EL AMOR EN PLUTARCO. IX SIMPOSIO INTERNACIONAL DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PLUTARQUISTAS. UNIVERSIDAD DE LEÓN, 28-30 SEPT. 2006

 

“Las mujeres plutarqueas en el humanismo catalán: de Bernat Metge a Beuter”

Jordi Redondo & Susana Sancho (Universitat de València-Estudi General) *

 

1.- La transmisión y recepción de Plutarco en la Baja Edad Media.

 

La transmisión bajomedieval de Plutarco tiene en la Corona de Aragón características propias, ya que no depende, como en otros países europeos, de la importación de traducciones latinas procedentes de Italia [1]. La poderosa y estimulante relación con Grecia, tanto por la vía diplomática desde mediado el siglo XIII, como a través de los contactos comerciales y sociales establecidos desde el siglo XI, como a partir de los vínculos de la cultura monástica catalana con la de la Magna Grecia desde el siglo IX [2], permitió una recepción más fluida de la literatura clásica, postclásica y medieval, uno de cuyos más logrados frutos fue, precisamente, la traducción de las Vidas paralelas. Como es sabido, el Gran Maestre de Rodas Chuan Fernández de Heredia organizó una pequeña corte literaria en Aviñón, y en ese taller se labraron auténticas joyas en el florecimiento de la prosa artística aragonesa, y por ende la catalana, sin olvidar tampoco el impacto que estas traducciones tuvieron en otras literaturas como la italiana y la castellana. No sólo hay que citar el trabajo en equipo que tuvo como objetivo la traducción directa de las Vidas plutarqueas y de los discursos de las Historias de Tucídides, y que contó con eruditos bizantinos de la talla del tesalonicense Dimitris Caloquidis; también hay que recordar las traducciones de la Chronique de Morée y de la Crónica de los emperadores de Yanis Zonaras, a cargo de Bernardo de Chaca [3], así como el manejo de fuentes antiguas y bizantinas a cargo del propio Gran Maestre [4]. La importancia del papel de Plutarco en la corte de Aviñón, a la vez como modelo literario y como fuente historiográfica, tenía como destinatarias las justas y veladas poéticas de la corte catalano-aragonesa, y a través de ésta alcanzaba las bibliotecas eclesiásticas y laicas.

 

La traducción aragonesa de las Vidas es anterior al año 1385, y es la primera con que cuenta Occidente [5]. Calcúlese que la traducción castellana, a cargo de Alfonso de Palencia y que además es completa, habrá de esperar al 1491, sólo nueve años después de la parcial, italiana, de Battista Giaconello. Aparecerán mucho más tarde las francesas, en primer lugar, y a partir de 1530, las parciales de Lazare de Baïf, Georges de Selve y Arnaut de Chandon, y en 1559 la completa de Jacques Amyot, un auténtico hito en las letras europeas; la primera alemana, de Hyeronimus Bonner, se publicó en 1534 y se completó en 1541; la famosa traducción inglesa de Thomas North, versión de la de Amyot, y de la que tomó Shakespeare no sólo temas y personajes, sino que la parafraseó y adaptó largamente, apareció en 1579 [6]. En cuanto a las abundantes versiones latinas, hay que decir también que sus autores abundaron en la consulta de la traducción aragonesa [7].

 

2.- La recepción de Plutarco en la literatura catalana de los siglos XIV y XV.

 

Habida cuenta de estos antecedentes, habría que esperar del ambiente intelectual y artístico en la Corona de Aragón algún tipo de recepción de la obra de Plutarco, en consonancia con el producido en las otras literaturas europeas. El primer hito en nuestro recorrido tiene un carácter muy especial: se trata de la obra Lo somni, la obra maestra del autor considerado el introductor del humanismo en nuestro país, el notario y secretario real Bernat Metge. Lo somni fue compuesto entre finales de 1398 y abril de 1399, una época en que sin duda alguna las traducciones del taller de Aviñón circulaban entre las personas de mayor fuste intelectual y literario de la corte barcelonesa. Pues bien, Metge no sólo había formado parte de una embajada real a la corte de Aviñón en el año 1395; también sabemos de él que estaba muy atento a la aparición de nuevos modelos literarios [8].

