PREVENCIÓN DE LOS PROBLEMAS DE SALUD MENTAL DEL 
EMBARAZO EN LA ADOLESCENCIA

Autor de este capítulo: Dr. Jorge Luis Tizón García
Grupo de Trabajo sobre Salud Mental en Atención Primaria del PAPPS-semFYC


 

 

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  INTRODUCCIÓN

Es difícil definir cronológicamente la adolescencia, sobre todo si se tienen en cuenta las diferencias socioculturales, entre diferentes sociedades, modos de producción y edades históricas: la consideración social, psicológica o incluso biológica de qué es la adolescencia, varía de forma importante entre unas y otras culturas. Es una variación que se halla sujeta, además, a diferencias en función del sexo: casi en ninguna cultura las edades consideradas para la adolescencia masculina y femenina son las mismas.

En general, tiende a admitirse que la adolescencia comienza antes en las hembras que en los varones y la edad, la que va desde los 11-12 años hasta los 22-23. Por eso los organismos internacionales tienden a dar una definición de adolescencia meramente operativa: el período de la vida en el cual la persona no ha llegado todavía a ser considerada adulta pero ya no se le considera un niño (OMS, 1975, 1989), una definición que, a pesar de todo, hace hincapié en la adolescencia como moratoria. Para la cultura europea mediterránea habría que considerar los límites de los 11-12 años por debajo y los 18-20 por arriba, teniendo en cuenta la cada vez mayor importancia de los elementos psicosociales en el comienzo, definición y desarrollo de dicha "edad del hombre". Una perspectiva más estricta de la adolescencia en nuestra cultura suele fijar las edades de 14-19 años en las mujeres y de 15-21 en los hombres, aunque gran parte de los estudios demográficos se realizan con las edades de los 15-19 años.
 

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  EL SUPUESTO PROBLEMA Y SU MAGNITUD

En las sociedad industrializadas y "postindustriales" esa edad tiende a prolongarse: la pubertad, la puesta en marcha de las definiciones biosexuales adultas, comienza cada vez más precozmente en las mismas, mientras que el acceso al mundo del trabajo y, por lo tanto, la autonomía con respecto a la familia de origen, se retrasa.

Desde el punto de vista biopsicosocial, la adolescencia ha de ser considerada una importante transición psicosocial: el adolescente ha de renunciar, a menudo en medio de grandes tormentas afectivas, a un cuerpo, una forma de relacionarse consigo mismo y con los demás y a una forma de estar en la sociedad como un niño y pasar a adoptar un rol psicosocial de adulto. Ello implica numerosos duelos para el adolescente: por los padres idealizados perdidos, por un tipo de relación con el padre y con la madre que se pierden, por el propio "self corporal" de niño, por el colegio, amigos, vida de niño, etc. Además, el adolescente debe encarar importantes tareas psicológicas y psicosociales para devenir adulto, tareas dominadas por un conflicto que ya Erikson (1963), y después otros muchos autores, han denominado como el logro de la identidad versus la confusión del rol. Y entenderemos aquí la identidad como ese sentimiento, cognición y representación mental inconsciente básica de unidad de uno mismo, de continuidad interior y en el exterior, tanto a lo largo del tiempo como de las situaciones. El sentimiento de identidad y, por lo tanto, el logro de un "self" (o representación del sí-mismo) estructurado es el resultado de una elaboración suficiente de los conflictos biopsicosociales de la adolescencia. Como decía ya hace años:

"Esa búsqueda de la identidad, azarosa y desesperada a veces, podemos observarla también en fenómenos adolescentes aparentemente "contradictorios": la necesidad del adolescente de ser "distinto" por raza, sexo a veces, cultura, clase social, gustos, etc., que hay que entender como una defensa contra el sentimiento de confusión, de no-identidad; las pruebas a las que se someten voluntariamente los adolescentes en todas las culturas (el viaje azaroso, la exploración de una zona de la selva no explorada, la provocación al adulto, etc.); la atracción que sobre adolescentes y postadolescentes ejercen doctrinas totalitarias simples e incluso crueles, en especial sobre los jóvenes de las clases sociales sumidas en lo más grave y desidentificador de una crisis social, etc." (Tizón 1988, 1995).

En esta situación, hemos de recordar las cifras demográficas, y ellas nos hablan de que corresponden a embarazos de adolescentes el 3-4 por ciento de los recién nacidos vivos en la Comunidad Autónoma de Madrid y en Cataluña, una proporción más baja que la de países como Canadá, EUA, Australia, Inglaterra o Gales. En otras comunidades autónomas españolas las cifras son más altas: en Canarias, Castilla-León y Galicia las adolescentes acumulan aproximadamente el 7 % de los nacimientos totales (Armells et al. 1995).

Esas tasas parece que bajan paulatinamente en las comunidades autónomas españolas con mayor desarrollo y cultura, lo que lleva a pensar a los sociólogos y demógrafos que se trata de un dato sociosanitario directamente vinculado al desarrollo cultural y, más concretamente, al aumento de la cultura en el grupo femenino y a la "autonomización" progresiva de la mujer con respecto a los hombres en nuestras sociedades.

Sin embargo, la tasa de abortos por 100 recién nacidos vivos en Cataluña es de 67,4 en la adolescencia -15-19 años- (cifras de 1992) y de 16,1 en las mujeres en edad fértil (15-49 años) (Armells et al. 1995). A pesar del desarrollo cultural y de las campañas de educación sexual, la tasa de interrupciones voluntarias del embarazo (IVE) en esta edad parece estar sufriendo un ligero aumento con respecto a las del conjunto de las edades fértiles.

Por otra parte, el embarazo en la adolescencia casi siempre es un embarazo no deseado. Pero el dato psicosocialmente importante es que, en general, continúa siendo no deseado a lo largo del embarazo, el cual se interrumpe o bien da lugar al nacimiento de un niño ambivalentemente deseado. Y no hay que olvidar que el niño no deseado al final del embarazo es un niño de alto riesgo (Meissels y Shonkoff 1990).
 

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  PROBLEMÁTICA DEL EMBARAZO EN LA ADOLESCENCIA
 
Siguiendo esos últimos datos mencionados, en términos generales diremos que, en nuestra cultura, el embarazo en la adolescencia es un problema:

1. Porque incide en una persona cuya identidad psicosocial no está asentada. En particular, la madre adolescente de nuestra cultura no ha integrado suficientemente aún su identidad personal y, menos aún, su identidad como mujer-posible-madre.

2. Porque incide en un organismo cuya integridad biológica como adulta no está acabada, lo que predispone a problemas con el embarazo, el parto y la lactancia.

3. Porque la falta de identidad y estructuración del "self", del sì-mismo, de la adolescente la predispone, en sus relaciones sexuales, a las enfermedades de transmisión sexual.

