Las moléculas de agua se comportan como dipolos que se atraen cuando se enfrentan las partes positiva y negativa (hidrógeno frente a oxígeno). Es un ejemplo de atracción por enlace de hidrógeno que se produce en moléculas donde un átomo de hidrógeno se encuentra unido a un átomo electronegativo, H-X, X= F, O, N, entre otros. Esta atracción mantiene a las moléculas unidas y dificulta que escapen de la fase líquida a la fase vapor. Por ello el agua es líquida a temperatura ambiente a pesar de su pequeño tamaño.

Otras especies mas voluminosas como O2, con moléculas no polares, no experimentan este tipo de atracciones intermoleculares y se comportan como gases incluso a muy bajas temperaturas.