 

El libro cuarto de la obra contiene el diálogo entre Tiresias y el autor, un auténtico precedente del diálogo humanista, en el que se exponen las virtudes de distintas mujeres de mérito. En el elenco hallamos a Oritia, Semíramis, Tamaris, Zenobia, Aurelia, Pentesilea, Camila, Minerva, Hipsicratea –ausente en Plutarco, digámoslo ya de entrada-, Porcia, Julia, Artemisia, Emilia, e incluso Mirila, aun sin citar su nombre -amén de muchas otras como Penélope y Lucrecia- [9]. Es lugar común que para la elaboración de este pasaje Metge siguió a Petrarca y a Boccaccio, dos de sus mayores referentes artísticos: del primero, las Familiarium rerum; del segundo, el De mulieribus claris. Sólo en esta segunda obra hallamos a Hipsicratea, por ejemplo [10]. Tanto Butiñá como el reciente editor de la obra, Cingolani, abundan en este tópico, y descartan a Plutarco entre las fuentes empleadas por Metge [11]. Pues bien, si tomamos como referente el de Semíramis, lo que de ella dice Metge es lo siguiente:

 

No em recorda jamai haver llest algun hom ésser estat pus ardit e virtuós en armes que Oritia, regina de Matzònia, a la qual Aristeu, rei de Grècia, tramès aquell Hèrcules, qui null temps fou vençut, manant-li, així com a cosa impossible per raó del molt gran ardiment que ella havia, que li llevàs les armes. Ne que Semíramis, regina dels assirians, la qual no solament regnà per molt temps, ans vencent los indians e etíops, cresqué e dilatà son regne, e edificà Babilònia e la cinyí d’ample mur; no res menys, com un jorn ella, estant en la sua cambra, pentinàs son cap, e oís dir que Babilònia havia rebel.lat, tressada la una part de sos cabells tan solament e l’altra part escampada e encara no composta, preses les armes, assetjà la ciutat, la qual a si mateixa subjugà abans que del tot hagués acabat tressar l’altra part dels cabells. En memòria de la qual cosa fo feta una gran estàtua femenina de metall, posada en Babilònia, en lloc alt, ab la una part dels cabells solta, e ab l’altra tressada [12].

 

Metge se separa de Boccaccio y de la tradición misógina medieval al presentar tan sólo los aspectos encomiables de las figuras femeninas de que trata [13]. Coincide así con Plutarco, que ensalzó el mérito de Semíramis al encumbrarse al trono desde sus humildes orígenes [14], y se adelanta a Christine de Pizan, a la que se suele atribuir el primer elogio moderno a la reina babilonia, y que también conocía la obra de Plutarco, aunque probablemente no sabía griego [15]. ¿Puede hablarse de dos movimientos antitéticos respecto a la idea de la mujer, el encomiástico y el misógino? Lo cierto es que Plutarco ofreció a humanistas como Metge un auténtico aval para la aceptación social de una mujer cultivada [16].

 

El segundo texto en que vamos a detenernos es la traducción del Dictorum factorumque memorabilium de Valerio Máximo, hecha por fray Antoni Canals a partir del año 1395, aunque en su redacción intervino también un colaborador menos dotado en lo literario. Por su datación insegura colocamos esta obra tras de la de Metge, pero el escaso o hasta irrelevante lapso de tiempo que media entre ambas invita a pensar en ambas en paralelo. Pues bien, en el Llibre anomenat Valeri Màximo aparecen Hipsicratea, Porcia, Julia, Artemisia y Emilia. La crítica apunta a una imitación de Metge, pero, ya que ambos autores habrían compuesto sus respectivas obras de manera casi o del todo simultánea, creemos que aquí opera la influencia de una fuente común. Tomemos como ejemplo el pasaje en  que se habla de Porcia:

 

O Pòrcia, filla de Marc Cató! Per tots los secgles sera feta menció, ab gran reverència e digna honor, de les tues castes brases de foc, ab les quals finists la tua vida. On, com a la tua conexença fos pervengut que Bruto, marit teu, era estat vençut e mort en lo camp apellat Philipos, e tu no poguesses haver coltell ni arma de ferre ab que et matasses; com, davant la tua presència hagués brases de foc ardents e flamejants, no duptist de posar-les-te dins la boca, tragant-les axí com si menjasses alguna vianda saborosa [17].

 

La fuente última es Plutarco, y a partir de éste Petrarca y Boccaccio [18]. Además, las figuras de Semíramis y Porcia son evocadas como ejemplo en las Virtudes de las mujeres [19].