4. Porque incide en una persona cuyo rol y estatus sociales no están definidos aún.

5. Porque las ansiedades y conflictos profundos que todo embarazo y recién nacido desencadenan pueden interferir de forma grave en la elaboración del conflicto psicosocial básico de la adolescencia: logro de la identidad versus confusión del rol y el self.

6. Porque el aborto, espontáneo o intencional, es más frecuente en estas edades, y no hay que olvidar que el aborto, y en especial el aborto repetido, es una importante transición psicosocial que implica sufrimiento mental y social (o bien, una enorme energía dedicada a la disociación del mismo). Puede favorecer pues la descompensación psicosocial o emocional.

7. Porque la situación de niño no deseado al final del embarazo es una situación de alto riesgo biopsicosocial para el bebé y el niño. Y de riesgo psicológico (y tal vez psicosocial) para la madre.

8. Porque, a menudo, en la adolescencia es difícil que exista una figura de apoyo y contención estable para esa madre. Frecuentemente no existe, o no existe con suficiente continuidad y coherencia, una pareja afectiva y sexual para la madre, con los problemas de des-contención y tendencia al desequilibrio que ello supone.
 
Otra perspectiva para entender esta problemática es la que tiene en cuenta las funciones parentales de la familia (y de las instituciones sociales substitutivas) en nuestra cultura. En la tabla 1 se presenta un esquema de las mismas, combinando la perspectiva psicoanalítica y la cognitiva. Muy esquemáticamente diríamos que, incluso en el mejor de los casos, cuando el cuidado y sustento básicos están garantizados, la familia de adolescentes (y la familia adolescente) tiene dificultades en la circulación de las funciones (emocionales) introyectivas básicas y, en especial, de la contención. Como consecuencia, la urdimbre afectiva inicial y la constitución de la diada emocional suelen resultar alteradas. Pero si falta un tercero, el padre, las funciones de poner límites, o bien tiene que ser realizadas por la madre al tiempo que intenta proporcionar las funciones emocionales básicas, o bien no existen, y madre y bebé se encuentran sin contención y, el segundo, sin límites para sus pulsiones, crecientemente expresadas. Es natural entonces que las identidades psicosociales fundamentales y los modelos de relación familia-exterior puedan quedar sumamente alterados.

    - Doctor, que esta niña nos pega, nos pega. Y no duerme nada por las noches. Y llora y se enrabieta a la más mínima... Cuando le decimos que no, o le llevamos la contraria, se enrabieta, llora y, si le riño o le decimos algo, nos pega...

    Quien habla es una señora de unos cuarenta años, que consulta en un Centro de Salud Mental por indicación de una pediatra. En el volante de derivación, que proviene de un Centro de Salud no reformado, solamente dice: "Insomnio y trastorno de conducta desde el nacimiento". Evidentemente, se refiere a la niña.

    A pesar de lo preocupante de la comunicación, el profesional no pierde sus capacidades de observación. Tiene ante sí una madre claramente angustiada y con unos gestos que se le antojan como rígidos, algo autoritarios. Como de quien está acostumbrada a mandar. Habla de una niña de tres años y medio, según dice el volante, que le mira asustada de hito en hito, cuando no se esconde abiertamente tras la espalda de la madre. A las dos les acompaña una adolescente que llama la atención al profesional por su actitud seria, hierática, como distante, y por lo poco que participa en la conversación: ni siquiera lo hace con los gestos, ni con movimientos corporales de aproximación o distanciamiento. Al tiempo que piensa esto, el profesional se siente cada vez más preocupado: ¿Cómo una mujer adulta puede dejarse pegar por su hija de tres años?.

    Comienza, entonces a realizar la historia clínica en una entrevista abierta, según es su costumbre.

    - ¿Que les pega...?. ¿Cómo es eso?.

    - Pues como le digo: si le dices a algo que no, entonces se enrabieta y nos pega... Y nos hace daño... Mire, mire qué marcas tiene mi hija.. (La adolescente se sube un poco la manga y la falda, en gestos que llaman la atención por lo mecánicos que resultan. Enseña unos arañazos y, lo que puede ser, tal vez, un ligero hematoma).

    - Y, ¿desde cuándo?. ¿Cómo empezó? ¿Qué le hacen y le dicen ustedes entonces?. (Un "menú de sugerencias" provocado más por la inquietud que por la necesidad).

    - Pues mire, casi desde que empezó a moverse, sí. Desde que la tengo yo, ya he notado que pasaba esto.

    - ¿Desde que la tiene usted?.

    - Si, porque mire, su madre es ella ¿sabe?. Pero ha pasado tanto que, casi desde el principio, me la ha tenido que dejar a mí. Ella no podía. ¡Con lo que pasó y está pasando con él, con su padre, no podía hacerse cargo de la niña!. Y menos mal que estábamos nosotros, mi marido y yo, los abuelos...

    El profesional queda un momento callado. En parte, para reponerse del impacto consecutivo a su confusión inicial, al tomar a la abuela por la madre. También, probablemente, por el impacto contratransferencial que le han producido tanto las expresiones de la abuela, como la actitud general de la madre... O el gesto terriblemente asustado de la niña, que continúa escondida tras la silla y en la falda de la abuela.

    Pero después, con meras facilitaciones, puede entender la historia que le va describiendo la abuela, presa de intensa ansiedad persecutoria. La madre, mientas tanto, participa sólo muy ocasionalmente en la narración.

    Los padres de Raquel, la niña, se casaron hace cuatro años. La madre contaba dieciocho.

    - Estaba embarazada, ya se lo imaginará. Al poco, comenzaron los problemas: el padre de Raquel comenzó a pegarla ya antes del parto, incluso durante el embarazo. Por líos de él y su familia. Pero cuando nació la niña, fue imposible: mi hija no podía aguantar más y le dije que se viniera para nuestra casa. Hasta nos ha agredido a nosotros, a sus suegros, y tenemos puestos dos juicios contra él. Ella, mi hija, ya no sabía qué hacer y estaba tan afectada que no era capaz ni de cuidar a la niña ni de cuidarse ella misma. O sea que, desde entonces, cuido yo de la niña. Hasta duerme conmigo y así ella puede trabajar, puede salir de casa para trabajar...

    El desarrollo de la entrevista da lugar a la descripción de una "cesión" de la niña a la abuela, que es el miembro de la familia que se ha hecho fuerte ante las desgracias familiares. Pero una cesión, además de casi total, ambivalente y llena de angustia.

    En realidad, a lo largo de las dos primeras entrevistas, el profesional llegó a hacerse la idea de que la madre de Raquel se casó por presiones más o menos indirectas o alusivas de los padres y el medio social. Y que no ha sido capaz de afrontar las difíciles circunstancias y problemas de su matrimonio y maternidad, precipitados y no deseados. Parece que, ante las dificultades, ella también ha ido a refugiarse en la casa de su madre, en la falda de su madre, que es la que parece llevar la dirección de la familia en esta difícil situación.

