemos realizado un gran esfuerzo para, desde nuestro aislamiento, improvisar una docencia no presencial, casi siempre por medios telemáticos, poniéndolo todo de nuestra parte para superar la crisis. Por supuesto, nuestro tiempo y nuestra vista, pero también las infraestructuras materiales: nuestras casas, nuestros ordenadores domésticos, las líneas de internet, las impresoras, el papel, la tinta, etc. Hemos dado todo cuanto podíamos dar en pro de la universidad, de sus estudiantes, realizando muchos sacrificios personales.
2. La situación de emergencia ha evidenciado lo poco que en la UV se había hecho en los años anteriores en favor de una formación telemática seria. No se estudió ni midió el uso que se hacía del “Aula virtual” y sus recursos por parte de docentes y estudiantes. No se tuvieron en cuenta sus posibles críticas o sugerencias al respecto. No se establecieron números telefónicos específicos de consulta, ni despachos de técnicos para pedir asesoramiento presencial. Casi todo estaba confiado al autoaprendizaje voluntarista, a unos pocos cursillos ofrecidos cada año desde el Servei de Formació Permanent y a una fría dirección de correo electrónico para problemas y dudas (aula.virtual@uv.es).
3. En estos meses de crisis los criterios y las instrucciones recibidas de las autoridades responsables de la UV no siempre han sido coherentes y claros. No menoscabamos su trabajo, pero sí cuestionamos su orientación y su eficacia. Nos han llegado, desde luego, numerosas circulares, tutoriales, peticiones de adendas a las Guías docentes, de datos, reuniones de diverso tipo, etc. pero muy escaso apoyo real. No ha habido un respaldo claro y explícito desde el primer momento a nuestra capacidad resolutiva ante el reto suscitado. No un reconocimiento a nuestro saber hacer basado en la experiencia docente en muchos casos de muy largos años, ni, desde luego el imprescindible implemento de unos dispositivos de ayuda informática por vía telefónica. En algunos casos las indicaciones o tímidos ofrecimientos de ayuda llegaron tarde. Sorprendentemente, en cambio, la prioridad ha sido blindar la legalidad de lo que se iba a efectuar en nuestras clases, al parecer, por temor a recursos judiciales, evaluaciones futuras, etc.
4. El uso de algunas nuevas tecnologías virtuales ha suscitado problemas nuevos también en el ámbito de la privacidad, del derecho a la propia imagen, y de la propiedad intelectual, de la titularidad y de los derechos de uso y difusión de grabaciones de clases y de pruebas. Todos ellos se vehiculan a través de aplicaciones de grandes compañías internacionales con fuertes intereses comerciales, que escapan a nuestro control y al de la Universidad. Muchos usuarios, tanto del PDI como del estudiantado, se han sentido inseguros y desprotegidos y se han quedado sin tener la certeza de quién iba a tener acceso y en qué condiciones a todas esas grabaciones concebidas en principio solo para uso didáctico, individual o de grupo, en una situación de emergencia.
5. La experiencia de estos meses, aún no finalizada, habrá de ser debidamente evaluada, pero ya pueden atisbarse algunas conclusiones ampliamente compartidas. Ni todo el PDI ni todo el alumnado estaba, ni está, en condiciones materiales ni técnicas para abordar la enseñanza telemática. En términos generales, se ha producido un empobrecimiento de la relación estudiante-profesor/a. Se ha dificultado la comunicación. Han surgido conflictos nuevos. Todo se ha vuelto farragoso y complejo. Se han adelgazado los objetivos y los programas de los cursos y, paradójicamente, ha aumentado la cantidad de trabajo de todos. Los grupos muy numerosos se han hecho extremadamente difíciles de atender. Se han perdido las clases prácticas y de laboratorio. La realización de exámenes, para muchos, se ha convertido en una pesadilla de difícil solución. Solo muy a última hora se ha previsto una ayuda técnica.