 

La tercera obra de que hemos de tratar es el Espill o Llibre de les dones de Jaume Roig, un extenso poema narrativo dividido en cuatro libros, y que pretende demostrar la maldad ínsita en el género femenino. Su autor la habría compuesto entre 1455 y 1456. En la primera part de la lliçó de Salamó, en el libro tercero, entre una larga serie de crímenes aborrecibles que se habrían debido siempre a la perversidad de la mujer se exponen los casos de Semíramis, Atàlia, Tamar y las amazonas [20]. Roig se expresa siempre de manera muy personal, en parte por la necesidad de acomodarse al agilísimo tipo métrico escogido –codolada o noves rimades, pareados de cinco sílabas-. Pues bien, a diferencia de Metge y Canals, Roig sí que explota la cara oscura de la tradición sobre Semíramis:

 

En temps antic, / ¿no féu poblic / acte malvat / e celerat / Semiramís, / qui féu morís, / e de sa mà / un fill matà, / per no complir / ni obeir / son manament? / Gran foc ardent / quen si sentia / son fill volia / lo hi apagàs / e se’n fartàs. / Ell lo hi negà, / per ço’l matà. / La furiosa / libidinosa, / molts n’elegí / e se’n serví / fins rebuaven / com se’n cansaven: / pus no podien / no li plaïen, / feia’ls matar, / a cans donar. / Ans los forçava, / puis los matava. / fon semblant, / exorbitant / e cruel acte [21].

 

Nuestro autor no sigue aquí a Plutarco, puesto que su objetivo de vilipendiar a las mujeres no habría hallado apoyo alguno en el queronense. Roig sigue, por tanto, a Boccaccio, aunque las exigencias de su discurso misógino lo hacen invertir el papel de los actores en el desenlace final: es la cruel madre la que mata al hijo, y no a la inversa [22].

 

La fortuna de estas etopeyas femeninas, que tanto deben a las semblanzas trazadas en las Vidas paralelas, era grande en Italia y en la Corona aragonesa, y su raíz debe hallarse en la traducción de Calodiqui. Se ha insistido en la importancia de este texto en lo relativo a la composición de las versiones, latinas y romances, elaboradas en la Italia cuatrocentista. Idéntico razonamiento deberá hacerse a propósito de las traducciones y adaptaciones con sello en la Corona aragonesa, y de las que conocemos más bien poco: apenas si tenemos noticia de dos, la del tratado pseudoplutarquiano De toda condición de la nobleza, a cargo del infortunado Príncipe de Viana, que hizo a partir de la versión latina de Angelo Decembrio [23], y la de la Vida de Alejandro de Lluís de Fenollet, cuyo modelo fue la versión italiana de Pier Candido Decembrio, hermano del anterior, y que la había incluido en su traducción de las Vidas de Quinto Curcio [24]. Resultaría, por tanto, paradójico que la continuidad de la tarea de incorporar la obra de Plutarco se hiciera sólo indirectamente gracias al impulso de Fernández de Heredia. Más bien creemos que hay que trazar un claro paralelismo entre el queronense y otro historiador de la época imperial, el judío Flavio Josefo, muy presente también en las letras catalanas, con la diferencia de que en su caso es mayor el número de manuscritos que han llegado hasta nosotros [25].

 

Pasaremos ahora al Tirant lo Blanc, la gran creación de la Valencia cuatrocentista, y cuya datación es tan insegura como su autoría. La presencia de la materia plutarquea se registra en el capítulo 309, que tiene como escenario la corte del rey Escariano. Tirant ha acudido como embajador del rey de Tremecén, y el monarca contesta a nuestro héroe en los siguientes términos:

 

E encara que yo haja lest de moltes virtuoses senyores qui en lo món són stades, axí com fon aquella animosa Urícia, reyna de les amaçones, a la qual Eristeu, rey de Grècia, li tramés aquell invencible Èrcules, perquè era cosa imposible per causa del gran ànimo que tenia, que li donàs les armes [26]. E per lo semblant se lig de aquella virtuosa Semiramis, reyna dels asirians. No solament regia, ans vencia los medians e edeficà Babilònia. Com ella stigués en sa cambra pentinant-se lo cap, hoý dir com Babilònia se era rebel·lada. Acabà de pentinar la una part e l'altra restà per pentinar, e ab los cabells scampats que stava, no u pogué comportar, sinó que prestament pres les armes e anà a sitiar la dita ciutat, e ans que s'acabàs los cabells de pentinar hagué cobrada la ciutat. E fon feta una ymatge de dona de coure en Babilònia, qui fon posada en loch alt, ab la una part ligada e l'altra scampada, en recordació sua [27]. (…) E aquella Pòrcia, filla de Cató, sabent que lo marit seu mort era, e com no pogués haver ferro prest ab què·s matàs, cobejant seguir l'esperit de aquell, begué carbons foguejants e morí. [28] No fon de menor amor, a mon juhí, aquella virtuosa Júlia, filla de Július Cèsar, que hagué a Pompeu, marit seu, que vehent la vestidura de aquell sangonosa, e pensà que puix no·l veÿa en casa, que fos mort, sclatà e morí ella e hun fill que tenia en lo ventre [29]. Més fon cordial e memorable l'amor que Artemisa, reyna, hagué a Mausoleo, marit seu, lo qual, aprés que ell fon mort, e li hagué celebrades solemnes obsèquies, lo féu polvorizar e begué's la pólvora, mostrant que ella volia ésser sepultura d'ell. Què·t par de Emília Mèlia, muller de Cipió Africà [30]. Com son marit adulteràs ab una cativa sua, en negun temps ho volgué descobrir, per ço que no·l difamàs, ans de continent que aquell fon mort, ella li donà libertat e marit. (…)