    Evidentemente, sintió el profesional, las funciones emocionales, las funciones de poner límites y contención, así como la organización del yo y del super-yo están afectadas de forma importante, tanto en Raquel como en su madre. Niña y madre se sienten tan enormemente perseguidas y desvalidas que difícilmente podrán organizar una célula familiar y una diada autónomas.

Todo lo anterior no significa que siempre, ni universalmente, el embarazo en la adolescencia suponga un problema en general y, menos aún, tan extremo como en el ejemplo aportado. Al fin y al cabo, durante milenios, el embarazo en la adolescencia en la especie humana no ha sido la excepción, sino la regla. Y tampoco parece que, como especie, nos haya ido tan mal. Por otra parte, el profesional de un Equipo de Atención Primaria que trabaja en un medio con amplia proporción de inmigrantes, ha de estar preparado y conocer la antropología básica de las etnias con las que trata: por ejemplo, entre gitanos, magrebíes y, en general, africanos, el embarazo en la adolescencia es mucho más frecuente que en nuestra cultura. Si el embarazo es deseado y/o la cultura y el grupo social lo integra, o incluso se apoya en ese tipo de embarazos, los riesgo psicosociales disminuyen, aunque los riesgos biológicos puedan o no permanecer intactos.
 

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  PARA EL E.A.P.: ¿UN PROBLEMA O CINCO PROBLEMAS?

En realidad, la problemática que presenta el tema de la prevención de la salud mental de la madre y el niño en el caso de embarazo en la adolescencia es múltiple y compleja. Como esquema, podríamos agrupar los elementos de esa problemática en cinco apartados o "conjuntos de problemas" que deben atender los EAP.

1. Prevención del embarazo en la adolescencia mediante la promoción de las medidas anticonceptivas y de autoprotección adecuadas, así como mediante el apoyo para el establecimiento de relaciones significativas y la protección ante las esporádicas.

2. Ayudar en la "maternización" de la persona que se vaya a hacer cargo del niño, si el embarazo se ha dado y sigue adelante.

3. Apoyar la creación de algún tipo de unidad originaria (o triangulación originaria) en la familia que va a recibir al niño. Habrá que orientar acerca de la conveniencia de que el niño sea cuidado por dos personas, a ser posible de diferente sexo (triangulación originaria).

4. Asegurar que madre, niño y padre reciban las suficientes aportaciones de la familia y las instituciones sociales (micro o macrosociales) como para posibilitar un desarrollo adecuado de la urdimbre afectiva de los primeros meses y el desarrollo psicofísico saludable del bebé.

5. Sin olvidar que ese niño sigue siendo un niño de riesgo desde los puntos de vista biológico, psicológico y social.
 

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  DETECCIÓN DE LOS PROBLEMAS DESDE LA ATENCIÓN PRIMARIA
 
- Prevención del embarazo en la adolescencia

En principio, todo adolescente en nuestra cultura corre el riesgo de embarazar o embarazarse. Normalmente no se tiene en cuenta el problema emocional y psicosocial que implica para un varón adolescente una primera paternidad interrumpida o problematizada, pero sus repercusiones psicológicas y sociales son mucho mayores de lo que se suele pensar: dificultades en el desarrollo de la adolescencia, trastornos de conducta, dificultades sexuales y de establecimiento de familia en el futuro, etc.

La detección de este problema en APS es entonces sencilla: la "población diana" es "adolescente (14-19 años) que consulta". O incluso puede ampliarse la "población diana" a los 14-22 años.
 
- Maternización de la futura madre

Como acabamos de ver, las posibilidades de que una adolescente sin ayuda pueda elaborar suficientemente las complejas tareas emocionales y relacionales que la maternidad implica, no son muy frecuentes en nuestras sociedades. Un ejemplo tomado de un trabajo anterior (Tizón, 1995) podrá tal vez ayudarnos a comprender esas dificultades.

"Un pediatra visita a una niña de 4 días que viene acompañada de dos mujeres. Dentro de la visita habitual, durante la exploración, se aprecia una tumefaccion mamaria. La madre pregunta por ella, preocupada, y el pediatra explica con cuidado el significado fisiológico de la misma, así como sus vías patogénicas. Conocedor de ciertas costumbres populares, menciona la conveniencia de no "exprimirlas" .

"La mujer mayor comenta entonces como en un aparte "Pues yo se lo he hecho a todas mis hijas y nietas". El comentario le suena bastante impertinente al pediatra pero prefiere no intervenir más sobre el tema y la visita acaba poco después.

"Catorce días más tarde se presentan de nuevo la madre y la niña. Esta se halla muy desmejorada y con signos evidentes de mal estado general.

"La madre cuenta entonces que han tenido que ingresar a la niña. En el informe hospitalario se habla de septicemia por absceso mamario y pronto queda claro para el pediatra que la causa ha sido la expresión de las mamas de la niña, aún tumefactas y dolorosas. La lactancia se ha tenido que interrumpir y, según la madre, "en el hospital me dijeron que la niña ha estado a punto de morir".

"El pediatra se siente tan molesto y enfadado, máxime tras comprobar en los informes la extrema gravedad por la que el bebé ha pasado, que reprende fuertemente a la madre, hasta que ésta acaba por "medio confesar" que ha sido la abuela, su propia madre, la que "exprimió las mamas de la niña, como hace siempre". Dos días después, cuando la familia vuelve a una nueva visita fuera de hora, otra pediatra, revisando el caso, llega a la misma conclusión y vuelve a reprender seriamente a la madre, hasta que ésta casi llora. Entonces, repite concienzudamente las explicaciones básicas sobre el significado del signo mamario de la niña.

"El primer pediatra presenta el tema en un "Grupo de Reflexión" (grupo "tipo Balint"), preguntándose "qué se le escapó" y "qué tendré que hacer en otra ocasión". Al discutir el caso con los compañeros, van apareciendo una serie de datos, fundamentales para el tema, que el pediatra sí había captado, pero que no había podido organizar en su mente y, en realidad, había llegado a disociar. Algunos de entre ellos son los siguientes:

"1. La madre es una postadolescente y, como tal, muy dependiente de su propia madre en las funciones maternas.

"2. La madre de la madre se mostró muy segura de su afirmación y el pediatra en realidad pensó que era capaz de repetir su costumbre de "sacar la leche de brujas" a pesar de las explicaciones profesionales, pero no supo qué hacer con esta captación contratransferencial.

"3. El pediatra, durante la entrevista, se encontró con el problema de a quién dirigirse cuando daba las explicaciones y orientaciones generales, propias de la visita del "Niño sano". ¿Quién hacía en realidad de madre de la niña?. A pesar de valorar este hecho, decidió que no era el momento de tocarlo.

"4. Durante la discusión se aportan más datos que hacen pensar en la determinación de ciertas costumbres y hábitos de este tipo, como la de exprimir la "leche de brujas". Evidentemente, para la misma existen determinantes conscientes, apoyados en la cultura, y determinantes inconscientes, apoyados tanto en elementos individuales (conflictos y defensas personales) como culturales (e inconscientes) vehiculizados por la familia.

