Cuando se añade disolvente a una disolución aumentamos el volumen manteniendo constante la cantidad de soluto. El efecto es una disminución de la concentración (C = soluto/volumen).

En este caso se ha duplicado el volumen de disolvente manteniendo constante la cantidad de soluto. La concentración se ha reducido a la mitad, lo que equivale a que al final haya la mitad de soluto en el mismo volumen de disolución.