 

Los críticos han reconocido fácilmente la influencia de Bernat Metge. Uno de los autores del Tirant, el de estilo más depurado, conocía muy bien Lo somni, en el que se inspiró más de una vez, y no sólo para temas o tópicos [31]. En la novela se rinde a Metge el homenaje de insertar pasajes de su obra vertidos con una extrema literalitat. Ante esta realidad, puede concluirse que el autor de esta sección del Tirant sólo conoció a Plutarco per lecturas interpositas. Pero ello no impide reconocer la impronta del de Queronea entre los creadores de mejor formación literaria.

 

 

3.- La influencia de Plutarco en la literatura prerrenacentista.

 

La creación que podemos con todo derecho llamar prerrenacentista acredita un no escaso conocimiento de los textos plutarqueos. Destaca en primer lugar una figura de gran relevancia, el cardenal Joan Margarit i Pau (1422-1484), humanista y filólogo de no escaso mérito que manejó con asiduidad la obra del de Queronea para su  Paralipomenon Hispaniae. Margarit fue tal vez el primer historiador que apreció la utilidad de las Vidas paralelas como fuente para la historia de Hispania, como hizo con las biografías de Sertorio, Pompeyo y Mario a partir de traducciones humanísticas italianas, según ha demostrado Lucero [32]. Un mucho menor empleo de Plutarco se aprecia en la obra historiográfica de otro humanista de lengua latina, Jeroni Pau (ca. 1458-1497). A pesar de su exquisita formación [33], parte de la cual conseguida en Italia, para Pau nuestro Plutarco es una fuente más, de interés relativo para sus intereses concretos [34].

 

El historiador valenciano Pere-Antoni Beuter (ca. 1490-1554), del que ya nos hemos ocupado en ocasiones anteriores [35], se sitúa con todo derecho entre los de la primera generación de autores renacentistas. Su metodología, aunque falta aún de un cierto decantamiento, es ya la de un historiador consciente de su responsabilidad intelectual [36]: maneja y cita un volumen considerable de fuentes, entre las cuales figuran los griegos Ptolomeo, Flavio Josefo, Eusebio de Cesarea y Plutarco. Pues bien, en el inventario de la biblioteca de Beuter se cita del polígrafo queronense la primera part de les Vides. Como es lógido, Plutarco fue leído y manejado por Beuter como fuente digna de crédito. La Primera part de la Història de València, aparecida en 1538, contiene, en efecto, diversas referencias a la obra de Plutarco [37]. Beuter utilizó las Vidas de Sertorio y Pompeyo, y en especial la primera. Cabría inferir que esa primera parte de las Vidas contenía las de estos dos personajes, pero no se puede descartar que Beuter poseyera o tuviera a su alcance el conjunto de las biografías plutarquianas.

 

Evidentemente, podría tratarse de los dos volúmenes de la traducción –hecha a partir de la versión latina compuesta en Italia por Leonardo Giustiniano- de Alfonso Fernández de Palencia, puesto que se habían publicado en 1491, en Sevilla [38]. Pero también podían ser las traducciones del círculo de Aviñón y sus epígonos catalanes, que sin duda se hallaban en las bibliotecas valencianas, tanto las de los nobles amantes de la literatura, como la de los Duques de Calabria, como las de instituciones como la recién creada Universitat, de la que Beuter fue también profesor.

 

 

Conclusiones.

 

Creemos que Bernat Metge tuvo en cuenta las traducciones de Plutarco dirigidas por Fernández de Heredia. Por la misma época, fray Antoni Canals pudo tener ante sí no sólo una copia catalana de los Dictorum factorumque memorabilium de Valerio Máximo, sino también otra de la traducción de las Vidas de Plutarco: no es ninguna exageración postular una difusión de las obras aviñonesas, en su versión catalana, en las dos ciudades de mayor empuje cultural del país, Barcelona y Valencia. Otro tanto puede decirse, a título de hipótesis, respecto de uno de los autores del Tirant lo Blanc, así como de Roig y de Beuter. Es diferente la recepción de la obra plutarquiana en los historiadores humanistas –Margarit y Pau-, ya que éstos dependen de las versiones producidas en Italia, en latín o en romance. La impronta de las ideas de Plutarco sobre la mujer explicaría el tratamiento de diversas etopeyas femeninas en Metge, Canals y el Tirant.