"5. Pero el doctor no deja de tener sus razones. Si hubiera podido integrar todo esto (porque percibirlo, sí lo había percibido) ¿qué podría haber hecho y cómo podría haberlo hecho?" (tomado de Tizón, 1996).
 
En las tablas 2 a 5 se esquematizan algunos de los indicadores de problemas en esa "maternización" de la madre: en la tablas 2, 3 y 4 aparecen los factores de riesgo y señales de alarma en el infante de una diada o una triangulación originarias inadecuadas o insuficientes. La tabla 5 recoge y traduce algunos de tales indicadores, con especial hincapié en los que son directamente captables en la entrevista clínica.
 
- Constitución de una triangulación originaria

La triangulación originaria, que hoy se piensa ya como una pre-concepción, existente desde el nacimiento, es el primer entramado de relaciones sociales que engloba la diada madre-hijo: es el conjunto de relaciones mentales y conductuales que se desarrollan desde el principio de la vida entre el bebé, la madre o substituta y el padre o substituto.

Por ello, serán indicadores de problemas para esa madre y su eventual bebé:

a. Cuando el padre biológico no quiere o puede participar en la crianza del recién nacido.

b. Máxime si, además, la madre no puede apoyarse para la misma en otras figuras de vinculación cotidianamente allegadas.

c. Si el bebé no interactúa, además de con su madre o substituta, con una figura de distinto sexo a aquéllas.
 
- Asegurar las aportaciones familiares y sociales para esa diada o triángulo primitivos

Son indicadores de problemas, además de los señalados en las tablas 2 a 5, la inexistencia de medios económicos de subsistencia para el triángulo inicial o para la diada madre-niño. Otro indicador es la inexistencia de un hogar de acogida con medios suficientes: habitación propia para la madre, libertad en sus desplazamientos por la casa, habitación para el bebé en cuanto tenga unos meses, etc.
 
- Atención al bebé y al niño como niño de riesgo biopsicosocial

Los indicadores más sencillos en este caso son:

a. Las desviaciones y problemas hallados durante las visitas del niño sano.

b. La no cumplimentación o cumplimentación irregular de las visitas del programa de niño sano, que en estos casos recomendamos alargar con visitas cada seis meses hasta los 6 años y anuales después, de forma similar a las pautas recomendadas en el subprograma "hijos de padres con antecedentes psiquiátricos" (tablas 2 y 4).

c. Los indicadores y señales de alarma que se muestran en las tablas 2 a 5.
 

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  PROPUESTAS DE PREVENCIÓN

Las recomendaciones de la OMS con respecto al tema podrían resumirse así:

1. Los programas escolares de educación sexual deben redirigirse, enfocándose no tan sólo hacia la explicación meramente fisiológica de la sexualidad humana, sino hacia un concepto de educación y orientación integral para la vida en familia.

2. Los Centros de Orientación familiar (normalmente llamados, ya de forma en sí misma parcializante, "Centros de Planificación Familiar"), así como los Centros de Salud, deberían garantizar el anonimato de los adolescentes consultantes por estos problemas.

3. Preparación del personal de dichos centros en el tema de la adolescencia y la entrevista con el adolescente.

4. Asistencia hospitalaria realizada por personal también especialmente preparado en el ámbito de la adolescencia.

5. Redes de asistencia social con programas especiales para ayudar a este tipo de diadas y unidades familiares.

Desgraciadamente, las recomendaciones 1,3 y 4 tropiezan con la escasa formación del personal sanitario en el ámbito de la entrevista clínica y, más aún, en las entrevistas familiares y/o con adolescentes. De ahí que sea tan importante el programa preventivo en salud mental que, desde la introducción de este módulo, llamábamos programa preventivo fundamental y básico. Me refiero a la formación adecuada en salud mental y entrevista clínica del personal sanitario, de APS, servicios sociales y de servicios de orientación familiar y de ayuda a la mujer. Al menos, en los temas que se señalan en el primer capítulo de este módulo de prevención en salud mental desde la APS.

Habría que avanzar mucho más en el desarrollo de la segunda recomendación: garantizar (incluso ante los padres) el anonimato de los adolescentes que consultan por estos problemas, mejorar la relación entre los Centros de Salud y los adolescentes, mejorar la formación clínica del Equipo de atención Primaria para la entrevista con adolescentes, mejorar la colaboración entre dichos Equipos y los Centros Escolares, etc.

El desarrollo de la quinta recomendación se halla también en nuestro país en estado muy embrionario: abundan las guarderías y las instituciones "pedagógicas" de preescolar y párvulos, pero existen pocos centros de día para niños y madres con problemas: horario flexible, fomento de la red social, apoyo para las madres... Movimientos como la Universidad Abierta, los programas New-Pin, las "casas de los Colores", las "casas y Centros de acogida" para madres recientes, etc. (Meissels y Chinkoff 1990), se hallan, entre nosotros, muy poco desarrollados y subvencionados.

Todo ello no hace sino resaltar aún más, si cabe, el papel de los equipos de APS en este tipo de prevención. De ahí que, desde la constitución del Grupo de Expertos en Prevención en Salud Mental del PAPPS y la semFYC en 1991, el subprograma embarazo en la adolescencia ha sido uno de las actividades propuestas (Red de Centros Investigadores de la semFYC 1996).
 
En esencia, el subprograma se basa en las recomendaciones que aparecen en la tabla 6. Ese subprograma podría ser desarrollado como sigue, teniendo en cuenta los problemas designados en el apartado anterior:
 

1. Prevención del embarazo en la adolescencia desde los EAP. Recomendaciones ampliadas

a) El consejo anticonceptivo debe hacerse en todos los adolescentes y, desde luego, tanto en chicos como en chicas, en especial entre los 15 y los 19 ó 22 años.

1.2. Como propone el programa de prevención de la salud de adultos del PAPPS, en todo adolescente debe ser tratado el tema -y casi en cualquier control de salud que realice-.

1.3. Para favorecer la relación de los adolescentes con los profesionales de APS, no resultando invasivos o repetitivos con ese tema, la orientación psicosexual y anticonceptiva puede dejarse para mejor momento en el caso de adolescentes que consultan en reiteradas ocasiones o sobre los que se tiene la seguridad de que tornarán a visitarse en un futuro próximo.

1.4. En concreto, se deberá informar al menos de la posibilidad de embarazo y de los métodos anticonceptivos a su alcance.

1.5. Se recomendará el uso del preservativo en las relaciones sexuales esporádicas y se informará de los factores de riesgo de adquirir una enfermedad de transmisión sexual.

1.6. Se deberá mostrar un especial respeto hacia las opciones de las minorías étnicas, a cuyos miembros, sin embargo, se les proporcionará también la información adecuada.