6. Dirigir la investigación a distancia, Trabajos de fin de Grado, Trabajos de Fin de Máster, Tesis doctorales, etc. se ha tornado complicado y los esfuerzos se han multiplicado. También ha repercutido gravemente el cierre de las bibliotecas a la hora de acceder a la necesaria bibliografía, mucha de ella suplida por los propios tutores con sus recursos personales. Las bases de datos proporcionadas se han mostrado de una utilidad muy parcial. Análogamente el cierre de los laboratorios ha dañado todas las actividades de investigación experimental: los investigadores necesitan utilizar sus infraestructuras, nada pueden hacer sin ellas desde casa. También nos sentimos preocupados por iniciativas de transformación de nuestros estudios de Máster, que ahora se pretenden híbridos (presenciales/no presenciales) para fomentar la matrícula en una suerte de emulación de las universidades privadas.
7. Afirmamos nuestra fe y nuestra confianza en las relaciones interpersonales directas, profesor/a-estudiante, profesor/a-profesor/a, estudiante-estudiante, la que ha regido la vida de las universidades durante siglos. La que modela una auténtica formación (educativa), más allá de la mera instrucción. Los apuntes, las reuniones telemáticas, las videoconferencias, las tutorías electrónicas, y todas las tecnologías empleadas han sustituido pobremente a las relaciones interpersonales directas. Un/a docente necesita expresarse oralmente, dialogar, usar su mímica, mirar a la cara a sus estudiantes y percibir si lo que explica es entendido, interrogar con la mirada, con la voz, y captar la respuesta. Necesita mostrar libros, documentos, visibilizar objetos. El estudiantado necesita a su vez tratar directamente con el profesorado, hablar con él, identificarlo con su presencia, con sus modos, con sus esquemas y anotaciones improvisadas en las pizarras, poder acudir a sus tutorías, etc. Todos somos universidad y entre todos hemos de relacionarnos.
8. Sabemos que la pandemia del covid-19 sigue. Que todos, estudiantes, PAS, personal investigador, técnicos y docentes, debemos ser prudentes, que la Universitat debe proveerse de planes de contingencia mientras dure la emergencia y sus posibles repuntes, pero al mismo tiempo reclamamos que todas las medidas que se tomen sean EXCEPCIONALES, ajustadas únicamente a la emergencia y a su estricta duración. La Universitat no puede refugiarse en esta pandemia y tomarla por pretexto para modificar su secular y primordial naturaleza presencial. Queremos dar clases en las aulas, y solo excepcionalmente de manera telemática cuando se establezca el cierre imprescindible de las universidades. Con todas las precauciones sanitarias, la Universitat no puede renunciar a la enseñanza presencial. Ha de maximizar el uso de sus espacios y optimizar sus infraestructuras y horarios, ha de poner todos los medios para reanudar las clases siempre que sea sanitariamente factible. La programación del curso 2020-2021 ha de prever una docencia presencial siempre que sea posible.
9. En cualquier caso, en previsión de los posibles paréntesis de enseñanza telemática la UV debe desplegar y proveer de medios materiales y técnicos a su personal, y específicamente al PDI. No basta con aumentar la oferta formativa con nuevos cursillos que −pedimos− sean predominantemente presenciales y no, a su vez, telemáticos. Se necesitan servicios de atención personalizada, despachos a los que poder acudir y teléfonos a los que poder llamar, servicios ágiles en los que poder realizar consultas y de los que recibir ayuda.
10. En conclusión, la Universitat es una UNIVERSIDAD PÚBLICA PRESENCIAL, la única que puede garantizar la igualdad de oportunidades y evitar la creación de brechas sociales. Nuestras clases son presenciales. Nuestro alumnado es presencial. Nuestra misión formativa requiere una presencialidad irrenunciable. No somos como, por ejemplo, la UNED o la UOC o la VIU, universidades no presenciales desde su fundación. Nuestra enseñanza no es a distancia, es presencial y PEDIMOS, en los términos expresados y por las razones expuestas, que siga siéndolo en el presente y en el futuro.
Valencia, 11 de junio de 2020
PDI en favor de una Universidad Pública y Presencial