* Esta comunicación se inscribe en el marco de los Proyectos de Investigación Fuentes griegas de la literatura catalana medieval (HUM2005-07697, MEC), y Estudi de les fonts greco-llatines al Tirant lo Blanc (GV05/301, Generalitat Valenciana), dentro del grupo de trabajo UV-701. Agradecemos tanto al Ministerio como a la Conselleria su ayuda para esta investigación.

[1] Véase J. BERGUA, Estudios sobre la tradición de Plutarco en España (siglos XIII-XVIII), Málaga, 1995, p. 7. Para el siglo XIV, véase D.P. LOCKWOOD, “Plutarch in the Fourteenth Century”, TAPhA, 64 (1933), 66-67; R. WEISS, “Lo studio di Plutarco nel Trecento”, Parola del Passato, 32 (1953), 321-342.

[2] Ejemplo de gran interés es el del manuscrito de Plutarco, probablemente el primero en llegar a la península, que conservaba el monasterio de Ripoll, cf. R. DE BEER, “Die Handschriften des Klosters Santa Maria de Ripoll I”, Sitz. Akad. d. Wiss. Wien phil.-hist. Kl., 105 (1906) (= Els manuscrits de Santa Maria de Ripoll, Barcelona, 1920).

[3] Cf. A. MOREL-FATIO, Chronique de Morée aux XIIIe et XIVe siècles, Ginebra, 1885, LIV. Para la traducción, Bernardo manejó también otras fuentes francesas -Baudouin d’Avesnes, Ernoul, Villani-.

[4] J. VIVES, Juan Fernández de Heredia, Gran Maestre de Rodas, Barcelona, 1927; A. LUTTRELL, "Greek Histories translated and compiled for Juan Fernández de Heredia, Master of Rhodes 1377-95", Speculum, 35 (1960), 401-407; M. DE RIQUER, "Medievalismo y humanismo en la Corona de Aragón a fines del siglo XIV", Actas del VIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón, València 1967, 3-18, pp. 8-11, aunque como fuentes cita tan sólo –pág, 9- textos castellanos, aragoneses, franceses, catalanes y (...) latinos; R. LESLIE, "A source for Juan Fernández de Heredia 'Rams de Flors'", Studia Neophilologica, 45 (1973), 158-170.

[5] L. CLARE, “La première traduction en Occident des Vies parallèles de Plutarque », BAGB (1968), 405-426; L. CLARE & F. JOUAN, “La plus ancienne traduction occidentale des Vies de Plutarque”, Actes du VIIIe Congrès de l’Association Guillaume Budé, Paris, 1969, 567-569, sobre los códices empleados por el círculo aviñonense.

[6] Véase G. HIGHET, La tradición clásica. Influencias griegas y romanas en la literatura occidental I-II, México, 1996 (= 1954; edición original, Oxford, 1949), I p. 188.

[7] Cf. F. NOVATI, Epistolario di Coluccio Salutati II, Roma, 1893, p. 301, n. 4, sobre el empleo por parte de Leonardo Bruni de la traducción aragonesa.

[8] Cf. J. CLOSA FARRÉS, “Sàvies paraules e maneres. Teofrast, Boccaccio i Bernat Metge (Walter e Griselda)”, in A. FERRANDO & A. HAUF (edd.), Miscel.lània Joan Fuster IV, PAM 1991, 27-32.

[9] BERNAT METGE, Lo somni, ed. J.M. de Casacuberta, Barcelona, 1925, pp. 135-146.

[10] Sobre la fortuna de la obra de Giovanni Boccaccio, basta pensar que en el año 1494 se publicó una traducción española (De las mujeres ilustres en romance, Zaragoza, edición de Pablo Hurus), cf. V. DÍAZ-CORRALEJO, “La traducción castellana del De mulieribus claris”, Cuadernos de Filología Italiana 2001, 241-261.

[11] J. BUTIÑÁ, “La fortuna de Boccaccio en las letras catalanas de la Edad Media”, Cuadernos de Filología Italiana 2001, 499-533; S. CINGOLANI (ed.), Bernat Metge. Lo Somni, Barcelona 2006.

[12] BERNAT METGE, op.  cit., pp. 135-136.

[13] Cf. J. BUTIÑÁ, op. cit., 511-517.

[14] Plut. Mor. 753d-e.

[15] Le Livre de la Cité des Dames de Christine de Pizan (1364-1431) fue compuesto hacia el año 1407.