1.7. La importancia de la infección por VIH obliga a que, hoy por hoy, deba informarse al respecto de riesgos y medidas preventivas a adoptar a todas las personas sexualmente activas y, en particular, a los adolescentes.
 

2. Maternización de la futura madre

Para ello, ante todo, habrá que tener en cuenta las cuatro primeras recomendaciones del subprograma del PAPPS (apartado de salud mental) sobre el tema (tabla 6):

1. Considerarlo embarazo de riesgo a todos los niveles y, desde luego, a nivel psicológico y psicosocial.

2. Especial atención a los programas de ayuda al embarazo y puerperio (y a los componentes psicosociales de los mismos).

3. Entrevista familiar con el fin de reforzar el apoyo familiar y social.

4. Colaborar en la búsqueda de una figura de apoyo continuado para la madre.

Podríamos completar esas recomendaciones con las siguientes orientaciones:

5. El médico de APS debe investigar quién se hará cargo del niño cuando nazca. Respuestas de "entre todos", "ya veremos", "ayudaremos a la madre entre todos", etc. no dan ninguna seguridad de que el bebé cuente con una figura de vinculación suficientemente estable y cercana, necesidad que es básica en los primeros años de la especie humana.

6. Salvo excepciones muy evidentes, el EAP ha de tratar a la madre biológica como la futura madre y dirigirse fundamentalmente a ella en las entrevistas y exploraciones.

7. Debe ser explorada y acogida la fantasía, el deseo o la posibilidad de una interrupción voluntaria del embarazo, dentro de los límites impuestos por la ética de la familia y del EAP, así como de los imperativos legales al respecto.

8. Si la madre decide llevar adelante su embarazo y el niño va a ser cedido en adopción legal o "de facto", el médico o el trabajador social del EAP deben investigar las características y seguridad de la cesión y cómo acepta la madre esa cesión.

9. En caso de que la madre biológica, con mayor o menor ambivalencia siempre, desee ejercer el papel de madre, dada su compleja problemática, debe ser ayudada a hacerlo por el EAP y, tal vez, por el trabajador social del centro o de los Servicios Sociales de base.

10. Se ha demostrado en repetidas ocasiones la utilidad de las organizaciones profanas y semiprofesionales en este ámbito (Meissels y Shonkoff 1990, Garralda 1993, Peters y McMahon 1996). Si, tras la o las entrevistas familiares, el EAP aprecia insuficiencia en la aportación emocional y la contención para con la embarazada, directamente o a través del trabajador social del centro habría de conectar a la adolescente embarazada con dichas organizaciones o programas, si son accesibles en su medio sociosanitario: centros de acogida para madres, grupos de madres, grupos de lactancia, programas de apoyo al embarazo, centros de día para madres y bebés, casas de acogida para madres y bebés, etc.
 

3. Constitución de una triangulación originaria

En primer lugar, el médico, la enfermera o el trabajador social del centro deberían tener en cuenta las siguientes recomendaciones (Red de Centros Investigadores 1996):

1. Colaborar en la búsqueda de una figura de apoyo continuado para la madre, orientando sobre su importancia.

2. En caso de no existir padre con un contacto "cotidiano, afectivo y lúdico" con madre y niño, recomendar la relación del niño con varones a lo largo de su desarrollo. Orientar sobre su importancia.

3. Atender al resto de las recomendaciones del subprograma "hijos de familias monoparentales".
 

4. Asegurar las aportaciones familiares y sociales para esa diada o triángulo primitivos
 
Vehiculizar estas aportaciones a través del contacto entre el EAP y los Servicios Sociales y las organizaciones profesionalizadas y no-profesionalizadas sobre el tema.
 

5. Atención al bebé y al niño por considerarlos de riesgo biopsicosocial.

1. Especial atención al Programa del Niño Sano, reenfocándolo según las medidas propuestas en el subprograma de salud mental del PAPPS "Hijos de familias monoparentales" (Red de Centros Investigadores de la semFYC 1996).

2. Dentro de esas visitas, que habrán de irse programando (mensualmente hasta los 2 años, cada seis meses hasta los seis años y luego anualmente), debería prestarse especial atención a las relaciones padres-hijo a lo largo de toda la infancia y adolescencia del niño.
 

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  EFECTIVIDAD Y ACEPTABILIDAD DE LA INTERVENCIÓN DESDE LA A.P.

Se ha demostrado la aceptación por parte de los adolescentes de este tipo de orientación familiar y psicosexual. Su efectividad también se ha demostrado, sobre todo si se tienen en cuenta las recomendaciones de la OMS, de no entender la "educación sexual" como "charlas sobre fisiología sexual" y poder presentar y, a ser posible, discutir con los adolescentes, perspectivas más globales sobre el tema: más que "hablar de sexo", se trata de reflexionar junto con el/la adolescente sobre "psicosexualidad".

También se ha demostrado la utilidad de cara a la génesis y estructuración de la "urdimbre afectiva", la "diada originaria" y la "triangulación originaria", de los servicios sociales tanto profesionales como paraprofesionales, desgraciadamente muy poco desarrollados en nuestro país. En particular, se han estudiado la efectividad y eficacia de las organizaciones y servicios sociales que intentan favorecer, desde el embarazo o las primeras semanas tras el parto, la relación madre hijo y padre-madre-hijo. Asimismo, existe suficiente información acerca de la eficacia de los servicios sociales en la mejora del pronóstico de esos niños y familias (Meissels y Shinkoff 1990, Newton 1992, Peters y McMahon 1996).

Los problemas para la implementación y eficacia de las medidas del programa aquí propuesto radican pues en los dos puntos siguientes:

1. En nuestro país existen pocas organizaciones profesionales, paraprofesionales y no profesionales al respecto. Es un atraso histórico sobre el que debe llamarse la atención de las distintas administraciones: una atención precoz a la embarazada, a la mujer en el puerperio y en las primeras semanas de la relación madre-hijo, es una inversión sumamente eficaz y eficiente en numerosos problemas futuros: psicopatológicos, de aprendizaje, de marginación social...

2. La aceptación de las recomendaciones de los apartados 2, 3 y 4 por parte de la adolescente y su familia depende en buena parte de la capacidad de contención y empatía del propio EAP, así como de su formación para la entrevista clínica y para el modelo de asistencia que hemos llamado la atención sanitaria centrada en el consultante. No puede realizarse un trabajo preventivo adecuado en este ámbito si antes el EAP (o algunos de sus miembros) no se siente suficientemente formado y motivado en los campos que señalábamos como programa preventivo en salud mental fundamental y básico y, en particular, en el campo de la formación para la entrevista clínica, individual y familiar (Tizón 1996).

