HISTORIA
La Sierra de Espadán ha estado vinculada al hombre desde el tiempo inmemorial. Esta presencia queda probada en las muestras de la industria microlítica del Mesolítico en el valle de Artana o los restos del Eneolítico en Eslida.
En la edad de Bronce debieron existir numerosísimos poblados diseminados por toda la sierra que han dejado yacimientos en poblaciones como Chovar, Artana o Alcudia de Veo, localizados generalmente en enclaves estratégicos de fácil defensa y próximos a puntos de agua.
La etapa ibérica en la Sierra de Espadán es también fructifera en cuanto a yacimientos arqueológicos. Han persistido restos de poblados en Algimia, Almedijar o Chovar, muchos de ellos utilizados posteriormente por los romanos y los arabes.
El Imperio Romano dejó en la sierra restos de ceramica, inscripciones en roca en Algimia de Almonacid, quedando aún vestigios de una calzada romana.
La época árabe es la de mayor esplendor para la Sierra de Espadán. Tanto el orígen árabe como el preislámico se hacen patentes en los topónimos de la zona, asi tenemos nombres preislámicos como: Artana, Eslida, Tales, Veo, Xinquer y nomenclatura en árabe como: Aín, Sueras, Almonacid, Almedijar, Chovar o Alfondeguilla.
En esa época se edifican castillos en casi todas las poblaciones de la sierra (Azuebar, Sueras, Villamalur...). La ganadería y, especialmente, la agricultura alcanzan gran auge gracias al sistema de riego con acequias, balsas, norias, prosas y acueductos, lo cual favoreció notablemente el aumento poblacional.
De hecho, la Sierra de Espadán constituyó un importante centro económico, comercial y cultural, contando con una prestigiosa escuela coránica cuya influencia llegó incluso a las tierras tan alejadas como Argelia. Su sede estuvo en principio en Eslida, para posteriormente trasladarse a Alfondeguilla.
Cuando Jaime I inicia su conquista, establece una serie de pactos con las poblaciones encaminadas hacia su sometimiento, con ellos los pobladores de Espadán mantienen su cultura y sus costumbres sociales a costa de fuertes imposiciones economicas y de un gran aislamiento.
En el siglo XVI, la presión de la Inquisición y las conversiones forzosas sobre la población morisca, fomentó tanto la emigración hacia el norte de Africa, como las revueltas entre quienes defendían e impulsaban su cultura y su religión hasta que, el 11 de septiembre de 1609, fueron expulsados definitivamente de la sierra.
Con la expulsión de los moriscos, estos pueblos entran en una etapa de fuerte depresión económica y poblacional.
Debido a la especial orografía
del terreno, la Sierra de Espadán se convierte en un lugar estratégico
por sus defensas naturales en todos los conflictos armados (en los alzamientos
árabes, la guerra Carlista o en la guerra civil), muestra de ello son
las numerosas excavaciones y trincheras, que todavía hoy pueden apreciarse.
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