[16] Véase el retrato de Cornelia en la Vida de Pompeyo 55, 2-3: Tenía esta joven muchas prendas que la hacían amable además de su gran belleza, porque estaba muy versada en las letras, en tañer la lira y en la geometría y había leído con fruto las lecciones de los filósofos. Agregábanse a esto unas costumbres libres de la displicencia y afectación con que tales conocimientos suelen echar a perder la índole de las jóvenes (tomamos las traducciones de la antigua versión de A. RANZ ROMANILLOS, Plutarco. Vidas paralelas I-II, Barcelona 1962). Esta Vida fue de las más difundidas entre nosotros, ya que por tratar de las guerras sertorianas ofrecía noticias sobre la Hispania romana.

[17] A. Canals, Llibre anomenat Valeri Màxim dels dits y fets memorables IV 6, 6, ed. R. MIQUEL i PLANAS, Barcelona 1914, I p. 283.

[18] Plu. Vida de Bruto 53, 5-7: Y de Porcia, mujer del mismo Bruto, refieren el filósofo Nicolao y Valerio Máximo que queriendo darse muerte, y no dejándole lugar ni medio para ello sus amigos, que la observaban y guardaban continuamente, se tragó un ascua encendida, y cerrando y apretando la boca, de este modo pereció. Petrarca Familiarum rerum XXI 8, Boccaccio, De mul. cl. 80.

[19] Plu. Mor. 243 c2-5.

[20] JAUME ROIG, Llibre de les dones o Espill, ed. F. Almela, Barcelona 1928, p. 141.

[21] J. ROIG, op. cit., pág. 141.

[22] Hay además, en la misma sección de la obra, interesantes alusiones a Aníbal, Sertorio y Sócrates, J. ROIG, op. cit., pp. 114 (Aníbal), 115 (Sertorio) y 125 (Sócrates). De Aníbal y Sertorio apenas si se hace un breve recordatorio, aunque muy significativo para nuestro propósito porque remiten de lleno a la recepción de Plutarco. En cuanto a la anécdota de Sócrates, Roig la desarrolla con gracia y hasta con una cierta originalidad, ya que no sigue tan sólo la fuente antigua, Diógenes Laercio, sino que llega a contaminarla a partir de la versión de Brunetto Latini, en la que las dos mujeres del filósofo suspenden por un momento sus querellas para arrancarle los pelos de la cabeza; en Roig se limitan a tirarle agua sucia –más o menos como en Diógenes Laercio-, pero son la esposa y la hija, no las dos parejas.

[23] J. BERGUA, "El príncipe de Viana, traductor de un tratado atribuido a Plutarco", in M. GARCÍA VALDÉS (ed.), Estudios sobre Plutarco: ideas religiosas. Actas del III Simposio Nacional sobre Plutarco, Madrid, 1994, 397-406. Sobre Decembrio, véase J. FABRICIUS, Bibliotheca Latina Mediae et Infimae aetatis I, Florencia, 1858, pp. 433-434; M. CRUELLS, “Alguns documents sobre la vida cultural i literària de Carlos de Viana”, Estudis Universitaris Catalans 17 (1932), 86-94 y 18, 1933, 235. El príncipe habría traducido también el Tratado de caballería de Leonardo Bruni, así como algunos opúsculos de Séneca, cf. Catálogo de la Exposición de la Biblioteca de los Mendoza del Infantado en el siglo XV, Madrid 1958, 57-58, códice n. 152.

[24] A. BRAVO “Sobre las traducciones de Plutarco y de Quinto Curcio Rufo hechas por Pier Candido Decembrio y su fortuna en España”, CFC, 12 (1977), 143-185; J.S. LASSO DE LA VEGA, “Traducciones españolas de las Vidas de Plutarco”, EC, 35 (1962) 451-514, p. 483.

[25] Sobre la recepción de Flavio Josefo, véase J. RIERA i SANS, “Presència de Josefus a les lletres catalanes medievals”, Studia in honorem M. De Riquer II, Barcelona, 1986, 179-220.

[26] Plutarco, Vida de Teseo 27. Sobre Alejandro y las amazonas, cf. Diodoro, XVII, 77, 1-3; Estrabón, XI, 5, 4; Plutarco, Vida de Alejandro 46.

[27] Plu. Moralia 753 d7-e8.

[28] Plutarco, Vida de Catón el menor 52, 3, no ofrece detalle alguno sobre la muerte de la infortunada Porcia. Pero sí lo hacen Marcial, Epigramas I 42, y Valerio Máximo, Factorum et dictorum memorabilium IV 6, 5.