Esas carencias institucionales y formativas representan deficiencias graves de nuestro sistema sociosanitario y problemas para nuestras propuestas preventivas. Pero al tratarse de un tema tan claro y tan humano como es el del porvenir de miles de niños que nacen cada año en esas circunstancias (y el de sus padres), tal vez reconocer esos problemas nos aliente y entusiasme hacia actividades que tiendan a resolverlo. Se trata de luchar para que no sigan naciendo "españolitos" que, como decía Miguel Hernández en plena Guerra (in)Civil española: Empieza a sentir, y siente la vida como una guerra, y a dar fatigosamente en los huesos de la tierra.  

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  PUNTOS A DESTACAR

1. Los estudios demográficos de la adolescencia en nuestra cultura suelen centrarse en el intervalo de edad de los 15 a los 19 años.

2. El conflicto psicosocial fundamental de la adolescencia es el del logro de la identidad, frente a las posibilidades de confusión del rol y no estructuración del si-mismo.

3. La tasa de recién nacidos vivos de madres adolescentes en España oscila entre el 3 y el 7 por ciento.

4. La tasa de interrupciones voluntarias del embarazo en esta edad parece seguir aumentando con respecto a las IVE totales en varias comunidades autónomas, a pesar de las campañas de "educación sexual".

5. La "educación sexual" eficaz en esta edad ha de ser progresivamente reorientada hacia una reflexión conjunta con los adolescentes sobre temas de familia y afectivo-sexuales.

6. La urdimbre afectiva madre-hijo crea el vínculo especial al que llamamos diada (o diada primigenia) y es la base de la posibilidad de la triangulación originaria y de la vida social futura del recién nacido.

7. Los problemas de la promoción y prevención de la salud mental en el caso del embarazo en la adolescencia pueden agruparse en cinco apartados: prevención del embarazo, ayudar en la maternización, ayudar en la triangulación, asegurar las aportaciones sociales suficientes y atender al bebé como un niño de riesgo.

8. Los programas de ayuda psicológica y psicosocial a la embarazada adolescente y, en general, a la embarazada y puérpera con problemas, poseen abundantes datos que prueban su eficacia, eficiencia y capacidad preventiva.
 

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  BIBLIOGRAFÍA
 
A) Bibliografía comentada

Adams GR, Gullota TP, Montemayor R. Adolescent Identity Formation. Londres: Sage, 1992.
Una compilación actualizada que permite una cierta aproximación al desarrollo de la identidad y del self en el adolescente, así como a las investigaciones empíricas actualizadas que, sin embargo, reconocen la deuda con psicoanalistas previos como Erikson o Bloss, dos grandes teorizadores de esa "transición psicosocial" clave en las "edades del hombre". Incluye capítulos sobre el logro de la identidad femenina, el desarrollo de la identidad en la adolescencia, las dimensiones intrapsíquicas de esa identidad, los factores que intervienen en el proceso, las repercusiones de su alteración en los trastornos de conducta de los adolescentes, etc.
 
Feduchi, LM. Qué es la adolescencia. Barcelona: La Gaya Ciencia 1977.
Un pequeño libro clave para comprender la adolescencia. Escrito en un lenguaje sencillo y directo, proporciona una buena conjugación de perspectivas sociológicas y psicoanalíticas sobre la adolescencia, con el interés abierto y confeso de ayudar a comprenderla. Tal vez su confesada modestia ha llevado a que el libro no se haya reeditado: puede encontrarse "de viejo" y en fotocopias, pero releerlo y pensar sobre lo que en él se dice sigue siendo un placer y una ayuda indispensable para la aproximación de atención primaria a la adolescencia.
 
Kaplan LJ. Adolescencia: El adiós a la infancia. Buenos Aires: Paidós 1991.
La más clásica y descriptiva de las aproximaciones a la adolescencia. Tal vez excesivamente literario en ocasiones, sin embargo, proporciona el placer de una redacción y un estilo que hacen más ameno (y, a menudo, disfrazan de superficial) una perspectiva bastante compleja e interparadigmática de la adolescencia.
 
OMS-FNUAP-UNICEF. Higiene de la reproducción en la adolescencia: Estrategia de acción. Ginebra: OMS 1989.
Un informe técnico conciso en el que se exponen las líneas maestras y justificaciones de muchas de las recomendaciones que hemos incluido en esta unidad didáctica del curso a distancia sobre actividades preventivas en la APS.
 
Red de Centros Investigadores de la Sociedad Española de Medicina de familia y Comunitaria. Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud. Barcelona: Soc. Esp. de Med. de Fam. y Com., 1996.
El libro que resume y presenta los programas preventivos del PAPPS y la semFYC, que se actualiza cada año. Aparte de una introducción al tema de la prevención en APS, el libro contiene los apartados de prevención en el adulto, prevención en el niño y prevención en salud mental, tal vez por primera vez integrados en un mismo paquete de propuestas preventivas. Se adjunta una serie de documentos sobre la evaluación del paquete de actividades. En concreto, para esta unidad didáctica y para el programa de "Prevención del embarazo en la adolescencia" son fundamentales los subprogramas del PAPPS "Prevención del embarazo en la adolescencia" (capítulo de programas de adultos), el "Programa del Niño Sano" (capítulo sobre prevención en la infancia) y "Embarazo en la adolescencia" e "Hijos de familias monoparentales", del capítulo sobre salud mental.

 
B) Otra bibliografía de interés
 
American Academy of Pediatrics. Caring for your adolescent. New York: Bantam Books 1991.
 
Armells M, Prats R, Arnau J, Salleras Ll. Evolución de los embarazos entre las adolescentes de Cataluña (1987-1992). Atención primaria 1995, 16,8: 469-472.
 
Bowlby, J. (1968). El vínculo afectivo. Buenos Aires: Paidós, 1979.
 
Bowlby, J. (1969). La separación afectiva. Buenos Aires: Paidós, 1979.
 
Bürgin D. Repercusiones de la pubertad con respecto a la relación padre-hijo. Confrontations Psychiatriques 1987,24: 63-77.
 
Dirección General de Prevención y Promoción de la Salud. Comunidad Autónoma de Madrid. Estudio de actitudes, opiniones y comportamientos sexuales de los jóvenes de la Comunidad de Madrid. Madrid: Documentos de Salud Pública, 1993.
 
Dolto, F (1988). La causa de los adolescentes. Barcelona: Seix Barral 1990.
 
Erikson EH (1963). Infancia y Sociedad. Buenos Aires: Paidós, 1980.
 
Fundació Vidal i Barraquer - Pérez-Testor C. et al. Nous models de familia en l'entorn urbá. Barcelona: Generalitat de Catalunya, Departament de Benestar Social, 1994.
 
Gabinet d'Estudis Socials. Enquesta a la Juventut de Cattalunya 1990. Barcelona: Genralitat de Catalunya, Departament de Presidencia, 1991.
 
Hauser D, Michaud PA. Does condom-promoting strategy (two swis STAP-AIDS) modify sexual behavior among adolescents? Pediatrics 1994,93: 580-585.
 
Lasa A, González F. El niño en la familia monoparental. FMC 1996,3,4: 211-221.
 