[29] Plutarco, Vida de César XIV: César, para participar más de lleno del poder de Pompeyo teniendo una hija llamada Julia, desposada con Servilio Cepión, la desposó con Pompeyo, y a Servilio le dijo que le daría la de Pompeyo, que no estaba tampoco sin desposar sino prometida a Fausto el hijo de Sila. (…) XXIII: A su llegada encontró cartas que iban a mandársele de sus amigos de Roma, en las que le anunciaban el fallecimiento de su hija, que había muerto de parto en la compañía de Pompeyo. Grande fue el pesar de éste y grande el de César; mas también los amigos se apesadumbraron viendo disuelto el deudo que había conservado en paz y en concordia la república, bien doliente y quebrantada de otra parte, porque el niño murió también luego, habiendo sobrevivido a la madre pocos días. La muchedumbre cargó, contra la voluntad de los tribunos de la plebe, con el cadáver de Julia, y le llevó al campo Marcio, donde se le hicieron las exequias y yace sepultado. Tanto Metge como Canals parecen ignorar que la muerte del neonato no se produjo a la vez que la de la madre.

[30] El queronense cita a esta mujer en la Vida de Paulo Emilio II 5. Emilia Paula, hija del cónsul Lucio Emilio Paulo, caído en la batalla de Cannas, dio a Escipión una hija, Cornelia Africana, casada con Tiberio Sempronio Graco y madre de los Gracos. Para el pensamiento de Plutarco sobre la discreción de la mujer casada, véase Vida de Catón 20, donde hace la reflexión siguiente: Casóse con una mujer más noble que rica, haciéndose cargo de que por lo uno y por lo otro suelen tener vanidad y orgullo, pero de que las ilustres, por el temor de la vergüenza, son para las cosas honestas más obedientes a sus maridos.

[31] Compárese el capítulo 298 del Tirant con el inicio del ya cuarto libro de Lo somni (B. METGE, op. cit., pp. 131-132). Quien compuso esta sección de la novela tomó de Metge la idea, la forma e incluso las ipsissima uerba.

[32] Ll. LUCERO, “El Paralipomenon Hispaniae de Joan Margarit i els humanistes italians”, in Literatura i Cultura a la Corona d’Aragó (ss. XIII-XV). Actes del III Col.loqui Internacional Problemes i Mètodes de Literatura Catalana Antiga, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 2002, 271-284.

[33] Como bien dice M. VILLALONGA, Jeroni Pau. Obres I, Barcelona 1986, p. 129, Pau era un perfecte coneixedor de les llengües i literatures grega i llatina.

[34] Lo cierto es que Plutarco aparece en el amplio elenco de autores antiguos manejados para la composición del De fluminibus et montibus Hispaniarum libellus, editado en Roma en 1491, pero su influencia no en fue en modo alguno determinante. En la Practica Cancellariae Apostolicae (Roma, 1493), Plutarco es citado tan sólo en una ocasión –p. 573-.

[35] A.F. ORTOLÀ & J. REDONDO, "Elements mitològics i folclòrics a la Crònica de Pere-Antoni Beuter", Història i llegenda al Renaixement. Actes del IV Col.loqui Internacional Problemes i Mètodes de Literatura Catalana Antiga,, Estudi General, 23-24 (2003-2004), 262-280; S. SANCHO MONTÉS, “Plutarc a la Primera Part de la Història de València d’En Pere-Antoni Beuter”, in M. JUFRESA et al. (edd.), Plutarc a la seva època. Paideia i societat, Barcelona 2005, 835-842, i “La influència de Plutarc a la Primera Part de la Història de València d’En Pere-Antoni Beuter”, in R. BELTRAN, P. RIBES & J.L. SANCHIS (edd.), La recepción de los clásicos. La recepció dels clàssics. Quaderns de Filologia. Estudis de literatura 10, València 2005, 89-102; L. POMER & E.J. SALES, “Las fuentes clásicas y los libros de caballerías: el caso de Feliciano de Silva”,  in R. BELTRAN, P. RIBES & J.L. SANCHIS (edd.), op. cit., 73-88.

[36] Una evaluación positiva de la valía del testimonio de Beuter como fuente de textos epigráficos se lee en X. GÓMEZ, “De codicibus librisque antiquis ad res epigraphicas inlustrandas”, Epigrafies. Homenatge a Josep Corell. Studia Philologica Valentina, 5 (2002), 215-233, p. 219.