Meissels SJ y Shonkoff JP (comps). Handbook of Early Childhood Intervention. Cambridge: Press Sybdic of the University of Cambridge, 1990.
 
Newton J. Preventing Mental Illness in Practice. London: Routledge, 1992.
 
OMS. El embarazo y el aborto en la adolescencia. Informe Técnico no. 583. Ginebra: OMS 1975.
 
Peters RV, McMahon RJ. (eds.). Preventing childhood disorders, substance abuse, and delinquency. Londres: SAGE, 1996.
 
Silber TJ, Munist MM, Maddaleno M y Suárez-Ojeda EN. Manual de Medicina de la Adolescencia. Washington: Organización Panamericana de Salud, 1992.
 
Strasburger VC, Brown RT. Adolescent Medicine. A practical guide. Boston: Little, Brown and Co. 1991.
 
Tizón JL. Posibilidades, medios y sistemas de relación entre los Equipos de Salud Mental y los Equipos de Atención Primaria. En JF. Otero et al. Trastornos Psiquiátricos y Atención Primaria. Madrid: DOYMA, 1995 (pp. 31-52).
 
Tizón JL. Los nuevos modelos asistenciales en Medicina: Una visión a partir de algunos de sus fundamentos psicológicos y epistemológicos. Revisiones en Salud Pública 1995,4: 57-83.
 
Tizón JL. Apuntes para una psicología basada en la relación. Barcelona: Biblária, 1995, 4a ed. (cap 6).
 
Tizón JL. Componentes psicológicos de la práctica médica: Una perspectiva desde la Atención Primaria. Barcelona: Biblária, 1996 (4ª ed).

 



 Tabla 1. Funciones parentales en la familia (en nuestra cultura y desde el punto de vista psicológico)
 

CUIDADO Y SUSTENTO CORPORALES BÁSICOS

Provisión de alimento, vestido, refugio...

"Urdimbre afectiva"

FUNCIONES (EMOCIONALES) INTROYECTIVAS Y PROYECTIVAS QUE DAN LUGAR A LA MENTE Y AL PENSAMIENTO

Amor-ternura / Odio  
Esperanza / Des-esperanza  
Confianza / Des-confianza  
Contención: Rêverie* + Límites / Incontinencia

"Urdimbre afectiva"

RELACIÓN SUJETO - OBJETO INTERNA

Creación del objeto  
Creación del sujeto  
Creación del espacio mental

Función de diada

FUNCIONES DE LÍMITES Y CONTENCIÓN

Formas de comunicación

Triangulación ordinaria  
(complejo de Edipo)

 ORGANIZACIÓN Y DESARROLLO DEL SUPER-YO

Conciencia moral: pulsiones versus sociedad  

  • Moral, motivación, premios, logros 

  • Objetivos, valores, lealtades 

  • Formas de apoyo en crisis familiares y sociales 


Ideal del yo

Triangulación ordinaria  
(complejo de Edipo)

IDENTIDADES PSICOSOCIALES FUNDAMENTALES

En la psicosexualidad  
En la agresividad  
En el conocimiento

Triangulación ordinaria  
(complejo de Edipo)

MODELOS DE RELACIÓN CON EL EXTERIOR

La familia de pareja básica.  
La familia de pareja infantil ("casa de muñecas").  
La familia matriarcal.  
La familia patriarcal.  
La "familia banda"**:  

  • "banda de chicos" 

  • "banda de chicas" 


La familia en reversión***

Las relaciones interior-exterior de la familia como "célula básica" de la sociedad.

 
* Rêverie: capacidad de empatía con el bebé y el niño y de sentir, pensar y fantasear con él y por él.
**"Familia Banda": Familia en la cual las funciones introyectivas se simulan más que realizarse. Está basada en fuertes identificaciones negativas de los progenitores o las figuras de más prestigio. Tiende a la fusión y confusión, a la simbiosis patológica y a entrar en conflicto con las instituciones de la comunidad.
***"Familia en reversión": El tipo de familia en el cual una o las dos figuras parentales son psicóticos, están dominados por una sexualidad perversa o por tendencias criminales. La reversión de los valores coloca al grupo familiar en abierto desafío con respecto a la comunidad. El aislamiento de la familia suele encubrirse con su gran movilidad física y geográfica).

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 Tabla 2. Factores de riesgo psicopatológico infanto-juvenil (cualquiera que sea la edad del niño)
 

Circunstancias de la concepción y el embarazo

- Embarazo en la adolescencia  
- Hijos no deseados al final del embarazo  
- Padres con alguno de los siguientes trastornos mentales:  

  • Trastornos delirantes

  • Trastornos depresivos mayores

  • Episodio de manía

  • Intento de suicidio

  • Trastornos graves de la personalidad

  • Esquizofrenia

  • Alcoholismo o abuso de drogas.

- Muerte de hermanos durante el embarazo  
- Niños concebidos en violaciones  
- Madre sin apoyo socio-económico

Circunstancias perinatales adversas

- Partos distócicos  
- Apgar bajo, sufrimiento fetal o perinatal  
- Enfermedad congénita  
- Separación prolongada madre-lactante  
- Hospitalización prolongada de la madre o del bebé.

Características "temperamentales" difíciles (fuera de la edad típica y persistentes en el tiempo)

- Irritabilidad importante  
- Irregularidades en los hábitos básicos de comer, dormir y evacuar  
- Reacciones a los estímulos "excesivas"  
- Dificultades en las adaptaciones a los cambios del medio  
- Apatía, inhibición y pasividad excesivas

Enfermedades crónicas

- Enfermedades crónicas pasadas y actuales

Situaciones traumáticas puntuales

- Muerte de uno de los padres  
- Separación de los padres  
- Nacimiento de hermanos (en familias vulnerables)  
- Hospitalización (propia o de familiares o allegados próximos)  
- Cambios escolares importantes  
- Ausencias prolongadas de uno o de los dos progenitores

Características de los padres

- Padres muy jóvenes o muy mayores  
- Conflictos graves y crónicos de pareja  
- Familias monoparentales  
- Enfermedades crónicas, invalidantes o graves  
- Padres con déficits sensoriales  
- Antecedentes psiquiátricos de uno o más de los siete trastornos. mentales graves señalados en la primera fila de esta tabla.  
- Padres con institucionalización prolongada en la infancia  
- Abandonismo, negligencia, malos tratos...  
- Falta de contacto afectivo y lúdico entre el (los) progenitores y el niño  
- Promociones o cambios profesionales que impliquen cambios internos o externos radicales en los comportamientos de uno o de los dos progenitores.  
- Apego ansioso, rechazo primario o secundario

Medicalización / institucionalización

- Somatizaciones reiteradas  
- Consultas, exploraciones y hospitalizaciones reiteradas  
- Consulta en múltiples instituciones  
- Institucionalización prolongada

Evidencia de malos tratos físicos o psíquicos

- Según los indicadores de los Programas "ad hoc" .

Circunstancias socio-económicas muy desfavorables 

- Por causas culturales  
- Por causas socioeconómicas: paro sin subsidio del cabeza de familia, paro crónico de varios miembros de la familia...  
- Cambios de residencia repetidos  
- Familias aisladas socialmente

 
(Modificada a partir de la propuesta del Grupo de Trabajo sobre "Salud Mental y Atención Primaria de Salud", coordinado por J.L. Tizón, en el Programa de Salud Mental de Cataluña (1995).


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 Tabla 3. Señales de alerta psicopatológicas en el recién nacido, el lactante y el niño de edad preescolar (0-4 años)
 

Desviaciones respecto al Programa del Niño Sano

  • Dependiendo de la duración e intensidad de la 


  •  desviación y el medio sociocultural 

Trastornos de la alimentación y de la deglución

  • Inapetencia persistente 

  • Retraso en la alimentación con sólidos 

  • Vómitos o regurgitaciones reiteradas 

  • Pica 

  • Niño que habitualmente es forzado a alimentarse

Trastornos del sueño 

  • Insomnio o hipersomnia persistentes 

Trastornos de la comunicación y la relación

  • No ríe / no mira / no habla (según los límites señalados en el Programa del Niño Sano) 

  • No responde a los estímulos sociales 

  • Es difícil de calmar, baja tolerancia a la frustración 

  • Evidencia de malos tratos

Retraso en el desarro psicomotor, del habla o del lenguaje

  • Movimientos estereotipados y repetitivos


  • Retrasos significativos en el desarrollo del habla (expresivos, receptivos o mixtos)

Anomalías en el juego y en la escolaridad precoz

  • Problemas con los compañeros (agresividad excesiva, aislamiento, etc.)  

  • Problemas crónicos en la guardería o escolarización precoz

Circunstancias de los padres, generales y específicas de esta edad

  • Conductas inadecuadas de los padres respecto a los cuidados de alimentación, sueño y control de los esfínteres.  

(Modificada a partir de la propuesta del Grupo de Trabajo sobre "Salud Mental y Atención Primaria de Salud", coordinado por J.L. Tizón, en el Programa de Salud Mental de Cataluña (1995).

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 Tabla 4. Trastornos mentales de los padres que hay que tener en cuenta y señalar en la historia
 

 PATOLOGIA PSIQUIÁTRICA DIAGNOSTICADA EN LOS PADRES* 

Siete tipos de trastornos a los que conceder especial atención**: 

  • Trastornos delirantes.  

  • Trastornos depresivos mayores. 

  • Episodio de manía. 

  • Intento de suicidio. 

  • Trastornos graves de la personalidad. 

  • Esquizofrenia. 

  • Alcoholismo y abuso de drogas.

SOSPECHA DE PATOLOGÍA MENTAL GRAVE, POR PRESENTAR EL NIÑO O LOS PADRES ALGUNO DE LOS SIGUIENTES SIGNOS DE ALERTA***

  • Agresividad dentro de la familia. 

  • Episodios reiterados de tristeza e inhibición. 

  • Institucionalización psiquiátrica prolongada. 

  • Sospecha de abuso de drogas. 

  • Carencias biológicas, psicológicas o higiénicas importantes en los hijos o elementos que hacen pensar en una falta de cuidados adecuados y continuados de los mismos. 

  • Malos tratos o abusos con los hijos. 

  • Episodios de ansiedad o depresión de la madre en el primer año de vida del niño. 

  • Aislamiento social de la familia.

(Modificada de Tizón, Ciurana y Jordán 1996)
*.- El profesional debe tener en cuenta la posibilidad de que no se le comuniquen (o no se hagan evidentes) los diagnósticos psiquiátricos previos.
**.- Escogidos por la accesibilidad de su diagnóstico o su comunicación en APS.
***.- Los signos de alerta obligan al profesional, en la medida de lo posible, a realizar los pasos pertinentes para llegar a un diagnóstico positivo, incluyendo el contacto del pediatra con el médico de los padres.


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 Tabla 5. Indicadores de dificultades en la "maternización" de la adolescente más frecuentes en la entrevista clínica
 

* Inhibición de la adolescente ante las preguntas del profesional. 
* La actitud invasiva de la abuela materna o paterna durante las entrevistas en el embarazo o en los cuidados del bebé (menos frecuentemente, de uno de los abuelos) 
* Dudas angustiadas y/o confusión por parte de la embarazada (o de la madre reciente). 
* Problemas psicosomáticos durante el embarazo (hiperemesis gravídica, lumbalgias sin patología previa, cuadros somatomorfos, asma, ulcus u otras afecciones "típicamente psicosomáticas" ...) 
* Actitud de apego ansioso o ambivalente ("sobredependencia") de la propia familia por parte de la madre. 
* Historia de trastorno mental o problemas escolares importantes en la adolescente o su pareja. 
* Historia de familia desestructurada o con importantes problemas psicosociales. 
* Historia de otro embarazo previo. 
* Historia de abortos en la adolescente. 
* Separaciones de los padres de la adolescente. 
* Cuando en la historia aparecen datos que permitan encuadrar a la adolescente en alguno de los grupos señalados en la tabla 4
* Resultados positivos en cribajes propios de APS: por ejemplo, del RQC en el niño y el GHQ en los padres ((PAPPS 1996). 
* Problemas importantes con la lactancia.

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 Tabla 6. Recomendaciones del subprograma "Embarazo en la Adolescencia" del PAPPS
 

Antes del embarazo

1. Especial atención a las recomendaciones sobre planificación familiar en el grupo de adolescentes (14-22 años; en las mujeres, desde la menarquia). 
2. En concreto, se deberá informar al menos de la posibilidad de embarazo y de los métodos anticonceptivos a su alcance. 
3. Debería recomendarse el uso del preservativo en las relaciones sexuales esporádicas y se informará de los factores de riesgo de adquirir una ETS. 
4. Con especial respeto a las opciones de las minorías éticas, a cuyos miembros, sin embargo, se les proporcionará también la información adecuada.

En caso de embarazo

1. Considerarlo embarazo de riesgo a todos los niveles y, desde luego, a nivel psicológico y psicosocial. 
2. Especial atención a los programas de ayuda al embarazo y puerperio (y a los componentes psicosociales de los mismos). 
3. Entrevista familiar con el fin de reforzar el apoyo familiar y social. 
4. Colaborar en la búsqueda de una figura de apoyo continuado para la madre. 
5. En caso de no existir padre con un contacto "cotidiano, afectivo y lúdico" con madre y niño, recomendar la relación del niño con varones a lo largo de su desarrollo. 
6. Atender al resto de las recomendaciones del programa "hijos de familias monoparentales" (PAPPS). 
7. Especial atención a las relaciones padres-hijo a lo largo de toda la infancia y adolescencia del recién nacido.

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