[37] P.A. BEUTER, Primera part de la Història de València, ed. V.J. ESCARTÍ, València 1998, pp. 66, 96 (bis), 128, 132 y 133 (ter), para la Vida de Sertorio; 62 y 121, para la Vida de Pompeyo; 110 y 112 para la Vida de Aníbal. Veamos las citas, una por una. P. 62: Plutarco, en la vida de Pompeu lo gran, diu que estes gents, dites Iberos, estaven en lo mont Tauro. P. 66. Lo mateix que el Josefo diu, escriu també Plutarco en la vida de Sertòrio, ço és, que los camps Elísios estaven en les Canàries, i los horts de les Hespèrides, on naixien les pomes d’or; i en los camps tartèssios, que són los de l’Andalusia, era l’estació benaventurada de aquest món, quasi semblant a la dels camps Elísios. P. 96: (…) Segons lo Plutarco diu en la vida de Sertori, en Espanya tenia Sertori una companyia de principals romans a qui ell nomenava lo senat, i ells li deien a ell cònsul. (…) Encara per lo que diu Plutarco en lo lloc al.legat, que Sertori no feia capitans de la gent espanyola, sinó als romans o llatins, així que los espanyols ningun càrrec tenien en la senyoria de Sertori.  P. 110: I lo mateix Tito Livio, en lo primer llibre de la tercera ‘Dècades’, diu que los oscades estaven d’Ebro ençà devers Calis, i la ciutat de Tortosa està a la ribera del riu Ebro la la part dels Pirineus. Lo mateix diu lo Polibio, i recita-ho també lo Plutarco en la vida de Haníbal. P. 112: Estos pobles foren nomenats maurúsios, i ara els nomenam moros. D’estos fon rei Anteu, lo qual, segons recita Plutarco en la vida de Sertório, tenia setanta colzes de llarg. De la muller de aquest Anteu, que es dix Tingen, posà nom a la ciutat Tingen Ifax, fill d’ella i d’Hèrcules, com diu lo Plutarco en lo lloc mateix. P. 121: Aprés d’açò, no restant què fer en Espanya, tornà Escipió a Roma, i no entrà en triümfo perquè no havia tengut dignitat de ofici gran, com diu lo Plutarco en la vida de Pompeo Magno etc. P. 128: Per esta pèrdua restà tan desfet lo camp de Metel.lo que hagué de demanar socorro al procònsul de Narbona, nomenat Lúcio Lòl.lio, com diu lo Plutarco, o Manilio, com diu lo Orosio. P. 128: D’estos feia capitans i pretors i altres oficials, com en la mateixa Roma es practicava, segons recita Plutarco, i jamai donà càrrec o ofici sinó a homes romans o llatins de la Itàlia, dient tostemps que ell no guerrejava contra Roma, sinó contra los usurpadors de Roma, i que en ell i los seus era la verdadera república romana. Edificà un temple als déus, i segons escriu d’ell Plutarco que era estat criat d’Escipió, o que d’Escipió havia hagut la primera honra en l’art militar, que era estat en la guerra que Escipió féu contra los Címbrios que entraven en Gàl.lia, per ço volgué detenir-se en esta terra que Escipió havia quasi fundada, i entengué en ennoblir-la també, essent-li més parcial per aquest respecte d’Escipió. Consagrà, doncs, lo temple a Diana, perquè fengia ésser son afavorit, i per ço molt devot d’ella. Diu lo Plutarco que Sertori havia criat una cerva blanca, tan domèstica per a ell, que onsevulla que Sertori estigués venia la cerva i posava lo morro als genolls de Sertori, i ni s’espantava de gent de armes que estigués entorn de Sertori ni de altra qualsevol bollícia que hi pogués haver. P. 131: Lo Plutarco, en la vida de Sertori, contant aquest cas, dóna unes afrontacions que pròpiament són de Llíria. P. 131: Ab estes menaces se donà la ciutat, i en la hora mateixa féu posar foc en ella Sertori, en vista de Pompeu i gran vergonya d’ell; i la gent de la ciutat envià en Lusitània o Portugal a poblar allà. Tot açò conta Plutarco. P. 132: Seguí’s que anant los pompeians per provisions lo Sertori los ixqué al camp de Morvedre, segons diu Plutarc etc. Pren-se de Plutarco aço, que contant est cas diu que Sertori se retragué en una ciutat que estava en una muntanyeta, i és cosa certa que prop del riu Túria no h’hi ha d’altra sinó esta de qui parlam.

[38] J.A. LÓPEZ FÉREZ, “La traducción castellana de las Vidas de Alfonso de Palencia”, in M. GARCÍA VALDÉS (ed.), op. cit., 371-379, p. 373; Notas filológicas a la traducción en español de las Vidas paralelas de Plutarco realizada por Alfonso de Palencia (1491)”, in U. CRISCUOLO & R. MAISANO (edd.), Synodia. Studia humanitatis in honorem A. Garzya, Nápoles 1997, 601-615; A. COROLEU, “A Preliminary Survey of Greek and Latin Historians in Translations in the Iberian Peninsula (c. 1360-1599)”, Bulletin of Spanish Studies 81, 2004, 897-912. Véase también, sobre la versión latina que empleó Palencia, V.R. GIUSTINIANI, “Sulle traduzioni latine delle Vite di Plutarco nel ‘400”, Rinascimento 1 (1961), 3-62, p. 38.